ROSA
MELO - COMPOSITORA
MUJER
DE BUENOS AIRES
|
Producción
Periodística Haydeé Dessal especial para Villa Crespo
Digital
1º
de septiembre del 2011
Pocos lo saben fuera del ambiente tanguero, pero fue una mujer la compositora
del vals más celebre de la Argentina, ese que todavía
hoy estremece a la Bombonera, cuando la hinchada de Boca se hamaca con
sus compases.
El nombre
de Rosita Melo se codea en fama con el de los más ilustres tangueros.
Uruguaya, montevideana, había nacido como Clotilde Rosa Mele
el 9 de julio de 1897 en tiempos del vals. En el Río de la Plata,
ese tiempo abarcó desde 1840 hasta los primeros años del
siglo XX y significó –según describe Lauro Ayestarán–
"un tránsito fundamental en la historia de la danza de salón:
de la pareja suelta se pasó a la pareja tomada". Rosita
compuso el más célebre y popular de los valses rioplatenses:
"Desde el alma".
El furor
se produjo cuando brillaban los dos Strauss. En 1899 moría Johann
(hijo), célebre compositor vienés de cuya perdurable riqueza
melódica surgieron, entre otros, "Danubio azul", "Cuentos
de los bosques de Viena" y "El vals del emperador", obras
que signaron una época llena de esplendor y romanticismo. El
vals, sin abandonar el salón, salió aquí a la calle
e impregnado del espíritu popular constituyó una especie
musical acriollada de gran suceso.
También
a fines del siglo XIX llegó a estas costas, procedente de América
del Norte, el vals Boston que se caracterizaba por su estirada lentitud
y deslizamiento en el paso. Sebastián Piana acota que "en
el vals Boston el pianista no efectúa el ritmo con la mano izquierda,
sino con la derecha, conjuntamente con la melodía, destinándose
la izquierda a la marcación del primer tiempo del compás
o sea el bajo". El Boston dejó una huella profunda y uno
de los títulos que lo perduran es, precisamente "Desde el
alma".
Por ese
entonces el tango –todavía con acento villoldeano–
sonaba sólo en forma clandestina en los pianos familiares reservados,
como decía Alberdi, para que la niña de la casa tocara
una valsita al menos. Alguna vez Rosita Melo recordó que las
muchachas de su tiempo eran muy románticas y soñadoras.
"Yo –dijo– no hice más que interpretarlas."
Aquella
adolescente de 14 años jamás pudo imaginar que estaba
componiendo una obra inmortal. Hasta es posible que la hubiera ocultado
pudorosamente, porque en esos años los sentimientos se guardaban
con celo de intimidad y vergüenza. Todo hace presumir que el famoso
vals se compuso en 1911. Rosita nunca lo precisó. Sólo
dijo que era una obra de su adolescencia.
Hacia
1906 su familia –como la de tantos uruguayos– se había
radicado en Buenos Aires. Como los Canaro, a fines del siglo XIX, y
mucho antes los Saborido. Esta margen del Plata ejercía una fascinante
atracción.
Hasta
1899 el matrimonio Mele vivió en la calle Valle Nº 34 de
la capital uruguaya en cuya iglesia catedral Rosita figura en el Folio
448 del Libro 59 de Bautismos. Llegados a Buenos Aires, los Mele se
radicaron en una casa de la calle Estados Unidos, "una casa de
altos a la que se accedía por una interminable escalera de mármol",
apunta Emilce Susana Piuma de Torres, hija de Rosita. Allí fue
donde se reveló la vocación musical. A los cuatro años
ya tocaba el piano de oído y apenas ingresada a la escuela primaria,
comenzó estudios regulares de música que habrían
de prolongarse por el resto de su vida. Años después la
familia se mudó a una casa situada en la calle Lobos (hoy Gregorio
de Laferrere) en el barrio de Floresta donde la todavía niña
comenzó a componer.
Rosita
estudió en el conservatorio Thibau-Piazzini. Se recibió
de profesora y concertista de piano, con medalla de oro. Dio también
muchos conciertos de música clásica y de música
popular en los más importantes centros culturales de su época,
cosechando aplausos y premios.
