HISTORIA
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TRELEW
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22 DE AGOSTO 1972-2006
UNA BUENA PARA CONTAR
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1972 22 de Agosto 2006
TRELEW HOMENAJE
Combatientes fusilados
ALBERTO CARLOS DEL REY
ALFREDO ELÍAS KOHON
ANA MARÍA VILLARREAL DE SANTUCHO
CARLOS ASTUDILLO
CLARISA ROSA LEA PLACE
EDUARDO ADOLFO CAPELLO
HUMBERTO ADRIÁN TOSCHI
HUMBERTO SEGUNDO SUÁREZ
JORGE ALEJANDRO ULLA
JOSÉ RICARDO MENA
MARÍA ANGÉLICA SABELLI
MARIANO PUJADAS
MARIO EMILIO DELFINO
MIGUEL ÁNGEL POLTI
RUBÉN PEDRO BONET
SUSANA GRACIELA LESGART
1972 – 22 de Agosto – 2006
34 Años de la Masacre
de Trelew
LA PATRIA FUSILADA
El 22 de Agosto de 1972 la oligarquía vendepatria sumó una cuenta más a su
largo rosario de crímenes: dieciséis prisioneros políticos eran fusilados por
la Marina en
la base naval Almirante Zar, en lo que se conocería como la Masacre de Trelew.
Ya desde la dictadura militar de Onganía (1966-1970), se producía una forma
de violencia desesperada desde las dictaduras militares, que se debatían para
mantener el capitalismo en la Argentina. Frente al embate de las masas,
habían creado la situación de un ejercicio de la violencia permanente contra
el pueblo argentino.
La posterior dictadura del general Lanusse (1971-1973), llenaba las cárceles
de presos políticos, como respuesta a esta ofensiva del pueblo, que se
expresaba en distintas puebladas como el Cordobazo, Rosariazo, Viborazo, y en
el surgimiento de las organizaciones revolucionarias armadas. Era la
respuesta del régimen a la disputa del poder por parte del Pueblo organizado.
El de Rawson era el penal de máxima seguridad donde se confinaba a los
luchadores más consecuentes del pueblo. Se encontraba emplazado en el medio
del desierto patagónico y rodeado por instalaciones militares del régimen con
alrededor de mil efectivos de Marina, y bajo este esquema represivo, la
organización y la lucha por la liberación eran consideradas un delito.
Desde comienzos de 1971, llegaban a este penal presos políticos integrantes
de organizaciones armadas y dirigentes sindicales como Agustín Tosco. A
principios de 1972 llega un grupo trasladado desde Devoto, entre los que se
encontraba Santucho. Los presos políticos ascendían aproximadamente a 200
compañeros.
En lo duro del confinamiento, el debate y la fraternidad ayudaban a superar
las diferencias que separaban a las distintas organizaciones. A partir de
Julio de 1972 y durante más de un mes, los principales dirigentes de las
organizaciones Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Ejército Revolucionario
del Pueblo (ERP) y Montoneros que se encontraban presos, planificaron la toma
del penal y la fuga de 110 compañeros para reintegrarse a la lucha. Durante
ese proceso, luchando contra las condiciones de incomunicación en que se
encontraban dentro del penal, realizando entrenamiento, capacitación militar
y largas discusiones políticas entre las tres organizaciones, logran forjar
la acción conjunta.
Rawson era una operación de las organizaciones armadas revolucionarias de
gran magnitud, por el contexto político en el que se produciría, por la
resonancia que tendría, y por lo que suponía fugarse de una zona geográfica
como en la que estaba ubicada la cárcel.
EL PLAN DE FUGA
El plan consistía en que un primer grupo de veinticinco compañeros debían
disfrazarse de militares utilizando boinas, corbatas y trajes fabricados por
ellos mismos, reducir a los guardias, apoderarse de las armas, tomar el penal
y liberar al resto de los compañeros aún presos para luego salir en autos y
camiones hacia el aeropuerto cercano donde se tomaría un avión para dirigirse
a Chile y desde allí a Cuba.
Los compañeros también elaboraron armas tallando fusiles FAL en palos de
madera o pistolas en jabón, también algunas puntas en metal, para poner en
funcionamiento el plan. El que sabía carpintería tallaba. La compañera que
tejía enseñó a las otras e hicieron las boinas. El que tenía experiencia en
los movimientos de un milico, fue el que portó boina y uniforme e iba al
frente para no llamar la atención.
Todo esto da cuenta de la enorme moral revolucionaria que tenían estos y
muchos militantes populares. Moral forjada al calor de las luchas contra la
dictadura y los regimenes que llevaban adelante una política de destrucción
del Estado, a través de una clara entrega de nuestra soberanía y mediante el
aniquilamiento de los sectores organizados y las vanguardias del pueblo que
presentaban lucha y les disputaban el poder. Esta lucha se encaminaba hacia
la concreción de objetivos que se vislumbraban como posibles: la destrucción
de los vínculos expoliadores con el imperialismo y el comienzo de la
construcción de un socialismo latinoamericano surgido desde y para el pueblo
argentino.
