MEDIOS DE TRANSPORTE

FERROCARRILES

 

EL CONSIGNISMO COMO PROYECTO POLITICO III

 

Por Juan Carlos Cena * especial para Villa Crespo Digital 

 

 

FERROCARRILES: EL CONSIGNISMO COMO PROYECTO POLITICO
PARTE III
 
19 de agosto del 2010
           
El ferrocarril una cuestión nacional
A 50 Años de la desaparición de Raúl Scalabrini Ortiz
A 62 años de la nacionalización de los ferrocarriles
 
 
 
"Prefiero molestar con la verdad
Que complacer con adulaciones"
 Séneca
 
El otro tema es sobre los usuarios en general; iniciativa de una gran vaguedad, tacaña; desnuda una total ausencia de imaginación. En mayo de 1968, los franceses gritaban en las calles: la imaginación al poder…acá tiene prohibida su presencia por parte de la insignificancia. La arrogancia de la vulgaridad se encargará de reprimirla, duro con ella.
 
Referente a los usuarios de carga, bueno, bueno, acá se ve la pata a la sota. El proyecto al señalar como debe estar compuesto el directorio de esta Sociedad del Estado, marca que también lo deben integrar usuarios de carga: como ser Cargill, Monsanto, Bunge y Born, Dreyfus, Grobocopatel, Ingenio Ledesma (Blaquier), o la Minera La Alumbrera, o la Barrick Gold, Techint, o los brasileros con América Latina Logística, o Loma Negra también brasilera, o la Aceitera General Deheza cuyo dueño es el senador Urquía, por el Partido Justicialista de Córdoba, por nombrar algunos cargadores nacionales y  multinacionales que pueden integrar el directorio, y convivir con los usuarios y los obreros controladores.
 
Es decir, sintetizando y haciendo honor a la verdad, estas intenciones de proyectos de ley son solamente una oferta electoral a la sociedad votante, nada más que eso. Si la intencionalidad fuera la de construir un verdadero proyecto, este se debería elaborar de acuerdo a la demanda de la nación, es decir, a las verdaderas necesidades regionales que en su conjunto hacen a las nacionales. Donde participen todos los ciudadanos interesados o ligados a las economías regionales, culturales, centros educacionales y no desde un gabinete con una mirada portuaria y no federal. Debe ser un proyecto que abarque lo nacional  en el marco de que país queremos.
 
LA OTRA OFERTA: JULIO COBOS
Apurado por el madruguete de Proyecto Sur, lo dicho por Felipe Sola, y observando que es bueno hablar del ferrocarril, mención que da réditos, más en el interior del país, Cobos vice presidente de la Nación, rápido y fogoso aspirante presidencial, lanza un apotegma donde establece como una premisa genial la de “Ramal que abre, región que crece". Todo un parafraseo ramplón, a la frase sentenciosa de "Ramal que para, ramal que cierra", acuñada durante el gobierno de Carlos Menem. Propone sin respirar, además, como oferta electoral, la re estatización del servicio, más otras consideraciones, no muy explicadas.
Alfonsin hijo, también balbucea tímidamente la palabra ferrocarril, con un tono de pecado paternal. No es una oferta ni consigna, no alcanza.
Durante el gobierno de su padre, don Raúl  Alfonsin, éste, sólo construyó un ramal, desde la Estación Chascomús hasta la ex chatarrera EMEPA, ahí no más, al lado. Eso sí, inauguró la electrificación de un sector del F.C. Roca suburbano, proyecto pergeñado durante el gobierno militar.
 
