“Si una tragedia es anunciada y no se toman
medidas precautorias, se convierte en un crimen.”
Juan Carlos Cena
Por
Juan Carlos Cena * especial para Villa Crespo Digital
3
de marzo del 2012
Cincuenta
y un trabajadores muertos y más de 700 heridos. Sus familiares
buscándolos desesperados en los hospitales, y en las morgues.
Dolor, tristeza. Indignación por el hallazgo del cuerpo sin
vida de Lucas Menghini después de más de dos días.
Cifras
dolorosas, desde esta columna sólo decirles a todos los que
han sufrido una pérdida o ha quedado accidentado que lamentamos
profundamente lo sucedido.
¡Que
sí hay responsables! La ira nos abraza. Todas las víctimas
son trabajadores, docentes, estudiantes, gente del pueblo…
El desprecio es un sentimiento que aflora y que tiene como destinatarios
a los responsables. La justicia debe imperar por sobre la impunidad.
Todos
los días, como una constante, ocurren accidentes en el transporte
ferroviario Suburbano, ocultados celosamente por las empresas concesionarias
y la CNRT. (Comisión Nacional de regulación del Transporte)
órgano de control y de aplicación de los protocolos
de seguridad. Sí, hay decidía, responsabilidades y
complicidades, por un lado, improvisación, falta de personal,
de mantenimiento en las unidades de inversión, por otro.
Todo como consecuencia de la falta de políticas de Estado
para el Transporte.
A
consecuencia de ello, las unidades, o sea los coches de pasajeros,
no reciben el adecuado, por no decir falta total, mantenimiento
preventivo en los depósitos. Revisación de ejes, rodamientos
(llantas y sus perfiles), suspensión, frenos, sistema eléctrico;
y en las vías: señales, semáforos, conservación
y renovación...y así.
Hay
un desprecio y una insensibilidad manifiesta hacia los pasajeros.
Los trenes del F.C. Sarmiento están plagados de falencias
técnicas y el peligro es latente. Todos los otros recorridos,
del T.B.A., están saturados de anomalías. T.B.A. es
una de las empresas dedicadas al transporte, sus dueños:
la familia Cirigliano.
Todos
los trenes concesionados adolecen de las mismas deficiencias.
La
crisis en el universo ferroviario es integral. Tanto en los trenes
suburbanos, cargas y en los de cartón de pasajeros de larga
distancia inaugurados con una gran pompa K. Abarca todo. No hay
rincón donde, ella, la crisis, no esté presente. Pero
hay crisis de finitud, el de este sistema perverso de las concesiones
ferroviarias. Todo este sistema concesionarista va camino al colapso.
Los accidentes de trenes fueron moneda corriente durante toda la
etapa concesionarista, nosotros iniciamos estas denuncias y en el
libro El Ferrocidio se plasmó integralmente. ¿Podemos
inferir que el gobierno nacional continúa subsidiando los
accidentes ferroviarios?
Desde
el año 2004 cuando se constituye el Mo.Na.Re.FA (Movimiento
Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos)
seguimos alertando que se avecinaba un tiempo ferroviario plagado
de accidentes.
Por
otro lado, señalábamos que la Gerencia de Seguridad
en el Transporte, que depende de la Comisión Nacional de
Regulación del Transporte, publicó una estadística
donde reflejaba que en el área metropolitana durante, por
ejemplo, el 2003, fallecieron un total de 389 personas y 1.064 resultaron
heridas de gravedad. .Cifras reveladas por el propio Secretario
de Transporte que manifestaba: ‘La Argentina tiene un record
importante de muertes en ferrocarriles: más de 400 por año’.
Lo que no dice es porqué ocurren esos accidentes. Las cifras
son demostrativas y hay que compararlas cuando los ferrocarriles
estaban en manos del Estado. Veríamos como los ferrocarriles
del Estado tenían sumo cuidado en las cuestiones de seguridad.
Acá en el periodo privatista todas esas normas de seguridad
se anularon, como así los sistemas de controles. Cifras actuales
están diciendo que fallecen 1,5 personas por día,
o sea, 45 personas por mes, sin contar heridos, o sea, 540 personas
por año. Lamentablemente no hay cifras oficiales.
Cada
maquinista se jubila con un promedio de 35 muertes en su recorrido
laboral, y como dice un maquinista de Castelar: uno convive con
los muertos debajo de la cama. Sentencia dolorosa que no es tomada
en cuenta por nadie, absolutamente por nadie.
El
protocolo de seguridad lleva el nombre R.I.T.O (Reglamento Interno
Técnico Operativo). Tiene fuerza de ley, data de 1935 con
sus modificaciones por los avances tecnológicos y nuevas
normativas de tráfico ferroviario. Este reglamento jamás
fue respetado por los concesionarios de cargas o pasajeros. El Estado
administrado por este y otros gobiernos no tuvo la responsabilidad
de controlar su aplicación.
