POLÍTICA ECONÓMICA           

Investigación: situación habitacional

 

Signos de pobreza

 

Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital

 

(Villa Crespo Digital) La actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene en su haber un faltante importante de viviendas, la situación habitacional en villas, nuevos barrios pobres, hoteles, inquilinatos y casas o fábricas tomadas conforman un panorama desolador.
Alrededor de 600.000 personas, aproximadamente un 20 por ciento de la población total de la ciudad vive en condiciones precarias.
Esta situación habitacional, la falta de infraestructura en cuanto a luz eléctrica, gas, cloacas, agua corriente y otros servicios esenciales son una faltante.
Estos son signos de pobreza, son un espejo de una realidad que se complementa con otras realidades que muestran a dos ciudades, o tres quizás.
No se puede esconder la pobreza, ésta, es una realidad que se debe erradicar.
Villas, asentamientos nuevos, casas tomadas, precariedad, falta de viviendas adecuadas, unas 500.000 personas no acceden a viviendas y según estadísticas de diversas organizaciones hacia el 2008 hay unas 10.000 personas que viven en la calle. No hay más que recorrer de palmo a palmo, de punta a punta la terminal de Retiro, solamente, para comprobar como ésta hoy es el hábitat de cientos de personas y familias.
 
8 de enero del 2009
 
Los signos de la pobreza en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

No se pueden esconder la pobreza…
 
La pobreza arrecia de mil formas, una de ellas es la falta de viviendas adecuadas para miles de familias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la otra es disimular los números de la pobreza a partir de no reflejar que en la Capital Federal hay, en porcentajes que superan el cincuenta por ciento del total de las familias, hogares unipersonales o de dos personas. Otro de los problemas esenciales es esconder que han proliferado asentamientos precarios que se suman a las tradicionales villas miserias de la Capital Federal.

Los números son inciertos, no hay un censo correcto, ni veraz, son aproximaciones. Pero entre quienes viven en las villas, los nuevos asentamientos, las casas tomadas, aquellos que viven en pensiones u hoteles, inquilinatos y conventillos, los que deben subsistir gracias a familiares y otros no relevados hay más de 600.000 personas que están en esta situación de precariedad total.

El problema de la falta de viviendas, en la ciudad más importante del país, marca una realidad mucho más grave de que lo que esto puede significar.
Estamos hablando de una población de 620.000 personas en el ámbito capitalino que tiene problemas de vivienda, que no posee una infraestructura adecuada para sus familias y por otro lado que esta cifra representa más del 20 por ciento del total de la población de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Censo del 2001 y cuyas proyecciones no lo hacen variar ascendentemente, refleja una población total de 2.776.138 mientras el Censo 1991 mostraba una población de 2.965.403. Por otro lado, a esto hay que sumarle que la población de la Capital Federal tiene un proporción del 16,7 por ciento de personas mayores de 65 años y una población menor de 15 años del 17,4 por ciento. La pirámide aquí se modifica y cambia con respecto al resto del país. Ya que los niños entre 0-14 llegan al 34 por ciento promedio a nivel nacional.

No se tratan de cifras, sino de personas, por eso en Buenos Aires existe la mayor proporción de familias unipersonales: el 25,4 por ciento, o sea, 260.233 hogares del total de 1.024.540, son de una sola persona, Esto fue el relevamiento de los CGPs (Centro de Gestión y Participación) de la Capital Federal realizado en el año 2003.
El 29,3 por ciento tienen dos personas por familia, o sea 300.190 hogares. El 18,3 por ciento están constituidos por 3 personas, posiblemente un matrimonio con un hijo o un padre con dos hijos en líneas generales, estos son 187.491 hogares, Con cuatro personas, o sea la tradicional familia tipo, el 15,4 por ciento: 157.779 familias y el 11,6 lo conforman 5 o más personas, o sea 118.847.

Aquí valen algunas consideraciones: los integrantes de familias entre cuatro y cinco y más personas suman un total de pobladores residentes en la Capital Federal del 50 por ciento del total de los habitantes de la misma.

O sea, 276.626 hogares contienen al 50 por ciento de la población que reside en la ciudad, el 27 por ciento del total de los hogares.

Esto refiere a pensar en las tasas de pobreza, indigencia y desocupación que reflejan los números del INDEC Instituto Nacional de Estadísticas y Censos cuando hablan de pobreza, formas muy sutiles de dibujar una situación social en ascenso.

Los informes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires muestra que en los últimos cinco años crecieron los denominados asentamientos, estos pueden referirse a villas, espacios abandonados por el desguace del ferrocarril, lugares debajo de autopistas que hacen de posible vivienda precaria, y nuevos espacios que se abren en un conglomerado capitalino que denota el problema habitacional en la Capital de la República. Las casas tomadas y otros lo reflejamos en nota anterior.

