SEBASTIÁN
PIANA / 26 DE NOVIEMBRE
SEBASTIÁN
PIANA 26 DE NOVIEMBRE
Producción
periodística Villa Crespo Digital
29
de diciembre del 2015. Actualizado el 25 de noviembre del 2020
Nombre
Completo: Sebastián Piana
Músico, pianista, director y compositor
Estudió
con el maestro D'Agostino, perfeccionándose luego con
los maestros Drangosch y Giacobbe. Ejerció el profesorado
del conservatorio municipal de música de la ciudad de
Buenos Aires, cuando ya era sumamente conocido.
Desarrolló análoga tarea en escuelas primarias.
De notoria actuación como solista o acompañante,
dirigió conjuntos corales de matices distintos por radiotelefonía
o teatros, y con su trío secundó la labor por
las radios "Belgrano", "Mitre" y "Argentina",
en salas de espectáculos porteños, giras al interior
y grabaciones en "Victor" a Mercedes Simone, con quien
actuó en Chile y Uruguay; en ocasiones acompañó
a Azucena Maizani.
Su cultura y su técnica musical le permitieron abordar
obras de aliento y piezas de cursos pianísticos, pero
su popularidad la logró en la música ciudadana
a la que ingresó en 1922 cuando compuso los tangos "La
Tapera" y "Sabor Popular", sin letras y que aún
permanecen inéditos.
Todo esto
como compositor, pues como músico ya a los quince años
ingresó al varieté actuando en cuantos locales
al efecto había en Buenos Aires, integró luego
varias orquestas clásicas en tiempos del cine mudo hasta
1928, que pasó con Sofía Bozán, de quien
fue maestro.
En 1923 hizo la obra con que el público lo conoció,
el tango "Sobre el pucho", cuya letra es de José
González Castillo, que fue premiado en un concurso de
una marca de cigarrillos ya desaparecida que se llamaba "Tango".
A raíz de este éxito conoció a Carlos Gardel,
pues González Castillo era amigo de antaño del
cantor y le propuso el tango mencionado para grabar. Fue en
esa circunstancia que llegó a conocer al zorzal y mantener
por siempre con él una cordial amistad.
Además del precitado "Sobre el pucho", el gran
Carlos le grabó "Silbando" que hizo con Cátulo
y González Castillo y que es una de las mejores creaciones
del cantor, "Milonga Sentimental" y "Milonga
del 900" con versos de Homero Manzi.
Verdadera pena es que Gardel no grabara su "Viejo Ciego",
hecho con Cátulo y Manzi, y "Arco Iris", que
hiciera con Maffia y Juan Reyes y grabara en cambio Ignacio
Corsini.
No está resumida en los ocho títulos citados su
obra, pues ha sido toda su existencia un collar de éxitos
y pilar de la música criolla. ¿Qué son
si no las que se exponen?: "No aflojes" con Maffia
y Battistella, "Tinta Roja" con Cátulo Castillo,
"El Pescante" con Manzi, tangos; "Esquinas Porteñas",
vals; "Milonga Triste", "Milonga de Puente Alsina",
"Milonga de los Fortines", "Juan Manuel",
"Betinotti", "Pena Mulata", milongas, con
Manzi, sin olvidar otros menores como "¡Pa' qué
lagrimear!", "Argentina", "Carnaval de Antaño",
"Milonga Clásica", "Volverás...
¿pero cuándo?", canción criolla, "Septiembre",
"Paisaje", "Arrabalera", "Golondrina",
"Pasión Milonguera", "Juan Tango",
"Bandoneón", "Caserón de Tejas",
"Cornetín", obras que contaron con la colaboración
de Maffia, Castillo, Manzi, Romero, Reyes.
El fue quien
con su melodía sencilla remozó la milonga, pues
hasta ese entonces la misma había sido rudimentaria y
monótona al estilo payadoril.
En 1934 formó parte del conjunto "Los 5 Ases"
con Ciriaquito, Maffia, Laurenz y Marcucci, en 1939 la orquesta
propia y secundó en una grabación a Alberto Gómez.
