MONAREFA
ANORMALIDADES NORMALES DEL SEÑOR RANDAZZO / VIGILAR
Y CASTIGAR
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ANORMALIDADES
NORMALES DEL SEÑOR RANDAZZO VIGILAR Y CASTIGAR
PARTE
I
A
veces me pregunto si el mundo está gobernado
Por personas inteligentes que nos están embromando,
O por imbéciles que hablan en serio.
Mark Twain
Por
Juan Carlos Cena especial para Villa Crespo Digital - MONAREFA
7
de julio del 2013
Este
trabajo está dedicado al compañero Leonardo Andrada, ferroviario
de estirpe, protagonista de la última huelga ferroviaria en 1991/199.
Resistiendo las políticas de desguace y cerramiento del ferrocarril
de Carlos Menem y la traición de los burócratas. Maquinista
del F.C. Sarmiento, asesinado en la madrugada de día ocho de
febrero de este año por ser honesto, valiente, solidario y coherente
en todos sus comportamientos. El fue el que dio la alarma al compañero
que lo relevaba en la estación Castelar, de que la formación
que se estrelló en estación Once tenía freno largo,
es decir, no tenía casi frenos. Cuando un accidente de estas
características ocurre y es anunciado no es una anormalidad sino
un crimen, murieron 52 personas y más de 800 accidentados.
Las anormalidades cotidianas son constantes, firmes y sin titubeos,
están cargadas de impunidad y desvergüenza. El Ministro
del Interior y Transporte, el señor Randazzo, no titubea ni duda
repetir y repetir sus razones preñadas de sinrazones; los trenes
andan, el soterramiento del F.C. Sarmiento se soterró, los coches
de pasajeros son nuevos no pintados y así. ¡Los trenes
andan! dice, aunque rengueando por los accidentes.
• El soterramiento está, aunque sea un hoyo solamente con
una mecha de perforación en proceso de oxidación.
• La falsaria estatización del F.C. Belgrano se realizó.
• Los anuncios desde el atril, de emprendimientos locales o provinciales,
no se cumplió ninguno. Ni que hablar de las múltiples
inauguraciones de los talleres de Tafí Viejo, entre otros.
Eso sí, si los trenes no caminan o se accidentan la culpa es
de los otros, en este caso, de los trabajadores ferroviarios.
El hoyo
del soterramiento varias veces inaugurado, por él, está
quieto sin profundizar por culpa del presupuesto. Menos mal que no se
continúo. Iba a ser un hoyo largo y no un túnel para la
circulación de trenes con sus precauciones y salidas, vías
de emergencia y de escape simplemente, como en los subterráneos
de Buenos Aires diseñado por los colonialistas ingleses. A pesar
de ello, el Ministro insiste y persiste que sí, que se hará
la cueva. Ni los quirquinchos le creen. Estos han huido por si hay derrumbe,
lo olfatean.
Dice al
pasar, este Ministro todo terreno, que las estaciones tienen pantallas
con horarios y recorrido de trenes que no se cumplen. Hay clausuras
y suspensiones de servicio a medio camino.
Frenos
que no funcionan, cambios imposibles de mover por la herrumbre y la
grasa con tierra acumulada, atascamiento por falta de mantenimiento
en forma permanente.
Cuando
ocurrió el accidente criminal de Castelar, los diagramas se redujeron
hasta la estación Haedo. No pudieron cumplirse, antes debieron
limpiar lo que no limpiaron y engrasaron nunca, los cambios estaban
atascados por óxido y mugre.
Los servicios
suspendidos fueron suplantados por los colectivos de Cometrans y Ecotrans.
Empresas carroñeras, que están al acecho, de los hermanos
Cirigliano, que se alimentan de los restos gangrenados de un ferrocarril
que no camina y si lo hace, mata.
Estas
clausuras son mentirosas, dice el Ministro, el Sarmiento funciona. Las
cabinas tienen GPS. Da risa. Colocar este instrumento en estos coches
con cabinas con vidrios sucios y esmerilados por la suciedad es como
instalarlo en un pescante de una carreta tirado por viejos bueyes. Además
afirma, convencido que tendrán cámaras en el interior
de las cabinas. Serán vigilantes del comportamiento y la transpiración
del maquinista. Podemos preguntarnos ¿Alguna vez le pondrán
cámaras a los funcionarios y parlamentarios para ver como transpiran
su ocio y haraganerías? Todas estas falacias son repetidas una
y otra vez, que con el devenir del tiempo se van transformando en una
verdad.
