MONAREFA
EL
FERROCARRIL ES UNA CUESTIÓN NACIONAL
CAMINO AL INFIERNO EN EL TREN DE LAS NUBES
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EL
FERROCARRIL ES UNA CUESTION NACIONAL
CAMINO AL INFIERNO EN EL TREN DE LAS NUBES
Parte
I
El hombre es el que se atreve
a mucho, por eso construyó
el Ramal C-14, de Salta a Socompa.
JCC
Juan Carlos Cena* especial para Villa Crespo Digital
3 de junio
del 2013
Las comunicaciones
entre grupos humanos radicados a ambos lados del imponente Macizo Andino
sucedieron durante siglos. Los pueblos prehispánicos practicaban
diversas formas de contacto comercial y cultural. En el caso de las
civilizaciones andinas, desde Ecuador hasta el río Bio Bio en
Chile, en forma paralela al océano Pacífico, chasquis
recorrieron esas distancias mucho antes que apareciera la escritura.
Esos correos humanos portaban lo que se llamó los “quipos”
sogas anudadas en forma codificada, conteniendo los mensajes. Del lado
continental llegaron hasta la zona del Cuyo, ahí fueron detenidos
por la civilización Huarpe. Es decir, esta parte del continente
a pesar de la tremenda cordillera, los habitantes de estos lugares la
horadaron a través de la comunicación, primero, el intercambio
comercial después. La llegada del caballo junto a los mulares
permitió el traslado de mercancías de un lado al otro,
el intercambio fue la modalidad y la transculturación entre comunidades.
La aparición del ferrocarril cambió sustancialmente el
esquema de las comunicaciones, especialmente en el noroeste.
En sus
comienzos, el ferrocarril acarreaba todo hacia los puertos de Rosario
y Buenos Aires. No se tenían en cuenta las radas, lugares de
embarco y desembarco y, mercados del Pacífico. El Presidente
Hipólito Yrigoyen es el primero en señalar esa anomalía,
apuntando que ello significaba "la pérdida del rumbo determinado
por la naturaleza misma…"
El 12
de marzo de 1921, la noticia se hace pública: el presidente de
la Nación, Hipólito Yrigoyen dispone por decreto la ejecución
de las obras para "permitir la recuperación de un mercado
tradicional del NOA y posibilitar un ferrocarril intercontinental…"
Ya habían
realizados estudios. A fines del siglo XIX se efectuaron los primeros
estudios para el trazado de líneas férreas hacia Bolivia,
por la Quebrada del Río Toro; en la primera década del
siglo XX se autoriza el estudio de una línea férrea arrancando
del Valle de Lerma y que termine en Huaytiquina en la frontera con Chile.
Los comienzos de la década del 20 son fundamentales para la decisión
de la construcción del ramal. Al final se modifica el proyecto,
estableciéndose que el punto de contacto con Chile sería
Socompa.
El diseño
de los primeros tendidos de líneas férreas en la Argentina
tenía que ver con el modelo agro exportador instalado por el
capitalismo incipiente en la Argentina. Solamente los que habitaban
las zonas del NOA y el NOE, generadores de las economías regionales,
indicaron con certeza el gran potencial que el modo de transporte ferroviario
les brindaba, al transportar su producción a los puertos del
pacífico. El afán era la de recuperar las desusadas rutas
utilizadas por las antiguas civilizaciones.
La construcción
era una empresa temeraria: había que vencer una de las cordilleras
más elevadas del planeta. Eso significaba trabajar a más
de 3500 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m) en un clima riguroso,
hostil, escabroso y con fuertes nevadas. Todo eso, con los escasos medios
disponibles en aquellos tiempos: pala, pico, azada, carretilla y explosivos
y nada más y nada menos que la mano de obra.
Pero si
la noticia de la construcción fue sorprendente, la realidad causó
estupor. Las obras empezaron a ritmo extraordinario el 10 de mayo de
1921. El equipo de trabajo no tuvo reparos en hacer más bravo
el desafío con la auto imposición de condicionantes técnicos
tales como no usar cremallera (la cremallera es un engranaje que va
colocada en el medio del eje de la rueda con poder de tracción
de la locomotora, que se engarza en un riel dentado para poder trepar
sin peligros de patinaje) ni pendientes mayores al 2,5%. Tampoco estarían
permitidas las curvas con más de 120 metros de radio, y las estructuras
debían estar preparadas para recibir mayor peso sobre las vías.
El ing.
Richard Fontaine Maury fue uno de los responsables del tal emprendimiento.
Había estudiado en Filadelfia y Nueva York, al recibirse de ingeniero
en 1902, y de haber trabajado en los ferrocarriles de Cuba, este profesional
llegó a la Argentina en 1906. Trabajó en la renovación
de algunas vías de Buenos Aires y un año después
inició, bajo la presidencia de Hipólito Yrigoyen, una
carrera de prestigio con el proyecto de integración de cuatro
naciones del cono sur: Argentina, Paraguay, Bolivia y Chile. Fue esta
última, la pieza más preciosa de su obra. Todo un proyecto
de nación, hoy inexistente.
