DERECHOS HUMANOS - CORREPI - BOLETÍN INFORMATIVO Nº 636
 
 

 

BOLETÍN INFORMATIVO Nº 636


Por Correpi especial para Villa Crespo Digital

11 de febrero del 2012

Del 29 de noviembre del 2011

Sumario:

1. La fuerza de la represión: presentamos el Archivo 2011. ... del total de 3.397 muertes, el 55%, es decir, 1.839 casos, ocurrieron durante este “gobierno de los DDHH”, desde el 25 de mayo de 2003....

2. Represión a los trabajadores en Zona Norte. ...las patronales, en triangulación con la burocracia sindical y el poder judicial, utilizan todos los recursos y chicanas posibles para disciplinar al conjunto de los trabajadores...

3. Hebe Pastor de Bonafini defiende al imperialismo yanqui. ...Las fuerzas armadas no defienden los intereses del pueblo. Defienden los intereses de la burguesía autóctona y los que el imperialismo norteamericano tiene en Latinoamérica...

4. No aceptemos lo habitual como natural... ¡No a la gendarmería en la calle! ...La gendarmería que se infiltra en marchas y asambleas (...) es la misma que, en este momento, por orden de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo, está rodeando a más de 100 familias que ocupan un terreno ferroviario...

5. Guillermo Salas, el empleado del mes

La fuerza de la represión: presentamos el Archivo 2011.

El viernes 25 de noviembre, por la tarde, los militantes de CORREPI estuvimos en Plaza de Mayo. Fuimos, como cada año desde 1996, para denunciar el alcance y la extensión de la represión estatal. Para mostrar que la represión, adopte la forma que adopte, es siempre de clase, y tiene la finalidad de garantizar y profundizar la explotación.

Cientos de compañeros respondieron a la convocatoria que tiene por objeto mostrar, con los números en la mano, el alcance del embate represivo en Argentina, mientras en Rosario, Córdoba, Rafaela, Mar del Plata, Mendoza, El Bolsón, Comodoro Rivadavia y otros lugares del país, los compañeros organizados en el Encuentro Nacional Antirrepresivo (ENA) hacían actos similares.

En una plaza iluminada con las banderas de las organizaciones, y frente a todos esos compañeros que vinieron a expresar su adhesión, tratamos de recorrer, desde el escenario, las distintas facetas que asumen, en su ejecución cotidiana, las políticas represivas estatales.

Hablamos de la represión que, en defensa de los intereses de los empresarios y patrones, el gobierno descarga sobre los trabajadores, explotados, golpeados, encarcelados y asesinados a lo largo y ancho de nuestro país. Su eslogan de campaña es que son el gobierno de la fuerza, para profundizar el modelo. Y en algo tienen razón: ellos tienen la fuerza, la fuerza de la represión, y la usan para profundizar el modelo de explotación.

Este es el gobierno que, junto a las empresas y la burocracia sindical, forma la triple alianza que condena, encarcela y asesina trabajadores organizados. Este es el gobierno que, durante sus dos mandatos, asesinó 17 compañeros que salieron a pelear por vivienda digna, por educación, por salud, por trabajo, por salario e incluso en contra de la represión, como Luis Cuellar, Carlos Fuentealba, Juan Carlos Erazo, Facundo Vargas, Nicolás Carrasco, Sergio Cárdenas, Mariano Ferreyra, Roberto López, Mario López, Bernardo Salgueiro, Rosemary Chura Puña, Emilio Canaviri Álvarez, Félix Reyes Perez, Ariel Farfán, Esteban Méndez, Juan José Velazquez y Cristian Ferreira.

Este gobierno es el que, escondido tras el discurso de que “no reprime la protesta social” mantiene a más de 5 mil compañeros procesados por salir a pelear por mejores condiciones de vida y tiene presos políticos, como Olivera, Oñate, Tapia, Claros y Germano. Con la fuerza, sus fuerzas, las fuerzas de la represión, van sumiendo al pueblo en la miseria y convirtiendo a todo el que se organice y luche en un criminal, delincuente o terrorista.

Hablamos también de la represión que se descarga sobre los sectores no organizados de la clase trabajadora. Mostramos los números que prueban que sigue el avance sistemático del gatillo fácil, de las torturas dentro de las cárceles, comisarías e institutos de menores, de las detenciones arbitrarias.

Golpear a la clase trabajadora antes de que tome la forma organizativa necesaria es un objetivo permanente de los gobiernos. Reprimiendo a los más jóvenes y los más pobres, de manera silenciosa, pero constante y creciente, buscan imponer el terror, para apagar el fuego de la resistencia y la lucha antes que se encienda. Esta represión preventiva, que busca el control social, hoy es una prioridad política del sistema. Por eso nos está matando, ahora mismo, un pibe pobre por día.

