Crítica
de AMAR, dirigida por Alejandro Catalán
Por
Agustina Yacachury especial para Villa Crespo Digital
29
de noviembre del 2011
Algunas
hiedras que forman pequeñas glorietas, dos suertes de palos
de lluvia que imitan al mar, una silla y una oscuridad que juega
un rol fundamental en la escena. Estos elementos y el sonido del
tema Could you be loved de Bob Marley de fondo serán el ambiente
que muta de boliche a playa, y que contiene a tres parejas amigas
en una noche que los irá modificando. Uno de los cinco amigos
presentará a su nueva novia y a partir de ahí algo
comenzará a moverse en el grupo y en cada dupla amorosa.
Risas, sombras en el techo, y una suerte de diálogos y monólogos
con tinte de stand up acerca de ser “Susanita”, ser
“pollerudo”, el “reloj biológico”
con el consecuente pánico de no tener hijos, y el miedo a
la soledad -entre otros tópicos bien conocidos.
Conquistar,
cortejar, seducir y coquetear son algunos de los sinónimos
que arroja un diccionario para la palabra “amar”. ¿Y
lo difícil del amor?; ¿Y el desencuentro, la rutina,
la competencia, las mentiras, los desencantos de la pareja? De todo
esto y de mucho más se ocupa la obra que le tomó dos
años de trabajo de improvisaciones a Alejandro Catalán
y a sus seis actores (más otros que fueron reemplazados en
el camino). Ellos han creado AMAR, y no en vano el término
lleva mayúsculas, pues el espectáculo abarca temas
como la incomodidad, el dolor, los fracasos y un gran abanico de
componentes que integran –también- la experiencia de
estar en pareja.
Pero,
¿Cómo lo hacen? O, mejor dicho, ¿Cómo
logran que la pieza se transforme en un todo orgánico que
revela una cadena de sucesos teatralmente potentes y que trascienda
al cliché de generar hipótesis que se desprendan de
los dramas amorosos de los treintañeros del momento? Los
aciertos son varios, pero sin duda, los más elogiables resultan:
las actuaciones (Ximena Banús, Miguel Ángel Bosco,
Edgardo Castro, Natalia Di Cienzo, Federico Liss y Paula Manzone,
todos extraordinarios); la dirección de Catalán; y
la decisión de éste último y de Matías
Sendón de crear una iluminación con linternas con
luz de LED, que al ser manipuladas por los propios actores son capaces
de generar relato, como si se tratara de una cámara subjetiva
en cine.
Así,
el actor pierde especificidad en su figura y gana en versatilidad
artística al momento de volverse actor-productor del hecho
teatral, en tanto iluminador y creador colectivo de las escenas.
Por otra parte- el espectador asiste a un fenómeno paradojal
en el que puede acceder a observar cómo funciona el dispositivo
lumínico desnudo, resultando la interpretación más
creíble aún, como si al ver lo que usualmente no se
ve por estar tras una cabina lejos del escenario, el que mira descubriera
la farsa y acabara por comprarla gustoso.
La
potencia expresiva y la optimización de los recursos en escena
hacen que AMAR se torne una pieza sensorial, intensa y seductora
que vale la pena ver.
Otros
datos técnico-artísticos
Vestuario:
Ana Press
Diseño sonoro: Bruno Luciani
Realización escenográfica: Mariano Sivak
Musicalización: Bruno Luciani
Operación de sonido: Bruno Luciani
Fotografía: María Sábato
Diseño gráfico: Verónica Rositto Gritti
Asistencia artística: Felicitas Kamien
Asesoramiento musical: Sergio Catalán
Asistente de producción: Jorge Eiro
Asistencia de dirección: Rita Gonzalez
Prensa: Claudia Mac Auliffe
EL CAMARÍN DE LAS MUSAS
Mario Bravo 960 Teléfonos: 4862-0655
Web: http://www.elcamarindelasmusas.com
Entrada: $ 45,00 y $ 30,00 - Jueves y Viernes - 23:15 horas
Caracteres:
3615