MUJER

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

 

EN EL CENTENARIO DE SU DECLARACIÓN

 

Producción periodística Haydeé Dessal * especial para Villa Crespo Digital 

 

8 DE MARZO DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

ABORTO: DRAMA DE MUJERES JÓVENES Y POBRES

 
7 de marzo del 2010
 
EN EL CENTENARIO DE SU DECLARACIÓN
 

"El aborto es un drama para las chicas jóvenes, pobres e ignorantes"

Así, Argibay exhortó a que el congreso trate el tema. Una ONG informó que cada 30 minutos una mujer llama a una línea especial para averiguar los métodos para abortar. 
Luego de la revelación de Crítica de la Argentina de que cada 30 minutos una mujer consulta telefónicamente los métodos para abortar, la integrante de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay volvió este martes a exhortar a los legisladores a tratar los proyectos de despenalización y aseguró que éste "es un problema de mujeres jóvenes, pobres e ignorantes" que no acceden a la educación ni a los métodos anticonceptivos.
"Yo no defiendo el aborto, no soy abortista ni ando persiguiendo a las mujeres embarazadas para que aborten", alertó la jueza, pero sostuvo que las complicaciones por la interrupción de la gestación en los sectores más humildes de la sociedad "es causa de muerte materna muy alta en nuestro país. Es una tragedia".
Argibay fue consultada por radio Continental un día después de que una ONG presentara en la Legislatura porteña los primeros resultados obtenidos de las consultas telefónicas a una línea creada para dar información sobre la interrupción farmacológica del embarazo. La información fue publicada en la edición de este martes de Crítica de la Argentina.
Según esa experiencia, "cada 30 minutos una mujer llama" para saber cómo abortar.
La línea telefónica "Aborto, más información, menos riesgos" fue impulsada por la ONG Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto con el objetivo de favorecer el acceso a la información sobre métodos correctos para llevar adelante esa práctica recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Cuando uno tiene los medios, no tiene problemas", sentenció la magistrada, y dijo no entender cómo todavía este tema sigue siendo "tabú".
La magistrada insistió en pedir al Congreso que discuta proyectos relacionados con esta problemática: "Había una iniciativa que no sé si tenía media sanción en Diputados, pero no se pudo tratar en el Senado. Hay una cantidad de influencia terribles", se quejó.
La jueza dijo que si bien a ella personalmente le "gustaría que nadie tuviera que abortar", ésta práctica parecería ser el único horizonte que queda, razonó, luego del "fracaso" en materia educativa y en la provisión de métodos anticonceptivos en los sectores más postergados de la sociedad.
"Dado que fracasamos en la parte de educación sexual, que es obligatoria o debería serlo, por lo menos, en las escuelas para que la gente tenga información, y también fracasamos con la provisión de anticonceptivos para que la gente no quede embarazada si no quiere, muchas veces a las mujeres la única salida que les queda es el aborto", estimó.
Para Argibay, lo que está faltando en la Argentina es una profunda "discusión" sobre este asunto. "Cuando se empieza a hablar del tema, aparece quien quiere proponer ideas o dar información y otros, que se limitan a insultar al contrario, al que piensa distinto y no debaten nada", lamentó.
La integrante de la Corte propuso "cambiar el eje de la cuestión y decir: esto tiene que ver con la igualdad y dignidad de libertad para las mujeres". En tal sentido, argumentó que si no hay una clara conciencia social del problema y un cambio de actitud, "a una criatura de 12 años violada, a veces por parientes o alguien de la casa, la obligamos a ser madre, a cargar con una criatura que ella no sabe ni siquiera qué tiene que hacer, ni entiende, y le condicionamos el resto de su vida".
Fuente: Crítica  22.09.09

Detrás de la pastilla
Cada 30 minutos, una mujer llama para asesorarse. Cifras reveladoras del primer balance del servicio de consultas telefónicas para asesorarse sobre el aborto farmacológico.
Todas las argentinas abortaron, en promedio, dos veces a lo largo de su vida. Esta cifra está dada por el Ministerio de Salud de la Nación y pone en evidencia una verdad áspera y definitiva: más allá de compartir la posibilidad de dar a luz, las mujeres están unidas por la experiencia común –y tanto menos luminosa de haber interrumpido un embarazo. A todas, dicen las estadísticas, les ha ocurrido. Y para esas “todas” –las pasadas y las futuras surgió, el 31 de julio pasado, una línea telefónica gratuita –llamada “Aborto: más información, menos riesgos”– que busca dar asesoramiento acerca de la interrupción farmacológica de un embarazo, y que en poco más de un mes dio dos batacazos en la opinión pública. En primer lugar, la organización no gubernamental (ONG) Lesbianas y Feministas por la Des criminalización del Aborto, a cargo de la gestión de esta línea, se animó a abandonar las disertaciones ideológicas y asumir el riesgo de dar asesoramiento práctico para abortar. Y en segunda instancia, en el día de ayer esta misma ONG presentó un balance del primer mes de actividad de la línea telefónica, y lo hizo en un escenario inédito en la historia argentina: el Salón San Martín de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
“Ésta es una intervención política inmensa”, aseguró ayer la diputada Diana Maffía, presidenta de la Comisión Especial de Igualdad Real de Oportunidades y de Trato entre Mujeres y Varones. “Ojalá que éste sea un paso previo a la despenalización del aborto. Ésta es una iniciativa de mucho coraje, y con Diana gestionamos este espacio en la Legislatura porque se trata de una causa para defender firmemente”, agregó Gabriela Alegre, presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud. Y así fue como, con la ayuda de ambas, sucedió: bajo una escultura de San Martín a caballo, al lado de la bandera argentina y entre las paredes de roble prosapia en el corazón mismo, en síntesis, de las instituciones las representantes de la línea telefónica dieron un panorama duro y esclarecedor, del que se puede hacer la siguiente síntesis:
El 92% de las mujeres llamó a la línea “Aborto: más información, menos riesgos” acompañada (en el 23% de los casos por sus parejas).
Hubo chicas de 13 a 47 años. De las menores de edad, el 11% llamó acompañada por sus madres.
El 82% de los varones no usó preservativo. Esto se debió –de acuerdo con lo que se desprendió de los llamados a las dificultades que las mujeres encontraban para negociar con los hombres la anticoncepción y la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS). Dentro de este porcentaje se encuentran declaraciones como éstas: “Él me dijo que era estéril”, “prometió acabar afuera”, “no lo pude evitar” o “me dijo que se había hecho una vasectomía”.
Más del 90% de las mujeres manifestó sentirse intimidada por conocer experiencias de violencia, amenazas o denuncias sufridas por mujeres que habían recurrido al sistema de salud.
“Lo que se desprende de todo esto es que las mujeres recibimos el tratamiento de un menor de edad que está bajo tutela –subrayó, luego de la lectura del informe, la legisladora Diana Maffía–. Somos menores de edad, perpetuas, incapaces de tomar una decisión sobre nuestro propio cuerpo. Porque aun considerando que el embrión tiene derecho a la vida (cosa que yo creo) el aborto plantea un conflicto de derechos, y cuando hay conflicto de derechos, según el código canónico, hay una decisión de conciencia. Las mujeres somos sujetos morales y tenemos derecho a decidir en la mejor de las condiciones de información. Por eso acompañé desde el principio la idea de esta línea telefónica”.
“VÁYANSE AL CARAJO”. La línea “Aborto: más información, menos riesgos” es un proyecto que ya fue puesto en marcha en países como Ecuador y que está financiado por las organizaciones Women on Waves (que cobró fama internacional por enviar kits abortivos integrados por las drogas misoprostol y mifepristone a cualquier lugar del mundo) y XminusY. Estas ONG cuentan con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología (FLOG), que respaldan el uso de métodos abortivos seguros como el misoprostol, ya que lo consideran agente de salud pública: bien administrado –en el marco de las primeras doce semanas de gestación, permite una interrupción segura y con un mínimo control médico posterior.
Por todo esto, quien llame al número de teléfono argentino encontrará asesoramiento para interrumpir un embarazo con misoprostol, un medicamento que sirve para tratar úlceras pero que, en los hechos, integra un descomunal mercado negro abortivo en el que entran usos correctos, pero también fatalmente incorrectos. De ahí que la democratización de esta información que circula sotto voce y suele quedar sujeta a la buena voluntad y los cánones morales de cada médico permita reducir la cantidad de abortos que se practican clandestinamente, con el consecuente riesgo de muerte.
“Nosotras no indicamos, ni recomendamos, ni prescribimos qué hacer, simplemente brindamos información de la OMS y de la FLOG que es de carácter público y que incluso está online, y a la que muchas mujeres, por diversos motivos, no tienen acceso –explicó Verónica Marzano, una de las activistas a cargo de la línea de asesoramiento, que además cuenta con el respaldo de un comité de médicos. Nosotras les decimos a las mujeres que llamar a esta línea no las compromete a tomar una decisión. Sólo les estamos dando información para que decidan bien. Y si quieren interrumpir el embarazo, les explicamos cómo hacerlo, siguiendo el protocolo de la FLOG en lo que refiere a la aplicación del misoprostol. Además, les explicamos que, ante un eventual aborto incompleto, tienen derecho a completar el aborto en un hospital, porque eso está legislado desde hace mucho tiempo. Esto es importante, porque muchas mujeres ponen en riesgo su vida ya que se resisten a ir al hospital por miedo al maltrato de los médicos”.
De acuerdo con el informe presentado en la Legislatura, la mayoría de las mujeres que llamaron a la línea manifestó haber consultado previamente a su médico por información sobre aborto, y haber recibido información falsa: que el misoprostol podía causarle un derrame cerebral, que necesitarían transfusiones de sangre, que las pastillas causaban infertilidad, etcétera. Incluso en casos en que las mujeres manifestaron padecer enfermedades o estar bajo tratamientos incompatibles con la continuación del embarazo, se llegó a escuchar por parte de los médicos frases como “yo estudié para salvar vidas”, “no puedo sacar algo que late” y “váyase al carajo”.

