Criminalizar la protesta y el descontento, estas son las consecuencias de los sucesos de Haedo, el 1º de noviembre del 2005
Derechos Humanos para los presos de la estación Haedo

Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital

10 de abril del 2006

El pasado 1º de noviembre del 2005, en la estación Haedo, del ferrocarril Sarmiento, explotó el hartazgo por el abuso y la ausencia de derechos humanos que debieran ser respetados para todos aquellos que se desplazan en cualquier medio de transporte.

Es conocido el desastre práctico y literal de viajar en el ferrocarril Sarmiento, la excursión peligrosa que implica viajar en esa línea cuyo concesionario es la empresa TBA -Trenes de Buenos Aires- que factura y recibe subsidios que tienen un solo destino: la caja fuerte de la familia Cirigliano, sus accionistas mayoritarios.

Eso sí, cero de inversiones para mantenimiento preventivo, cero para fortalecer las condiciones de seguridad esenciales en las formaciones, además, cero de respeto a los ¨ahora clientes´ de las empresas concesionarias.

El pasado 1º de noviembre explotó la bronca, los hechos son conocidos, los que son desconocidos para la opinión pública en general, porque los medios de comunicación de masas obvian deliberadamente, es que hay, en estos momentos, a un mes de la protesta (1º de marzo) por los presos de Haedo, 7 jóvenes que están imputados por sedición. Esta carátula implica que en caso de ser encontrados responsables pueden tener entre 3 y 30 años de cárcel. Por otro lado, esta carátula no permite su libertad condicional mientras se espera el proceso judicial, que tiene un plazo de dos años, hasta que se inicie. Estos jóvenes están alojados en las cárceles de Marcos Paz y Ezeiza, el adolescente menor de edad estuvo hasta hace poco en el Instituto Roca.

Los nombres de los presos de Haedo, donde hay que sumar unas 70 personas procesadas, donde se les imputan: lesiones agravadas, atentado a la autoridad, incendio agravado por el peligro que implica la posible muerte y hacia los bienes, son: Rodrigo Valdez, José Gutiérrez, José Freddy, Roberto Canteros, Cristian Wenk, Matías Barreto, Julio Gutiérrez y Eduardo Navarro, aquí incluimos al adolescente menor de edad que estuvo en el instituto Roca.

Pero también tenemos que agregar que uno de los jóvenes tiene un problema de inmadurez mental, y otro, Julio Gutiérrez es un joven indocumentado, porque pierde sus documentos en medio de los disturbios en la estación Haedo y hace cinco meses, que por esa razón, no recibe visitas de sus familiares. O sea, sumamos que están encarcelados, esperando un proceso y además, en este caso, no se respetan los derechos humanos de Julio y sus familiares, manteniendo una incomunicación de este tipo.

En este tiempo los familiares no se han quedado quietos, están realizando todo tipo de colectas, reuniones, bonos contribuciones y consultas legales para lograr que sus familiares queden en libertad hasta que se instrumente el juicio.

Ahora bien, los familiares denuncian niveles de golpizas, torturas, que son violaciones a los derechos humanos de estos jóvenes, que en su mayoría son trabajadores, trabajadores desocupados, estudiantes, todos pasajeros del tren de la muerte.

En esos días se llegó a pedir, incluido el intendente de Morón, Martín Sabatella, que fuera rescindido el contrato con TBA, pero esto no iba a suceder, por el contrario, y esto fue informado en su momento por el MoNaReFA -Movimiento Nacional por la Recuperación
de los Ferrocarriles Argentinos- se aumentaron aún más los subsidios a las empresas.

Hoy viajar en el Sarmiento no tiene diferencia con aquel 1º de noviembre del 2005, es más, sigue su paso ascendente la inseguridad, los casos de Palermo en dos oportunidades, empresa TBA que hace ostentación de la impunidad que goza otorgada por las autoridades nacionales. Impunidad que libera de culpabilidad a TBA por lo ocurrido, donde los gobiernos provincial y nacional hacen caso omiso a lo acaecido.

Los accidentes se han sucedido, las muertes han llegado, los medios las callan cuidadosamente, mientras estos jóvenes purgan por un hecho del cual no son responsables hasta tanto se pruebe lo contrario, de acuerdo a la Constitución Nacional.

Sin embargo, los tiempos de la justicia y los derechos humanos parecen que los quieren marmolizar en el pasado, olvidando los derechos humanos del presente.

