EDUCACIÓN |
TOMA DE LOS COLEGIOS PORTEÑOS |
ESTUDIANTES,
ESTUDIANTES ¿A ESTUDIAR? |
Por Diego
Pietrafesa especial para Villa Crespo Digital
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ESTUDIANTES,
ESTUDIANTES, ¿A ESTUDIAR?
16 de septiembre del 2010
Los
alumnos reclaman, y para algunos periodistas, la canción sigue siendo la misma.
Un grupo de estudiantes, en varias escuelas,
lleva adelante una protesta por mejoras edilicias y más asignación de
presupuesto. “Están haciendo política”, dicen voces periodísticas que los
acusan. “¿Por qué no se dedican a estudiar y listo?”, agregan.
¿Desde cuándo está mal “hacer política”?. ¿Hay edades
adecuadas para “hacer política”?. ¿Acaso empresarios, medios de comunicación,
jueces, y, lógicamente, políticos, no hacen “política”?
En un sistema democrático, todas las discusiones son
(y deben ser) políticas. Entendiendo a la discusión como un intercambio de
ideas entre todas las posiciones en debate, quitar de allí a los estudiantes es
intentar cercenar el derecho a que los propios involucrados se ocupen del asunto.
Es como decirles “¿vos tenés un problema, pero dejá todo como está, ni lo
denuncies ni intentes solucionarlo?”.
Desalentar la participación de los jóvenes en la
protesta es apostar a una sociedad cada vez más fragmentada, menos
participativa. Si el mensaje baja a los que empiezan su vida ciudadana (y, por
ende, su vida política), a los que recién se inician en el ejercicio de
peticionar y defender sus derechos, la consecuencia es trágica (y repetida):
cada uno en su casa y vos “no te metás”.
Lo resuelto por los estudiantes puede ser sometido a
críticas por sus procedimientos y métodos. Tal vez no aciertan en la extensión
de la protesta o en su intransigencia. Pero están aprendiendo a formarse como
hombres políticos. Y se equivocan. Y tienen, también, derecho a equivocarse.
Pero logran un triunfo valioso en instalar el tema en la agenda pública.
Enfrentan un enemigo temible: pactos espurios y negocios mediante, los grandes
medios de comunicación se vuelven laxos para tratar la noticia en su real
dimensión y le quitan entusiasmo. (Entusiasmo que, hagan la prueba, recuperarán
el 11 de septiembre, Día del Maestro, para rasgarse las vestiduras por los
héroes de guardapolvo blanco)
Dos cosas más, quisiera apuntar.
¿Por qué después de que “el campo somos todos” no
llegó nunca “la educación pública somos todos”?
A veinte años del caso María Soledad Morales, ¿qué
hubiera pasado si estudiantes secundarios, compañeros de la chica, no hubieran
marchado 83 veces por las calles de Catamarca? Ellos también “hacían política”
en ese entonces.
Ojalá las crónicas periodísticas revisen, cuestionen y
replanteen el tema, pero sin tentarse en defenestrar a aquellos que participan.
Renegar de los que “hacen política” es regresar a épocas donde el silencio era
salud, donde los que pedían por el boleto escolar desaparecían y nadie
preguntaba, porque “algo habrán hecho”.
Opinión.
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