UN VIEJO DEBATE.
El derecho a interrumpir un embarazo, según algunas lecturas, está garantizado desde 1921 en el Código Penal. En el artículo 86, incisos a y b, se enuncian las situaciones en las que el aborto en la Argentina no es punible, y entre ellas está el riesgo para la salud de la mujer. De acuerdo con la definición de la OMS, “la salud” consiste en “el estado de bienestar bio-psicosocial”, de ahí que todo embarazo no querido pueda entenderse como un problema para la salud de cualquier individuo. “Esto sería suficiente argumento para que el acceso al aborto fuera universal, seguro y en manos del Estado –sentenció ayer el médico ginecólogo Fernando Giayetto, asesor de la línea telefónica–. El misoprostol es eficaz y casi no tiene complicaciones si se lo usa con racionalidad. Remarco el término ‘racional’, porque hay barreras interpuestas entre la razón de los médicos que poseen el conocimiento y de las mujeres que lo ignoran. Al no ceder ni compartir con las mujeres el conocimiento y la existencia de esta tecnología, estamos obligando a quien lo necesite a usar su ingenio para crear o buscar otra herramienta, siempre menos segura y casi seguramente mortal. Aunque los médicos neguemos esta información, las mujeres acceden igualmente al conocimiento acerca de esta droga. Conocer su existencia no garantiza su adecuado uso, lo que puede provocar que disminuya su eficacia causando negación y desconfianza sobre un excelente recurso terapéutico”.
El misoprostol existe desde hace años bajo la marca Oxaprost 75, un remedio que se usa para tratar úlceras y que se compone de diclofenac (un antiinflamatorio) y misoprostol (un aislante gástrico que produce contracciones, y por ende resulta abortivo). Fueron justamente las propiedades abortivas del Oxaprost las que alimentaron el bruto mercado negro de este producto. Si bien el medicamento se comercializa bajo receta, la Asociación de Farmacéuticos de la República Argentina estima que el 60 por ciento de las ventas está relacionado con la interrupción de un embarazo. El problema es que, al realizarse de manera clandestina, sin una consejería oficialmente organizada –como sí existe en Uruguay–, el misoprostol arrastra el riesgo de una administración equivocada que puede derivar en hemorragias o en un aborto incompleto que realmente ponga en peligro a las mujeres.
Sin ir más lejos, todas las mujeres que llamaron a la línea sabían de la existencia del misoprostol o “la pastilla para abortar”, pero estas referencias estaban cargadas de mitos, errores y prejuicios que podían ponerlas en peligro, del mismo modo que la mala información puso en peligro a cientos de miles de mujeres a lo largo de los siglos. Al respecto, el médico ginecólogo Fernando Giayetto graficó esta parábola histórica en tres líneas: “Dedico esta presentación a Lilian, mi madre, que abortó en condiciones seguras hace 50 años. A Luciana, mi pareja, por sus aportes y apoyo. Y a Ana María, abuela de mi Luciana, que murió de una sepsis por aborto inseguro hace 50 años”.
Línea Aborto, más información, menos riesgos: 011-15-66647070 (se puede llamar o mandar un mensaje de texto y en la línea contestan gratuitamente).
Josefina Licitra.
Fuente: Critica digital 22.09.09