Más de 20 fusilados, asesinados en lugares de detención y comisarías por mes en todo el país. El Archivo de CORREPI registra hoy los nombres y las historias de 3.397 personas, asesinadas por la policía, los gendarmes, los prefectos, los guardiacárceles y los vigiladores privados desde diciembre de 1983. La pertenencia de las víctimas a la clase trabajadora es la regla casi absoluta. Y la edad prueba que el blanco favorito de la represión preventiva son los jóvenes, porque son potencialmente rebeldes, y por eso los gobiernos necesitan disciplinarlos primero y más profundamente. El 53% eran pibes de menos de 25 años de edad.

Más de la mitad fueron fusilados por el gatillo fácil. Tiros en la nuca o la espalda, que después los medios publican como “peligroso hampón abatido en enfrentamiento”. Ejecutados por la policía federal y las policías provinciales, ese ejército de ocupación en los barrios. Pero, cada vez más, aparecen los gendarmes y prefectos, sumados al patrullaje urbano y el control territorial. Y este año, hizo su debut la metropolitana, con 5 fusilamientos.

También aumentaron las muertes en cárceles, comisarías e institutos de menores, muchas por la tortura. Acá los asesinos son los servicios penitenciarios, federal o provinciales, los celadores de los institutos y, de nuevo, la policía.

De ese total de 3.397 muertes, el 55%, es decir, 1.839 casos, ocurrieron durante este “gobierno de los DDHH”, desde el 25 de mayo de 2003.

Otra conclusión interesante que permite sacar el Archivo es que poco importa quién gobierna, si lo que defiende son los intereses de los poderosos. No es un dato menor que Santa Fe, la provincia del “socialista” Binner, Tierra del Fuego, con el gobierno “progre” del ARI, o el municipio de Morón, el del gran progresista Sabatella, registren promedios de muertes por el gatillo fácil incluso superiores a los de la provincia o la ciudad de Buenos Aires.

Pero no sólo hubo datos y números ayer en la Plaza. Los principales protagonistas fueron los pibes fusilados, torturados, desaparecidos y asesinados, a través de sus madres, sus padres, sus hermanos y sus amigos, organizados en CORREPI, que terminaron su intervención al grito de “...la sangre de nuestros hijos no se vende… ¡SOMOS LOS FAMILIARES QUE ELEGIMOS ORGANIZARNOS Y LUCHAR!".

A todos los que estuvieron, a los que entienden la importancia de la lucha antirrepresiva y hacen posible que nuestro humilde aporte trascienda, muchas gracias, compañeros. Y nos vemos en la lucha.

Represión a los trabajadores en Zona Norte

La persecución a los delegados de base ha tomado una dinámica de abierto hostigamiento en el que las patronales, en triangulación con la burocracia sindical y el poder judicial, utilizan todos los recursos y chicanas posibles para disciplinar al conjunto de los trabajadores y sacarse de encima a los representantes de base que luchan por condiciones dignas de trabajo ante el avance de la tercerización, la precarización y los despidos.

En el Frigorífico Rioplatense, en la localidad bonaerense de Pacheco, la comisión interna cuenta con seis delegados investigados en dos causas, una ordinaria y otra federal, y uno de ellos procesado en la segunda. Las "pruebas", como en todos los casos, son informes de la policía, la gendarmería y la patronal. En las movilizaciones, los uniformados "marcan" a los delegados, y luego los patrones del frigorífico aportan los datos personales de cada uno. La burocracia sindical también cumple con su parte: el 17 de noviembre, improvisaron una asamblea con un sector del frigorífico interesado en echar a la comisión interna. Sin siquiera dejar intervenir en la discusión a los delegados, impusieron un plebiscito a realizarse al día siguiente, en el que se decidiría la permanencia o expulsión de la comisión interna.

La solidaridad de los trabajadores dio vuelta la apuesta de los burócratas. Durante el plebiscito, mientras delegados de base de la zona norte y distintas organizaciones políticas hacíamos una vigilia en la puerta de la fábrica, 40 compañeros dentro del frigorífico custodiaban el normal desarrollo de la votación, ante la presencia amenazante de la patota del sindicato de la carne dirigida por el burócrata Segundo Miguel Molina. Finalmente, la comisión interna ganó el plebiscito con el 60% de los votos.