Otra vez
la infernal realidad, esta nos dice que las señales electrónicas,
semáforos computarizados, que no son tantos, andan con deficiencias,
las barreras no funcionan, los pasos a nivel son controlados por noveles
banderilleros, las eclisas que unen los rieles están flojas por
faltantes de tornillos y tuercas, cables enterrados en vez de estar
entubados, ni hablar de la inmundicia.
De tanto
insistir, el Ministro trata de imponer que estas anormalidades son normales.
Por esa dinámica, éstas, van saltando al otro estadio:
la instalación de la mentira con un valor de verdad falso. Además,
estas son y serán las nuevas maneras de comportamiento que le
van a ir imponiendo a la sociedad, repito: la mentira. Estas insistencias
falsarias son retransmitidas insistentemente y sin descanso por funcionarios,
gremialistas, parlamentarios, charlatanes que opinan desde la ignorancia
y algunos medios de comunicación.
Vale la
insistencia de la repetición y sus protagonistas: políticos,
intelectuales, parlamentarios, burocracia sindical de todo tinte político
partidario, reaccionarios disfrazados de progresistas, reaccionarios
confesos y militantes la repiten. Uno percibe que se insiste en la mentira.
Estos voceros a destajo insisten en forma permanente y metódica
para que se robustezcan las mentiras, para luego revertirse y vestirse
con un nuevo hábito, donde la verdad no tiene cabida. Aunque
los valores de verdad que anuncian sean falsos deben ser transformados
a través de las insistencias en verdades verdaderas.
Pertenecer
a esas nuevas modalidades nos hace creer que estamos en una profunda
crisis de valores. La mediocridad deja sin defensa a la sociedad, la
desarma y la opaca. Cualquier reacción en contrario es señalada
como una irreverencia de un ser anti social, destituyente. Por otro
lado la ostentación de las prebendas, los lujos, los derroches
sin límites subleva a los espíritus honestos. Estas obscenidades
indignan a los indignados ciudadanos decorosos que trabajan todos los
días y en todo tiempo lunar, que reaccionan a pesar de que han
instalado el miedo, el miedo a pensar y a tener dudas. Los ostentosos
se indignan porque los ciudadanos trabajadores de todos los oficios
critican esos lujuriosos faustos. El alarde de los ostentosos es provocador.
Son los nuevos comportamientos, o también llamados los nuevos
estándares de conductas y comportamientos.
Es toda
una cultura que se va instalando como política de Estado, de
la mano de los funcionarios que administran y legisla el aparato administrativo
del Estado. La oposición es funcional con su inutilidad militante,
carencia de programas, propuestas, ideas. Es una cultura en proceso
de instalación que se sitúa dentro del saber guebeliano.
Porque detrás del fausto está la mentira repetida. Esta,
es una nueva y aterradora normalidad. Normalidad que se genera, luego
se aplica y se sanciona como política de Estado.
Para sostener
estas anormalidades fastuosas hay que estar atento, dicen los fatuos.
Debemos estar alerta y si algo se mueve en desaprobación escarmentar.
La aterradora normalidad necesita vigilar y castigar, dijera Foucault.
La prueba
concreta es el anuncio de que se van a colocar cámaras en las
cabinas de los conductores de los trenes suburbanos. (Ya los colocaron
en varias unidades). Hay que vigilar a los motorman. Ellos, los vigilados,
deben aceptar esa vigilancia como una normalidad: el que le escruten
todos los movimientos y suspiros. Los sindicatos avalan esta nueva normalidad
y algunos especialistas también. Es parte de la domesticación
del afiliado al sindicato. Ellos, la aristocracia obrera, vigilan esa
domesticación. Necesitan afiliados blandos. Doble pinza en la
vigilancia. Vigilar juntos para luego castigar unidos y organizados.
Todas las riñas entre ellos son solo una puesta en escena que
dura lo que un suspiro. El interés primero, es la prioridad.