Un nuevo libro que abre el debate sobre el aborto

"El aborto en debate" de Mariana Carbajal, ofrece un panorama exhaustivo de un tema complejo, incómodo y de aristas filosas, que en la Argentina provoca la muerte de un promedio de 100 mujeres por año como consecuencia de prácticas inseguras.
En el libro "El aborto en debate" la periodista Mariana Carbajal ofrece un panorama exhaustivo de un tema complejo, incómodo y de aristas filosas, que en la Argentina provoca la muerte de un promedio de cien mujeres por año como consecuencia de prácticas inseguras, y que suelen estar ligadas al nivel socioeconómico de las afectadas.
"La idea del libro es convertirse en un insumo que promueva la apertura del debate sobre el aborto", señaló Carbajal en diálogo con Télam, quien recopiló artículos, entrevistas, testimonios en primera persona y estadísticas -publicados en el diario Página 12- que trazan un recorrido de los últimos años en relación a la problemática del aborto en la Argentina.
El libro editado por Paidós -que propone abrir una discusión de fondo sobre un tema que no suele inundar los medios de comunicación- señala que "cada año se producen entre 460 mil y 600 mil interrupciones voluntarias del embarazo en la Argentina: casi un aborto por cada nacimiento registrado en el país".
"Por año, en la Argentina mueren un promedio de cien mujeres por abortos inseguros y muchas más quedan con graves lesiones en su aparato reproductor como consecuencia de recurrir a prácticas no seguras, según las estadísticas de salud pública", detalla la autora.
"La prohibición del aborto afecta fundamentalmente a las mujeres pobres en la Argentina. Hay una cuestión que tiene que ver con una profunda inequidad social, porque la que puede pagar accede a una interrupción voluntaria del embarazo seguro en una clínica privada y la que no, no", sintetiza la autora.
"Las mujeres de sectores medios o medios altos recurren a un aborto seguro pagando en una clínica privada, aunque es ilegal, pero las que ponen en riesgo sus vidas, las que quedan con lesiones graves, o pierden un ovario, o el útero, son las mujeres pobres que recurren a métodos inseguros porque no tienen el dinero para pagar una clínica privada", enfatiza Carbajal.
A lo largo del volumen, la periodista especializada en derechos de las mujeres y salud sexual y reproductiva, entrevista a médicos, investigadores, legisladores, funcionarios y abogados, presenta algunos de los casos que tuvieron mayor repercusión mediática -que le tocó cubrir- y pone la mirada en otros países de la región que han dado pasos concretos hacia la liberalización de sus leyes.
"En el hospital Pablo Soria, de San Salvador de Jujuy, el más importante de la provincia por número de partos, todavía se ven mujeres que, en la desesperación por no continuar con un embarazo no planificado, recurren a métodos tan precarios como peligrosos, como la introducción de tallo de perejil, de agujas y de sondas", señala la autora, en el capítulo que incluye una entrevista al jefe de la Unidad de Ginecología de ese centro médico.
Para Carbajal, "tiene que quedar claro que nadie pretende ni promueve que las mujeres recurran al aborto, pero como las mujeres recurren igual en circunstancias de su vida, es fundamental que desde el Estado se promuevan y brinden las herramientas para evitar los embarazos no deseados".
"Es necesario que haya educación sexual en todas las escuelas desde el nivel inicial, como establece la ley, que haya acceso gratuito a los anticonceptivos en todos los sectores de salud, tal como establece el programa de salud sexual y reproductivo, que haya campañas públicas que indiquen a mujeres y varones que tienen derecho a pedir gratuitamente anticonceptivos".
"Lo ideal sería que ninguna mujer tuviera que recurrir al aborto pero el punto es que, si llegado el caso se enfrenta a un embarazo no deseado por distintas circunstancias de la vida, pueda interrumpir voluntariamente esa gestación de forma segura, sin poner en riesgo su vida", sostiene Carbajal.
A nivel parlamentario, cuenta la periodista que existe un proyecto de ley que plantea la despenalización del aborto, elaborado en forma conjunta por más de 200 organizaciones sociales, presentado en el Congreso con la firma de diputados de las principales fuerzas políticas, aunque aun no ha sido debatido.
"Hay cierto temor al poder simbólico de la jerarquía católica, especialmente en las provincias, y también cierta sensación de que va a caer mal el tema, que sigue siendo tabú", advierte la autora, y reconoce que "por supuesto, las presiones para que nada cambie son fuertes, y los sectores fundamentalistas actúan permanentemente para que esto no se modifique".
El libro no deja de lado los pormenores de casos emblemáticos como el de L.M.R., una adolescente con discapacidad mental de la localidad de Guernica que, en 2006, tuvo que enfrentar un tortuoso camino judicial para reclamar la interrupción legal de un embarazo producto de un abuso sexual y que finalmente debió realizarse la intervención en un circuito clandestino.
También, presenta el caso de Ana María Acevedo, una joven de 20 años, madre de tres hijos, que murió en un hospital santafesino sin tratamiento para su cáncer porque los médicos le negaron un aborto terapéutico y no quisieron aplicarle quimioterapia porque estaba embarazada.
La autora dedica un capítulo también a la situación de otros países con tendencia a la despenalización, como Colombia, México, Uruguay -donde el debate quedó trunco por un veto del presidente- o España, que está discutiendo un anteproyecto de ley para establecer el derecho de las mujeres a interrumpir voluntariamente el embarazo.
Fuente: Télam 20.07.09
 
 

Hoy es el día


El 28 de mayo es el día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Aquí presentamos el comunicado de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito.
En el día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, quienes integramos la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito renovamos nuestro compromiso para lograr la despenalización y legalización del aborto, como una causa justa en razón de su contenido democrático y de justicia social.
Queremos lograr el acceso de todas las mujeres que así lo decidan al aborto legal, seguro y gratuito, lo que significa que se realice por decisión de la mujer, hasta las 12 semanas de gestación y sin límite de tiempo en los casos de violación, peligro de salud o vida para la mujer.
Exigimos que los derechos humanos sexuales y reproductivos, consagrados como derechos humanos sean una realidad cotidiana en la vida de todas las mujeres y varones
En la Argentina el aborto voluntario está penalizado, la ilegalidad no impide su práctica, solamente aumenta los riesgos y atenta contra la dignidad de las mujeres y de toda la sociedad. Ninguna mujer muere a consecuencia de un aborto en los países donde es legal. La ilegalidad del aborto da lugar a prácticas diferenciadas según la condición socioeconómica de las mujeres y a la falta de información. Mientras que las mujeres de los sectores mejor ubicados social y económicamente acuden en forma privada a profesionales idóneos, las más pobres deben recurrir a procedimientos caseros o de baja calidad, y por lo tanto, riesgosos para su salud y su vida.
El misoprostol, ampliamente utilizado, es una alternativa para reducir daños y riesgos y disminuye los altos índices de mortalidad de mujeres por aborto. Por estas razones nuestra Campaña, contribuirá a informar sobre su uso seguro y correcto, porque las mujeres tenemos derecho a acceder a información confiable y que nos permita decidir soberanamente sobre nuestro cuerpo. No queremos ni una sola muerta más por abortos clandestinos.
Convocamos a todas las fuerzas políticas, sociales y organizaciones que, como la Campaña, estén convencidas de que el derecho al aborto legal y seguro es imprescindible para alcanzar la igualdad política de las mujeres con los varones y la igualdad social de las mujeres entre sí a sumarse a nuestra lucha:

Exigimos:
Tratamiento en el Congreso de la Nación de nuestro proyecto de ley, cuya primera presentación en el Congreso de la Nación fue el 28/5/07, en 2008 vuelto a presentar con 22 firmas de Diputadas/os de un amplio arco político adhiriendo al proyecto.
Efectiva implementación de la Ley Nacional 26.150/2006 de Educación Sexual Integral.
Aplicación efectiva del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, Ley Nacional
25.673/2003. Distribución permanente de anticonceptivos.
Aplicación efectiva de ABORTOS NO PUNIBLES previstos por el Código Penal desde 1921, art. 86, cuando peligra la vida y/o salud de la mujer y en todos los casos de violación, sin judicialización ni demoras, con la indicación del médico interviniente, según está aconsejado en la Guía para la Atención de los Abortos No Punibles publicada por el Ministerio de Salud de la Nación.
Aplicación efectiva del Protocolo de Asistencia Humanitaria del Post-aborto.
Cumplimiento del Compromiso para la Disminución de la Mortalidad Materna (COFESA 2005)
 Aprobación del uso obstétrico del misoprostol.
Implementación de Consejerías pre y post aborto en todos los hospitales públicos, respetando los derechos universales a la información y a la salud integral en el mejor nivel de atención posible.
EDUCACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR, ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR,
ABORTO LEGAL PARA NO MORIR

 

Intentan revitalizar el Programa de Salud Sexual

Ana Ferrarotti está al frente del Programa de Salud Sexual y Reproductiva desde diciembre del 2008, cuando Ana María Suppa dejó el cargo cuestionando las irregularidades en la falta de entrega de anticonceptivos en los centros de salud.
Con el objetivo de recuperar un programa venido a menos a nivel nacional y provincial, Ferrarotti está poniendo en marcha varias iniciativas, entre ellas un monitoreo del Programa en acuerdo con organizaciones de la sociedad civil, y conserjerías pre y post aborto en diferentes instituciones sanitarias del país.
"No estamos contentos con el trabajo que están haciendo los efectores públicos de salud. Hay lugares en los que no se están haciendo ligaduras tubarias ni colocando DIUs confesó Ferrarotti durante la presentación de la guía Tu cuerpo, tu salud, tus derechos-".
Para revertir esta mala implementación del Programa Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, se empezó a trabajar con promotores y promotoras de salud , organizaciones de la sociedad civil, y con las defensorías ciudadanas, con el objetivo de que se recojan las quejas de la gente y se efectivicen acciones con las y los efectores que no cumplan su tarea.
Una persona que quiera manifestar su disconformidad por el incumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos puede enviar un correo electrónico a saludsexual@msal.gov.ar o llamar al 0-800-3333444.
 
Conserjerías
A la vez, están a punto de ponerse en práctica conserjerías pre y post-aborto en al menos dos instituciones públicas del país, emulando el ejemplo de Uruguay, donde el Hospital Pereira Rossell, de Montevideo, logró reducir el índice de mortalidad materna de 302 a 2 muertes entre el año 2001 y el 2007 por las conserjerías post-aborto y la realización de abortos medicamentosos, según señaló Ferrarotti durante su disertación.
En Argentina, el misoprostol uno de los medicamentos que se utilizan para interrumpir un embarazo y que es fundamental para concretar una buena conserjería sobre aborto- no es de venta libre y la única manera de conseguirlo actualmente es mediante receta para tratamiento de la úlcera.
Sin embargo, es probable que en los próximos meses se autorice su venta para uso obstétrico.
Fuente: Tucumán Noticias
 

La atención imprescindible


En la Argentina todos los años se internan alrededor de 70 mil mujeres por consecuencias de abortos clandestinos.
El Programa de Mejoramiento de Atención Post Aborto indica que las pacientes deben ser tratadas dignamente, no denunciadas, y que siempre deben ser orientadas en anticoncepción antes de irse del hospital. Sin embargo, muchas veces los médicos siguen sin tratar bien a las pacientes que llegan con hemorragias o infecciones.
Carina llegó al Hospital Centenario de Rosario con muchos dolores. La revisaron y la mandaron a su casa con una receta de Ibuprofeno 600. Al otro día los dolores le seguían y la hemorragia era imparable. Su mamá la llevó a otro centro de salud en remís. Cuando los médicos la vieron en el Hospital Provincial de Rosario ya no pudieron hacer nada, era demasiado tarde y la infección estaba demasiado extendida. Carina murió. Murió de una muerte evitable. Carina murió por realizarse un aborto que en situaciones normales (no en la ilegalidad) no tiene prácticamente riesgos. Carina no sólo murió por la clandestinidad en la que las mujeres abortan. También murió por los prejuicios y los maltratos que desalientan a las mujeres a ir al médico después de practicarse un aborto.
“La pérdida de un embarazo (aborto) sin la atención adecuada puede producirte graves complicaciones. Ante la interrupción de un embarazo concurrí al hospital o centro de salud más cercano. No tengas miedo”, invita un folleto del Programa de Mejoramiento de Atención Post Aborto del Ministerio de Salud de la Nación, pero que no siempre se lleva a la realidad. Y que no siempre se cumpla cuesta vidas.
A Carina la receta de ibuprofeno le quitó la posibilidad de parar su infección y seguir criando a Matías de 16 años, Flavio de 11 y Emilse de 7. Carina tenía 30 años y 3 hijos. Trabajaba como niñera. Murió a causa de una muerte evitable. Y porque todavía no sólo el aborto es clandestino e inseguro, sino que tampoco la atención de las mujeres después de un aborto –que no plantea conflictos éticos ni legales– tiene la prioridad que la vida de las mujeres debería tener.
Carina murió en febrero del 2008. En el 2007 fallecieron 74 mujeres sólo como consecuencia de abortos clandestinos, según las cifras oficiales. “Estamos en una etapa de sensibilización con los médicos para que tengan conciencia de lo que pasan las mujeres cuando sufren un aborto y que las atiendan bien. Los profesionales tienen que ver el riesgo de que las mujeres se mueren si no van al hospital por miedo al reproche”, subraya la ginecóloga Ana Ferraroti, coordinadora del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable.
El ginecólogo y obstetra del Hospital Álvarez Daniel Lipchak es el director del Programa de Mejoramiento de Atención Post Aborto y acentúa: “Estamos promoviendo un trato humanizado y la aspiración manual endouterina (AMEU) porque tiene menos riesgos que un raspado con una cureta de metal”. “Hay que respaldar más el programa”, expresa Ferraroti.
Un dato clave para mostrar el atraso nacional es que Uruguay y Chile (con indicadores de salud y desarrollo humano en promedio peores que los argentinos) tienen una mortalidad materna mucho más baja que la local. Por eso, Ferraroti mira con atención el programa uruguayo de consejerías para las mujeres. “En el 2001 en Uruguay tenían 302 muertes maternas y en el 2007 sólo 2 con programas de atención pre y post aborto”, compara la funcionaria los resultados apenas al otro lado del Río de la Plata.
¿Para bajar la mortalidad materna hay que seguir el modelo uruguayo?