LA FUGA
El 15 de agosto da
inicio a la operación. Varios grupos fueron reduciendo a los guardias,
reemplazándolos por compañeros y tomando los puntos estratégicos, uno por
uno, hasta alcanzar el control total del interior en menos de diez minutos.
Un pequeño grupo de compañeros logra reducir un total de 60 a 70 militares armados.
En la última guardia se produjo el único tiroteo de la toma del penal,
desorientando a los grupos de apoyo externos que estaban esperando con los
camiones para trasladar a los compañeros en fuga hacia el aeropuerto. Al
salir sólo quedaba un auto que fue abordado por seis compañeros, dirigentes
guerrilleros, que luego de intentar rastrear los camiones deben dirigirse
hacia el aeropuerto donde estaba llegando el avión de pasajeros. Desde la
torre de control lo hicieron detener diciendo que habían colocado un
artefacto explosivo y subieron mientras los tres compañeros que estaban
viajando camuflados entre los pasajeros, reducen a la tripulación. Logran
escapar al Chile de Salvador Allende, de allí viajan a Cuba, para más tarde
regresar a la Patria
a seguir combatiendo. Ellos eran Mario Roberto Santucho, Domingo Mena y
Enrique Gorriarán Merlo, del PRT-ERP, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto, de
las FAR y Fernando Vaca Narvaja, de Montoneros.
Un segundo grupo de 19 compañeros que quedaba a la espera de los camiones,
improvisaron un traslado en taxis hacia el aeropuerto. Pero no tienen la
misma suerte pues no pudieron llegar a tiempo antes de que despegara el
avión.
Ante la situación deciden ocupar el aeropuerto, toman el edificio central y
la torre de control desde donde intentan hacer aterrizar un avión para
abordarlo. Pero este fue avisado por las fuerzas represivas y no fue posible
concretar su descenso. Entonces deciden comenzar la negociación con las
fuerzas represivas mientras seguían evaluando otras vías de escape. Llegan
los medios de comunicación, los jueces y los compañeros realizan una
conferencia de prensa donde expresan los objetivos de la lucha y denuncian al
régimen: "El objetivo de haber tomado la cárcel, el haber venido hasta
aquí e intentar la fuga, ha sido el deseo de reincorporarnos a la lucha
activa. Hemos fracasado, pero por suerte varios compañeros nuestros en este
momento están arribando a Puerto Montt, lo cual significa que una serie de
cuadros de las distintas organizaciones armadas, se van a reincorporar
activamente a la lucha. Esto, para nosotros, ha sido un éxito entonces, aquí
en la Patagonia
concebimos esta lucha, esta acción como la continuación de la lucha que
libraron los obreros rurales, industriales, que en el año 21 fueron
asesinados por el Ejército, por la represión. Entre ellos se encontraban
compañeros uruguayos, argentinos, como Pinto y Uteredo, como Frant, como
continuadores de ellos somos los continuadores también del comandante Che
Guevara porque estamos por la revolución, por la liberación del imperialismo
yanqui y por la construcción de la patria socialista". “Esta acción es
muestra de nuestra voluntad de unión, al calor de la lucha las diferencias
van a ser superadas”.
También ante los periodistas, hacen mención y reivindican tres acuerdos
programáticos que fueron expresión de distintos niveles de unidad que el
Pueblo había sabido articular a lo largo de su historia: el Programa de La Falda (1957), el Programa
de Huerta Grande (1962) y el Programa del 1º de Mayo.
Luego de 4 horas pactan la rendición exigiendo garantías al juez y a las
autoridades militares, ante lo cual el capitán de corbeta Luís Emilio Sosa
comprometió su palabra frente a las cámaras de T.V. Pero inmediatamente luego
de que se entregan a los infantes de Marina que rodeaban el aeropuerto,
Lanusse decreta el estado de sitio, y los combatientes pasan a manos del
Ejército y son llevados a la base naval Almirante Zar.
El 16 de agosto, se rinden los presos que seguían ocupando el penal, el cual
se encontraba rodeado por tropas del Ejército.
Todos los compañeros, más allá de la pertenencia a una u otra organización,
actuaron orgánicamente contra el mismo enemigo y en función del mismo
objetivo: la fuga de los compañeros de las cárceles del régimen. La acción
planificada en unidad entre las tres organizaciones, logró sortear la
"máxima seguridad" que los militares asignaban al penal de Rawson,
demostrando que el sistema represivo era vulnerable, y que la capacidad de
acción de las organizaciones armadas iba en aumento. Este desafío para las
fuerzas armadas y la dictadura vendepatria del Gral. Lanusse, significó una
gran humillación.
