1º
DE MAYO DEL 2011
DÍA
INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES
|
Por Juan Carlos Cena * especial para Villa Crespo Digital
29 de
abril del 2011
A
121 Años de los Mártires de Chicago
A 35 de la última dictadura cívica militar
El 1°
de Mayo se conmemora el Día Internacional de los Trabajadores,
como fue instituido en 1889 por el Congreso obrero de París (Francia),
en recordación de los mártires de Chicago, los obreros
asesinados por la burguesía yanqui, uniendo en una sola fecha
en todo el mundo el reclamo por la aplicación legal de la jornada
de 8 horas. En ese Congreso internacional estuvo un argentino, Alejo
Peyret. Al año siguiente, en 1890, los trabajadores en nuestro
país conmemoraron ese día junto a los trabajadores de
la mayoría de los países de Europa y América, con
actos en Buenos Aires, Rosario, Chivilcoy y Bahía Blanca.
121 años
después de esa primera revista de fuerzas del proletariado en
el ámbito internacional, repetida empecinadamente año
a año, a veces en condiciones muy difíciles, enfrentando
feroces represiones de las clases dominantes, el proletariado en la
mayoría de los países del mundo, así como en la
Argentina, lograron imponer ese día como su Día Internacional.
Pero las clases dominantes y sus soplones en el movimiento obrero, le
han cambiado el nombre llamándolo Día del Trabajo, en
su intento por suplantar la verdadera naturaleza reivindicativa de los
trabajadores por el de un contenido de “fiesta”, de un feriado
más en el almanaque.
El llamamiento
a la huelga general por tiempo indeterminado que comenzó el 1º
de mayo de 1886 en varias ciudades de Estados Unidos, decía:
“Un día de protesta contra la opresión y la tiranía,
contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que
comenzar a disfrutar ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso,
ocho horas para lo que nos de la gana”.
Esta lucha
por la jornada de trabajo venía siendo impulsada desde de 1860
por la Asociación Internacional de Trabajadores a propuesta de
Carlos Marx, fundador del socialismo científico junto a Federico
Engels.
Luego vino la Comuna de París, en 1871, el primer gobierno obrero
de la historia. Pese a su derrota, las semillas de la Comuna germinaron
en el movimiento obrero estadounidense que se unificó en la reivindicación
de las 8 horas. Simientes que brotaron en América Latina y en
tierras Argentinas, injertándose con otras corrientes políticas
e ideológicas. Amalgama que amasó la clase obrera argentina
protagonizando a través de los tiempos grandes luchas obreras
y populares.
El día
13 de mayo comenzada la huelga de 1886 en una parte de Estados Unidos,
de inmediato se inicia la sangrienta represión de las clases
dominantes yanquis, alcanzando su mayor barbarie en la ciudad de Chicago.
La policía cargó sobre los manifestantes, estos respondieron
con los elementos que tenían para defenderse en este tipo de
movilizaciones, desatándose una batalla, hubo muchos muertos
por ambas partes. El gobierno declaró el estado de sitio, allanando
domicilios y deteniendo a centenares de trabajadores, sometiéndolos
a juicios fraguados. Cuatro de esos trabajadores fueron condenados a
muerte, fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887:
Adolfo
Fischer, George Engels, Albert Parsons y Augusto Spies. Estos cuatro
compañeros fueron los mártires de Chicago. Murieron proclamando
su convicción en la victoria definitiva de la clase obrera.
“Si
creéis que ahorcándonos podéis acabar con el movimiento
obrero. El movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones
que trabajan en la miseria y la necesidad esperan su salvación,
si ésta es vuestra opinión, ¡Entonces ahórquenos!
Aquí pisoteáis una chispa, pero allá, detrás
de vosotros, frente a vosotros, y por todas partes, las llamas surgirán.
Es un fuego subterráneo. No lo podéis apagar”.
Albert Spies (ejecutado en Chicago el 11 de noviembre de 1887)
Una
jornada internacional
En 1888, el Congreso de la Federación Americana del Trabajo decidió
organizar una manifestación en todo el país para el 1º
de mayo de 1890.