–En la Argentina en este momento el 24% de la mortalidad materna es a raíz del aborto. No es más la primera causa de mortalidad materna. En el 2007 se murieron 74 mujeres por abortos de las 336 que fallecieron en total por causas relacionadas con el embarazo, el parto o el puerperio. Igual, es un número altísimo y se puede disminuir –dice Ferraroti.
¿Hay voluntad política de prevenir la muerte de mujeres por infecciones post aborto?
–Sí, hay conciencia política, pero es un largo camino que hay que recorrer. Tenemos que aprender de Uruguay y de Chile, que han bajado la mortalidad materna en el día a día. Este es un trabajo de hormiga para que las cosas mejoren.
¿Hay garantías de que todas las mujeres pueden acceder a un anticonceptivo gratuito justamente para prevenir abortos o continúa la falta de insumos?
–La provisión de anticonceptivos está mejorando. Acabamos de recibir la primera parte de una licitación y tenemos anticonceptivos orales y de lactancia en el depósito. Estos días se dijo que en Corrientes no había anticonceptivos, ya mandamos la orden para que retiren los insumos y todavía no los han retirado. Es cierto que este año hubo todavía falta de insumos, pero nos estamos recuperando.

Pacientes, no criminales
“Vamos a capacitar a las mujeres y a generar promotoras como para que ellas se hagan carne de esto y sepan que tienen derecho y que no tienen que ser denunciadas si van a un hospital después de abortar. También vamos a trabajar con una red de defensorías y organizaciones no gubernamentales para que nos avisen si se vulneran sus derechos en la atención post aborto o si se niegan a colocarles DIU o a ligarles las trompas. Queremos empoderar a las mujeres”, asegura Ferraroti.
Lipchak delinea las indicaciones del Programa que por ahora se instauró en algunos hospitales del país, pero que aspira a instalarse en todos los centros de salud: “No discriminamos entre aborto espontáneo o provocado; cualquiera de las dos situaciones es traumática para la mujer. Ya no se hace más la denuncia policial para que las mujeres puedan acudir tranquilas al hospital. Además, estamos promoviendo una atención integral no solamente para resolver la pérdida de sangre o la infección y mandarla a casa; para nosotros es central la consejería en salud reproductiva y entregarle un método anticonceptivo antes del alta para que no vuelvan a tener un embarazo no buscado”. “Las mujeres tienen derecho a ser tratadas como corresponde, hay que examinarlas en un lugar resguardado de miradas externas y si la mujer no quiere que se le cuente a nadie lo que está pasando, ni siquiera a un familiar, no se lo contamos. El tema es ponerse en el lugar del otro”, dice Lipchak.
Gabriela Luchetti está al frente del Servicio de Ginecología en el Hospital Provincial de Neuquén “Eduardo Castro Rendon” y una de sus prioridades es atender a todas las mujeres en forma integral, apropiada y oportuna. “Comenzamos a implementar la vacuoextracción, que es el método validado para cumplir con la atención adecuada desde lo técnico porque permite un alta precoz y da tiempo para la consejería post aborto. Ahora el 98% de las mujeres se van de nuestro servicio con su método anticonceptivo. Otra cosa muy importante es que mejoró el trato y no tuvimos más denuncias (porque antes cuando alguna paciente en esta situación corría peligro de muerte o daños graves se la denunciaba para deslindar responsabilidades). También notamos que con el uso del misoprostol han disminuido enormemente las internaciones y las complicaciones por mujeres en situación de aborto.”
Gabriela trabaja hace 25 años entre sábanas mentirosamente blancas marcadas por la verdad latente de las mujeres y remarca: “Se podrían evitar muchas complicaciones si no fuéramos tan hipócritas” y cuenta las vidas que ve acostarse en las camillas hospitalarias que reciben los abortos sin dirección ni camas. “Recuerdo una mujer que había dejado sus tres hijos chiquitos en un ropero, porque en el barrio los podían lastimar y por eso estaba desesperada por el alta. Uno se piensa que la vida de ellas es igual a la nuestra, que tenemos auto, teléfono, apoyo familiar, pero ellas suelen estar muy solas, desvalidas y con miedo. Imaginate si encima las denuncian.”
Luciana Peker
Fuente: Pagina 12
 