El que se ocupó del ferrocarril durante el gobierno de don Raúl fue Rodolfo Terragno. Creando primero la Dirección de Empresas Públicas cuyo directorio estaba integrado por los proveedores del Estado, a la cabeza de ese organismo: un tal Lozovitz director de la Cámara de la Industria del Transporte Automotor, es decir, metía el lobo dentro del gallinero Como hoy, ese lobo se llama  Fraguío, (ex presidente de esa misma cámara), labora de Secretario de Industria de la Nación. Luego, al tiempo, Terragno se preocupó por tupacamerizar al ferrocarril destasándolo en cuatros partes. Cuatro Empresas: Ferrocargo, Ferrotur, Metropol y Ferrocarriles Argentinos, y se los ofrece a Techint, Loma Negra, (es decir a Amalita Fortabat), Socma, Sade, Román, Materfer, y Cartellone, y se interesa el City Bank. Todos ellos trabajaron bajo la batuta de Lou Thompson, consultor del Banco Mundial.
 
No pudo por la resistencia de los ferroviarios. Los políticos mudos.
Como de radicales se trata invoco a Don Hipólito Yrigoyen. Porque en 1920 el Poder Legislativo aprobó una ley que creaba una compañía, por acciones que se denominaba “Ferrocarriles Nacionales”; a esta compañía pasarían todas las empresas del Estado, y las de los particulares sólo algunas.
 
Yrigoyen comprendiendo la gravedad de este trance; que en cualquier momento por una situación económica inesperada, podían pasar todas las acciones en poder del estado a manos de accionistas extranjeros; por tal motivo envió al Congreso de la Nación un vibrante mensaje en el que se oponía tenazmente a la organización de esa Compañía, “por estimar que en ella perdería el Estado, inevitablemente sus ferrovías”. En materia ferroviaria se opuso a que las líneas del Estado fueran vendidas a capitales extranjeros.
El mensaje que envía Yrigoyen al Congreso Nacional tiene fecha 16 de octubre, de 1920.
 
El largo y fuerte discurso de Don Hipólito termina diciendo que  “El Poder Ejecutivo considera que la sanción de la Ley comportaría un verdadero desastre para la seguridad de los bienes del Estado y del desarrollo progresivo del país...y sigue. Eran fuertes las palabras de Don Hipólito contenidas en su “Mensaje”, llenas de verdad. Que no eran ni veto ni decreto simple ni de necesidad y urgencia, eran sólo palabras llenas de autoridad que le da la razón. Razón en este caso, porque también cuentas pendientes como la represión en la Patagonia, la Semana Trágica, el caso de la Forestal en el Chaco, y así…                                                                        
Por estos tiempos, a don Alfonsin y a don Terragno, se les alivianaron las razones, las palabras, la voz ya no era la heredada de los años ‘20. Es que para las acciones secretas, a contra pelo de lo que decía don Hipólito, no hacía falta la voz que transporte la palabra heredada, sino el sigilo de los que perdieron los principios.
 
Estos dos, Alfonsín y Terragno, con el pretexto de los nuevos mundos modernos y la globalización, donde se maquillaba la dependencia; los ejemplos esgrimidos eran mediocres y vulgares.
 
Hoy los otros sectores opositores se igualan con el gobierno, no hablan, hacen mutis por el foro. Nunca dijeron absolutamente nada sobre el ferrocarril. Con respecto a la actitud de los partidos correspondiente a las vanguardias del proletariado, muditos, el silencio los abarca, aunque hay escasas excepciones. Los partidos y dirigentes del campo popular padecen una fragmentación preocupante. Muchos han mutado en su decir y proceder, han cambiado el  marxismo por el marchismo.
 
Para nosotros, desde el Mo.Na.Re.FA, siempre hemos dicho que el ferrocarril es una Cuestión Nacional. Reafirmamos y sostenemos que el ferrocarril debe ser un sistema integrado de transporte, industrias y comunicaciones. Un servicio publico, que cumpla una función social, que entre sus características principales figuren la de transportar todo a todas partes y en todo tiempo, con la regularidad obligada de sus servicios.
 
Por ende, sin esas premisas básicas, el ferrocarril sólo cumplirá la función de acarreador de mercancías y productos a puertos o a zonas de intercambio, como en los tiempos del colonialismo inglés y no jugará ningún papel en el desarrollo integral geoeconómico de la Nación.   
 