Los
sindicatos, son parte de ese universo perverso, son cómplices
del Estado y de las concesionarias por silenciar estas anomalías
y no proteger al empleado ferroviario cuando rechazaba la puesta
en marcha de un tren con fallas antes de arrancar.
Las
cifras son palmarias y hay que compararlas cuando los ferrocarriles
estaban en manos del Estado. Veríamos como los ferrocarriles
del Estado tenían sumo cuidado en las cuestiones de seguridad.
Acá, en el periodo concesionarista todas esas normas de seguridad
fueron anuladas por los concesionarios, como así los sistemas
de controles, con anuencia de la Secretaria de Transporte.
La
CNRT es la responsable del control integral de los modos de transporte,
en este caso el ferroviario, es el órgano de control del
Estado. La inoperancia de la CNRT (Comisión Nacional de Regulación
del Transporte) es patética.
La
secretaria de Transporte y el Ministerio de Obras y Servicio Públicos,
el Poder Ejecutivo y la Comisión Parlamentaria del Seguimiento
de las concesiones son los responsables directos de estas desgracias.
La oposición política en forma integral sufre de anomia
grave, propia de dirigentes políticos colonizados y mediocres.
Pero
es para preguntarse si ¿es inoperancia o complicidad manifiesta?
¿Cómo es posible que se les hayan renovado, a estas
empresas concesionarias, los subsidios?
El gobierno de la Alianza, presidido por de De la Rua, integrado
por el progresismo pacato debe responder, también son culpables.
Ellos renovaron los contratos con modificaciones sustanciales llamadas
addendas. Están guardadas bajo siete llaves por los gobiernos
que le sucedieron.
A
pesar de las advertencias ¿Cómo es posible que sigan
ocurriendo accidentes inhumanos por cuestiones de mantenimiento
preventivo en todo el material rodante, vías y señalamiento?
En casi todas las líneas de trenes los sistemas de suspensión
están vencidos, el bamboleo de los coches obedece al mal
estado de las vías que no se les hacen la renovación
o el cambio de durmientes y afirmación de balasto (piedras)
en forma permanente, lo mismo que el sistema lateral de la suspensión.
En
el sistema eléctrico de trenes suburbanos que toma la alta
tensión, (electricidad) del llamado tercer riel, no tiene
la protección suficiente, las maderas que cubren ese tercer
riel están podridas, no han recibido el baño de creosotado
o aceite para su conservación, algunas raídas , otras
ausentes...
El
Poder Ejecutivo Nacional ¿no sabe de las falencias graves
de esas concesionarias en las prestaciones y en las violaciones
de los contratos?
El
ExDefensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino era claro:
‘Hace bastante tiempo que el Estado está en condiciones
de rescindir las concesiones de la empresa Metropolitano, pues estamos
ante una concesión cuya ejecución está llena
de incumplimientos desde hace ya varios años’.
El
accidente ocurrido en la Estación Once es producto del colapso
de los ferrocarriles concesionados. La falla de los frenos es cosa
corriente en ese ramal. Más de una vez los conductores conducen
un tren con fallas en los frenos por las deficiencias en el compresor,
cañerías atascadas por los herrumbres, pérdidas
de aire de los depósitos, entre otras falencias. Los maquinistas
y mecánicos dan la alarma. A los conductores les dicen desde
Control, por una radio, que continúe. Al mecánico
lo sancionan por obstruir el tráfico y así con la
impunidad empresaria que sólo busca la ganancia máxima.
La
cuestión de todos los accidentes debemos enmarcarla en la
ausencia de políticas de Estado para el transporte. No hay
políticas de Estado de este gobierno diseñadas para
el control de transporte en general, pero en este caso el ferroviario.
Nunca
se diseñó una política nacional de transporte,
ni este gobierno ni los anteriores. Sólo se han favorecido
al autotransporte automotor. A pesar de ello no se ha construido
nada para la infraestructura vial. En cuanto al transporte de pasajeros
ferroviarios sólo hay un negocio a través de los subsidios.
Es
dable repetir que las fallas técnicas son la consecuencia
de la falta de políticas para el transporte. No hay controles
preventivos ni fiscalización sobre las obras comprometidas.
No hay mejoras. Se viajaba como ganado, ahora es peor. Es suicida
embarcarse. Los que viajan son pasajeros con necesidades serias
de trabajo, seres llenos de valentías en busca del jornal.
La
empresa TBA y el gobierno, en este caso, deslizaron un comentario
perverso de que el conductor se durmió. Deslizamiento siniestro
para eludir responsabilidades.
Es necesario repetir: Los sindicatos guardaron un silencio cómplice.
Hoy se rasgan las vestiduras.
Los
usuarios del ferrocarril deben escuchar, organizarse y actuar reclamando
junto a los trabajadores ferroviarios que sí lo hacen.
