CARLOS
PELLEGRINI / 11 DE OCTUBRE
Por Elena
Luz González Bazán especial para Villa Crespo
Digital
31 de octubre
del 2015
El 11 de
octubre de 1846 nace en Buenos Aires el estadista, legislador
y posterior presidente Carlos Pellegrini y muere en 1906.
Fue el precursor de las ideas industriales en Argentina y el
presidente que tuvo que afrontar la crisis de 1890 durante los
últimos años del período dominado por la
figura de Roca. Era hijo de María Evans y del ingeniero
Carlos Enrique Pellegrini, que había llegado al país
desde Italia, en 1828, contratado por el presidente Bernardino
Rivadavia para la realización de obras del puerto de
Buenos Aires.
Carlos Pellegrini aprende a leer y escribir y los primeros rudimentos
del francés y el inglés en su casa natal y tuvo
como maestros a sus padres. A los 8 años ingresó
a la escuela de su tía Ana Evans donde continuó
sus estudios y el aprendizaje de idiomas, que le dejará
su huella en la forma de hablar de Pellegrini y le valdrán
entre sus compañeros del Colegio Nacional de Buenos Aires
el apodo de "el gringo".
En 1863
ingresó a la Facultad de Derecho pero a los dos años
abandona sus estudios para incorporarse al ejército y
combatir en la Guerra del Paraguay o de la Triple Alianza o
contra el Paraguay.
En esa guerra tendrá una actuación destacada en
la batalla de Tuyutí y en otros combates hasta que cae
enfermo y debe abandonar definitivamente el frente de batalla.
De regreso a Buenos Aires y recuperado de sus afecciones ingresa
a la redacción del diario La Prensa, recién fundado
y termina sus estudios de derecho. Su tesis de graduación
fue "El derecho electoral" en la que criticaba el
sistema vigente y proponía una campaña de educación
cívica. Decía en uno de sus párrafos: "La
protección del gobierno es necesaria para el desarrollo
industrial de la República Argentina". Con su flamante
título se incorporó a la administración
estatal con el cargo de Subsecretario del Ministerio de Hacienda.
En 1871,
mientras la fiebre amarilla se abatía sobre Buenos Aires,
Pellegrini se casa con Carolina Lagos García, la compañera
de toda su vida, con quien no tendrá hijos. Al año
siguiente comenzará su carrera política al ser
electo legislador provincial en Buenos Aires. En 1873 llega
al Congreso como diputado nacional donde completará un
período de seis años en los que se destacará
por su excelente oratoria y su claridad de conceptos. Su colega
José Manuel Estrada reconocía los méritos
de su opositor al decirle a un colega en plena sesión:
"si usted no me entiende, le pediré al diputado
Pellegrini que se lo aclare como él solo sabe hacerlo."
En el parlamento
se manifestó partidario de la libertad de enseñanza
poniendo como ejemplo, al igual que Sarmiento, al modelo norteamericano.
Durante los debates producidos en 1875 en torno al liberalismo
o el proteccionismo, se mostró como un vehemente defensor
de la industria nacional, por ello, fue partidario de la adopción
por parte del estado de políticas de protección
de la incipiente industria nacional y fue uno de los promotores
de la fundación del Club Industrial.
Dijo entonces,
en uno de sus discursos parlamentarios: "Si el libre cambio
desarrollara industria que ha adquirido cierto vigor, y le permite
alcanzar todo el esplendor posible, el libre cambio mata la
industria naciente. La agricultura y la ganadería son
dos grandes industrias fundamentales; pero ninguna nación
de la tierra ha alcanzado la cumbre de su desarrollo económico
con sólo estas industrias. Las industrias que las han
llevado al máximun de poder son las industrias fabril,
y la industria fabril es la primera en mérito y la última
que se alcanza, porque ella es la más alta expresión
del progreso industrial".
El presidente
Avellaneda lo convocó hacia el final de su mandato para
ocupar el estratégico ministerio de Guerra desde donde
tendrá que enfrentar, en 1880, la rebelión del
gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, quien se negaba
a aceptar la Ley de Federalización que le quitaba a la
provincia el territorio de la capital. Pellegrini coordinó
la acción de las tropas leales encabezadas por el joven
general y presidente electo Julio A. Roca.
Tras el
triunfo de las fuerzas leales, Pellegrini pudo dejar su cargo
y asumir la banca de senador producto de las elecciones de 1880.
Desde su banca retomará el proyecto de su padre de construir
el puerto de Buenos Aires que había quedado inconcluso
desde la época de Rivadavia. El senador adoptó
el proyecto del ingeniero Eduardo Madero, con financiación
y técnicos británicos y logró su aprobación
por el Congreso.