No apreciamos en ninguna ponencia, proyecto, plan o cosa parecida de que se tome “en cuenta que el ferrocarril es una herramienta estratégica de gobierno en el desarrollo social, económico y geopolítico de la Nación, y que ese rol trascendente desparecería en manos privadas con su lógico fin de lucro.
Por el año 1988, nuestra posición era pública, en la Seccional del Organismo Central de APDFA, lugar desde donde expulsaron la gran mayoría de técnicos a la DGI-AFIP, nos movilizamos en el marco de una soledad apabullante, pero fijamos postura a través de documentos, distribuidos en todos los lugares de interés. Uno de ellos se titulaba: Cuando la Privatización es Desnacionalización. En él se manifestaba: Nos enfrentamos a la realidad de un Estado depredador (por necesidad de pagos obligados por la deuda externa, con creación de nuevos impuestos, bonos, etc.), y depredado, por cuanto ese flujo de capital de aportantes es succionado por los proveedores del estado, transformando para ello a las empresas del Estado en una inmensa asociación ilícita de la cual se sirven.
(…)
La Empresa que nosotros proponemos y necesitamos debe ser: Propiedad del Estado, democratizada y desburocratizada, sin comportamientos estancos, con regionales o zonas que tengan auténtico poder de decisión.  Esto de las zonas tiene que ver con el desarrollo de las economías regionales.
 
El Sistema Integrado de Transporte Ferroviario, Industria y Comunicaciones, es el único sistema generador de fuentes de trabajo, que permite el restablecimiento de las conexiones entre poblaciones y es el único que les puede dar vida nuevamente a los pueblos abandonados. Todo el mundo habla del Producto Bruto Interno, alguien se preguntó ¿cuál es el déficit bruto interno?
 
Este proceso de concesión, que se implementó como política de Estado para los ferrocarriles es para reflexionar. ¿Cómo se organiza esta sociedad fragmentada y se construye una sólida organización que permita generar políticas de Estado desde abajo? Donde participen ferroviarios, usuarios, cargadores, habitantes de los pueblos desamparados por la falta de ferrocarril, generadores de las economías regionales, campesinos, estudiantes, intelectuales, sindicatos, organizaciones de todo tipo, como asambleas barriales, de localidades, clubes, cooperativas, es nuestra responsabilidad como ferroviarios ser los convocantes de este emprendimiento organizativo y eso venimos haciendo.
El lenguaje falaz de las argucias, apotegmas anodinos y el consignismo travestido como proyecto, son contrabandos políticos, donde todo se trastoca, donde aparecen los eslóganes como objetivos.
 
En forma obstinada, por otro lado, los ferroviarios continuamos diciendo: que a pesar de la derrota sufrida por luchar en defensa del ferrocarril y nuestra dignidad, ese revés no significa que nos vencieron, aunque sean sinónimos, continuamos en ese batallar resistente para recuperar el ferrocarril. Decimos que este debe regresar como un servicio público, que beneficie a la nación y al pueblo, que integre de nuevo la geografía enrielada, retorne y  reanude la vertebración de las economías regionales, reavive la comunicación perdida entre pueblos y regiones.
 
Que el Estado tenga en sus manos el transporte, la energía y las comunicaciones es una cuestión de soberanía nacional, que le permite posesionarse  como Nación Soberana frente al mundo. Apropiarse de cualquier manera de esos resortes fundamentales del desarrollo, tiene que ver con objetivos nacionales estratégicos irrenunciables.
 
Desde el Mo.Na.Re.FA (Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos) repetimos una y otra vez que el Ferrocarril es una Cuestión Nacional, porque es un bien nacional, donde todos debemos involucrarnos. El ferrocarril no es de nadie en particular, es de la Nación, de sus pobladores que hoy sufren una grave y perniciosa usurpación.
 