Una línea con record de llamados

A una semana de abierto el número para información del Misoprostol, mujeres de 14 provincias se comunicaron con el número que ofrece información sobre el aborto con medicamentos. Los fundamentos.
Mujeres de catorce provincias se comunicaron en la primera semana a la línea habilitada para dar información sobre el aborto con medicamentos. La iniciativa fue lanzada a fin de julio en el país por una ONG feminista, en el marco de un proyecto regional que apunta a democratizar la información que está disponible, publicada por la OMS y la Federación Latinoamericana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia, y permitir que llegue a las mujeres de sectores más vulnerables que no tienen acceso a Internet, para contribuir a reducir las muertes como consecuencia de abortos inseguros, principal causa de la mortalidad materna en la Argentina. “Las mujeres que llaman están muy agradecidas”, comentó a Página/12 la trabajadora social Verónica Marzano, una de las activistas que atiende el teléfono, un número de celular (011-156-664-7070), al cual también se puede enviar un mensaje de texto pidiendo que le devuelvan la llamada. Organizaciones del movimiento de mujeres, sociales y académicas expresaron su respaldo a la propuesta, que ya está en marcha en Ecuador y Chile y pronto se replicará en otros países de Latinoamérica.
“Más información, menos riesgo” es el espíritu con el cual activistas de la ONG Lesbianas y Feministas por la Des criminalización del Aborto se sumaron a una iniciativa que surgió un año atrás en Ecuador, para informar sobre el uso del misoprostol, una droga de uso obstétrico, que puede ser utilizada para interrumpir un embarazo. “No brindamos asesoramiento. Acercamos a las mujeres información avalada por la Organización Mundial de la Salud y la Federación Latinoamericana de Sociedades de Ginecología y Obstetricia”, explicó Marzano, integrante de Lesbianas y Feministas por la Des criminalización del Aborto. “Quienes atendemos la línea no somos médicas”, aclaró. “Del feminismo aprendimos la importancia de transmitir información entre mujeres. Este enfoque de educación entre pares fue muy usado por las personas VIH+ y por los grupos LGTB (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales) durante la crisis del sida con resultados óptimos”, sostiene el folleto que imprimieron para darle difusión.
Mujeres de 18 a 45 años, de distintas puntos del país, llamaron desde que se dio a conocer el número a fin de julio. “La información no las compromete a tomar ninguna decisión”, agregó Marzano. “Las que llaman a la línea ya conocen el misoprostol, pero tienen mala información que puede derivar en un aborto inseguro”, apuntó. Trabajan con un protocolo de atención y cuentan con el asesoramiento de un comité médico.
El misoprostol es considerado una droga “esencial” por la OMS. La Flasgo publicó un manual donde se detalla sus usos obstétricos, entre ellos la posibilidad de suministrarlo para interrumpir un embarazo. El derecho a la información, a la libre expresión y a conocer los avances de la ciencia son los tres pilares en los que se fundamenta la propuesta, que respalda la organización internacional holandesa Mujeres sobre las Olas, conocida por el barco que lleva a la costa de países donde el aborto está prohibido para realizar las IVE a bordo. Las promotoras de la línea recibieron en el país el asesoramiento de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC). “La falta de acceso igualitario a información pública afecta a la salud, la libertad, la dignidad y hasta la vida, por estas razones resulta esencial democratizar la información”, señaló Alvaro Herrero, director ejecutivo de la entidad.
Para el epidemiólogo Gonzalo Moyano, la línea responde a una razón de “estricta justicia y salud pública”. “La mortalidad materna por aborto inseguro en la Argentina es escandalosamente alta. Las mujeres tienen un derecho, que todavía no está plenamente reconocido, a decidir qué hacen con su cuerpo”, opinó Moyano, profesor de la Cátedra Libre de Salud Pública y Derechos Humanos de la UBA, uno de los referentes que expresó su adhesión al proyecto, junto con casi un centenar de organizaciones y representantes del movimiento de mujeres y de entidades sociales y académicas como el Grupo de Estudios sobre Sexualidades, del Instituto de Investigaciones Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la APDH de La Matanza, la Asamblea de Mujeres de la Federación de Organizaciones de Base, la Asociación de Especialistas Universitarias en Estudios de la Mujer (Adeuem) y el Área de Género y Derechos Humanos de las Mujeres, Instituto de Derechos Humanos, de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional de La Plata.
El proyecto nació en junio de 2008 en Ecuador, donde existe un marco normativo similar a la Argentina. A pesar de ser ilegal, salvo algunas excepciones, se estima que se realizan en ese país alrededor de 95.000 abortos por año. El 28 de mayo, una línea similar a cargo de la Red de Salud de las Mujeres arrancó en Chile, donde el aborto está prohibido.
Mariana Carbajal
Fuente: Pagina12

Un tema abortado en la campaña

El posicionamiento de los candidatos a favor o en contra de la interrupción de embarazos. Las definiciones no abundan en las plataformas, pero Página/12 consultó a los postulantes.
Scioli, De Narváez y Macri se oponen a la legalización, mientras Stolbizer, Sabbatella y Solanas están a favor, al igual que el PS porteño y los partidos de izquierda.
La legalización del aborto se ha convertido en un tema tabú para el Congreso, a pesar de las decenas de proyectos presentados por legisladores de diferentes extracciones políticas que nunca llegaron al recinto. Tampoco es uno de los ejes de debate en la campaña electoral, donde las definiciones sobre esa problemática escasean en las plataformas partidarias. Página/12 realizó un relevamiento entre los candidatos de los principales frentes electorales para recabar su opinión. Daniel Scioli, Francisco de Narváez y Mauricio Macri se oponen a la despenalización, Margarita Stolbizer considera que hay que “avanzar” en ese sentido aunque la plataforma del Acuerdo Cívico y Social no lo contempla. Martín Sabbatella y Fernando “Pino” Solanas están a favor de la legalización, al igual que los socialistas porteños y la mayoría de los partidos de izquierda. Carlos Heller propone la realización de una consulta popular.
El tema divide aguas entre quienes proponen terminar con los abortos clandestinos como una de las principales causas de muerte entre las mujeres y quienes plantean objeciones religiosas o de conciencia. La misma discusión que atraviesa a casi todo el arco político.
Para el oficialista Frente Justicialista para la Victoria, la postura es en contra de la legalización, aunque en su seno convivan varias diputadas que militan a favor de la despenalización. La posición la fijó la propia presidente Cristina Fernández cuando todavía era candidata al sillón de Rivadavia. “Siempre me he definido en contra del aborto”, dijo la entonces candidata, y señaló que no cree que “los que abogan por la despenalización estén por el aborto”, lo que consideró “una simplificación”. En el mismo sentido se pronunció el gobernador bonaerense y candidato oficialista ante la consulta de Página/12: “Estoy en contra del aborto. Concuerdo con lo establecido por nuestro Código Penal, que protege la vida desde la concepción y en todas sus etapas, sin descuidar la salud de las madres”, dijo Scioli.
El macrismo y sus aliados coincidieron también en fijar posición contra la legalización. “Estoy en contra del aborto, éste no puede ser un derecho ni parte de una decisión personal. El derecho es y debe ser siempre el derecho a la vida. Debemos trabajar en la prevención, impulsando programas y campañas de educación sexual y reproductiva, especialmente en los adolescentes”, señaló De Narváez a este diario. El PRO expresó la misma postura. “Entre nuestros diputados hay libertad de conciencia sobre este tema, sin embargo, todos coincidimos en dos puntos centrales: trabajar fuertemente en la prevención de los embarazos no deseados y en el acompañamiento del Estado a las madres adolescentes. Estoy en contra del aborto. Defiendo los derechos humanos de los más indefensos, las niñas y niños por nacer que no tiene voz”, afirmó a este diario Paula Bertol, diputada, candidata y reconocida militante católica.
En declaraciones periodísticas, Margarita Stolbizer afirmó que “hay que ir en camino de la despenalización. Es un tema en el que he presentado proyectos para comenzar despenalizando lo que tiene que ver con el aborto producto de una violación y abrir una discusión muy profunda. Ninguna mujer está a favor del aborto. De lo que estoy en contra es que se considere un delito”. Sin embargo, en la Coalición Cívica y en el radicalismo hay posturas encontradas. Diferencias que se saldaron en la redacción de la plataforma del ECyS exigiendo sólo “la aplicación plena del artículo 86 del Código Penal sobre abortos no punibles”.
Dentro del espacio de centroizquierda, las definiciones son mucho más claras a favor de la despenalización. “Si, estoy a favor de la despenalización, respetando la libertad individual en el marco de la contención integral de adolescentes y sectores vulnerables, en conjunto con políticas de prevención”, respondió Pino Solanas, candidato de Proyecto Sur. “Estoy a favor de la despenalización y del derecho de la mujer a decidir. Hay que terminar con el aborto clandestino que es la principal causa de muerte entre las mujeres”, dijo a Página/12 el candidato del bonaerense Nuevo Encuentro, Martín Sabbatella.
Para Aníbal Ibarra, de Diálogo por la Ciudad, “hay que avanzar en la despenalización” porque “la problemática del aborto no se resuelve con el Código Penal. No puede tratarse como delincuente y enviar a prisión a la mujer que se practica un aborto. Hoy en la Argentina el aborto está ‘permitido’ para los que tienen recursos económicos. Se lo pueden hacer sin inconveniente alguno. Los que no los tienen lo hacen en cualquier lado y de allí la gran cantidad de mujeres humildes que mueren por infecciones post aborto”. En cambio, el candidato oficialista Carlos Heller aseguró que “un tema tan delicado merece un gran debate y la difusión masiva de las posturas para que la ciudadanía defina a través de una consulta popular si se despenaliza o no”.
Los socialistas porteños (que no se sumaron al ACyS) son quienes establecieron en su plataforma mayores precisiones a favor de la despenalización. El Partido Obrero y los frentes de izquierda que aglutinan al PTS, MAS e IS, por un lado, y al MST y el MIDJ, por el otro, también incluyeron en su plataformas la “legalización” e hicieron propia la consigna “anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Para Luis Zamora (AyL), es necesaria una “inmediata investigación para corroborar los numerosos informes médicos que indican que el aborto es practicado por millones de mujeres y su penalización determina que se efectúe en condiciones que multiplican los riesgos de vida de las mujeres”, para luego determinar el cambio de la legislación vigente.
Miguel Jorquera
Fuente: Página 12
 