Se calcula que hay unas 200.000 personas que viven en casas tomadas, los barrios con mayores lugares tomados son Villa Crespo, Villa Ortúzar, Chacarita, Boedo y San Telmo, aunque otros barrios capitalinos o bien casi todos los barrios tienen lugares con casas o fábricas abandonadas tomadas.

Esta realidad tiene que ver con la desindustrialización, el desguace con topadoras y fábricas abandonadas, la erradicación de industrias hacia la provincia de Buenos Aires o simplemente su desaparición, así es que hay más de 10.000 edificios tomados y unas 50.000 familias en esta situación social, si tomamos la familia tipo, pero como hemos demostrado con las cifras arrojadas por organismos oficiales, estas familias son numerosas.

En el caso de las villas tradicionales de la Ciudad podemos hablar de los barrios de Villa Lugano, Villa Riachuelo, Villa soldati, Nueva Pompeya, Barracas, Parque Patricios, La Boca, Flores Sur o Bajo Flores, donde se dieron los sucesos de irrupción de pobladores sobre viviendas adjudicadas.

Las villas son la 1-11-14 que es la fusión de tres villas anteriores de la ciudad, donde tiene la tasa más elevada de pobladores que ocupan o viven en villas miserias, algo así como 6.100 familias y unos 30.000 habitantes, en el Bajo Flores existe también en antiguo barrio Rivadavia y el barrio Illia que es posterior a las topadoras de Cacciatore, durante la última dictadura militar.

En la investigación: El Sur también existe, publicado en este mismo medio, clasificábamos las 13 villas de la ciudad de Buenos Aires, 12 en las principales barriadas del sur y sólo la villa 31 en la zona de Retiro, hace unos días el gobierno porteño acaba de reconocer la existencia de 20 villas de emergencia, o mejor llamarlas: VILLAS MISERIAS. El informe de la Defensoría del Pueblo de la Capital agrega 24 asentamientos nuevos, distribuidos en la fatídica zona sur de la ciudad.

En estos asentamientos que no tienen más de cinco años viven más de 40.000 personas, las condiciones son infrahumanas, la falta de cloacas, sanitarios, lugares donde arrojar las excretas, hacinamiento, casillas de chapas, sin iluminación, gas, elementos esenciales de vida.

Esta situación de injusticia habitacional conlleva a la familia hacia los límites entre lo permitido y lo necesario para subsistir. Para pensar en los altos niveles de delincuencia, el negocio cada vez más elevado en el consumo de alcohol, prostitución y droga barata son elementos que tienen que ver con la responsabilidad que tiene el modelo económico y social del famoso derrame.

La droga fue incorporada en estas barriadas durante la última dictadura militar, la desocupación que fue cubriendo el mapa de las villas de la ciudad trajo como dos espejos que se pueden mirar siempre, paralelamente, por un lado los niveles de desocupación y degradación social que fueron acompañados por la proliferación de los comedores comunitarios, el nuevo rol de la escuela asistencialista y las organizaciones sociales y populares que comenzaron a mitigar levemente esta realidad. La huída del hombre del seno familiar o bien el degradarse a partir del consumo elevado de alcohol como escapatoria, dejó a la mujer en el rol de recoger los despojos de la familia e intentar protegerla, por otro lado en esa lucha desigual, las más jóvenes fueron arrojadas a mayores niveles de prostitución ante la falta de trabajo.

El paco, la droga, las distintas formas de vicios fueron introducidos en un mundo que miró la degradación que se iba produciendo por un lado y por otro se fueron conformando una casta social que se hicieron ricos a expensas de ingresar en este negocio vil y saber aprovechar los guiños se recibían desde los distintos poderes económicos y estatales.
El presidente de la Coordinado de Villas, Guillermo Villar es elocuente a la hora de descorrer el velo, donde algunos sólo les interesa introducir en el debate el proceso delincuencial que existe en estos lugares, como si el problema de la infracción permanente y reiterada existiera, solamente, en estos estratos sociales.

¨Hay una villa oculta, una parte de todo asentamiento de emergencia que no trasciende, pero que es conocido por todos sus habitantes y que durante los últimos dos años se ha ido agitando. Esa parte oculta no sólo responde a intereses mezquinos de los políticos. También están los narcos y todos aquellos que tienen a la villa como un gran negocio y que ven en los procesos de urbanización un peligro para sus intereses¨.

Es claro, confluyen intereses políticos y de las mafias del narcotráfico, donde Argentina es un país de consumo y donde las ganancias no son insignificantes. La última dictadura militar no sólo apostó a la destrucción del aparato productivo, sino a la desestructuración familiar y social. Entre los años 1999 a 2001 llevamos adelante reportajes a distintos pobladores del Barrio Rivadavia y de la Villa 1-11-14, ¨ellos ingresaron la droga para pervertir a los jóvenes y no tanto, para degradarnos a todos¨, sostienen las mujeres reporteadas.

