BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 674
|
Por Correpi especial para Villa Crespo Digital
15 de
octubre del 2012
Del 1º
de octubre del 2012
Sumario:
Urgente:
Amenazan a testigo del asesinato de Mariano Ferreyra
1.
Campana: pueblo chico, infierno azul.
2.
Policía Internacional. Naciones Unidas para reprimir.
3.
Jueces y Fiscales: Impunidad para el servicio Martínez, cárcel
a los trabajadores.
4.
La fiesta de la represión.
5.
Represión en España y piedra libre a los policías
griegos.
Urgente:
Amenazan a testigo del asesinato de Mariano Ferreyra.
José
"Cacho" Andino, militante del Movimiento Teresa Rodríguez,
que debe comparecer ante el TOC 21 el jueves próximo para contar
lo que vio el 20 de octubre de 2010, cuando integraba la columna de
manifestantes de distintas organizaciones que marchaban en apoyo de
los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca, fue amenazado hoy
por dos sujetos en Florencio Varela.
El compañero
había ido al centro por un trámite, y volvió en
el colectivo que habitualmente toma. Al bajarse, pasó frente
a dos hombres que estaban a bordo de una moto roja. Lo llamaron por
su apellido, y, cuando Cacho se dio vuelta, uno se le puso delante,
el otro atrás, y lo empujaron a un callejón. "Tenemos
que hablar con vos, no nos mirés" lo amenazaron, mientras
lo apretaban.
"¡Piquetero
hijo de puta! ¡Ni tu madre te va a reconocer si seguís
hablando!", dijo uno, "¿Quién carajo te dijo
que viste un escopeta?", agregó el otro. En ese momento,
Cacho comprendió de qué se trataba: como lo relató
en su primera declaración a días del asesinato de Mariano,
y como lo repitió hace unos días en una entrevista para
la Revista Veintitrés, el día que mataron a Mariano él
vio dos hombres armados, uno con un arma corta y otro con algo que parecía
una escopeta recortada. "Al de atrás ni lo pude ver",
contó Cacho a CORREPI, "pero el otro, tenía una pinta
de milico...". Nada que pueda sorprender, con los vínculos
que ya se han puesto en evidencia, en el juicio, entre la policía,
la barra de Favale y hombres de la Lista Verde de Pedraza.
Mañana
a primera hora, el compañero radicará la denuncia ante
la fiscalía de Florencio Varela, y el jueves, como está
previsto, se presentará a declarar. CORREPI responzabiliza al
gobierno nacional y al gobierno provincial por cualquier nuevo episodio
que pudiera afectarlo.
Campana:
pueblo chico, infierno azul.
El 21
de mayo de 2011, Juan Emanuel "Juane" Aguirre, de 25 años,
fue levantado por un patrullero de la comisaría 1ª de Campana
en la puerta de su casa. Pocas horas después, su familia fue
notificada de que se había suicidado en una celda con su propia
remera. Desde entonces, su madre y sus hermanos se enfrentan a una batalla
desigual por la reivindicación de Juane y el castigo a sus asesinos,
enfrentándose a las amenazas policiales y al encubrimiento judicial.
Los Aguirre
son del Barrio Las Campanas, un barrio periférico del municipio
bonaerense de Campana. El caso de Juane tomó relevancia a nivel
local gracias a la difusión que le brindan los compañeros
del espacio culturalLa Pachamama y de organizaciones sociales de la
zona, comprometidos con el reclamo de la familia que se ha convertido,
a su vez, en un referente de lucha para los vecinos.
El viernes
21 de septiembre desapareció de este barrio Víctor Hugo
Alegre, un pibe de 20 años. Apareció muerto en Villa Adelina
el sábado 22 a las 6 de la mañana como NN. Los padres
dieron con él el martes 25. En el interín, pegaron carteles,
se contactaron con los Aguirre porque sospecharon desde un principio
que se lo había llevado la policía, se movieron por todos
lados buscándolo y organizaron un corte de ruta que no llegó
a concretarse porque fue cuando los notificaron de la aparición
del cuerpo.
