MISA
DE EXEQUIAS
El
jueves 22 de julio, Monseñor Enrique Angelelli presidió
la Misa de exequias concelebrada por cuarenta y tres sacerdotes.
30 de agosto
del 2006. Actualizada el 22 de julio del 2015
En la homilía,
asumiendo el dolor de la muchedumbre presente el Obispo dijo:
¿Cómo
no vamos a llorar al que es carne de nuestra carne y sangre
de nuestra sangre, afecto de nuestro afecto, miembro de nuestra
familia, hijo del Cuerpo de Cristo, miembro de su pueblo, testigo
de su pueblo! ¿Cómo no los va a llorar Chamical!...
No hay ninguna página del Evangelio que nos mande ser
tontos. Nos manda ser humildes como la paloma y astutos como
la serpiente ... nos manda tener alma y corazón de pobres,
nos manda buscar a los más necesitados porque son los
privilegiados del Señor... Yo los invito a que oremos
por los que los mataron. No interesan las siglas ni los nombres.
Les repito, no tenemos nosotros los ojos cerrados, ni los oídos
cerrados, tenemos la inteligencia normal de todo ser humano,
o sea que, si hay que saber, y podemos tener algunos elementos
y estar en condiciones de informar a quien se debe y en algún
momento tengamos que informar... Pero, hay hermanos nuestros
que pueden imaginar o pensar, o programar violencias y hay otros
que las ejecutan?
Y a lo mejor
coinciden...
Al salir del cementerio, el Obispo vestido con sus ornamentos
episcopales, cambió de mano el báculo y acercándose
al Dr. César Abdala, médico de Chamical, le dijo
en tono confidencial: ¿El próximo soy yo?. Sacerdotes
amigos íntimos le aconsejaron que se aleje de la Diócesis,
pero su respuesta fue clara: ¿Es eso lo que buscan, que
me vaya, para que se cumpla lo dicho en el Evangelio: Heriré
al pastor y se dispersarán las ovejas?.
El 4 de
agosto por la mañana, Monseñor Angelelli le pidió
al Padre Arturo Pinto, Vicario Episcopal, que lo acompañara
en su viaje de regreso a La Rioja. Subió a su vehículo,
llevándolo como acompañante, y partió rumbo
a la ciudad de La Rioja, distante unos 150 Km. pasadas las 14,30
horas
Un Peugeot
404 emparejó su marcha en el camino de regreso, y se
produjo una explosión,
El reloj
de Angelelli había quedado parado a las tres de la tarde.
La policía encontró su cuerpo ¿prolijamente?
depositado sobre la tierra, de espaldas y en cruz, y prohibió
a los periodistas sacar fotos, mientras alejaba a la gente del
lugar. Instantes después, un grupo de militares con armas
largas custodiaban el lugar. Recién a las 21 horas el
cadáver del obispo fue llevado al hospital Plaza de la
Rioja, ¿seis horas después del ?accidente?.
Mientras
en el casino militar del batallón 141 y en el diario
El Sol se brindaba con champagne, el coronel Battaglia llamaba
por teléfono al director del diario ¿El Independiente?
para decirle que ¿hay que publicar que fue un accidente
por el reventón de la goma trasera?. Fue la versión
oficial, lamentablemente aceptada también por el episcopado
en cómplice silencio, mientras la Santa Sede a través
de su órgano oficial L´Osservatore Romano hablaba
de un ¿extraño accidente?
El 19 de
junio de 1986 el Juez Aldo Morales, tras haber acumulado 1800
hojas del expediente judicial, declaró sin ambages que
la muerte de Monseñor Enrique Angelelli no obedeció
a accidente de tránsito, sino que fue un homicidio fríamente
premeditado, y esperado por la víctima.
El martirio
del obispo Angelelli por la causa de la libertad ciudadana y
del pueblo pobre se había consumado. Fue una de las primeras
personalidades del país que cayó bajo la dictadura
militar, casi como una necesidad obligada para que pudiera desatarse
sin una voz opositora aquel proceso de largos anos de sangre
y dolor.
Sirva como
homenaje la oración que Monseñor Angelelli pensó
para una navidad:
Oración
de la Nochebuena
Enrique Angelelli
Misa de Nochebuena
La Rioja 1971
Señor...
yo
te pido esta noche,
que
nos des a cada uno de nosotros,
valentía,
coraje y decisión.
Porque
hay muchas cosas por hacer
casas
dignas para tantos que son tus hijos,
hay
que hacer y buscar fuentes de trabajo
porque
no hay pan.
Hay
que buscar, no sé cuántas soluciones,
para
curar las enfermedades,
y
hay que solucionar los problemas
de
la educación y el descanso.
Cuántas
cosas
te
tendría que pedir esta noche!!
Señor,
yo te pido por mí mismo,
una
cosa fundamental:
que
me hagas fiel,
que
no me canse nunca
de
pronunciar tu nombre.
Y
caminar con mi pueblo,
ayudándole
a que todos pechemos juntos.
Amén
Gentileza
de Daniel M. Brion Instituto por la Memoria del Pueblo