El 23
de febrero de 1922 se casa con el joven poeta y aficionado pintor Víctor
Piuma Vélez. El enlace fue registrado por el diario La Opinión
en su sección "Vida Social". El apellido Mele ya había
mutado en Melo. Así lo anunciaba el diario:
"Enlace
Melo-Piuma Vélez. El 23 del corriente tendrá lugar en
casa de la familia de la novia el enlace de la señorita Rosita
Melo con el señor Víctor Piuma Vélez, actuando
como padrinos la señora Estela Regúnaga de Melo y el señor
Alfredo Melo. En el acto civil actuarán como testigos el señor
Romeo Melo por parte de la novia y el doctor Orlando E. Lacoste por
la del novio".
Piuma
Vélez figuró junto a Alfonsina Storni, Alfredo Buffano
y otros escritores en la Antología de Poetas Jóvenes de
la época. Sus versos aparecían también en los suplementos
y páginas culturales de diarios y revistas. Hacia 1922 escribió
la primitiva letra del vals "Desde el alma":
Yo
también desde el alma / te entregué mi cariño,
humilde
y pobre, / pero santo y bueno,
como
el de una madre / como se ama a Dios.
Porque
tú eres mi vida, / porque tú eres mi sueño
porque
las penas / que en el alma tuve
tú
las disipaste / con tu amor.
Después
de tanto dolor / tu santo amor me hizo olvidar
de
la amargura, / que hasta ayer guardé,
dentro
del alma y corazón.
Idéntica
mediocridad se expande en las demás estrofas. Empero la obra
pudo soportarlas dignamente en un estado de vigilia similar al perro
dormido de que hablaba Priestley, es decir aguardando su otra realidad,
el otro tiempo de su verdad. En 1948, a muchas décadas de su
creación, el vals de Rosita encontró los versos que, acaso,
aguardaba afanosamente desde el inicio.
Las circunstancias
fueron estas: Hugo del Carril, protagonista de Pobre mi madre querida
–con la actuación de la eminente actriz italiana Emma Gramática–
quería incorporar un tema acorde con la trama del film. Manzi
recordó el vals de Rosita y previo una diplomática gestión
ante Piuma Vélez, logro el permiso para modificar la letra. Así
escribió los perdurables versos que parecieran haber acompañado
desde siempre a la canción, versos que preexistían antes
de ser escritos, desde aquella tarde –tal vez de otoño–
cuando Rosita urdió la melodía y las muchachas quinceañeras
suspiraban por amor.
Alma
si tanto te han herido / ¿por qué te niegas al olvido?
¿por
qué prefieres / llorar lo que has perdido
buscar
lo que has querido / llamar lo que murió?
Vives
inútilmente triste / y sé que nunca mereciste
pagar
con penas / la culpa de ser buena
tan
buena como fuiste / por amor.
Rosita
compuso durante toda su existencia y dejó una obra tan fecunda
como poco conocida: "Oración", "Tatita" (tangos);
"Yo te adoro" (vals); "Qué sólo estoy"
(vals); "Marcha del heroísmo" (marcha); "Compartamos
la alegría" (polka); "Una lágrima para papá"
(vals); "Balada para un soñador" (estilo); "Por
el camino de la vida" (vals); "Cuando de ti ya lejos"
(vals); "Aquel entonces" (tango); "Ofrecí mi vida"
(vals); "Mi humilde corazón" (tango) y "Aquellos
catorce años" (vals). El listado es incompleto; además
compuso una selección de valses criollos de Palma y otra selección
de valses clásicos y populares que grabara la orquesta de Francini-Pontier.
Víctor
Piuma Vélez murió el 28 de junio de 1976; Rosita Melo,
el 12 de agosto de 1981. Ambos descansan juntos, en el "Recinto
de las Personalidades" del Cementerio de la Chacarita donde sus
hijas hicieron levantar un monumento en sus memorias.
Borges
decía que la inmortalidad se logra con un solo verso, con una
sola línea que trascienda los tiempos. Rosita puede dar fe. Toda
su vida perdura en un vals y sólo así podemos imaginarla
o intuirla.
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