3 Diciembre, 2018 15:14
ARTE Y CULTURA - TANGO - ROSA MELO
 
 

 

ROSA MELO - COMPOSITORA

MUJER DE BUENOS AIRES

Producción Periodística Haydeé Dessal especial para Villa Crespo Digital

1º de septiembre del 2011



Pocos lo saben fuera del ambiente tanguero, pero fue una mujer la compositora del vals más celebre de la Argentina, ese que todavía hoy estremece a la Bombonera, cuando la hinchada de Boca se hamaca con sus compases.

El nombre de Rosita Melo se codea en fama con el de los más ilustres tangueros. Uruguaya, montevideana, había nacido como Clotilde Rosa Mele el 9 de julio de 1897 en tiempos del vals. En el Río de la Plata, ese tiempo abarcó desde 1840 hasta los primeros años del siglo XX y significó –según describe Lauro Ayestarán– "un tránsito fundamental en la historia de la danza de salón: de la pareja suelta se pasó a la pareja tomada". Rosita compuso el más célebre y popular de los valses rioplatenses: "Desde el alma".

El furor se produjo cuando brillaban los dos Strauss. En 1899 moría Johann (hijo), célebre compositor vienés de cuya perdurable riqueza melódica surgieron, entre otros, "Danubio azul", "Cuentos de los bosques de Viena" y "El vals del emperador", obras que signaron una época llena de esplendor y romanticismo. El vals, sin abandonar el salón, salió aquí a la calle e impregnado del espíritu popular constituyó una especie musical acriollada de gran suceso.

También a fines del siglo XIX llegó a estas costas, procedente de América del Norte, el vals Boston que se caracterizaba por su estirada lentitud y deslizamiento en el paso. Sebastián Piana acota que "en el vals Boston el pianista no efectúa el ritmo con la mano izquierda, sino con la derecha, conjuntamente con la melodía, destinándose la izquierda a la marcación del primer tiempo del compás o sea el bajo". El Boston dejó una huella profunda y uno de los títulos que lo perduran es, precisamente "Desde el alma".

Por ese entonces el tango –todavía con acento villoldeano– sonaba sólo en forma clandestina en los pianos familiares reservados, como decía Alberdi, para que la niña de la casa tocara una valsita al menos. Alguna vez Rosita Melo recordó que las muchachas de su tiempo eran muy románticas y soñadoras. "Yo –dijo– no hice más que interpretarlas."

Aquella adolescente de 14 años jamás pudo imaginar que estaba componiendo una obra inmortal. Hasta es posible que la hubiera ocultado pudorosamente, porque en esos años los sentimientos se guardaban con celo de intimidad y vergüenza. Todo hace presumir que el famoso vals se compuso en 1911. Rosita nunca lo precisó. Sólo dijo que era una obra de su adolescencia.

Hacia 1906 su familia –como la de tantos uruguayos– se había radicado en Buenos Aires. Como los Canaro, a fines del siglo XIX, y mucho antes los Saborido. Esta margen del Plata ejercía una fascinante atracción.

Hasta 1899 el matrimonio Mele vivió en la calle Valle Nº 34 de la capital uruguaya en cuya iglesia catedral Rosita figura en el Folio 448 del Libro 59 de Bautismos. Llegados a Buenos Aires, los Mele se radicaron en una casa de la calle Estados Unidos, "una casa de altos a la que se accedía por una interminable escalera de mármol", apunta Emilce Susana Piuma de Torres, hija de Rosita. Allí fue donde se reveló la vocación musical. A los cuatro años ya tocaba el piano de oído y apenas ingresada a la escuela primaria, comenzó estudios regulares de música que habrían de prolongarse por el resto de su vida. Años después la familia se mudó a una casa situada en la calle Lobos (hoy Gregorio de Laferrere) en el barrio de Floresta donde la todavía niña comenzó a componer.

Rosita estudió en el conservatorio Thibau-Piazzini. Se recibió de profesora y concertista de piano, con medalla de oro. Dio también muchos conciertos de música clásica y de música popular en los más importantes centros culturales de su época, cosechando aplausos y premios.