Tras remontar
y horadar la roca a los 4.500 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m)
de la cordillera, ese tremendo esfuerzo colectivo dio a luz uno de los
trazados de ramales, para la circulación de trenes, más
asombrosos del mundo. Todavía hoy, algunos hombres recitan su
epopeya, hombres que a fuerza de pico, pala, dinamita y mucho sudor
hicieron posible los recursos creativos que el ingeniero Maury y su
equipo desarrollaron para superar las dificultades de tan abrupto y
escabroso terreno. Época en que no existían topadoras
ni excavadoras. Al ing. Maury lo acompañaron profesionales, técnicos
e idóneos argentinos, especialistas de primer nivel, que sugirieron,
diseñaron, planificaron y ejecutaron esa obra como Pastorini,
Plister, Rauch, Rossi, Villar y tantos otros que quedarán en
la memoria de esta gesta.
Esta obra
es el resultado de un conjunto de ideas que tiene que ver con la Cuestión
Nacional, concepción tan vapuleada por estos tiempos, diría,
mejor dicho: es una cuestión olvidada. Vivimos en la plenitud
de tiempos mediocres, donde las formas políticas son puras consignas,
sin ideas ni razón. Tiempos febriles de dependencias ideológicas
y políticas. Son los lema de los necios y mediocres. Solo desde
el subsuelo de la patria, desde el píe de nuestro territorio,
se siente el otro frescor.
Este fue
un proyecto que tiene que ver con una concepción de Estado-Nación,
encarnado, por esos tiempos, en don Hipólito Yrigoyen, nos plazca
o no. Proyecto clausurado después del golpe del general Uriburu.
Luego,
con el advenimiento del general Perón la obra es continuada en
forma inmediata, donde el control de gestión de la obra la ejercía
el F.C. Belgrano (Ex-ferrocarril del Estado). Esta obra, que nosotros
los ferroviarios la llamamos Ramal C-14, nace en Salta y, su estación
terminal es Socompa, llamado también el Ramal de Salta a Socompa,
que, desde ahí, entrando a territorio chileno su destino es Antofagasta.
Zona de puertos secos al norte de Chile con proyección a todo
el mercado circundante del Asia.
Esa era
la razón política y económica, primero de Yrigoyen
y luego de Perón, la construcción y terminación
de esa tremenda obra de ingeniería reconocida en el mundo; toda
una concepción geopolítica de contenido nacional. Por
eso repetimos que el Ferrocarril es una Cuestión Nacional.
Por eso
la clausura y el cerramiento durante el golpe de Uriburu, lo nacional
no existe, si la dependencia y el cipayaje.
En esta
obra trabajaron criollos y extranjeros. Una fuerte corriente migratoria
rusa llegó al país a principio de ese siglo, unos recalaron
en Junín, otros en Tafí Viejo -Tucumán, los menos
en Salta. Estos últimos integraron las cuadrillas de vía
y obras, y entre ellos un personaje histórico: Josip Broz, yugoeslavo,
al final de la obra regresó a su país, luchó por
la liberación de su tierra y se constituyó en la autoridad
máxima de su país: Yugoslavia, estamos hablando del Mariscal
Tito, que luego fue presidente.
Cuantas
historias encierran los Ferrocarriles Argentinos, cuantas. Los rusos
que trabajaban en las cuadrillas de la zona norte, cerca de Tucumán,
regresaron a Rusia, integraron el regimiento de Majino, anarquista y
pelearon por la Revolución Rusa.
Los restos
del ingeniero Maury descansan en el Campo Quijano, a la vera de los
rieles, como controlando su obra y la de sus ayudantes. La magnitud
del trabajo realizado justifica que sus restos descansen en pleno centro
de Campo Quijano, a pocos metros de donde pasan presurosos trenes que
él no conoció, pero que se atrevió a imaginar.
Tampoco
serán olvidados los miles de obreros criollos y gringos que durante
décadas rociaron de sudor el camino de hierro que lentamente
se extendía hacia el oeste. Muchos lugareños entrados
en años insisten en llamarlo el ferrocarril por Huaytiquina pese
a que nunca pasó por dicho lugar. A fines de 1921, los técnicos
exploraron la región trasandina entre Calama y Huaytiquina y,
después, recorrer junto al ing. Maury el sector de nuestros salares
hasta Socompa, todos estuvieron de acuerdo en reemplazar Huaytiquina
por el Paso de Socompa, que significaba menor complicaciones técnicas
y mayor cercanía con la vía chilena.
Tras 11
años de arduo trabajo, el 7 de noviembre de 1932, queda inaugurado
el hoy famoso viaducto La Polvorilla, pero el ingeniero Maury no pudo
apreciar la habilitación de su concepción más atrevida.
Dos años antes, por decisión del gobierno del General
Uriburu, había sido separado de la obra, que queda casi paralizada
hasta fines de la década. Recién en 1941 corre el primer
tren con minerales desde la estación Olacapato.
•
Miembro fundador del MONAREFA.
• Autor entre otros de: FERROCARRILES ARGENTINOS DESTRUCCIÓN
/ RECUPERACIÓN.
• EL FERROCIDIO
• FERROVIARIOS SINFONIA DE ACERO Y LUCHA
• Ex Secretario General del Personal Técnico de Dirección
de los Ferrocarriles Argentinos 1984 – 1989.
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