HABLEMOS
DE TÉCNICA FERROVIARIA
En los considerandos de la nota vengo reseñando algunos factores
esenciales a tomar en cuenta, a partir de acá le daremos un marco
técnico lo más clarificador posible para que puede ser
entendido por el lector menos conocedor del tema.
Ninguno
dice nada sobre la verdadera naturaleza del sistema de frenos y su mantenimiento
preventivo. No lo dicen porque son ignorantes o porque prevalece el
lucro desmedido de los concesionarios de antes y ahora.
Veamos como era. Apelemos a la historia, para eso está. No para
recordar a los que cortaron cintitas inaugurales, ¡No! Hay que
convocar a la memoria y decir que en cada depósito de locomotoras,
coches remolcados, trenes eléctricos, coches motores se vigilaba
y controlaba minuciosamente todo el sistema de frenos que está
debajo de cada unidad.
En cada
depósito había un laboratorio que dependía del
Laboratorio de ensayo de Materiales que estaba en todo el país.
Este controlaba las grasas, los aceites, la pureza de los combustibles
y el agua. En el sistema de frenos, específicamente, en períodos
determinados se procedía a abrir todas las válvulas de
aire. Se les inyectaba agua con un desincrustador. Se los dejaba 24
horas, luego se les inyectaba agua a presión con todas las válvulas
abiertas.
Desde cada una de ellas se percibía la expulsión del oxido,
la costra que vertían era un chorro de costra amarronada, como
óxido líquido. Ese óxido y costra eran obstáculos
para el paso del aire.
Veamos
el proceso generativo del aire para los frenos: El compresor, para generar
aire comprimido, toma a este del medio ambiente con sus humedades e
impurezas. En el proceso de reproducir ese aire en el aire comprimido,
esta pasa por filtros y decantadores de humedades generando agua ante
la presión del compresor camino al depósito de aire. Este
transito genera cáscaras de óxidos como cualquier cañería.
Se produce un descascaramiento que con el tiempo se desprenden y obstruyen
el paso del aire cuando se aplican los frenos. Ante esa anomalía
aparece lo que en el lenguaje ferroviario se llama freno largo que es
tan largo como sea el peso del tren y su velocidad. Si no tengo presión
no puedo frenar. Entonces, es dable preguntar ¿desde cuando no
se realizan estos procesos de limpieza de las cañerías,
cambios de juntas, taponamiento de pérdidas y así? Podríamos
decir: desde que se concesionaron. Desde esa fecha no están mas
en los depósitos esos laboratorios que dependían de la
División de Ensayo de Materiales creados a principios del siglo
pasado. Este proceso de limpieza en todos los vehículos se llamaba
tratamiento de agua. Solo los encargados de esa tarea habilitaban a
cualquier unidad para su tránsito.
En esos
laboratorios no controlaban el agua de los vehículos solamente
sino de las cisternas de la zona que les correspondía. Trabajaban
técnicos químicos, geólogos y agrimensores, realizaban
los estudios de las napas freáticas de toda la geografía
ferroviaria. Muchos de esas napas de ríos subterráneos
le dieron de beber a los pueblos. Los estudios eran necesarios, agua
para abastecer a las locomotoras de vapor. Este departamento llamado
Servicio de Agua construyó la cartografía más importante
de todas las napas y ríos subterráneos del país.
Muchas de esos ríos subterráneos, de agua potable, aún
hoy son tributarios a los pueblos. ¿Dónde están
esos mapas hoy?
En el F.C. Sarmiento el jefe de ese servicio se llamaba Coni, hombre
probo si los hubo. Se opuso a los burócratas de su sindicato
y a las políticas de militarización del ferrocarril durante
el onganiato.
Juan Carlos
Cena miembro fundador del MONAREFA – Movimiento Nacional por la
Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.
Autor de: EL FERROCIDIO / FERROCARRILES ARGENTINOS DESTRUCCIÓN
/ RECUPERACIÓN.
ExSecretario General del Personal Técnico de Dirección
de los Ferrocarriles Argentinos – Organismo Central.
- Autor de numerosos trabajos técnicos.
- Becado a España para perfeccionamiento técnico operativo.
Se perfección en Planeamiento, Control de Gestión y Encaminamiento
de transporte con la consultora SOFRERAIL de origen francés.
Destinado a trabajar con la misma durante el gobierno de facto de Onganía.
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