Las vidas que transportan los trabajadores ferroviarios, a diario,
son una responsabilidad, pero la responsabilidad principal es de
la empresa que usufructúa la concesión, donde el Estado
es el responsable principal que les da un subsidio para que efectúen
una prestación, de acuerdo al contrato, que debe ser correcta.
Subsidio
que rondaba, aproximadamente, en 4,5 millones diarios de pesos,
recientes cifras hablan de 300 millones mensuales, 10 millones de
pesos por día. Ahora es casi dos veces y media de lo que
se daba antes de su desguace definitivo en los 90. Cuando demonizaban
al sistema ferroviario por deficitario, con la diferencia que corrían
todos los trenes de pasajeros por el territorio nacional, funcionaban
los 37 talleres, 84 policlínicos y espacios de salud, laboraban
85.000 trabajadores. Hoy, con el destace del ferrocarril existen
1.200 pueblos fantasmas y los accidentes pasaron del nivel más
bajo de su historia a esta siniestralidad en ferrocarriles y rutas
sumamente preocupante.
Ferroviarios
y usuarios deben actuar juntos, para contrarrestar la perversidad
de la especulación que realiza, en este caso, este concesionario,
pero donde están involucrados todos los concesionarios de
pasajeros y carga, porque lo importante para ellos es que su política
de lucro sea floreciente.
Podemos
cuantificar que por la ausencia del ferrocarril hemos pasado de
la Accidentologia a la Siniestralidad por la cantidad de accidentes
y muertes en las rutas y en las mismas redes ferroviarias.
Como
primera medida: este gobierno le debe quitar la concesión
al TBA. Es la concesionaria junto ALL, de carga, que tienen el nivel
más elevado de accidentes.
Debe, además, revisar todos los contratos de concesión,
para que luego vuelvan al Estado. El gobierno debe rescatar los
ferrocarriles con los inventarios en mano para comprobar y verificar
que es lo que dejaron.
Los
ferrocarriles deben volver a manos del Estado Nacional. Se debe
terminar con las políticas concesionaristas. Los ferrocarriles
en el mundo son estatales. Acá triunfaron las políticas
tacherianas, políticas que fracasaron en su propio territorio.
Los ferrocarriles ingleses regresaron al Estado.
Las
primeras pericias son una falacia, Se percibe la ausencia de conocimientos
técnicos. A estos los invito a que estudien cuestiones de
la inercia y la calculen; y física, nivel secundario, sobre
la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos. Dicen que la clave
es el desnivel entre los vagones, es una de las causales entre otras
aseveraciones. No se habla de análisis metalográficos
de las cañerías de frenos, juntas, válvulas
condensadoras, filtros, zapatas de frenos o válvulas, todo
es oftalmológico, o sea, a ojo No se ha convocado a ningún
especialista con experiencia y conocimiento, así nos va señor
Juez. Así nos va.
Es
deber de todo Estado reconstruir los ferrocarriles. Reconstruirlos
es reconstruir a la nación. No hay reconstrucción
nacional posible sin la fuerte presencia del ferrocarril, para que
integre de nuevo el país, que beneficie a las economías
regionales, que restablezca la conexión perdida entre pueblos
y regiones y, para que en todos los pueblos abandonados retorne
la vida.
No
es cierto que no hay otro plan para los ferrocarriles y el transporte,
quienes dicen eso son los que nada saben: intelectuales, economistas
y los gatopardos que algo saben y se callan, esperando ser convocados
a la danza de los acomodos, y aquellos que desguazaron las empresas
del estado. Nadie habla del tema ferroviario y del transporte, porque
hay que decirlo, no saben, no conocen y no pueden hacer un curso
acelerado. El colonialismo fabrica colonizados.
Para
que la recuperación sea integral y positiva debe existir
un control del Parlamento, que en este sentido no ha funcionado,
deben ser elegidos los nuevos reconstructores del ferrocarril a
los que verdaderamente son conocedores e idóneos en la materia,
por concurso, con un control muy férreo sobre la caja y la
aplicación de los recursos, entendiendo que la corrupción
no sólo mata, sino destruye integralmente el cuerpo social.
Sino veamos la realidad, en los ferrocarriles y en el resto de las
empresas que fueron del patrimonio nacional.
Por
ello, para hacer posible, la recuperación de los ferrocarriles
para la nación, lo nacional debe unirse a lo popular y lo
democrático. Y lo popular y democrático no puede realizarse
sin la independencia nacional. Ahora, eso sí, se necesita
coraje, decisión y estar alejados de los intereses económicos
anticoloniales. Es necesario un nivel de patriotismo que hoy está
sumamente escaso.
*
Técnico especialista en Transporte y Transporte Ferroviario.
* Miembro fundador del Mo.Na.Re.Fa y del Instituto de Estudios Ferroviarios
del Transporte
* Ex Secretario General del Personal Técnico de Dirección
- Organismo Central (1984-1989)
* Autor de los libros: El Ferrocidio y Ferroviarios Sinfonía
de Acero y Lucha, entre otros y de numerosas investigaciones sobre
la temática.
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