8 de junio del 2008

Se trata de una historia que se inicia a fines del siglo XIX, en tiempo que el Ferrocarril Sud necesitó modernizar sus instalaciones, ampliarlas y ordenarlas, para el mantenimiento de sus locomotoras y del material rodante requerido para sus formaciones operativas.

Los primeros talleres se ubicaron en puntos que hoy corresponden a Avellaneda y que en esos tiempos iniciales se llamaban Barracas al Sud.

En 1875, estas instalaciones fundadoras resultaron chicas y el Ferrocarril las trasladó al norte del Riachuelo, en un amplio terreno, que corresponde al que hoy ocupa la denominada Estación de carga SOLÁ.

Quince años después en 1890 estos talleres Sola, también resultaron pequeños ante la expansión de las tareas ferroviarias y la empresa compró unos terrenos más amplios en el kilómetro 11 de su vía principal en el recorrido entre las estaciones Lanús y Banfield. Ese lugar se llamaba en estos tiempos "Villa Galíndez".

Los terrenos en que habrían de construirse los talleres formaban parte de porciones de la Estancia del Rey o de Zamora, y de las estanzuelas de Ortiz y de Marcelino Galíndez, de allí esa vieja designación señalada como Villa Galíndez.

En 1897 el Ferrocarril Sud tomó posesión de las tierras. Era un terreno de l.286.812 metros cuadrados.

Tres años después, ya en 1900 la empresa construye casas para los obreros, empleados, el Jefe de Tracción, el de los Talleres y almacenes, los encargados de los Talleres y los inspectores. Todas estas viviendas se desarrollaron sobre las actuales Avenidas Hipólito Irigoyen (llamada antiguamente Camino Real) y José Ingenieros.

Todas estas construcciones forman parte de lo que hoy se conoce como "la Colonia Ferroviaria".

Apenas comienza la construcción de los propios Talleres, se produce una verdadera explosión de compra privada de terrenos y la edificación vertiginosa de viviendas que dan lugar a la creación sorprendente de una población de compacta edificación.

Los talleres desarrollan su potencial
A partir de la construcción de los monumentales Talleres, entonces con el nombre original de Talleres Banfield , Villa Galíndez pasa a ser para los pobladores lugareños, los Talleres, porque así se la denominaría a la estación.

Recién el 21 de julio de 1923 el nombre de la estación se lo transforma en Remedios de Escalada, en homenaje a la esposa del General San Martín y así se denominarán definitivamente el pueblo y los Talleres ferroviarios.

No puede olvidarse que el empresa constructora y desarrolladora del potencial inicial de los Talleres, fue el Ferrocarril Sud, de capital británico y su dominio y administración llegará hasta 1948, año en el que a partir del 1 de marzo, pasó a manos del Estado Argentino, conforme la política de nacionalización de los ferrocarriles concretada por el gobierno del General Perón.

Tal como lo señala Juan Carlos CENA, el reconocido y valorado autor de EL FERROCIDIO (J.C.Cena. El Ferrocidio. La Rosa Blindada. 2003, 1º edición) en una comunicación personal al autor de esta nota, "La historia de los Talleres y galpones de Remedios de Escalada es la historia de un pueblo trabajador influenciado por las gestas de los obreros ferroviarios…"

El mismo Cena relata parte de la huelga de los ferroviarios, frente a la caída de sus salarios en 1950 y a la inacción de las autoridades sindicales.

Entonces nos cuenta que es la propia Eva Perón la que interviene directamente en el conflicto, ante los obreros en huelga precisamente en los talleres Remedios de Escalada. Pese a tal intervención, los obreros no deponen su actitud huelguística, aún y a pesar que la gran mayoría de ellos eran peronistas, con nítida identidad partidaria, "pero también lo era la identidad como trabajadores…".

Eva no conseguirá que se levante la decisión de huelga, pero la historia, señalará ulteriormente y con profunda fe nacional, que muchos de esos ferroviarios "integraron la Resistencia Peronista y participaron en sucesos como los de Curuzú Cuatiá y Taltagal…" (J.C.Cena Idem.) intentando la restauración de una Patria justa, libre y soberana.

La historia de los Talleres de Remedios Escalada, es parte de una conciencia nacional, que los ferroviarios contribuyeron, como pocos, a su edificación posible, en el medio de páginas de lucha inolvidables, plenas de heroísmo y coraje.