|
MILES DUERMEN EN
A
esta hora exactamente/hay un niño en la calle/…
Armando
Tejada Gómez
31 de mayo del 2010
Transitar
por la avenida Corrientes en pleno centro porteño nos depara una realidad
incontrastable. Son horas nocturnas, necesario descanso, muchos se van
acomodando para dormir en las puertas o cerca del Teatro San Martín, en los
aleros de los que ayer fue el mercado de El Plata hoy oficinas del Gobierno de
El panorama desolador nos muestra
algunas postales:
A
principios de enero del corriente año, una mujer joven le cambiaba los pañales
a su pequeño niño. Un hombre se acurrucaba y tapaba con lo que tenía.
El
Teatro San Martín es un lugar, no es el único, donde las personas que no tienen
su hábitat, buscan su refugio.
Desde
el gobierno porteño, la ministra de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, sostuvo
a medios gráficos y radiales que la situación es grave estimando que son unos
1.400 las personas que viven en la calle. Según los censos de años anteriores
estas cifras trepaban a menos de 800 personas, pero Médicos del Mundo afirma
que hay más de 10.000 seres humanos viviendo y durmiendo en la calle.
También
afirmaron que: "El 73% son personas que están solas y más del 30% no tiene
DNI", así lo asevera Gonzalo Basile, presidente de Médicos del Mundo.
"Es uno de los problemas graves desde el punto de vista social, porque la
situación de calle aumenta la vulnerabilidad y profundiza la exclusión, remarcó
Vidal.
En
2006 había 700 personas sin techo, pero que el último conteo, en 2009,
detectamos 1.400. La principal causa es que en los últimos años creció la
pobreza a nivel nacional, y no ha habido suficientes políticas sociales y económicas
inclusivas. Mucha gente del interior y de países limítrofes vino a
Por su lado, Desarrollo Social sostiene que el 65,5 por ciento de los sin techo
viven en el centro, o sea en los barrios de: Monserrat, Retiro, Recoleta,
Congreso, Once, San Cristóbal, Constitución, Barracas y Parque Patricios.
En otro sentido, Médicos del Mundo, remarca en cuanto a las cifras oficiales que
estas son irreales. "El Gobierno porteño hace un conteo durante una noche,
sostiene el epidemiólogo Gonzalo Basile, presidente de la delegación argentina
de la organización. No cuenta a los que tienen un subsidio de tres meses,
después de los cuales vuelven a la calle, ni a los que duermen por una noche en
un hotel. En 2008 calculamos que había 10.000 personas en la calle. Como en los
últimos dos años hubo muchos desalojos, ahora hay un 10% más".
Podemos
estar en una cifra que supere las 12.000 personas que habitan la calle como
lugar de vivienda.
Para enfrentar esta situación
Los operativos de acuerdo a la época
del año:
Durante
el verano el Ministerio de Desarrollo Social hace operativos para repartir
agua, "Le ofrecemos a la gente ir a un parador para que se duche y
coma". Pese a una térmica de 38 grados, bajo la autopista que pasa sobre
la calle Combate de los Pozos hay frazadas desplegadas. Las usan las familias
que viven ahí, para ganar la intimidad e ilusión de hogar que les falta.
Durante
el invierno: están los paradores y alguna comida caliente.
Estación Retiro 2008 y 2009
Durante la observación de esta realidad, que intentamos fuera lo
más minuciosa posible, relevamos por semanas, en el mismo horario y los mismos
días de la semana un crecimiento que nos resultó doloroso.
2008
Jueves a las 10 de la noche, un conglomerado de viajeros y otra
masa humana que se acomoda en cada banco de la terminal, algunos tendiendo sus
mantas y frazadas en lugares más ocultos, entre las escaleras, en el primer
piso o bien en la planta baja alejado de ajetreo de la salida de los micros de
larga distancia.
Otros abrazando sus escasas pertenencias y logrando una ubicación en
los asientos para poder dormir, otros mirando de reojo los pequeños televisores
que poniendo monedas y por el lapso de unos minutos acercan a los programas de
la televisión abierta o por cable.
Otros tratando de conciliar una pequeña dormida, un termo con agua
y luego una visita a los baños públicos de la terminal para lograr algún aseo
personal.
Durante el año 2008, entre agosto y diciembre los jueves relevamos
unas 240 personas haciendo de la terminal su lugar de estada. El sábado a las 6
de la mañana la fisonomía cambió, la mayoría de aquellas almas durmiendo
tirados en las frías baldosas de la terminal, abrigándose con lo que tenían y tapando
esencialmente sus caras había crecido, eran 282 personas de ambos sexos y
edades que oscilaban entre 20 años y 70, sanos y con problemas físicos.
El 2009 mostró que los miércoles por la noche en la misma hora,
ese conglomerado humano fuera aumentando sustancialmente. Para ese momento se
comenzaron a agregar las familias, niños y adolescentes, madres y mujeres embarazadas.
El menor conteo fue de 280 personas y, el mayor número se registró en 484 seres
humanos viviendo en la terminal, todo aumento en horas de la mañana, a las 6
cuando el jueves volvíamos a hacer la observación de aquellas almas durmiendo
en condiciones tan indebidas.
Las políticas estatales no se pueden circunscribir a paradores y
estancias pasajeras, no pueden ser como respuesta. Las políticas de estado
deben ser integrales, donde generar trabajo debe ser el principal objetivo de
todo gobierno.
El argumento falaz, que todos los gobiernos han esgrimido, es que
esa gente les gusta la vida en la calle. Falso. Nadie rechaza el vivir
confortablemente, viven a la intemperie en verano e invierno porque no pueden
vivir de otra manera y lo prioritario es comer, y en los vaciaderos de comidas
de los grandes edificios y restaurantes hay comida que descartan los que no
sufren estos oprobios. Una humillación total al ser humano.
Se debe apelar a los albergues salvo que tengan algún problema
mental o hayan sufrido alguna situación límite que no les permite razonar
correctamente, realidad que debe ser contenida de otra forma y totalmente, a
nadie le puede agradar vivir en estas condiciones más que infrahumanas.
Lo que sucede es que la política de desalojos es continua y metódica,
esta no es la salida. Este es el camino fácil que no aporta a la solución. Este
drama de no tener un lugar en el mundo genera mayores niveles de resentimiento
y sufrimiento que derivan en perjuicios sistémicos hacia el conjunto social.
Los niños que deambulan entre sus escasos juegos, la ausencia familiar,
sin continuidad educativa, algo que se le suma una precaria alimentación, caldo
de cultivo de una vida que no tiene futuro, piensa solamente en hoy, como
sobrevivir a cada momento.
Una vida que crece llena de incertidumbres. Mismos que no
pueden ser los responsables de la
inseguridad urbana. Estas formas de vida que acarrean será un mal permanente penetrando
en el cuerpo social, ya atrofiado. La falta de solidaridad, la indiferencia, la
poca preocupación en solucionar estos males,
todo afecta al cuerpo social.
De la raza de políticos oficialistas y de la oposición, nada más para decir, carecen de todo sentido humano, sin excepción.
FUENTES:
Nora Sánchez, Comunas en Plural y fuentes propias. Relevamiento estación
Retiro, Constitución y otros barrios porteños.
Caracteres:
8912