Anécdota con Gardel contó la que sigue: "Por
1925 José González Castillo me habló para
que fuera a casa de Carlos que entonces vivía en la calle
Corrientes, para que le enseñara su tango «El circo
se va», que el cantor quería grabar pues no lo
podía sacar con sus guitarristas. Acudí y lo encontré
afónico por lo que tuve que volver al otro día.
Sacamos el tango y le enseñé uno mío que
se llamaba «El Pañuelo Floreado» que me pidió
para grabarlo. Como no volví con los arreglos convenidos,
ya no quiso grabar «El circo se va», echándome
Castillo la culpa por esa negativa".
Puso música a las películas: "Sombras Porteñas"
(1936), "Carnaval de Antaño", "He nacido
en Buenos Aires", "Una porteña optimista",
"Nobleza Gaucha", "El hombre que nació
dos veces", "Las de Barranco", "Derecho
viejo", "Vivir un instante", "La Parda Flora"
y varias otras. Músico asimismo obras teatrales.
Piana nació en Buenos Aires el 26 de noviembre de 1903.
(Véanse González Castillo, José y Manzi,
Homero).
El
último reportaje a Sebastián Piana
"La vida como realidad de un deber cumplido"
Sebastián
Piana, fallecido en Buenos Aires el 17 de julio de 1994, a las
15, está incorporado a la galería de los grandes
creadores de nuestra música popular. El presente reportaje,
realizado el 16 de junio de 1994, en su casa del barrio de Almagro,
es un homenaje póstumo que le tributan sus autores desde
las páginas de "Desmemoria", publicación
que, a través de uno de sus directores, Miguel Unamuno,
había solicitado al historiador y periodista Rodolfo
Barrese, hace ya unos meses, un artículo acerca de la
vida y la obra del perdurable compositor.
Sebastián
Piana
Barrese, compañero de trabajo del joven periodista Fernando
Piana, sobrino del músico desaparecido, aprovechó
este vínculo para sugerirle al familiar del maestro que
el encargo de "Desmemoria" tuviese la forma de una
entrevista. Se trataba de presentar a un Piana natural, de entre
casa, que respirase pasajes de un pasado siempre vigente en
el corazón de los argentinos. En ese marco, su palabra
fluyó sustentada en la fuerza de una gran obra, la suya,
recordada con una sencillez que, a lo largo de dos horas, sorprendió
a los responsables de esta evocación.
En este, su último reportaje, Piana añora a su
padre, peluquero y músico; al inefable Homero Manzi,
poeta y político; a grandes mujeres de la canción
porteña, como Rosita Quiroga, Mercedes Simone y Azucena
Maizani; al entrañable Cátulo Castillo y a su
padre, con quien compartiera su primer éxito, el tango
"Sobre el pucho", estrenado en 1922. Tampoco se olvida
de rememorar las figuras del maestro de Bassi, de Piazzolla,
del infaltable Borges.
El autor de "Milonga sentimental" (tema que utiliza
como excusa para relatar la evolución de la milonga,
de criolla a ciudadana, de la que fue, junto con su cuñado,
Pedro Maffia, el iniciador), de "Silbando" y "Tinta
roja" -hombre que conoció a Carlos Gardel-, cuenta
escenas de su paso por este mundo, del que acaba de salir a
la edad de 90 años, como lo que fue, un grande de la
música y el tango.
No hay edad cuando la vida, juez y parte de la existencia, resume
en un talento consagrado la realidad de un deber cumplido.
LA ĂšLTIMA ENTREVISTA
- ¿Qué recuerdo tiene de su padre, también
llamado Sebastián?
- Mi padre era peluquero, oficio que heredó de mi abuelo.
No obstante eso, a él le gustaba la música enormemente
y tenía buenas aptitudes para ella. Su gran inclinación
musical lo llevó a aprender a tocar el "mandolín"
y la guitarra, instrumentos en los que ejecutó música
popular, no clásica. El llegó de Italia a los
ocho años; por entonces se cultivaba el tango - canción,
género justamente porteño. Con su guitarra era
un gran acompañante de tangos. Junto a sus amigos, que
estudiaban otros instrumentos -como el violín y la flauta-,
hacían tangos, que tocaban en reuniones familiares. Pasados
los años mi padre estudió piano, aprendió
la lectura musical, llamada solfeo. Por aquellos años
era más fácil adquirir un piano. Formó
un cuarteto que tocó buena música popular (tangos
y valses), en cafés y lugares bailables. Estaba compuesto
de piano, flauta, violín y bandoneón.