En 1889, a propuesta de Federico Engels, el Congreso Internacional de
París adoptó esa fecha para manifestar en todos los países
y ciudades a la vez. La lucha por la jornada legal de 8 horas, una lucha
política porque enfrentaba el poder de las clases dominantes,
unió a los trabajadores de América y Europa. Por eso,
Federico Engels pudo escribir el 1º de mayo de 1890, “hoy
el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas,
movilizadas por primera vez en un solo ejército, bajo una sola
bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal
de la jornada legal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso
de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo, en 1889, por el
Congreso obrero de París
Así, desde 1890, el 1º de Mayo, es el Día Internacional
de los Trabajadores, una jornada de unidad y de lucha. El día
en que la clase obrera de todos los países del mundo pasa revista
a sus fuerzas y renueva su compromiso de disputa por la emancipación,
hasta poner fin a la explotación del hombre por el hombre.
En este 1º de mayo debemos apelar a la Memoria para derrotar al
olvido, porque el olvido es una herramienta de la clase dominante. Nos
quieren imponer el olvido para que vivamos un presente perpetuo, sin
pasado ni futuro, sin esperanzas ni sueños ni utopías
y, así, explotarnos de la cuna a la tumba.
Apelar a la memoria en este 1º de mayo es recordar a nuestros luchadores
desde Espartaco hasta nuestros días. Es decir, a todos nuestros
mártires, desaparecidos, inmolados que lucharon por los derechos
humanos, lidia que tiene que ver con la resistencia a la explotación
de hombres, mujeres y niños en forma descarnada, por el derecho
a la salud, a un salario justo y digno, al descanso, al estudio, a la
recreación y así…a ser hombres y mujeres libres.
Recordarlos pero a la vez y rendirles cuenta todos los luchadores de
que hicimos desde sus sacrificios, si realmente merecemos pertenecer
a la estirpe de la clase obrera.
El capitalismo
se nutrió, desarrolló y expandió a expensas de
la explotación descarnada de los trabajadores. El movimiento
obrero se fue formando y organizando como espacio reivindicativo en
la medida que la explotación alcanzaba límites intolerables.
Las luchas de los trabajadores ingleses, los cartistas, el papel de
los luddistas, en plena revolución industrial, fueron dando forma
a la identidad de la clase obrera. Las huelgas por la jornada laboral
en los países manufactureros se acentuaron en la primera mitad
del siglo XIX.
En 1884 federaciones de trabajadores estadounidenses y canadienses se
reunieron para definir un plan de lucha por la jornada laboral de ocho
horas. A tal efecto decidieron que, el 1º de mayo de 1886, se declarara
un paro general y se impulsaron movilizaciones en los distintos enclaves
industriales y ciudades.
Esta acción
adquirió tal magnitud que muchos patrones se avinieron a conceder
esta conquista. La respuesta del poder económico no se hizo esperar.
Pocos días después, el 4 de mayo, durante un acto anarquista
en la plaza Haymarket de Chicago, estalló una bomba y murió
un policía. Los dirigentes obreros fueron enjuiciados y cinco
condenados a muerte. Fueron asesinados en 1887.
El Segundo
Congreso Internacional Obrero convocado en París, en 1889, resolvió,
como tributo a los mártires de Chicago, conmemorar esa gesta
declarando el 1º de mayo "día internacional del trabajo"
y definirla como día de paro general en el marco de la lucha
por la jornada laboral de ocho horas.
A partir de 1890 se desplegaron las banderas proletarias y las consignas
por la dignidad de los trabajadores. Fueron los trabajadores organizados
quienes comprendieron que el menoscabo del ser humano en la explotación
implicaba un avasallamiento. En ese sentido procuraron y obtuvieron
sustanciales mejoras en las condiciones generales de trabajo.
En nuestro
país se conmemora el 1º de mayo en 1890 en el Prado Español.
Entre 2.000 y 3.000 personas asisten, allí se escuchan discursos
en castellano, italiano, francés y alemán y más
de 7.000 personas firman un petitorio en demanda de la jornada de 8
horas. Actos similares se realizaron en Rosario, Bahía Blanca
y Chivilcoy.
Hasta
1890 la oligarquía argentina se mostró indiferente con
el movimiento obrero. Pero cuando manifestó su adultez, La Nación,
El Nacional y La Prensa, mostraron su preocupación y reclamaron
el disciplinamiento de los sindicalistas… Desde esos tiempos,
hasta la fecha, un vector represivo atraviesa al movimiento obrero sin
pausa, en forma metódica y permanente.