Al mismo tiempo que esto sucedía, en Paty (otra fábrica de la zona norte que cuenta con un delegado procesado, Hugo Costilla), la policía se llevaba a un trabajador detenido, acusado de robar cajas de hamburguesas. La respuesta inmediata de sus compañeros fue el paro total de la planta que duró dos días hasta que lograron que la empresa despidiera al jefe de seguridad que acusó al compañero y quien se sospecha de ser un policía retirado por sus aceitadas relaciones con la comisaría de la zona.

La persecución que están enfrentando los delegados en todo el país, ha logrado una respuesta activa en el seno de las fábricas y en las organizaciones populares. Así lo mostró la movilización del 23 de noviembre en la ciudad de Buenos Aires y en distintos puntos del país como Rosario, Tucumán, Córdoba y Neuquén. Bajo las consignas de libertad a los presos por luchar, el cierre de las causas y el cese de la persecución y del accionar de las patotas sindicales, las organizaciones de base han logrado nuclearse para enfrentar la profundización del modelo de explotación kirchnerista y la avanzada represiva contra la clase trabajadora.

Hebe Pastor de Bonafini defiende al imperialismo yanqui

Hace unos diez días, la titular de la Fundación “Sueños Compartidos”, Hebe Pastor de Bonafini, fue entrevistada por Alejandro Dolina. Reivindicó la “política de derechos humanos” del gobierno kirchnerista y repitió, más o menos, lo mismo que suele decir Cristina Fernández de Kirchner, como que se puede protestar sin el riesgo de ir preso. Evidentemente, no conoce a Oñate, a Olivera, Tapia, Claros o Germano, todos presos políticos del kirchnerismo, y se ha olvidado de los casi 6.000 procesados por luchar. Mucho menos está enterada de los 16 muertos en la protesta desde 2003 hasta la fecha.

Lo novedoso es que sostuvo que ella creía mucho en que la clase militar estaba renovada, que la relación con el ejército ya no tenía que ser la misma que la de años atrás, razón por la cual afirmó que “Hay otra clase militar con la que debemos empezar a conversar. Creo mucho en eso”. Se entiende si recordamos cómo la protegió la policía federal cuando los trabajadores de la Fundación fueron a reclamarle a Plaza de Mayo, por los salarios impagos y por los puestos de trabajo.

Sostuvo que Nilda Garré, hoy al frente del ministerio de Seguridad, desde donde militarizó los barrios pobres con gendarmería y la prefectura (operativos Centinela y Cinturón Sur), hizo un "trabajo brillante" en el ministerio de Defensa. Le habrá parecido brillante, entonces, la participación de nuestras fuerzas armadas en ejercicios conjuntos con todas las fuerzas latinoamericanas, bajo la égida del imperialismo yanqui, como el Tradewinds, realizado en 2008, en la República Dominicana, donde estuvieron junto con otros 15 países; o los UNITAS Atlantic y Pacific; o el Panamax, de protección del interés geoestratégico yanqui sobre el canal de Panamá; o el ejercicio Peacekeeping (PKO), de “operaciones para el mantenimiento de la paz”, en Nicaragua en 2008, junto a otros 23 ejércitos del continente; o la participación del ejército en Fuerzas Comando, ejercicio de contraterrorismo, que fuera realizado en 2008 en Texas, EEUU, en la que Argentina mandó a 300 militares, funcionarios judiciales, miembros de las fuerzas de seguridad y civiles. Habrá estado de acuerdo, además, con que durante 2007 Argentina haya mandado a 931 miembros de las fuerzas militares y de seguridad a entrenarse a los EEUU (México, en plena guerra contra las drogas, envió ese mismo año a 627). En suma, le parece brillante que, en los hechos, la gestión de Nilda Garré haya mantenido el Plan Cóndor vigente.

La posición de la otrora luchadora por los derechos humanos insta al pueblo argentino a desarmarse política, e ideológicamente, ante las fuerzas que históricamente lo han reprimido. Es el tradicional engaño al que recurre el reformismo para desarmar a los pueblos. Así se siembra el terreno de futuras derrotas populares.

Las fuerzas armadas no defienden los intereses del pueblo. Defienden los intereses de la burguesía autóctona y los que el imperialismo norteamericano tiene en Latinoamérica. Son, por tanto, un ejército de ocupación, hostil al campo popular.

Esta declaración de Hebe Pastor de Bonafini también nos muestra el derrotero de quien, habiendo sido una luchadora popular, perdió la independencia política, se integró al partido de gobierno y terminó defendiendo los intereses del imperialismo norteamericano.

No aceptemos lo habitual como natural... ¡No a la gendarmería en la calle!

