Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo
Digital
26
de septiembre del 2016
BERNARDO
DE MONTEAGUDO
Bernardo
de Monteagudo fue político, abogado, periodista, militar,
revolucionario de mayo y escritor.
Nació
en la provincia de Tucumán en 1789. Estudió en Córdoba
y Chuquisaca; intervino en el movimiento revolucionario de esta
última ciudad.
En
1809 fue encarcelado. Libre ya, en 1810, se traslada a Buenos Aires.
Tuvo
bajo su dirección los periódicos: "La Gaceta";
"Mártir o Libre" y "El Independiente";
integró la Asamblea Constituyente de 1813 como representante
de la provincia de Mendoza y, cuando en 1815 fue depuesto el director
Alvear, marchó a Europa.
En
1817 José de San Martín lo designó auditor
de guerra del Ejército de los Andes, redactó el Acta
de la Independencia de Chile y tras la emancipación del Perú
se hizo cargo de la cartera de Guerra y Marina.
En
1822 pasó a desempeñar las de Gobierno y Relaciones
Exteriores.
Adoptó
benéficas disposiciones en el orden cultural, diplomático
y militar, pero, como consecuencia de la aplicación de algunos
destierros y sanciones se granjeó el descontento popular.
El
cabildo de la ciudad lo removió del cargo en julio de 1822
exigiéndosele su salida de las provincias. Estuvo en Quito
hasta 1824, fecha en que Simón Bolívar le permitió
retornar a Perú. Fue asesinado en Lima, el 25 de enero de
1825.
Es
autor de Memorias y escritos políticos y Cartas a Bolívar.
ALGUNOS
DE SUS TEXTOS Y FRASES
"Para
amar a la patria basta ser hombre, para ser patriota es preciso
ser ciudadano..."
Sobre
la independencia escribió: “Hasta aquí hemos
tolerado esta especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria,
hemos visto con indiferencia por más de tres siglos inmolada
nuestra primitiva libertad al despotismo y la tiranía de
u usurpador injusto que degradándonos de la especie humana
nos ha perpetuado por salvajes y mirado como esclavos. Hemos guardado
un silencio bastante análogo a la estupidez que se nos atribuye
por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el
mérito de los americanos haya sido siempre un presagio cierto
de humillación y ruina”.
En
la «Oración inaugural pronunciada en la apertura de
la Sociedad Patriótica, la tarde del 12 de enero de 1812»
sostenía lo siguiente:
«El
derecho se distingue de la fuerza como la obediencia de la esclavitud;
y que, en fin, la soberanía reside sólo en el pueblo
y la autoridad en las leyes, cuyo primer vasallo es el príncipe»
(príncipe = gobernante)
«No
habría tiranos si no hubiera esclavos, y si todos sostuvieran
sus derechos, la usurpación sería imposible. Luego
de que un pueblo se corrompe pierde la energía, porque a
la transgresión de sus deberes es consiguiente el olvido
de sus derechos, y al que se defrauda a sí propio le es indiferente
ser defraudado por otro»
«Todo
derecho produce un deber relativo de sostenerlo, y al omisión
es tanto más culpable, cuando es más importante el
derecho: cada uno de los que tengan parte en él es reo delante
de los demás si deja de contribuir a su conservación»
«Pero
si el error y la ignorancia degradan la dignidad del pueblo disponiéndolo
a la servidumbre, la falta de virtudes lo conduce a la anarquía,
lo acostumbra al yugo de un déspota perverso a quien siempre
ama la multitud corrompida; porque la afinidad de sus costumbres
asegura la impunidad de sus crímenes recíprocos»
«La
ignorancia degrada al hombre, el error lo hace desgraciado; la ilustración
llega a extraviarlo cuando conspira con sus pasiones dominantes
a ocultarle la verdad y conducirlo al precipio con brillantes engaños».
«Difícilmente
produce grandes cosas el hombre aislado; su genio, su carácter,
su talento, todo permanece circunscripto al círculo de sí
mismo, y sólo en la unión con sus semejantes descubre
lo que es en sí, y lo que puede influir en ellos».
FUENTES:
varias y propias.
Caracteres:
3845