|
DIA DEL ABORIGEN AMERICANO
Por alguna in entendible razón, a cinco
siglos de la llegada de los europeos a América, los aborígenes de nuestro
continente aún no gozan de un trato
igualitario. Justamente ellos, que fueron
los primeros pobladores de nuestras tierras, los que más la cuidan y la respetan
(a tal punto que la siguen llamando "Madre"), se ven avasallados
hasta en sus derechos más básicos de mantener sus tierras y sus sanas costumbres.
Está en nosotros respetarlos y valorar sus tradiciones.
El Día del Aborigen Americano (o Día Americano del Indio) se celebra
cada año en conmemoración del Congreso Indigenista Interamericano reunido
en México el 19 de abril de 1940. El congreso fue convocado en Patzquaro (estado
de Michoacan) por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, que era descendiente
de aborígenes.
En aquella oportunidad se reunieron por primera vez los caciques representantes
de las culturas indígenas de nuestro continente, para analizar su situación
actual y buscar un camino común ante las adversidades que enfrentan. Además,
como resultado de la reunión quedó fundado el Instituto Indigenista Interamericano,
que tiene su sede en México y que depende de
Actualmente son 14 las comunidades aborígenes que habitan suelo americano
(de "Abya Yala", según el nombre con el que el pueblo Kuna de Panamá
nombró al continente, y palabra que se ha convertido en un concepto universal para los pueblos indígenas de Latinoamérica,
otorgándoles sentido de unidad y pertenencia): Tobas, Pilabas, Mocovíes, Diaguitas,
Calchaquíes, Mapuches, Wichis, Guaraníes, Coyas, Chiliguanos, Tehuelches,
Vilelas Mestizados, Chorotes y Chulupíes.
El vocablo "aborigen" proviene del latín y significa "desde el origen" o "desde el principio", recalcando el orgullo de estos pueblos por ser los "dueños de la tierra" a la que en sus diferentes lenguas siguen llamando Madre.
El Día del Aborigen Americano pretende cuidar, perpetuar y resaltar el valor
de las culturas aborígenes de América, forjadas antes del "descubrimiento",
y que son las que le imprimieron a nuestra tierra los primeros rasgos culturales.
Los conquistadores europeos a partir de su llegada imprimieron su cultura
pero fue en forma coercitiva. De esta forma se dio forma a una actualidad
compleja y mixturada, donde hay mucha ignorancia. Porque todos en América
tenemos una raíz y hasta un presente en cierto modo aborigen. En Guatemala,
por ejemplo, la población es casi un 80% aborigen, en Ecuador, un 70%, en
Perú también los indígenas son más de la mitad de la población; en Bolivia,
el 45% y en México, el 30%. En todos los países lo indígena forma parte de
la identidad nacional, porque en ellos está el origen propio de cada nación.
En nuestro país, Buenos Aires luce alejada de esta realidad, pero
el Censo poblacional del 2001, imperfecto en su momento y ampliatorio sobre los
pueblos entre 2004 y 2005 arrojó que hay más de 700.000 originarios que se
reconocen descendientes de un conglomerado de pueblos. La mayoría están
localizados en las provincias del norte Argentino.
Sin embargo, los aborígenes americanos de hoy están relegados y empobrecidos.
No pretenden privilegios por su condición de primeros habitantes del
continente, sólo quieren "vivir en paz y respetando la naturaleza y la
ecología" según afirmó recientemente Rosalía Gutiérrez, líder de una
comunidad coya jujeña. Aspiran a que se los trate como iguales, que se les
reconozca el derecho a la tierra que habitan, y que tengan igualdad de
oportunidades de estudio, trabajo y progreso, además de lograr el respeto a los
valores de sus culturas.
Entrados al siglo XXI, los grupos aborígenes mantienen vigente su cultura, sin
despegarse de sus raíces y contribuyendo además en muchas zonas con el
desarrollo de sus comunidades, con formas de producción genuina.
Casi un millón de personas en
Para revertir esta situación hay organizaciones que trabajan con y por ellos,
pero aún adolecen de un sincero reconocimiento. También hay asociaciones no
gubernamentales muy positivas, como Mundo Aborigen o Endepa (la pastoral
aborigen de la iglesia), pero hay sobre todo un fuerte movimiento interno: cada
vez las comunidades aborígenes son más conscientes de su protagonismo y de sus
obligaciones, se sienten orgullosos de ser aborígenes y no tienen vergüenza de
reclamar aquello que les es legítimo.
La Organización de las Naciones Unidas se hizo eco de la relevancia de este
problema, y ya en 1993 declaró el Año Internacional de los Pueblos Indígenas,
con el objeto de que los pueblos del mundo tomaran conciencia de la necesidad
de solucionar los inconvenientes con que se enfrentan los pueblos aborígenes, y
de las deudas pendientes que hay con ellos en numerosos puntos del planeta.
Lo esencial, lo mínimo sería valorar su cultura, sus valores, sus tradiciones y
aprender de ellos, que supieron mantener el legado de sus antepasados durante
siglos, y que aman y respetan a
FUENTES: Educared
Caracteres:
6207
|
|