- ¿Usted
comparte la opinión, sostenida por los hermanos Bates,
de que el tango (en su constitución como género
musical) toma elementos del candombe, la habanera y la milonga?
- Efectivamente. La habanera fue casi la madre del tango. La
milonga, por su parte, pertenecía al campo, lo que hoy
se llama folclore. Después la milonga llegó a
la ciudad, pero aún no era la milonga de la que fui el
iniciador: era una milonga campestre, cantada por los gauchos,
por esa gente de campo que, a veces, improvisaba.
- ¿Era
la milonga que cantaron Gardel y Razzano?
- Era una milonga campera, que también cantó el
dúo Gardel-Razzano. La cultivaron los payadores argentinos
y orientales que tenían la cualidad de improvisar: eran
poetas naturales que, entre ellos, hacían contrapunto
en ritmo de milonga. No sería extraño que la habanera,
ritmo español muy conocido en Cuba, se mezclara allí
con la música negra y aprovechara el tamboril del candombe.
Luego esto se difundió por América.Todo esto da
origen musical al tango en la Argentina. Pero la palabra tango
es española. El tanguillo es baile español.
- Originariamente
la milonga era una música de cuerdas, ¿se le agrega
la percusión en Cuba?
- Presumo que sí. Los negros, grandes intuitivos y con
sentido rítmico, hicieron "su" habanera. Esto
parece que se extendió por toda América. Sería
el origen del ritmo del tango primitivo.
- Podemos hablar de una "Revolución Piana"
en materia de milonga?
- Es, simplemente, el paso de una milonga -que se estimaba sureña
y pampeana, sin baile o bailada en la intimidad, y cultivada
por gauchos y payadores-, a la milonga porteña, que se
debe a Maffia y a mí. Melódicarnente fueron parecidas.
La renovación, la milonga porteña y suburbana,
se debe a un pedido formulado por Rosita Quiroga a Homero Manzi.
A ella le habíamos llevado un tango para que cantara.
Sin embargo, solicitó una milonga. Sorprendido, Manzi
me dijo: «Rosita me pidió una milonga». Yo
le respondí: si las milongas son casi iguales, muy parecidas,
por eso se improvisan... «Mirá Sebastián,
no entiendo nada de milongas», me contestó Manzi.
Entonces le dije a Homero que me llamara en dos días,
a ver si podía concebir algo. En ese lapso se me metió
en la cabeza una nueva milonga. Conocía su ritmo pues
ya había hecho una anterior para que José González
Castillo (padre de Cátulo Castillo), le pusiese letra.
Necesitaba hacer milongas distintas; éstas lo fueron:
mantuvieron la sencillez del ritmo, pero con una forma musical
definida, como si fuesen tangos-canción, pero sin perder
la esencia de la milonga.
Cuando Manzi me llamó, precisamente a los dos días,
yo ya tenía realizada "Milonga sentimental",
cuya música me llevó media hora (la que preparé
para la milonga de González Castillo me había
llevado un día). No era la milonga eterna, improvisada
de los payadores...
Como Manzi, poeta magnífico, me confesó que no
entendía de milongas, pensé en mi intimidad ¿entenderá
la mía? La entendió. Llegó a mi casa un
lunes, retiró la música y, a la mañana
siguiente, ya tenía lista la letra. Con la letra empezó
a gustarme más la música. Hasta entonces me complacía
más la que había efectuado para González
Castillo. Así nació "Milonga sentimental".
Fue mi segunda milonga, que resultó ser la primera "milonga
porteña" conocida.
- El padre
de Cátulo, finalmente ¿le puso letra a su primera
milonga?
- No, no. Parece que se olvidó (Risas). Era gran amigo
mío y de mi padre.
- ¿Qué repercusión tuvo la milonga en aquel
Buenos Aires de los años '30?