Sospechan
que lo tiraron en Villa Adelina porque el barrio Las Campanas se encuentra
movilizado a partir de la lucha de la familia Aguirre. Después
de Juane, desaparecieron tres pibes en Campana, que luego serían
encontrados muertos sin que la fiscalía indagara sobre la autoría
de los asesinatos. En mayo de este año, Agustín Herrero
de 17 años, estuvo desaparecido. Su cuerpo apareció tirado
a un costado de la ruta 9, Km 71,5, con un disparo en la cabeza y otro
en el pecho. En junio, Ricardo "Richard" Castañeda,
de 19 años, estuvo desaparecido durante 20 días. Su cuerpo
fue encontrado en un descampado. Se encontraba en una fosa de 6 metros
de profundidad, con un nivel de dos metros de agua. El tercero fue Víctor
Hugo Alegre.
A estas
desapariciones y asesinatos impunes se suma el accionar cotidiano de
la policía en los barrios pobres de Campana. Levantan a los jóvenes
de la calle, los golpean, los torturan, los amenazan. Tienen la modalidad
de llevar a los chicos al hospital para constatar heridas, y luego molerlos
a golpes incluso dentro del mismo hospital. Nadie quiere denunciar porque
tienen miedo a las represalias. Hace poco tiempo salió a la luz
la denuncia de una chica que fue levantada junto a dos amigos en la
calle, y que fueron torturados en la comisaría 1ª. Esta
chica resultó ser hija de un funcionario de la municipalidad,
y por eso el caso se visibilizó. Todos los burócratas
salieron en los medios campanenses desgarrándose las vestiduras
y haciendo mea culpa por la "torpeza" cometida por sus torturadores
con recibo de sueldo. No hicieron mea culpa, en cambio, a la hora de
archivar la causa por el asesinato de Juane esta semana.
El pasado
jueves 27 de septiembre, Juan Aguirre, hemano de Juane, salió
en auto junto a otro hermano para ir a buscar su camioneta a un taller
mecánico. En el camino, los cruzaron dos patrulleros que los
observaron detenidamente y los identificaron. Momentos después,
un tercer patrullero los interceptó. Con arma en mano, el comisario
de la comisaría 1ª de Campana, Marcelo Páez, hizo
bajar a Juan del auto, lo apuntó y lo amenazó "¿Así
que a vos te gusta hacer denuncias?" Varios testigos presenciaron
la escena. Al retirarse, les dijo que se dejaran de joder "o te
voy a armar una causa por droga". Inmediatamente, Juan se contactó
con los compañeros de CORREPI y organizaciones de la zona, quienes
lo asesoramos para realizar la denuncia. Nos mantenemos en estado de
alerta por la integridad física del compañero.
Policía
Internacional. Naciones Unidas para reprimir.
Entre
el 18 y el 21 de septiembre, se desarrolló en Buenos Aires, el
“2º Encuentro Regional Sobre el Marco Orientativo Estratégico
para la Policía Internacional de la ONU” en el que se analizaron
las pautas de seguridad para las operaciones de paz.
Es importante
tener en cuenta que en esta cuestión nos encontramos con un eufemismo
detrás de otro. En primer lugar, la policía internacional
de la ONU (UNPOL, por sus siglas en inglés), no es más
que una fuerza conformada por las fuerzas armadas de las diferentes
naciones, bajo un mando unificado, el Consejo de Seguridad de la ONU.
En segundo lugar, las operaciones de paz, en realidad, son invasiones
militares de esas fuerzas armadas, para la pacificación de los
pueblos invadidos y la imposición, por la fuerza, de autoridades
genuflexas al imperialismo. Es lo que ha ocurrido con Haití,
por ejemplo, con la MINUSTAH, aunque no es el único territorio
invadido (también están Timor, Darfur, entre otros). Tampoco
se debe olvidar que muchos conflictos internos son fogueados por el
imperialismo para imponer sus intereses (como ocurre con la guerra por
el coltán, como ocurre en Siria o en Libia) y como forma de legitimar
su posterior intervención.