Obviando decir que aquellos que fueron arrancados de sus vidas no querían esta realidad actual, lucharon por otra Argentina, por otra existencia, donde las cárceles no fueran el depósito de adolescentes y jóvenes pobres, sino el lugar donde debieran purgar los que cometieron y comenten tremendos latrocinios.

Y uno se debe preguntar, en que lugar de la causa figura imputada la familia Cirigliano, o sea TBA, por no cumplir con los contratos de concesión: es decir, con las condiciones técnicas, reparaciones de locomotoras y vagones, las vías, seguridad en los andenes, señalización adecuada, cumplimiento de horarios, respeto al pasajero, que han puesto en riesgo y hay muertos en toda esta larga historia de concesiones.
Lo que sucedió en la estación Haedo es una fragante violación a los derechos humanos, pero, los imputados no son los reales responsables, a ellos se los premia con más concesiones y dinero y a los jóvenes presos que purguen con sus huesos, para ejemplificar que aquel que protesta por sus derechos, no será escuchado.

Han pasado 30 años del último golpe militar, algunos centros clandestinos son hoy museos de la memoria, y desde los lugares más insólitos se rasgan las vestiduras. Vale una pregunta, dentro de 30 años cuando el genocidio silencioso salga a la luz, 11.000 muertos, según datos oficiales, en el tiempo de las concesionarias de trenes, ¿También haremos un museo de la memoria en los lugares donde funcionan hoy estas empresas, o en la Estación Haedo, o en las casi 870 estaciones abandonadas porque los pueblos la cerraron y partieron en busca de agua y comunicación?

Antes fue el ¨por algo será¨, y desde la actitud mezquina e hipócrita de creer que se venía el cuerno de la abundancia se aplaudieron las privatizaciones-concesiones. Vale pensar, en que momento y cuando, se hará una profunda autocrítica. Porque los jóvenes de Haedo están soportando cárcel, y en este caso como en tantos otros, siguen siendo los jóvenes pobres quienes soportan el peso de la criminalización, mientras un millón de personas, cifras escondidas, deliberadamente por el gobierno nacional, se fueron de fin de semana largo, este 24 de marzo, que se supone era un día de reflexión…

Los jóvenes presos de la estación Haedo soportan la cárcel, el tiempo de la reflexión se hizo en hoteles de cuatro y cinco estrellas y la hipocresía se instala, deliberadamente, en las esferas nacionales y provinciales, en los medios de comunicación que nos quieren aturdir, que ya todo pasó…

Los derechos humanos no se pueden declamar ni descolgando retratos, ni se instalan con decretos o leyes, son parte de la conciencia que se debe tomar, asumir y construir a diario. Criminalizar a los pobres es parte de una elaboración teórica e ideológica de todos los tiempos, en este caso hablamos de los tiempos del proceso dictatorial, antes fue que no cuidaron a sus hijos, hoy es, como se emborrachan y no quieren trabajar, mandan a trabajar a los chicos y luego se hacen ¨chorros¨ esto es la raíz de una misma matriz política e ideológica, discriminar y condenar, anticipadamente, por ser pobre, humilde, un trabajador sobre explotado. Y esto lleva indefectiblemente a la cárcel y de ahí no hay retorno. Estas sencillas, simples situaciones, ejemplos conforman la violación a los derechos humanos.
Treinta años para la historia no son nada, para la vida de los hombres, son muchos, y para purgar la cárcel por lo que no se es responsable: por lo menos injusto.

Las voces del poder son siempre condenar a los pobres. La condena a la actitud criminal de la empresa concesionaria, responsable del estado de nuestros ferrocarriles, que siguen siendo parte de un patrimonio nacional que ellos, los TBA y los otros han dilapidado cruelmente, que lo destruyen diariamente en beneficio de la ganancia máxima, no apareció, ni aparecerá.

Desde las esferas del Estado nacional, provincial y demás, con la complicidad de los medios de comunicación, los presos de Haedo, no existen… son como decía el dictador Videla: son desaparecidos, no existen, no están… Esto es lo que nos quieren imponer, está en nosotros asumir que existen, están y purgan una cárcel injusta, porque son los chivos expiatorios de otras responsabilidades que están apañadas deliberadamente por este estado y por estos gobiernos.

Mientras tanto, la voz de los compañeros de hace tres décadas siguen gritando fuerte, que este no era el país por el cual ellos pelearon… y entregaron sus vidas…

 

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