En todos los gobiernos, de una manera u otra, la clase obrera y el pueblo
fueron reprimidos en nuestro país. La represión más
feroz fue durante la dictadura cívico militar de 1976.
Han transcurrido 35 años del golpe genocida. 35 años donde
los trabajadores fueron la presa más valiosa a reprimir y aniquilar
por esta jauría de militares y de civiles que propiciaron y financiaron,
en representación de los factores de poder económico,
el escarmiento feroz a la clase trabajadora antes del golpe militar.
Desde
ese momento comienza, una vez más, la resistencia obrera, que
resiste y enfrenta a tanta brutalidad desatada y que afecta a todo el
pueblo. Fueron tiempos oprobiosos, tiempos de negaciones y afirmaciones
como resistencia. Espacio temporal donde el terror se enseñoreaba
por toda nuestra geografía para doblegar al otro. Los trabajadores
resistieron y enfrentaron en miles de modalidades diferentes a la dictadura
cívico-militar.
Después de 8 años los militares se refugian en sus cuarteles.
Sí, se refugian. Pero han dejado el terreno abonado de terror
y mediocridad, la sociedad está blanda, al decir de John W. Cooke,
para que la explotación continúe. Podemos inferir que
la lucha continuó en el marco de estas democracias "relativas",
en otras formas y modalidades.
En el
contexto de estos "gobiernos débiles", y en nombre
de la democracia y la república se proclama que para no desestabilizar
este nonato proceso democrático, la clase obrera y el pueblo
deben dejarse expoliar. Los políticos cipayos fueron cómplices
y aportantes con sus discursos, a este tramposo reclamo. Por otro lado,
un conjunto de intelectuales anidados en las fundaciones, en las universidades
donde anidó el huevo de la serpiente, junto a profesionales,
políticos genuflexos y cobardes, más los dirigentes gremiales
con una prosapia histórica de traidores y entregadores fueron
cómplices necesarios para esta fiesta cobarde de la entrega de
la soberanía nacional.
Este 1º
de mayo será escenario de jornadas de conmemoración y
luchas en todo el mundo. En varios puntos del planeta, los trabajadores
vienen dando peleas que han pasado a la primera plana de las noticias.
La represión al movimiento obrero argentino es un segmento que
lo traspasa en toda su historia. Ha dejado un tendal de muertes por
toda la geografía “Sus muertes anticiparon todo el
dolor y el espanto, la injusticia y la miseria que se nos vino encima.
La destrucción sistemática del país del pleno empleo
y el estado como garante de los derechos universales de todos sus ciudadanos,
para instalar un modelo económico social y político que
ustedes no pueden imaginar: un país 100 veces peor que aquel
que queríamos cambiar. Fue un proceso largo que se inició
con el golpe gorila del 55, se perfeccionó a sangre y fuego con
la dictadura del 76 y culminó y se consolidó con la democracia“.
Susana Ure.
Compañeros: recordemos como resistimos juntos la dictadura, con
fiereza levantando las banderas de la emancipación obrera y popular,
luego, durante las democracias relativas continuamos enarbolándolas
hasta que vino la contra reorganización nacional de Menem, que
puso en marcha un viejo objetivo del imperio. Con ese empujón
nos hicieron retroceder detrás de la Revolución Francesa,
tiempos en que se luchaba por la igualdad, la fraternidad y la libertad,
en nuestro territorio estas premisas desaparecían.
En Argentina, el Día Internacional de los Trabajadores, tendrá
como escenario las múltiples reivindicaciones obreras. En todo
el país, los gremios en lucha y las organizaciones sociales saldrán
a las calles.
La vida
de los trabajadores en nuestro país no es sencilla. Más
allá de los discursos de progresistas, conversos, cooptados,
hay una realidad inapelable.
Casi un tercio de quienes se ven obligados a vender su fuerza de trabajo
para sobrevivir, viven en la indigencia, porque tienen contratos en
negro, sin cargas sociales y sin reconocimiento de antigüedad y
otras conquistas que perciben los que están blanqueados.