El 23 de febrero de 1922 se casa con el joven poeta y aficionado pintor Víctor Piuma Vélez. El enlace fue registrado por el diario La Opinión en su sección "Vida Social". El apellido Mele ya había mutado en Melo. Así lo anunciaba el diario:

"Enlace Melo-Piuma Vélez. El 23 del corriente tendrá lugar en casa de la familia de la novia el enlace de la señorita Rosita Melo con el señor Víctor Piuma Vélez, actuando como padrinos la señora Estela Regúnaga de Melo y el señor Alfredo Melo. En el acto civil actuarán como testigos el señor Romeo Melo por parte de la novia y el doctor Orlando E. Lacoste por la del novio".

Piuma Vélez figuró junto a Alfonsina Storni, Alfredo Buffano y otros escritores en la Antología de Poetas Jóvenes de la época. Sus versos aparecían también en los suplementos y páginas culturales de diarios y revistas. Hacia 1922 escribió la primitiva letra del vals "Desde el alma":

Yo también desde el alma / te entregué mi cariño,

humilde y pobre, / pero santo y bueno,

como el de una madre / como se ama a Dios.

Porque tú eres mi vida, / porque tú eres mi sueño

porque las penas / que en el alma tuve

tú las disipaste / con tu amor.

Después de tanto dolor / tu santo amor me hizo olvidar

de la amargura, / que hasta ayer guardé,

dentro del alma y corazón.

Idéntica mediocridad se expande en las demás estrofas. Empero la obra pudo soportarlas dignamente en un estado de vigilia similar al perro dormido de que hablaba Priestley, es decir aguardando su otra realidad, el otro tiempo de su verdad. En 1948, a muchas décadas de su creación, el vals de Rosita encontró los versos que, acaso, aguardaba afanosamente desde el inicio.

Las circunstancias fueron estas: Hugo del Carril, protagonista de Pobre mi madre querida –con la actuación de la eminente actriz italiana Emma Gramática– quería incorporar un tema acorde con la trama del film. Manzi recordó el vals de Rosita y previo una diplomática gestión ante Piuma Vélez, logro el permiso para modificar la letra. Así escribió los perdurables versos que parecieran haber acompañado desde siempre a la canción, versos que preexistían antes de ser escritos, desde aquella tarde –tal vez de otoño– cuando Rosita urdió la melodía y las muchachas quinceañeras suspiraban por amor.

Alma si tanto te han herido / ¿por qué te niegas al olvido?

¿por qué prefieres / llorar lo que has perdido

buscar lo que has querido / llamar lo que murió?

Vives inútilmente triste / y sé que nunca mereciste

pagar con penas / la culpa de ser buena

tan buena como fuiste / por amor.

Rosita compuso durante toda su existencia y dejó una obra tan fecunda como poco conocida: "Oración", "Tatita" (tangos); "Yo te adoro" (vals); "Qué sólo estoy" (vals); "Marcha del heroísmo" (marcha); "Compartamos la alegría" (polka); "Una lágrima para papá" (vals); "Balada para un soñador" (estilo); "Por el camino de la vida" (vals); "Cuando de ti ya lejos" (vals); "Aquel entonces" (tango); "Ofrecí mi vida" (vals); "Mi humilde corazón" (tango) y "Aquellos catorce años" (vals). El listado es incompleto; además compuso una selección de valses criollos de Palma y otra selección de valses clásicos y populares que grabara la orquesta de Francini-Pontier.

Víctor Piuma Vélez murió el 28 de junio de 1976; Rosita Melo, el 12 de agosto de 1981. Ambos descansan juntos, en el "Recinto de las Personalidades" del Cementerio de la Chacarita donde sus hijas hicieron levantar un monumento en sus memorias.

Borges decía que la inmortalidad se logra con un solo verso, con una sola línea que trascienda los tiempos. Rosita puede dar fe. Toda su vida perdura en un vals y sólo así podemos imaginarla o intuirla.

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