En Buenos
Aires se reunieron representantes de las fuerzas represivas regionales
(EEUU, Chile, México, Colombia, Brasil, entre otros). La fuerza
anfitriona fue la Gendarmería Nacional.
Este encuentro
forma parte de una iniciativa del Departamento de Operaciones de Mantenimiento
de la Paz de la ONU. Se llevó a cabo en el Hotel Melliá
y finalizó con una visita al Centro de Capacitación para
Operaciones de Paz (CENCAOPAZ) de Gendarmería Nacional Argentina.
La principal
finalidad de la Policía Internacional al llegar a un país
invadido (al que denominan “huésped”) es pacificar
el escenario post-conflicto y reconstruir una policía nacional
para asegurar la represión interna sin intervención de
las Naciones Unidas. Entre las principales preocupaciones de los participantes,
fue la unificación de la doctrina de las diferentes fuerzas,
para que cada vez actúen en forma más coordinada y unificada.
Es así
que el Gobierno de los Derechos Humanos usa a la Gendarmería
Nacional, para que se forme junto a otras fuerzas, en la represión
de situaciones de conflicto social agudo, para contribuir a la reconstrucción
de la hegemonía del estado capitalista, en aquéllos lugares
en que ésta se vea cuestionada. Se trata de la misma fuerza que
despliega en todos los barrios del conurbano (Operativo Centinela),
en los trenes, y en los barrios pobres del Sur de la Ciudad (Operativo
Cinturón Sur), para ejercer el control social sobre el pueblo
pobre. Sea con el clientelismo, para cooptar, o con la represión,
para controlar, nadie manda una fuerza “pacificadora” (disciplinadora
deberían decir) si no hubiera nada que pacificar.
Jueces
y Fiscales: Impunidad para el servicio Martínez, cárcel
a los trabajadores.
A pesar
de la comprobación, a través de los listados oficiales,
de la pertenencia del burócrata de la construcción, Gerardo
Martínez, al Batallón 601 de Inteligencia, durante la
dictadura, y de las numerosas pruebas que presentaron los trabajadores
del SITRAIC, junto a las organizaciones que los acompañamos,
denunciando su responsabilidad por la desaparición de trabajadores
de la construcción por las fuerzas represivas, el Juez Ariel
Lijo hizo lugar al pedido del fiscal Jorge Di Lello y archivó
la causa.
El juez,
que sólo aceptó citar a un testigo ... fallecido en 1995,
cumplió la orden del gobierno, expresada en un informe del entonces
secretario de DDHH de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. El funcionario,
en su momento, presentó un informe que desligaba a Martínez
de la responsabilidad por la desaparición de varios obreros de
la UOCRA durante la dictadura. No podía esperarse otra cosa del
gobierno, más que defender, a capa y espada, a una de las figuras
que impulsaron como recambio de Moyano para la CGT.
En los
informes públicos, a partir de la apertura de los archivos del
601, claramente del legajo de Gerardo Martínez se puede concluir
su trabajo para los servicios de inteligencia, teniendo éste,
sin lugar a dudas, consecuencias concretas. Martínez fue presentado
en julio de 1981 e ingresó como Personal Civil de Inteligencia
(PCI) bajo el apodo de "Gabriel Antonio Mansilla", con la
categoría C3 IN 14 y con "horario completo". Martínez
juró brindar "lealtad y fidelidad" al organismo de
inteligencia el 18 de enero de 1982 en Campo de Mayo. Su especialidad
fue agente de reunión en el ámbito gremial. Los "PCI"
enviaban información al Batallón 601, que luego analizaban,
clasificaban y redistribuían para convertirla en "objetivos"
o "blancos" sobre los que actuaban los grupos operativos.”
No corren
la misma suerte que el burócrata Gerardo Martínez, los
trabajadores que a diario luchan por mejorar sus condiciones laborales
y así deben enfrentar, no sólo a la patronal y la burocracia
sindical, sino también al estado con su aparato represivo y judicial
al servicio de la clase dominante.