- Al principio no mucha repercusión, porque estuvieron
inéditas. Recuerdo que en un piano de la radio de Casa
América, y para mí, empecé a tocar "Milonga
sentimental". Por el lugar pasó un locutor y me
interrogó: «¿Qué toca, maestro?.
Es una milonga, contesté. ¡Que linda! ¿Por
qué no se la da a Mercedes Simone?», prosiguió.
Le respondí: «Sé que es una gran cancionista,
mas no la conozco personalmente.» «Ella trabaja
aquí -dijo el buen hombre de la radio- véngase
que yo se la presento». Me la presentó nomás.
Mercedes Simone, muy amable, me escuchó con atención.
Le entregaba la versión de nuestra milonga.
«Yo me voy mañana a Montevideo, a trabajar en el
teatro Solís. Voy a grabar y a escuchar su música.
Si me gusta, la vamos a ejecutar. Véame dentro de un
mes.»
Transcurrido ese lapso, la sorpresa fue enorme. La talentosa
cantante me dijo: «Ya la estrené. Cuando terminó
la función vino a mi camarín Fernán Silva
Valdés».
Mercedes Simone le dijo que me conocía, pero no a Homero
Manzi, autor de la letra. «Cuando regrese a Buenos Aires
-le expresó Silva Valdés a la cantante-, de quien
repito estas textuales palabras: Dígale a Piana, de mi
parte, que él es la milonga misma.» Repito, son
palabras textuales de Silva Valdés dirigidas a Mercedes
Simone.
Para mi es un recuerdo imborrable. Le escribí al poeta
para agradecerle esos conceptos y, aprovechando su entusiasmo,
para proponerle que me hiciese una letra para que yo musicara.
(recordaba "Clavel del aire", tema que había
hecho Silva junto a Filiberto). Me envió la letra; yo,
por mi parte, le envié la música para que él
promoviera con su prestigio, en Montevideo, nuestro sentir común.
- Entonces
quien estrenó "Milonga sentimental" fue Mercedes
Simone ¿Y Rosita Quiroga?
- No pasó nada con la querida Rosita. Manzi, finalmente,
le llevó el tema pero parece que no lo llegó a
entender bien. Rosita cantaba otro tipo de milongas.
- ¿Cuándo participa como músico de orquesta
de Pedro Maffia?
- Eso vino después. Fue luego del estreno de la milonga
en Montevideo. Posteriormente se la grabó en Buenos Aires,
era lo único que representaba al nuevo género,
evolución de la milonga anterior.
- ¿Cómo
continúa la historia de "Milonga sentimental"?
- En una oportunidad un actor, Máximo Orsi, que trabajaba
en la compañía de revistas que dirigía
el maestro Arturo de Bassi, me solicitó que le hiciese
la música para una de sus canciones criollas. Como formaba
parte de su elenco, le pediría a de Bassi que la estrenara.
Al tiempo me llama el director y me comenta: «Mire Piana,
le voy a ser sincero: La música me gustó, lo que
no me gustó fue la letra de Orsi.» Como yo tenía
algunos tangos exitosos ("Sobre el pucho", "Silbando"),
de Bassi me pidió otra cosa, que superara lo hecho por
el mencionado actor. Le llevé "Milonga sentimental".
Al afamado director le gustó la idea. Al respecto, me
contestó: «Voy a hacer un cuadro teatral corto,
del que participen dos paicas y dos compadritos. Entre ellos,
se van a contestar con la música y la letra de la milonga.
Cuando nos mudemos, del Teatro Chantecler al Teatro Casino,
la estrenaremos en la nueva revista». La milonga gustó
mucho durante el mes que duró aquella revista. Además,
comienza a conocerse gracias a la grabación de Mercedes
y a su aparición en las crónicas que los distintos
diarios realizan de la revista. Fue un gusto también
para Manzi.
- Homero
Manzi, ¿sentía más la poesía o la
política?
- Las dos cosas. En los tiempos en que yo lo conocí pertenecía
al Partido Radical y estaba muy metido en la política.
Tenía 18 años y estudiaba en la Facultad de Derecho.