Se conmemorará
en el marco de un proceso electoral donde la mediocridad campea en un
radio de 360 grados. Donde la clase obrera es la principal ausente junto
con el campesinado y las comunidades originarias. Donde la soberanía
nacional es violada y saqueada, por mar, cielo y tierra. Nadie habla
de las cuestiones nacionales ni de recuperar la soberanía nacional.
Todo es un bastardeo infame. Sin que ninguno gesticule un ademán
y lo que hacen es a través de un consignismo barato y mediocre.
Todos, en definitiva defienden los mismos intereses.
Mientras
tanto, 10 mil millones de dólares
de la deuda externa fueron pagados al FMI, hace 5 años
y el Fondo nunca se fue, sencillamente, porque Argentina nunca dejó
de pertenecer al organismo internacional.
El gobierno priorizó cumplir con esos compromisos antes que con
la deuda interna, por ello, hoy reservas que debieran mitigar el hambre
de millones de seres humanos en nuestro país, pero sirven para
pagar bonos a los fondos buitres.
A eso
le debemos agregar la continuación de las políticas que,
se iniciaron en los tiempos de Alfonsín y se concretaron en la
década de los ´90: la venta vil de nuestros bienes soberanos
como las comunicaciones, la energía y el transporte. Se concreta,
del mismo modo, con la anuencia y la conformidad de una parte de la
ciudadanía que aplaudió el despojo y el saqueo de estos
bienes nacionales.
La devastación
de nuestros bosques para plantar soja, el saqueo de nuestros minerales,
el cerramiento de nuestros ferrocarriles, que, como consecuencia social
de ello en la actualidad hay 1.200 pueblos fantasmas; el succionar en
forma permanente y sin pausa de nuestro petróleo, donde sólo
priva la ganancia.
No nos
podemos quedar, en este 1º de mayo, solamente con una reclamación
economicista y vulgar. Tiene que ser un reclamo político integral,
que abarque todo. Teniendo en cuenta que estos objetivos se lograrán
si los trabajadores y el pueblo están unidos. Tampoco debemos
permitir que nadie bastardee este día porque estamos en una campaña
electoral nunca vista ni oída, por lo mediocre y falsaria.
La tarea
fundamental de la clase obrera y el pueblo debe ser la unidad. La unidad
es, cuando la arena se vuelve roca. Si eso no ocurre, la arena es roca
degradada. No se pueden cometer los mismos errores sectarios que permitieron
que fuéramos roca degrada. Nada se logrará si el factor
unidad no prevalece. Debemos dejar de ser un archipiélago y a
través de la unidad transformarnos en un poderoso continente.
La unidad es una joya preciosa de los trabajadores y el pueblo. No la
debemos degradar, nuevamente, este 1º de mayo.
Nos comprometemos
a terminar con el pensamiento único y la intolerancia en forma
integral en todo el espectro político e ideológico “que
florezcan cien flores y compitan cien escuelas ideológicas.”
Mao
Debemos insistir, para derrotar al olvido tenemos que ser militantes
de la memoria. Militar la memoria significa sublevarla reivindicando
los derechos humanos en nuestro país, en este día y todos
los días y a cada momento. Derechos Humanos para que no haya
más niños pobres, desamparados, desnutridos, que desaparezca
la desocupación, la mortandad infantil y el genocidio silencioso
de nuestros viejos y las comunidades originarias, que florezca el pleno
empleo con salarios dignos, que seamos habitantes de un país
que merezca ser vivido, con dignidad y plena libertad, que se acabe
el gatillo fácil y la judicialización de la protesta y
empiece el respeto y el derecho a la vida, a ser seres dignos, a la
libertad plena.
* Juan
Carlos Cena Historiador del Movimiento Obrero y de los Ferrocarriles
Argentinos. Especialista en el transporte y en el transporte ferroviario.
Libros:
EL
FERROCIDIO
FERROVIARIOS,
SINFONÍA DE ACERO Y LUCHA
CRÓNICAS
DEL TERRAPLÉN
EL
CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR: PRONTO APARECERÁ LA 2º
EDICIÓN AMPLIADA. Con nuevos reportajes y actualizada en sus
luchas hasta el 2011.
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MEMORIA DE UN FERROVIARIO
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