 

 

 

 

 

 

De eso no se habla


El aborto mata a casi tantas mujeres como la inseguridad, ¿Por qué los políticos en campaña prefieren evitar el tema?.
No es que no tomara precauciones. Todos los días, se movía en un auto blindado. Usaba chaleco antibalas debajo del guardapolvo. En su clínica había detectores de armas y guardaespaldas. Para George Tiller, un médico de Kansas, lo que consideraba su deber era un destino ineluctable escrito con sangre. Los opositores ventilaban en Internet todos sus movimientos; los nombres y fotos de su familia, amigos, socios y pacientes; el lugar donde vivía; los restaurantes en los que comía; la iglesia luterana de Wichita a donde iba todos los domingos.
En el interior de esa iglesia, el pasado domingo 31 de mayo, un hombre se acercó con sigilo a Tiller para cumplir lo que sentía su “deber”. Y lo mató con un balazo inapelable en la cabeza. Las razones no son difíciles de imaginar: Tiller era uno de los pocos médicos de EE. UU. que reconocían realizar abortos legales después de la semana 21 de embarazo (en su foja llevaba más de 60.000 procedimientos de todo tipo), por lo cual se había transformado en el objeto de la furia de los movimientos “pro-vida”, que lo tildaban de “asesino serial”. Muchos de los activistas celebraron el homicidio en foros en la web, aunque formalmente lo condenaran. “Fue una barbarie… ¡en pleno siglo XXI! Los que creen que el aborto es un asesinato, acaban por sentirse justificados cuando matan a alguien”, protesta en diálogo con Newsweek Carmen Barroso, una socióloga brasileña doctorada en la Universidad de Columbia que dirige la filial regional de la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés), con sede en Londres. “Espero que semejantes niveles de violencia no pasen nunca acá”.
Cuando dice “acá”, Barroso habla de la Argentina, pero también de la región. La especialista vino esta semana a Buenos Aires para participar de un foro donde presentó, por primera vez en América Latina, una declaración de la IPPF sobre los derechos sexuales. El documento tiene diez artículos que promueven desde el acceso a servicios de salud reproductiva hasta el respeto del secreto profesional y la atención médica sin consentimiento de los padres.
Y, también, el derecho al aborto seguro. En tres líneas del artículo 9. Para sus detractores, la IPPF es la mayor organización abortista en el mundo, una especie de lobbista multinacional financiado por los países desarrollados para controlar la población. Pero Barroso aclara que nadie quiere estimular el procedimiento, sino la posibilidad de que sea una opción cuando hayan fallado la educación sexual y los métodos anticonceptivos. Y que en los países que legalizaron la interrupción del embarazo, no aumentaron los abortos ni la promiscuidad pero sí bajaron las muertes maternas, como ocurrió en México, D.F.
El problema es que los embarazos no deseados ocurren. Muchas veces. Las organizaciones que defienden los derechos reproductivos, y hasta el ex ministro de Salud Ginés González García, reiteran desde hace años que en Argentina se practican 500.000 abortos clandestinos anuales, muchas veces en condiciones extremas de precariedad. Y que decenas de miles de mujeres son internadas por complicaciones. Los registros oficiales indican que todos los años mueren alrededor de cien jóvenes en todo el país por abortos incompletos o complicados, aunque se estima que la cifra real es mayor. En ese sentido, las muertes por abortos, la segunda causa de mortalidad materna, podrían compararse con las de mujeres menores de 44 años que fallecen como consecuencia de la inseguridad: cerca de 150 fueron víctimas de homicidios dolosos durante 2007, según datos de la Dirección de Política Criminal del Ministerio del Interior.
Pero, por supuesto, el aborto no es un tema central de la campaña. Y nadie quiere mover el avispero en un tema tan revulsivo para la Iglesia y los sectores conservadores, en el que cualquier toma decidida de posición puede restar más votos que traerlos. Para el papa Benedicto XVI, “el aborto no puede ser un derecho humano, es totalmente opuesto. Es una gran herida en la sociedad”, sentenció.
Carlos Ray, ex profesor de Medicina Legal de la Universidad Católica Argentina y ex vicedecano de la Facultad de Medicina de la UBA, se queja de que pocas veces se hace explícito que por cada mujer que fallece debido a un aborto, también muere un niño. “(El embrión) es una persona humana con toda la dignidad que le corresponde, por su cuerpo, su alma y su destino trascendente. Ya sea que mida milésimas de milímetros, o que se trate de un feto de varios centímetros de largo”, puntualiza. El médico pediatra y legista, miembro de honor del Consorcio de Médicos Católicos, agrega que el acto se denomina “interrupción del embarazo”, cuando en realidad lo que está haciendo es “matar a una persona”.
No resulta extraño que bajo semejante retórica, la prédica contra el aborto se extienda a aquellos pocos casos que la legislación argentina, y de la mayoría de los países, autoriza: cuando se trata de embarazos producto de violación en una mujer idiota o demente, o cuando está en juego la vida de la madre. El mes pasado, la Cámara en lo Criminal de Viedma, Río Negro, avaló la interrupción del embarazo en una nena de 13 años que había sido violada. La Vicaría de la Fraternidad del obispado de Viedma reaccionó indignada: “¿Dónde estamos como sociedad frente a tantos niños cuyos derechos son vulnerados? ¿Nadie se da cuenta? ¿Nadie ve?”. La ONG católica Fundación Argentina del Mañana, por su parte, emitió un comunicado en el que recuerda que el “homicidio intrauterino reapareció en Occidente por mano de los legisladores del socialismo soviético y del socialismo nacional alemán, como precursor diabólico de los millones de muertos en los genocidios”. El documento agrega que la inocente e indefensa persona en el vientre materno es digna de conmiseración y apoyo, y advierte que nuestra patria podría entrar “en una vorágine de pecados que gritan al cielo y claman a Dios por venganza”.
A Barroso, esa música le suena conocida. Escuchó y leyó muchas veces argumentos similares, esa verba inflamada, esa indignación moral. El problema, señala con un aire entre resignado y provocador, es que un Estado laico debería respetar las distintas creencias, y nadie debería imponer la mirada de la Iglesia a otros que no comparten esa visión. De hecho, asegura, en tiempos de Tomás de Aquino la Iglesia consideraba que la vida empezaba a los 40 días de gestación. “Qué es vida y qué no, siempre estará sujeto a interpretaciones ideológicas”, sostiene Barroso.