De allí lo echaron por su mmilitancia política:
no terminó su carrera de ahogado. Era todo un político,
pero con la sensibilidad del poeta. Siempre decía: «Voy
a hacer letras para los políticos y, además, letras
para los hombres.» Muy inteligente, tenía una verba
muy florida. En aquella época cuando empecé a
tratarlo, todavía no se había formado F.O.R.J.A.
De ese grupo conocí a Jauretche y a Dellepiane.
- Pasados los años, ¿qué difusión
alcanza la milonga?
- La milonga no tenía gran difusión hasta que
contrataron a mi cuñado, Pedro Maffia, para hacer un
gran espectáculo en el viejo y hoy desaparecido Teatro
San Martín de la calle Esmeralda. "La Voz del Aire",
una radio de entonces, organizaba un gran espectáculo,
en directo para los presentes y para su audiencia.
Estaban las orquestas de Maffia, de Edgardo Donato. También
se presentaba el actor Roberto Airaldi, entre otros intérpretes.
Pedro había formado una orquesta especial para ese espectáculo
(con gran instrumentación) y la cantante Rosita Montemar.
Reestrena "Milonga sentimental" y, a partir de allí,
el género empieza a llamar la atención del público.Hasta
ese momento todo era tango, canciones criollas.
Manzi, en ese tiempo, se había olvidado de las milongas.
Se fue a casar a sus pagos, a Santiago del Estero. Un día
se me aparece y me dice: «Che, qué pasó
-porque también es argentina, así que vamos a
seguir con ese género.» Yo ya tenía lista
la música de "Milonga del 900". Manzi le puso
la letra. La estrenó nada menos que Azucena Maizani.
Tiempo después la milonga llegó a los bailes.
- Paralelamente, usted cultiva el tango. ¿De qué
año es "Tinta roja"?
- Es del '40 y pico. Es uno de los temas que más se tocan
de mis 500 obras. "Tinta roja", originariamente, fue
un tango instrumental. Como necesitaba plata para hacerle un
regalo a mi señora, voy, sólo con la música
en mi mente, a ver a un editor amigo. Luego de tocar el tema,
le pedí $150, a cuenta de la futura edición. Mañana
te lo traigo listo, le dije. En realidad, no tenía nada
compuesto. Ese mismo día, por suerte, se me terminó
de ocurrir la música. Claro, no tenía que ajustarme
a una letra. Al editor le gustó. Me comentó: «Le
hace falta letra, ¿por qué no lo ve a Cátulo,
a ver si se le hace?» Cátulo Castillo, que también
era músico, al otro día concluyó la letra.
«Sebastián, le puse el nombre de "Tinta roja"»,
me dijo. Así surgió este tango. Tiempo después
lo estrenó Aníbal Troilo.
- De su
vinculación con Cátulo Castillo, ¿Cuál
es el recuerdo más vivo que guarda?
- Yo conocía a Cátulo desde chico, a través
de su padre y, a la vez, él sabía que habíamos
ganado el premio con el tango "Sobre el pucho". Aprendió
a tocar el piano y como letrista tenía un tango llamado
"Caminito del taller". Un día vino a mi casa
y me dijo: «Mirá, he hecho la primera parte de
un tango y si te gusta hacele la segunda; se lo podemos hacer
estrenar a Azucena Maizani que está trabajando en el
Teatro San Martín bajo la dirección de su padre.»
Entonces le dije que me parecía una buena idea y le completé
la música en el día. Cuando lo volví a
ver me dijo: «Pedimos la letra al viejo (por José
González Castillo) y así lo canta la Maizani.»
Y así nació "Silbando", que lo cantó
Gardel, años más tarde.
- ¿Tuvo alguna relación con Gardel?
- Si. En primer término porque el padre de Cátulo
era muy amigo de él y le estrenó "Sobre el
pucho" que, más tarde, el Zorzal Criollo grabara.