Diciembre de 2001 nos dejó, además de varios muertos, a la Plaza de Mayo dividida en dos por esas vallas que nos recuerdan el miedo que les da cuando el pueblo se enoja. Así como se ha ido naturalizando el vallado en el escenario de expresión de tantas luchas obreras, pretenden que naturalicemos que los gendarmes caminen por las calles de nuestros barrios.

Cuando Menem creó la Secretaría de Seguridad y unificó el mando sobre las fuerzas federales, sacó los gendarmes a la calle, on la excusa de "proteger posibles objetivos terroristas". A las 23:00 del 21 de diciembre de 2001, la gendarmería comenzó a patrullar las calles por orden de la jueza María Servini de Cubría. Tmabién desde mediados de los '90, los gendarmes fueron los elegidos para la represión a cortes de rutas, puentes y todo tipo de manifestación social. En 2004, dependiendo todavía del ministerio del Interior, amplió su participación directa en la seguridad interior con la creación del área metropolitana.

En la actualidad, ahora reportando al ministerio de Seguridad, la gendarmería pasó de tener 15.000 hombres a tener 30.000. En enero de este año, 6.000 de esos efectivos se designaron para llevar a cabo el “Operativo Centinela", ampliando el margen de acción de la fuerza en 26 municipios del conurbano bonaerense (sumados a los que ya patrullaban rutas, autopistas y "zonas peligrosas").

Hace sólo unos días, la ministra de Seguridad, anunció que otros 700 gendarmes se sumarán al control de los accesos entre la provincia de Buenos Aires y ciudad de Buenos Airesl y que estos controles serán “estrictos, intensos y permanentes”.

En su "carrera contra el delito" la ministra manda a los verdes efectivos a parar, de madrugada, a los colectivos. Los gendarmes hacen bajar a los pasajeros, los revisan, les piden documentos a todos, a los hombres, o sólo a los que tienen portación de cara, según el humor de los que lleven a cabo la requisa. Es la misma fuerza que, la semana pasada, junto al CeProDH y otras organizaciones, denunciamos que es la encargada de realizar trabajos de inteligencia en marchas y cortes pra, después, criminalizar trabajadores, delegados y militantes.

La gendarmería que se infiltra en marchas y asambleas, de civil y sacando fotos con celulares; la que se preocupa por el "encuadre político" de los manifestantes; es la misma que, en este momento, por orden de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo, está rodeando a más de 100 familias que, reclamando haber quedado afuera de un plan de viviendas prometido por la intendencia de San Isidro, ocupan un terreno ferroviario cercano a la estación Bulogne Sur Mer.

Es lógico que, desde el poder, estas relaciones se omitan. Es lógico que, para que naturalicemos estás prácticas de dominación y control social, la fuerza se meta de a poco y con argumentos mentirosos. Somos nosotros los que debemos entender que, para profundizar el modelo de explotación, se precisa la fuerza de la represión. Y que para enfrentarlo, no nos queda otro camino que organizarnos.

Guillermo Salas, el empleado del mes

En el centro de la ciudad de La Plata, en la comisaría 1ª, de calle 53 entre 9 y 10, presta sus servicios el capitán Guillermo Salas, jefe de calle de dicha comisaria, con más de 25 años en la bonaerense. Para conocerlo un poco mejor, usted puede acercarse a los chicos que trabajan en la calle o viven en ella, que son los que lo padecen a diario.

Salas se desempeña en ese cargo desde 2004. Ese mismo año, fue denunciado por manosear y golpear a una mujer a la que detuvo, causa que fue intruida por la policía, por decisión del fiscal Leandro Heredia, el mismo que instruye personalmente, y con enorme dedicación, cuanta causa encuentre o invente contra militantes, y el mismo que ordenó a la policía fotografiar manifestantes en las marchas, para "identificar revoltosos". Aunque se comprobó que la mujer fue detenida y se acreditaron lesiones en brazos, cara interna de los muslos y piernas, Heredia pidió el archivo de las actuaciones, y el juez César Ricardo Melazo, solícito, lo complació.

En los años siguientes, han sido varias las denuncias en contra del capitán Salas y sus subordinados, por distintos delitos como extorsiones, amenazas, persecución y golpes a peligrosos estudiantes "rateados" y, desde luego, reclutamiento forzado de pibes para robar. Se puede decir que Salas es un buen empleado, y que él y su equipo realizan bien su labor represiva, acompañados por jueces y fiscales que avalan su dedicación a la "lucha contra el crimen"...

FUENTE: CORREPI

Caracteres: 17.931

20 Diciembre, 2016 13:33

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