Cuando Barack Obama se lanzó a la campaña presidencial, tuvo que definir su posición con relación al aborto. Y lo hizo al estilo demócrata: respeto al derecho de la madre a decidir, pero impulso a las políticas de educación sexual y apoyo a las madres que decidan dar a luz con el fin de que el aborto, “seguro, legal e inusual”, como decía Bill Clinton, resulte ser la última opción.
En EE. UU. las aguas están divididas. La última encuesta de Gallup reveló que, por primera vez en 15 años, los detractores del aborto (51%) superan a los partidarios de la libre elección (42%). En mayo pasado, dos semanas antes del homicidio de Tiller, Obama reafirmó su postura intermedia en la principal universidad católica de Estados Unidos, la de Notre Dame, en Indiana, mientras cientos de opositores al aborto vociferaban con pancartas afuera del recinto. Con palabras pensadas y medidas, el presidente propuso fumar la pipa de la paz: que ambas partes en el debate, aunque defiendan posiciones irreconciliables, dejen de demonizarse entre sí.
En la Argentina, en cambio, los candidatos manifiestan su rechazo, aunque en voz baja para no irritar a los votantes que puedan estar de acuerdo, o apelan a elipsis discursivas para evitar pronunciarse de manera tajante sobre la cuestión. Quizás sea el último gran tabú de la política argentina, el que la mayoría de los partidos prefiere no traer a luz en el debate electoral. O al que, en todo caso, se relega al limbo de aquellos grandes temas sobre los que “(alguna vez) tenemos que dar el debate”.
“Siempre me definí contra el aborto”, aseguró Cristina Kirchner en 2005, cuando era senadora, “porque soy católica, pero también debido a profundas convicciones”. En 2007, ya como candidata a la presidencia, bajó el tono: “No creo que los que abogan por la despenalización del aborto estén a favor del aborto: eso sería una simplificación”, dijo. Y calló para siempre.
En la misma línea, el candidato oficialista Daniel Scioli, fiel a su pragmatismo, prefiere no pronunciarse porque sabe que ese es un tema del que ningún político sale bien parado. Pero, a través de su ministro de Salud, Claudio Zin, confirma su posición: “Éste es un Gobierno pro vida y enemigo del aborto”. Nacha Guevara, del Frente para la Victoria, hace equilibrio y arriesga: habría que analizar con mucha seriedad las circunstancias y luego de evaluar todas las alternativas, “en ultimísima instancia”, aceptar la decisión de la joven con un embarazo no deseado.
Francisco de Narváez se manifiesta en contra del aborto, aunque en su afán proselitista últimamente agregó en su discurso: “salvo en casos extremos”, lo que deja más o menos conformes a todos.
Las posiciones en el seno del Acuerdo Cívico y Social, empezando por el catolicismo activo de Elisa Carrió, son disímiles y contradictorias. Margarita Stolbizer prefiere poner el foco en la educación sexual integral y la aplicación efectiva del artículo del código penal sobre abortos no punibles, aunque reconoce que “nadie se hace gustosa un aborto. Las mujeres que lo practican están en una situación extrema, y nadie puede ir preso por eso”, dice, en respuesta a una consulta de Newsweek.
La que sí se expresa con entusiasmo a favor de legalizar el aborto es la candidata a diputada nacional por la Ciudad Vilma Ripoll, del MST-Nueva Izquierda. Ripoll explica que es enfermera desde hace 20 años y que trabaja en Obstetricia, que en el país se producen tantos abortos como partos (esa afirmación es discutible), y que es un problema de salud pública. “En España bajaron los casos de aborto de 200.000 a 90.000 desde que se despenalizó. Y la mortalidad materna, que era de 300 mujeres por año, ahora es cero”, justifica.
Barroso, de la IPPF, entiende que la mayoría de los políticos prefiere ignorar los temas incómodos para no comprometer sus posibilidades electorales. Por otra parte, agrega, los candidatos interpretan que la gente tiene otras prioridades, más allá de que las encuestas puedan evidenciar una creciente actitud positiva hacia la despenalización más amplia del aborto.
“¡Por supuesto que me molesta el silencio y la ambigüedad de los candidatos!”, protesta el médico Fernando Saraví, profesor de Física Biológica en la Universidad Nacional de Cuyo. “Preferiría que cada candidato hiciera explícita su postura, ya sea que coincida con la mía o no. Es una cuestión de elemental honestidad y seriedad”.
Saraví, quien también es pastor evangélico, es un científico prestigioso y uno de los críticos más lúcidos del aborto. En marzo pasado, se enojó con el ministro de Ciencia, Lino Barañao, cuando señaló que sostener que el embrión es un ser humano “es como sostener una visión pre-copernicana del mundo en pleno siglo XXI”. Le respondió con una carta, publicada en diarios de Mendoza, citando dictámenes de genetistas y textos de manuales de biología celular y embriología. “Desde el punto de vista biológico la vida comienza con la concepción porque es la etapa más temprana en la que queda conformado un nuevo y único genoma que caracteriza a un ser humano hasta su muerte”, subraya.
Sin embargo, Saraví es consciente de que no todos van a estar de acuerdo, y que la definición sobre el origen de la vida y el trasfondo ético de la interrupción del embarazo admite también componentes ideológicos y políticos que exceden la mera consideración científica. Durante el foro del IPPF, este martes 9 en un hotel porteño, la brasileña Barroso compartió una conferencia de prensa con la ginecóloga Silvia Oizerovich, coordinadora del programa de Salud Sexual y Reproductiva del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Oizerovich habló con entusiasmo de la entrega gratuita de anticonceptivos en hospitales, de los médicos que atienden jóvenes sin exigir la presencia de los padres, de su deseo de que haya en todas las guardias la “píldora del día después”. Pero cuando la consultaron sobre el aborto, respondió con un suspiro: “Ése es un tema urticante”. Pero que haya compartido una mesa con Barroso, aún cuando su jefe, Mauricio Macri, se pronunció en contra de la despenalización, quizás sea un buena señal: que los temas, por más tabú que sean, pueden discutirse de un modo más civilizado que a los tiros en una iglesia.
Fuente: (newsweek)
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