En 1889
desde su lugar político de vicepresidente dejará
inaugurado el puerto de la Capital Federal.
En 1883
junto a un grupo de amigos apasionados como él por las
carreras de caballos, entre los que se contaba Miguel Cané,
fundó el Jockey Club. Según Pellegrini, el Jockey
debía ser además un centro cultural y social que
contribuyera a refinar los modales y los gustos de la clase
dirigente.
Al concluir su mandato, en 1886, Roca apoyará la candidatura
presidencial de su concuñado, el cordobés Miguel
Juárez Celman. Pellegrini integrará el segundo
término de la fórmula que obtendrá el triunfo.
Pellegrini,
como la mayoría de los vicepresidentes argentinos, mantuvo
un perfil bajo. Durante este período realizó varios
viajes a Europa y los Estados Unidos. Pero los descalabros del
gobierno de Juárez Celman, que provocaron la grave crisis
económica de 1890 y las justificadas acusaciones de corrupción
y mal desempeño convocaron a Pellegrini a un primer plano.
El 26 de julio de ese año estalló en Buenos Aires
una revolución dirigida por un amplio frente opositor
que, bajo el nombre de Unión Cívica, venía
manifestándose contra la política juarista. Los
revolucionarios dirigidos por Leandro Alem fueron derrotados
pero Celman debió renunciar.
En una carta
a su hermano le decía Pellegrini: "Me dirán
¿qué hay que hacer entonces? Pero, lo que hace
el agricultor que pierde su cosecha: aguantar; se aprieta la
barriga y economiza todo lo que puede, mientras vuelve a sembrar.
Proteger la industria por todos los medios; ¡y dejarse
de Bolsa y Tesoros y bimetalismo y música celestial!".
Pellegrini
pone como condición para asumir la presidencia que un
grupo de banqueros, estancieros y comerciantes argentinos suscriban
un empréstito de 15 millones de pesos para hacer frente
a los vencimientos externos.
Reunido este capital el nuevo presidente inaugura su gestión
aplicando medidas de austeridad, nacionalizando las obras sanitarias
privatizadas por Juárez Celman, creando la caja de conversión
para dar confianza a los inversores y el Banco de la Nación
Argentina.
Durante
sus dos años de gobierno demostró sus condiciones
políticas. Pudo sacar al país de la crisis y permitió
la realización de elecciones libres en la Capital lo
que posibilitó la elección como senadores de Aristóbulo
del Valle y Leandro N. Alem.
Culminó su mandato el 12 de octubre de 1892 y le entregó
el mando a Luís Sáenz Peña, entonces se
retiró momentáneamente de la vida política
hasta ser electo nuevamente senador en 1895.
En
1901 se produjo la ruptura entre Pellegrini y Roca que ocupaba
por segunda vez la presidencia. Roca envió al Congreso
un proyecto de unificación de la deuda externa a través
de un empréstito externo de reducido interés y
a largo plazo cuyo servicio se garantizaba con las rentas aduaneras.
Pellegrini lo defendió en el parlamento y logró
su media sanción. Pero tras una serie de artículos
periodísticos y manifestaciones opositoras, Roca retiró
el proyecto sin consultar a Pellegrini. Esto enojó notablemente
a Pellegrini y lo alejó definitivamente de la política
roquista con la que mantenía profundas diferencias políticas
por la permanente negativa del conquistador del desierto a siquiera
discutir la posibilidad de una nueva ley electoral que pusiera
fin al fraude.
Pellegrini
era uno de los miembros de la elite que comienzan a considerar
que la prosperidad alcanzada puede peligrar de no atenderse
los reclamos de la oposición y se muestran dispuestos
a considerar la introducción de reformas graduales en
el sistema electoral con el fin de evitar conflictos sociales.
En 1906 fue electo diputado pero al poco tiempo cayó
gravemente enfermo y tras un mes de lenta agonía falleció
el 17 de julio de ese año.
Dijo en
uno de sus últimos discursos: "Nuestra historia
política de los últimos quince años es
la historia política sudamericana: círculos que
dominan y círculos que se rebelan; opresiones y revoluciones,
abusos y anarquía. Pasan los años, cambian los
actores, pero el drama o la tragedia es siempre la misma; nada
se corrige y nada se olvida y las bonanzas halagadoras, como
las conmociones destructoras se suceden a intervalos regulares
cual si obedecieran a leyes naturales. Los unos proclaman que
mientras haya gobiernos personales y opresores, ha de haber
revoluciones; y los otros contestan que mientras haya revoluciones,
han de existir gobiernos de fuerza y de represión. Todos
están en la verdad, o, más bien todos están
en el error”.
FUENTES:
Calendario porteño y otras fuentes.
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