EL FUSILAMIENTO
En la madrugada del 22 de Agosto, luego de ser sometidos a torturas
sistemáticas por varios días, los diecinueve prisioneros, fueron obligados a
salir de sus celdas con la vista fija en el piso y detenerse ante la puerta,
donde son cobardemente ametrallados. Los capitanes Sosa, Bravo y parte del
cuerpo de suboficiales de la
Marina remataron a los sobrevivientes. Pero la llegada al
lugar de guardias ajenos a la matanza salva la vida de tres compañeros: María
Antonia Berger, Ricardo René Haidar y Alberto Miguel Camps. Los restantes
dieciséis pasan a la historia del pueblo como Héroes de Trelew: Miguel Ángel
Polti (21 años), Carlos Alberto Astudillo (28), Mariano Pujadas (24), Pedro
Bonet (30), Eduardo Adolfo Capello (24), Mariano Emilio Delfino (29), Alberto
Carlos Del Rey (23), Alfredo Elías Kohon (27), Clarisa Rosa Lea Place (24),
Susana Graciela Lesgard (22), José Ricardo Mena (21), María Angélica Sabelli
(23), Ana María Villareal de Santucho (36), Humberto Segundo Suárez (25),
Humberto Adrián Toschi (25), y Jorge Alejandro Ulla (27). Todos integrantes
de ERP, FAR y Montoneros.
María Antonia Berger, una de las sobrevivientes, pintó con sus dedos y su
propia sangre en las paredes de la cárcel la palabra “LOMJE”, consigna que
durante mucho tiempo se pintó en los muros de las ciudades: "Libres o
Muertos, Jamás Esclavos".
La masacre de Trelew se constituye así en expresión de desesperación de la
dictadura ante su incapacidad para controlar a los revolucionarios.
El almirante Hermes Quijada da la versión oficial del crimen: intento de
fuga. El dictador Lanusse y su ministro del interior, el radical Arturo Mor
Roig lo avalan, aumentando la indignación popular. El mismo 22 de agosto de
1972 por la noche, los presos políticos y sociales que permanecían en el
penal de Rawson realizaron un homenaje simultáneo en los seis pabellones que
ocupaban, para sus compañeros caídos. Se gritó el nombre de cada uno, y a
cada nombre se respondió en forma unánime: ¡Presente! ¡Hasta la victoria siempre!
LA RESPUESTA POPULAR
En los días sucesivos, hubo manifestaciones en las principales ciudades de la Argentina. Y más de
60 bombas fueron colocadas en protesta por la matanza. Perón calificó a las
muertes de "asesinatos". La opinión pública descreyó de la versión
oficial. El 25 de agosto la CGT
declaró un paro activo de 14 horas. Se prohibieron los velatorios públicos de
los guerrilleros ejecutados. La Policía Federal (al mando de Alberto Villar)
desocupó con tanquetas la sede del Partido Justicialista en la Capital Federal,
donde se velaba a algunos de los combatientes, que luego fueron enterrados
clandestinamente.
Antes de partir hacia Cuba, los combatientes de las tres organizaciones que
concretaron la fuga, denunciaron la masacre y ratificaron la posición de
unificar las Fuerzas Revolucionarias.
Hoy, a 34 años de aquellos hechos, los militantes de la resistencia debemos
seguir el ejemplo de unidad y sacrificio de los Héroes de Trelew, encontrando
los valores de unidad, solidaridad y determinación imprescindibles en toda
empresa revolucionaria. Ese es su mejor legado para luchar por una Patria
libre y una sociedad justa. Y recordar lo que al respecto diría Santucho
desde el Chile Socialista: “Con el desarrollo de la lucha en Argentina, se
han ido dando condiciones, primero para un acercamiento y después para un
estrechamiento de los lazos entre las distintas organizaciones
revolucionarias que tienen ahora su expresión más elevada en esta acción de
Rawson… Tenemos una convergencia en los aspectos fundamentales. Todas las
organizaciones armadas tenemos el mismo objetivo: la instauración del
socialismo en nuestra patria.”
La acción planificada, coordinada y ejecutada por las tres organizaciones
revolucionarias, es un ejemplo de la vocación de unidad que debemos abonar
para avanzar en la lucha que estamos determinados a llevar adelante: Unidad
Antiimperialista, Patriótica y Revolucionaria, unidad necesaria para lograr
la liberación de nuestra Patria.
Es nuestra tarea reconocer entonces, en esta heroica acción, la claridad de
los compañeros sobre la unidad en la acción para arribar a su meta. Unidad
necesaria a escala nacional que nos debemos todas aquellas organizaciones que
nos consideramos parte del pueblo en la lucha por la liberación. Unidad que
nos llevara a la batalla final con la fuerza necesaria para librarla, unidad
que debe estar sellada en un claro accionar revolucionario, sin concesiones
al enemigo. Un enemigo que nunca titubeo a la hora de aniquilar a los
principales cuadros revolucionarios de nuestra Patria y a todas sus
organizaciones. Que sirva el ejemplo de entrega y unidad revolucionaria, que
nos brindan todos los compañeros que participaron de la fuga de las garras
del enemigo, para templar nuestra convicción de que la lucha tiene que seguir
por la senda de la revolución con una clara impronta antiimperialista para
vencer definitivamente.
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