El Barrio Rivadavia y la villa 1.11.14 fueron arrasadas por las topadoras de Cacciatore, previamente su perímetro fue ocupado por el ejército y se prohibía a sus habitantes circular sin autorización de las fuerzas ocupacionales.

Caminar por cualquier villa de la Capital o del país, implica tener que intentar visualizar el entramado perverso que se ha montado en estos años. Cierto es que estos ocultamientos son conocidos por los habitantes del lugar, pero han aprendido a convivir con ellos, a soportar y a seguir.

La lucha de pobres contra pobres, de argentinos contra hermanos de los países limítrofes es un andamiaje montado desde hace tiempo para lograr la desarticulación social, fue la llave para terminar con la solidaridad barrial que supo existir en otros tiempos.

Muchos de estos lugares, las otras y tradiciones villas y barrios populares tuvieron un tiempo de trabajo, sirenas y madrugadas, por eso el entramado social, la solidaridad y la vida afectiva y educativa pasaba por otros códigos de convivencia. No existían los comedores, el trabajo era una rutina diaria, la organización del lugar respondía a dar un entorno social y barrial al lugar, donde los chicos tenían una contención familiar y barrial.

Algunos especialistas sostienen que las reglas del mercado y el costo de la tierra en la Capital Federal es parte del juego de la oferta y la demanda, evidentemente, a este juego solo pueden acceder aquellos que tienen las posibilidades para ello, por eso hoy las construcciones en la ciudad son al mejor estilo de Puerto Madero, las torres con piscina y espacios verdes y juegos privados para los chicos, los lofts, las oficinas vidriadas de las grandes corporaciones y los edificios lujosos. Pero son casi nulas o inexistentes las iniciativas para terminar con el déficit habitacional que sigue en ascenso.

Las políticas hacia la Capital Federal fueron articuladas, ideadas y sostenidas por los diseños de las autopistas de Cacciatore y la expulsión de los más pobres hacia la provincia de Buenos Aires, las dos décadas que siguen no han modificado este esquema edilicio y político para la ciudad, por el contrario se ha profundizado. Por eso la brecha entre ricos y pobres en la Capital es elevada, si bien, los consultores gubernamentales hacen jeroglíficos para intentar disimular esta realidad.

Independientemente de las internas políticas y las bandas que se mandan para producir conflictos en el ámbito de la ciudad, como el reciente del Bajo Flores, el problema habitacional y la pobreza e indigencia es realmente acuciante. Las resoluciones y soluciones deben tener otro marco y otros proyectos, pero hasta aquí lo que hay son graves denuncias.

Segundo Informe: condiciones de vida
 

NUEVAS VILLAS MISERIAS O ASENTAMIENTOS EN LA CAPITAL FEDERAL

1) Suárez y Pedro de Mendoza
2) Lamadrid y Pedro de Mendoza
3) Avenida España 1800
4) Avenida Lacarra y avenida Roca
5) Terrenos Ferroviarios Caballito
6) Avenida Lacarra 2049 8entre las calles Santander, Fernández y la avenida Santiago de Compostela)
7) Avenida Pinedo, entre Suárez y Quinquela Martín
8) Avenida Riestra, entre Portela y Mariano Acosta (Bajo Flores)
9) Avenida Piedrabuena y las vías del Ferrocarril
10) Miralla 3953 Villa 20 Lugano
11) Francisco Cruz, Pola, Escalada y Chilavert (Villa 20)
12) Manzana 28, Villa 20 (Lugano)
13) Avenida Piedrabuena y Zuviría
14) Avenida Piedrabuena y Zuviría
15) Agustín Magaldi y Riachuelo
16) Vélez Sarsfield 1988
17) Puente Alsina y Riachuelo
18) Puente Bosch (frente a Villa 26)
19) Calle Iguazú, Villa 21-24
20) Río cuarto y avenida Zabaleta
21) Ciudad Universitaria (Pabellón II)
22) Fraga 850 (esquina Avenida Forest)
23) Avenida Bermejo y avenida General Paz
24) Caballito

 
En estos nuevos asentamientos viven más de 40.000 personas.
 
FUENTES: Diarios de tirada nacional y fuentes y entrevistas propias.
 
CON LA RENOVACIÓN DEL DISEÑO, actualizamos y corregimos investigaciones, informes y trabajos realizados en otros momentos y que no están incorporados en años anteriores, sino que forman parte del material entregado en el presente año.
INVESTIGACIÓN iniciada y publicada el 25 de julio del 2006 renovada y continuada hasta enero 2009.
 
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