El Fiscal
Federal de Tres de Febrero, Paulo Starc, pidió a la Cámara
Federal de Apelaciones de San Martín la prisión preventiva
de Javier Hermosilla, delegado de Kraft y del trabajador de la misma
firma, Oscar Coria, despedido tras la lucha de 2009, ambos militantes
del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS). No caben dudas que la
persecución está destinada a quienes desarrollan una tarea
sindical antiburocrática y se organizan políticamente
contra el sistema.
No puede
verse con mayor claridad al servicio de qué intereses se encuentra
el poder judicial y el gobierno.
La
fiesta de la represión.
El primer
viernes de éste mes, se desarrollaba, dentro de una iglesia evangélica
del barrio Villa Rosas, Bahía Blanca, una fiesta a la que llegaron
más de 200 jóvenes de entre 13 y 22 años.
La fiesta
podría haber sido una más si no fuera porque fue interrumpida
por 20 patrulleros de la comisaría de la zona. Parece que los
policías también querían su fiesta, y esto consiste
en entrar disparando balas de goma a mansalva a cualquiera que esté
enfrente.
Éste
fue el accionar policial frente a toda la juventud. A las balas de goma
y los golpes, se deben sumar más de 60 detenidos, entre ellos
27 menores, todos ellos golpeados por la policía durante el traslado
y la detención.
Los menores
de edad estuvieron detenidos hasta las nueve de la mañana del
otro día, y a todos se les negó la posibilidad de ver
a sus padres, quienes eran mantenidos en la vereda. Una de las mujeres
que tenía detenida a su hija dentro de la comisaría, cuando
quiso entrar fue arrastrada de los pelos y llevada a un calabozo.
Esta vez,
la excusa para la represión, fue una supuesta pelea entre bandas
que nunca se comprobó.
A todos
se les imputó daños, lesiones, atentado y resistencia
a la autoridad. Uno de esos “combos” tan útiles,
y siempre avalados por los jueces, cuando hay que justificar que un
preso esté todo machucado.
La policía
no deja de cumplir su función, que es la de reprimir, tanto a
las organizaciones de trabajadores, como a los pibes en los barrios.
Ya sea
con gatillo fácil, razzias, tortura, persecución o represión
directa a movilizaciones, el objetivo es siempre el mismo, disciplinar
al pueblo trabajador, organizado o no, para frenar la organización
popular.
Represión en España y piedra libre a los policías
griegos.
El 25
de septiembre, en el marco de las protestas constantes que se suceden
en España, miles de personas marcharon hasta en congreso español
en repudio a las políticas de ajuste llevadas adelante por el
gobierno de Rajoy.
Tres marchas,
desde las plazas Puerta del Sol, Cibeles y Neptuno, confluyeron de manera
simultánea frente a la cámara baja del congreso para encontrarse
con un fuerte operativo integrado por más de mil policías.
La fuerza del Estado no se hizo esperar y descargó las balas
y los palos contra los manifestantes.
El Estado
español, en medio de los graves efectos de la crisis mundial,
intenta (como siempre) hacer que los costos del sistema de los ricos,
los paguen los pobres. Pero el pueblo ofrece resistencia. Las marchas
no terminaron, sino que se incrementaron, ahora también para
repudiar la represión.
Mientras
tanto, en Grecia, esta semana las fuerzas de seguridad mostraron que
saben muy bien que su papel es primordial para sostener el sistema de
explotación, y que lo piensan hacer valer. Ante el anuncio de
posibles ajustes en su sueldo, la Federación de Sindicatos de
Policías de Grecia amenazó al gobierno con negarse a reprimir
las frecuentes protestas de trabajadores.
No se
trata –como seguramente se entusiasmará algún distraído-
de que se nieguen a reprimir por “solidaridad de clase”.
Todo lo contrario. Son desclasados que, aunque cobren un sueldo por
vender su fuerza de trabajo, tienen tan claro que su rol es disciplinar
al pueblo trabajador, y que esa misión es estratégica
para los poderosos, que los extorsionan con dejar de hacerlo para conservar
sus privilegios.
FUENTE:
CORREPI
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