Producción
Haydeé Dessal especial para Villa Crespo Digital
9
de junio del 2012
Con
muy poco repercusión, a fines de mayo los trabajadores de
Ecotrans iniciaron medidas de fuerza por despidos, más amenazas
de despidos y luego de quitarle la concesión del TBA, los
trabajadores afirman que: “Ahora, con el retiro de la concesión
de TBA, va a haber nuevos problemas, porque ellos metían
la mano en los trenes para pagar los sueldos de Ecotrans. Nos vamos
a mantener en alerta y movilización, esperando que ocurra
lo mismo que con el ferrocarril y el Estado intervenga, antes de
que lleguemos a tener muertos”, resume Armaza.
A
pesar de que el grupo Cirigliano ya no manejará TBA luego
de que el Ministro de Planificación, Julio De Vido, anunciara
que el Estado nacional le quitó la concesión de las
líneas Sarmiento y Mitre por “el deterioro de la capacidad
y calidad de los servicios prestados”, seguirá teniendo
injerencia en otros medios de transporte. Y, al parecer, continuará
con sus políticas de desinversión y vaciamiento.
Ese es el caso de la línea de colectivos Ecotrans, integrada
por ocho ramales comunales, intercomunales y nacionales que, diariamente,
trasladan a miles de pasajeros desde las barriadas del Conurbano
bonaerense hasta la Capital Federal. Al igual que sucede con TBA,
Ecotrans acumula denuncias por la falta de mantenimiento de sus
unidades de transporte desde hace más de siete años
porque “los vehículos tienen problemas en los frenos
y en la dirección y hay unidades con chasis de la década
del ‘50”, denuncia Luis Mariani, uno de los delegados
de los trabajadores.
Los informes y las pruebas que dan cuenta de la falta de inversión
en la línea fueron elevados al ministerio de Trabajo, a la
secretaría de Transporte y a la Comisión Nacional
de Regulación del Transporte (CNRT), aunque los choferes
aseguran que nunca obtuvieron respuestas.
“Los empleados de TBA y Ecotrans sufrimos una misma realidad:
la desinversión y la desidia empresaria, que es la política
que llevan adelante los dueños de la concesión”,
critica Mariani. De hecho, durante el último año,
tres unidades terminaron incendiadas y tres colisionaron gravemente;
incluso, una de ellas, impactó contra un domicilio particular.
“Lo más trágico es que esta es la única
opción que tiene la gente que tiene que movilizarse desde
las barriadas hacia la Ciudad de Buenos Aires”, lamenta el
gremialista.
Pero la paradoja que plantea la situación es que cuatro unidades
de Ecotrans están siendo usadas para paliar las demoras que
se generaron por la circulación de menos trenes a partir
de la intervención del Estado nacional en la empresa responsable
del accidente de Once del pasado 22 de febrero, que terminó
con la vida de 51 personas.
Cabe recordar que, a principios de marzo, la Secretaría de
Transporte nacional puso colectivos a disposición de los
pasajeros para que los trenes no circularan tan abarrotados. Entre
esas unidades, se sumaron las de la línea Ecotrans, a pesar
de las pésimas condiciones del servicio. “Trabajamos
como podemos. Todos los días, nos quedan entre diez y doce
unidades tiradas en la calle, el mantenimiento no existe, faltan
repuestos, desde los más baratos, como una goma, hasta los
más caros”, revela otro de los delegados, Ronald Armaza.
“En la época de Transporte del Oeste (la firma que
administró la línea hasta 2004, cuando se presentó
la quiebra) teníamos 350 colectivos y, hoy, nos quedan 270,
a pesar de que el flujo de gente que viene de las barriadas del
Oeste aumenta constantemente”, analiza.
Con
los trabajadores, también
Además
de los conflictos por el mantenimiento de las unidades, en las últimas
semanas, se generaron problemas con un grupo de choferes que derivó
en el despido de dos de ellos y en la amenaza a otros 35 por solidarizarse
con sus compañeros.
“Nos están acusando de robar unos cables después
del tornado del 4 de abril. Supuestamente, se cayeron unos cables
del taller y ellos nos dicen que les sacamos el cobre para venderlo.
Nos suspendieron unos días y el 28 de abril nos echaron.
Dicen que tienen testigos y filmaciones, pero nunca mostraron nada”,
cuenta Gustavo García, ex chofer de la línea 317,
con más de 20 años de trabajo en la empresa. Ni él
ni su compañero, Eduardo Torres, cobraron la indemnización
correspondiente “porque la patronal dice que los despidos
son justificados”.
A raíz de la medida tomada por la empresa, ambos se instalaron
con dos carpas en la vereda del taller que Ecotrans tiene en Morón,
sobre la avenida Rivadavia 17.415. Allí están desde
el 7 de mayo, llueva o truene. “Vemos muy poco a nuestras
familias. Yo tengo a mi mujer y tres hijos, pero ellos saben que
es importante que me quede acá peleándola”,
asegura García, quien, desde que lo echaron, sobrevive gracias
a la solidaridad de sus compañeros y vecinos.
El mismo 7 de mayo, gran parte de los compañeros de los cesanteados
decidieron organizar un paro de 24 horas para solidarizarse con
ellos. “La respuesta de la empresa fueron 40 telegramas de
despido. Pero ellos entraron en la conciliación obligatoria
y siguen trabajando”, explica Armaza.
La semana pasada, en una audiencia con el Ministerio de Trabajo,
lograron la reincorporación de cinco compañeros. La
semana pasada tuvieron una nueva reunión por los otros 35
trabajadores en riesgo, pero no llegaron a ningún acuerdo.
Hoy, en tanto, habría otra audiencia por la situación
de Torres y de García.
“Ahora, con el retiro de la concesión de TBA, va a
haber nuevos problemas, porque ellos metían la mano en los
trenes para pagar los sueldos de Ecotrans. Nos vamos a mantener
en alerta y movilización, esperando que ocurra lo mismo que
con el ferrocarril y el Estado intervenga, antes de que lleguemos
a tener muertos”, resume Armaza.
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