Todos debemos recuperar la memoria, apelar a ella y sublevarla.  Porque los pueblos que permiten que los despojen de su memoria, se opacan y mueren. Cuando el olvido es la única política de Estado, la memoria ineluctablemente se recupera de la mano de los memoriosos. Al recuperarse será señal que hemos derrotado al olvido. No hay una sola memoria, la memoria es una cuestión colectiva. Al derrotar al olvido estas se asocian y, en este caso, nos grafican que el ferrocarril debe volver al Estado integralmente, como antes. Como en todos los países desarrollados del mundo.
Ferrocarriles Argentinos debe ser una empresa, monopólica, eficiente, moderna... Razón que tiene que ver con la defensa de la soberanía territorial, ligada a la recuperación de la dignidad y la ética pérdida, ya que sin ellas nada podrá alcanzarse. Todo debe estar enmarcado en un proyecto de país libre y soberano.
 
Tener o no Ferrocarriles Estatales es una definición de Estado de carácter estratégico, que tiene que ver con la soberanía nacional.
 
Argentina es el único país que su territorio es invadido y surcado por empresas extranjeras, violentando la soberanía nacional.
 
Instalar de nuevo el Sistema Integrado de Transporte Ferroviario es una cuestión nacional y se resuelve a través de una decisión política, no técnica  en la que debe participar el pueblo.
 
No puede elaborarse un proyecto con una mirada portuaria y desde una oficina casi unipersonal. Hay que involucrar a la sociedad en forma plenaria, convocándolos a participar, no a declamar. 
 
Determinación que tiene que ver con un proyecto de país al que aspiramos construir, independiente y soberano al servicio del pueblo. Para eso, debemos asumir, hoy, que somos un país dependiente y sometido. Debemos obligamos a partir desde ahí, para liberarnos.
 
Porque en los países coloniales, dominados o dependientes, la cuestión nacional es el primer eslabón de la lucha transformadora para construir un país libre, digno y soberano, que merezca ser vivido.
 
El Ferrocarril regresará sólo de la mano del pueblo. Este se lo pondrá al hombro desde el interior del país para confluir donde están los factores de poder. “Irá con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de sus dirigentes”. J.D.Perón
 El ferrocarril no volverá a través de una consigna, sino de un verdadero proyecto en la que participe y se involucre a toda la sociedad. Esta es y será la tarea a construir más cercana a la necesidad real, que es  la recuperación de ese modo de transporte para la Nación.
 
Siempre, desde este espacio del MONAREFA hemos apoyado los emprendimientos regionales, zonales y hasta comunales. Pero insistimos, lo fundamental es la recuperación del Sistema Nacional Ferroviario para luego reconstruirlo de acuerdo a las necesidades nacionales. Hacemos  hincapié una y otra vez  en la recuperación del Sistema Nacional Ferroviario que deba ser monopólico, eficiente y moderno, administrado por el Estado.
 
Al reconstruir el SISTEMA FERROVIARIO, recién lo demás emprendimientos locales podrán concretarse y no al revés. Porque ese sistema al ser un Servicio Público permitirá y unirá todos los proyectos zonales. Implementará de nuevo la conexión y articulación de todo el territorio nacional favoreciendo a las economías locales, provinciales que hoy sufren el monopolio privado de los grandes cargadores. Porque, aunque moleste o duela a quienes están realizando emprendimientos regionales, zonales o comunales, estos, no se conectan, no existe conexión, por eso no se articulan entre ellos. Al ocurrir esa disociación no es posible conformar ningún territorio interconectado política y económicamente. Es decir, dejar de ser archipiélagos para transformarse en continente.
 
En estos tiempos, lo que se quiere subir al tren de la reconstrucción, con historias negras en su haber, obvian todo ello, porque tienen un gran desconocimiento, nada aprendió o bien, sirven a intereses también espurios, aunque se pinten de progresistas.
 
Creemos pero no como un sentimiento espiritual, sino con elementos y análisis reflexivos y concretos que el sistema ferroviario debe regresar ondulante por toda la geografía nacional de la mano del pueblo.
 
·         Miembro Fundador del Mo.Na.Re.FA - Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinas.
 
FUENTES: varias y propias.
 
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22/01/2015 18:13:03
 
 
El pueblo poniéndose el ferrocarril al hombro – Pintura de Thomas Kinkade
 
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