No obstante, tuve la oportunidad de hablar con él porque
trabajábamos en el mismo cine. Entonces, una vez lo saludé
y le comenté que yo era quien le había puesto
música a "Sobre el pucho". Cátulo había
compuesto un tango con letra del padre que se llamaba "El
circo se va", entonces, don José me dijo: «Me
hace el favor, Piana, el domingo por la mañana ensaya
Gardel en su casa de la avenida Corrientes. Quisiera que vaya,
así se lo hace oír». Fui nomás, ese
domingo, a las diez de la mañana. Me atendió Isabel
Del Valle, una mujer muy bonita que vivía con él.
Entré donde estaban los músicos y Gardel le dijo
«Pongan atención que el maestro Piana va a tocar
para que a ustedes les quede la melodía en el oído.»
Esa fue la ocasión que más cerca estuve con él.
Justo ese día estaba afónico.
- ¿Era
realmente popular Gardel en ese momento?
- Si, ya había grabado mucho. Pero tuvo una época
en que había caído un poco. Fue cuando viajó
a España, y luego a Francia.
Cuando llegó a España no tenían ni noticia
de él, sabían nada más que cantaba. Antes,
había estado un cantante argentino llamado Francisco
Spaventa, que había logrado mucho éxito en Francia
y, más tarde, en los Estados Unidos, donde trabajó
en cine.
- ¿Cómo
era la vida de un compositor de tango en las décadas
del '30 y del '40?
- A las orquestas nosotros teníamos que llevarles las
composiciones; ellos grababan tangos más clásicos
de su autoría.
- ¿Quién revoluciona el tango en materia orquestal?
- Había tres grandes orquestas: la de Roberto Firpo,
del tango de antes; la de Francisco Canaro y la de Osvaldo Fresedo.
Sin olvidar las de Julio de Caro y Pedro Maffia. En esos años,
el tango fue evolucionando en estilos. También fue importante
el Quinteto Ases Pebeco, que integré y que se formó
con los cuatro mejores bandoneones de la época: Ciriaco
Ortiz, Pedro Maffia, Pedro Laurenz y Carlos Marcucci. El tango
instrumental comenzó a popularizarse allá por
el año 1934, cuando debutamos con la orquesta de Maffia
en el Teatro San Martín.
- De los años '40, ¿cuáles fueron sus grandes
éxitos?
- Bueno, lo mío empezó antes del '40. Como dije,
cuando Mercedes Simone cantó la "Milonga sentiniental"
empecé a ser conocido. Después me pidió
que la acompañase en el piano. Más tarde, seguí
componiendo con Homero Manzi e hicimos la "Milonga del
900". Otro tango de éxito fue "El pescante",
que lo hizo por primera vez Canaro en un concurso. Sacó
el segundo premio porque el certamen estaba arreglado de antemano
para darle el primero a otro. Después hicimos la "Milonga
federal" y "Juan Manuel"; la "Milonga de
Puente Alsina" la cantó la Simone con mucha repercusión.
"Pena mulata" fue otra milonga exitosa pero con un
estilo candombe. En el mismo ritmo compuse "Papá
Baltasar", también con letra de Manzi. En el género
vals escribí "Esquinas porteñas", que
cantó Ignacio Corsini y "Caserón de tejas",
muy bien interpretado -años después-, por María
Graña.
- ¿Cuáles
eran sus cantantes preferidos?
- En esa época había dos cantores excluyentes:
Carlos Gardel e Ignacio Corsini. Ambos tenían personalidad
propia.Muchos imitaban a Gardel. También me gustaba Charlo,
que además era músico. Lo conocí mucho
antes de que se casara con Sabina Olmos.
- ¿Fue llamado para incursionar con sus temas en el cine?
- Ya venía acompañando a Mercedes Simone cuando
la contrataron de la compañía Paz para que actuase
en una de sus películas. Entonces, ella le preguntó
a los productores si tenían decidido el músico
para el film y la empresa le respondió que no. Allí
nomás les comentó que yo la acompañaba
en sus presentaciones, y fui a hablar con ellos. Ya había
musicalizado "Sombras porteñas" de Daniel Tinayre.
También trabajé para la compañía
de Max Glücksmann, que tenía veinte salas en el
Capital Federal. Primero toqué en una sala de Palermo,
después me pasaron al cine Palace y, finalmente, al Electric.
