NIÑEZ
Y ADOLESCENCIA
INCORPORACIÓN
DE LOS JÓVENES AL TRABAJO
Por
la Redacción de Villa Crespo Digital / Producción
Haydeé Dessal
7
de marzo del 2013
En
un informe de IDESA, en base a los cifras del INDEC se corrobora
lo siguiente:
En
las instituciones laborales y educativas subyace un gran celo frente
a la posibilidad de la incorporación temprana de los jóvenes
al mundo del trabajo. El principal argumento es que lo único
valioso para un joven sería concentrarse en estudiar. Sin
embargo, las mejores prácticas en el ámbito internacional
demuestran que el empleo juvenil es un medio para mejorar la formación
de los jóvenes y motorizar su progreso. La clave del éxito
es incorporar en el secundario, un contenido de educación
para el trabajo y promover una inserción temprana en una
empresa.
En
tal sentido afirman que: El INdEC ha publicado un informe especial
con el título “Módulo de Actividades de Niñas,
Niños y Adolescentes” que se llevó adelante
durante el operativo Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU) del
tercer trimestre de 2012. Esta es una iniciativa del Ministerio
de Desarrollo Social, del Ministerio de Trabajo y de la Comisión
Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, con la
colaboración operativa del INdEC. El objetivo es trazar un
panorama del uso del tiempo libre, el acceso a tecnologías
y, fundamentalmente, del trabajo infantil en niños y jóvenes
de 5 a 17 años de edad.
EL
TEMA DE LOS NIÑOS Y JÓVENES QUE TRABAJAN
De
los principales resultados surge que los niños con entre
5 y 13 años de edad suman aproximadamente 5,4 millones, de
los cuales 106 mil trabajan en el mercado laboral (o sea, excluyendo
tareas de servicio doméstico). Estos son casos típicos
de trabajo infantil y que, por ello, son disvaliosos.
Por
otro lado, se detectó que los jóvenes entre 14 y 17
años de edad suman 2,5 millones de los cuales 315 mil (12%)
se incorporaron al mercado laboral. Este grupo integra una zona
gris, ya que no responden a la tipología de trabajo adulto
pero tampoco al de trabajo infantil.
Una
perspectiva interesante sobre el tema del empleo juvenil aparece
al comparar datos entre países. Según información
del INdEC y la OECD, entre los jóvenes de 15 a 24 años
de edad se observa las siguientes tendencias:
•
En Argentina, la tasa de empleo entre 15 y 24 años de edad
es de 33%.
•
En los países de la OECD, la tasa de empleo promedio de este
segmento es de 39%.
•
Dentro de la OECD, se destacan Holanda con tasa de empleo juvenil
del 64%, Suiza con el 63%, Dinamarca con el 58%, Canadá con
el 55% y Alemania donde el 48% de los jóvenes trabajan.
Estos
datos muestran que el empleo juvenil en Argentina es relativamente
bajo para el concierto internacional. Particularmente altas son
las diferencias que se observan con países que tienen una
alta estima por la educación y la equidad social. Una de
las razones es que el empleo entre los adolescentes – de 14
a 17 años – es muy bajo en Argentina. Como señala
el informe del INDEC, apenas un 12% declara tener un empleo.
La
información descriptiva que provee el mismo estudio del INdEC
brinda evidencias de que el trabajo de los adolescentes no tiene,
en la mayoría de los casos, las connotaciones negativas del
trabajo infantil. De los 315 mil adolescentes que trabajan, el 84%
lo hace por menos de 10 horas semanales, es decir, una dedicación
muy parcial. Pero lo más importante es que el 90% afirma
que no se cansa, que no se aburre y que le gusta hacerlo y un 66%
que aprende trabajando. Son indicios fuertes de que, como ocurre
en las mejores prácticas internacionales, el empleo adolescente
tiene una enorme potencialidad como facilitador de la difícil
transición de los jóvenes al mercado de trabajo.
Sin
embargo, las instituciones educativas y laborales no acompañan
este saludable y espontáneo proceso. Las escuelas medias
– salvo contadas excepciones – no preparan ni promueven
a los adolescentes para su incorporación temprana al mercado
laboral. Parecería que sólo contemplan las necesidades
de los jóvenes que aspiran a ingresar a la universidad, ignorando
y discriminando a la gran mayoría que no tiene ese objetivo.
Las
instituciones laborales potencian esta discriminación. En
teoría, los adolescentes entre 16 y 18 años están
legalmente habilitados para trabajar, pero en la práctica
las trabas burocráticas los condenan a que sólo puedan
hacerlo en la ilegalidad. En el extremo de la hipocresía,
el Congreso sancionó recientemente una ley habilitándolos
a votar, es decir, se les legaliza los mismos derechos políticos
que a los adultos, pero se les pone trabas a la legalidad a quienes
tienen la iniciativa, la responsabilidad y las ganas de empezar
a trabajar.
La
información que publica el INdEC sugiere que es un error
asociar al empleo adolescente a las mismas connotaciones negativas
del empleo infantil. Muy por el contrario, demuestra que se necesita
un profundo cambio en las instituciones laborales y educativas a
los fines de promover la combinación de estudio y trabajo.
De lo contrario, se seguirá discriminando a la gran mayoría
de los estudiantes que no van a ser profesionales universitarios
y que necesitan, tanto en las escuelas técnicas como en los
bachilleratos, contenidos de educación para el trabajo.
FUENTE:
IDESA y publicado en otros medios / 24 de febrero del 2013.
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