Allí tocaba música clásica durante la proyección
de las películas, arreglos de óperas y oberturas.
En esa época tenía quince años.
- ¿Cómo
se inició en el estudio de la música?
- Comencé a estudiar solfeo con un violinista que era
muy nervioso y yo tenía nada más que ocho años.
Era un buen músico pero no sabía enseñar.
Me explicaba muy rápidamente. Entonces le dijo a mi padre:
«Mirá, hacelo estudiar a tu hijo otra cosa porque
para la música no sirve.» El profesor de mi padre
le recomendó que me haga estudiar piano porque así
me aseguraba un porvenir, y allí comencé con Antonio
Eduardo D'Agostino, un gran profesor y pianista. En seis meses
cambié totalmente. Era la nueva escuela.
- ¿En qué año se lo incorporó a
usted a la Academia Porteña del Lunfardo?
- En 1963, un año después de su fundación.
Conocí a José Gobello y le dije que no era escritor
para estar allí. Y él me dijo que querían
incorporar a un músico. Fui mucho tiempo el único
compositor, hasta que promoví la entrada del instrumentador
de Mariano Mores, Martín Darré.
- Durante la época de oro del tango, un músico
¿podía vivir bien?
- Los únicos que podrían vivir bien, trabajando
mucho, eran los primeros compositores: Firpo, Canaro y Fresedo.
Pero no era así para los músicos que no teníamos
orquesta. Yo me mantenía dando clases. Antes lo hacía
con mi trabajo en las salas de cine, hasta que llegó
el sonoro. Con los derechos de autor nunca ma alcanzó
para subsistir.
- ¿Conoció
a Borges?
- Si. Colaboré en dos trabajos con él: "Milonga
del muerto", que tocó Eduardo Falú, y en
otra, que se llamaba "Milonga del infiel". Además,
estuvo en casa dos veces. La primera de estas milongas se titulaba
"del Soldado" y los militares del Proceso prohibieron
su difusión.
- ¿Alguna vez tuvo problemas con los militares?
- En la época de Onganía se portaron muy mal con
los artistas, ya que nos sacaron todos los números vivos
de las estaciones de radio y de las salas cinematográficas.
Hasta a mí llegó a afectarme personalmente. Pero
... mejor olvidarlo.
- Se dice que Astor Piazzolla fue el gran innovador en materia
de música de Buenos Aires ¿Cuál es su juicio
al respecto?
- No innovó nada. El fue un músico muy preparado
e indiscutible. Pero los innovadores en el tango fueron tres:
Roberto Firpo, con el tango "Alma de bohemio"; después
apareció Enrique Delfino y, más tarde, Juan Carlos
Cobián, un gran pianista. Piazzolla fue un gran ejecutor,
su innovación era más propaganda que otra cosa.
Igualmente, para hacer un tango, no hay que tener una gran preparación
técnica, hay que sentirlo. Los primeros tangueros no
eran preparados musicalmente, se fueron puliendo con el paso
del tiempo. Tal fue el caso de Eduardo Arolas.
- ¿Qué
otros cantantes, aparte del Gardel y Corsini, le gustaron?
- Principalmente Agustín Magaldi y Ángel Vargas.
También Héctor Mauré. Pero creo que Carlos
Gardel fue insuperable, no sólo por su voz, sino también
por su personalidad. Fue único, sin desconocer los méritos
del resto.
- ¿Qué consejo le daría a los jóvenes
para que difundan el tango?
- Los jóvenes por sí solos no pueden hacer nada.
Los que pueden contribuir son aquellos que tienen locales de
baile de tango cobrando menos la entrada. Antiguamente, con
un café se podía escuchar una buena orquesta.
En las radios y los canales de televisión se debe difundir
más nuestra música ciudadana. Cuando fui maestro
primario de música les enseñaba el tango a mis
alumnos.
Entrevista
realizada el 16 de junio de 1994.
Publicada en Desmemoria Revista de Historia, nº 5, Buenos
Aires, octubre-diciembre de 1994.
FUENTES: varias de tangos y el reportaje realizado por Rodolfo
Barrese y Fernando Piana.
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