LA
RECONQUISTA DE BUENOS AIRES
12
DE AGOSTO DE 1806
Por Elena Luz González Bazán
especial para Villa Crespo Digital
23 de junio del 2015 *
27
DE JUNIO DE 1806 / 12 DE AGOSTO DE 1806
Entre
el 27 de junio de 1806 y el momento de la Reconquista trascurre
un mes y medio. La historia es conocida, el general inglés,
William Carr Beresford, era vizconde, nace en 1768 y muere en
1854.
Una
breve biografía de este general inglés nos pinta
su momento fundamental que fue la ocupación de Buenos
Aires. Nacido el 2 octubre de 1768 y muerto en Bedgebury (Kent)
el 8 de enero de 1854. Ostentó los títulos de
conde de Trancoso, marqués de Campomayor, y vizconde
de Beresford.
Hijo bastardo del primer marqués de Waterford, escogió
la carrera de las armas, trasladándose en 1785 a Estrasburgo
a estudiar en su academia militar. Pese a que en un accidente
perdió la vista del ojo izquierdo, participó en
varias campañas contra la Revolución francesa,
desempeñó cargos en Egipto y en el Cabo de Buena
Esperanza, tomó Buenos Aires, el 27 de junio de 1806,
con sólo mil hombres.
El 4 de agosto de 1806 lanzó un Manifiesto, conjuntamente
con Sir Home Popham, en el que invitaba a los comerciantes y
armadores de su país a aprovecharse del vasto mercado
de la América del Sur, que esta conquista les proporcionaba;
pero poco después tuvo que capitular al frente de sus
tropas, siendo hecho prisionero, aunque logró escapar,
volviendo a Inglaterra en 1807.
PREVIO
A LA INVASIÓN
El
18 de junio se conocen las primeras noticias de los buques ingleses
en las cercanías de la isla de Flores.
En ese momento el virrey Sobremonte no toma otra medida que
verificar con los capitanes de las milicias sobre el estado
de caballos y monturas.
El 24 de junio en horas de la tarde se avistan navíos
de guerra frente a Quilmes; que a Santiago de Liniers le parecen
mercantes holandeses.
En horas de la noche Sobremonte está
en una fiesta familiar con una función de teatro: en
la Casa de Comedias (la representación de “El sí
de las niñas”, de Moratín.
Santiago de Liniers se rectifica e informa que no son mercantes
holandeses sino navíos de guerra ingleses, ya habían
comenzado los cañonazos.
El virrey se retira a la Fortaleza, convoca a las milicias urbanas
en los cuarteles de Fijo y Dragones. Se distribuyen para la
defensa tanto en Quilmes como Ensenada.
En el amanecer del 25 de junio, las milicias
de la infantería se agolpan en La Ranchería, cuartel
del Fijo; mientras que las milicias de caballería se
agrupan en Las Catalinas, asiento de los dragones.
En total son mil trescientos hombres en cada cuartel, con escasa
o nula instrucción y armamento. Los cañonazos
de la noche se repiten, la población se congrega, muchos
ancianos, hombres jóvenes y hasta niños. Cuenta
la historia que Sobremonte arengó a la población
y en esta ocasión, la única, fue vivado.
El 27 de junio de 1806, las tropas inglesas
desembarcan en Quilmes, actual provincia de Buenos Aires.
EL
DESEMBARCO
Se
inicia el 25 de junio, en horas de la mañana, recorren
un lugar propicio para su descenso, en Quilmes desembarcan,
los botes, en total 20 van y vienen con soldados con sus tradicionales
uniformes de rojo, los cañones, caballos, arreos,
pólvora, la cantidad de guerreros son 1.635 hombres,
con sus implementos.
Las disposiciones son muchas, la actitud de
los milicianos es atacar, pero la historia cuenta la mala estrategia
utilizada y que dejaron desembarcar a los ingleses sin mayores
inconvenientes.
De esta forma lo podemos leer a Manuel Belgrano en su autobiografía:
“Se tocó la alarma general y conducido del honor
volé a la Fortaleza, punto de reunión: allí
no había orden ni concierto en cosa alguna como debía
suceder en grupos de hombres ignorantes de toda disciplina y
sin subordinación alguna. Allí se formaron las
compañías y yo fui agregado a una de ellas, avergonzado
de ignorar hasta los rudimentos más triviales de la milicia”.
La otrora ciudad tenía poca capacidad
de defensa por parte de las autoridades virreinales, estos ejemplos
antes enunciados lo corroboran. Es así que los británicos
pueden invadir con rapidez la ciudad, izando el pabellón
de la flemática Gran Bretaña en el fuerte, actual
Casa Rosada y el núcleo del poder virreinal en aquellos
tiempos. Durante 46 días, Buenos Aires es gobernada por
el militar inglés.
Fueron 46 largos días de ocupación
que estuvieron signados por la moderación británica,
intentando ganarse a los oriundos criollos. Por ello, Beresford
mantuvo en el cargo a todos los funcionarios públicos
y declaró que no tenía la intención de
liberar a los esclavos. Este aspecto no es menor, no sólo
los británicos fueron grandes traficantes de esclavos,
estas costas tuvieron nombres prominentes, ¨ilustres¨
en nuestras riberas que se dedicaron al tráfico de esclavos:
Martínez de Hoz, O´Gorman, Rosas, entre otros.
En el sentido económico, el cambio más importante
fue la apertura del comercio, que hasta entonces se regía
por el monopolio ligado a la metrópolis española.
Fue entonces cuando los comerciantes que estaban favorecidos
por el régimen previo se organizaron para reconquistar
la ciudad.
Buenos Aires tenía un puerto por donde los comerciantes
porteños violaban con el contrabando el manejo del monopolio
español.
Por ello, aquellos que estaban con la política
del monopolio fueron los impulsores de la Reconquista, el liderazgo
recayó sobre el capitán de fragata Santiago de
Liniers, quien, desde la provincia oriental (luego Uruguay)
organizó las milicias para recuperar a Buenos Aires.
Entre militares y milicianos, unos 1.000 hombres
con los que se embarcó rumbo a Buenos Aires.
En
el diario The Times del sábado 14 de septiembre de 1807
se puede leer con el título en inglés: "Evacuation
of South America": "El ataque sobre Buenos Aires ha
fracasado y hace ya tiempo que no queda un solo soldado británico
en la parte española de Sudamérica. Los detalles
de este desastre, quizás el más grande que haya
sufrido nuestro país en toda su historia, fueron publicados
ayer en un número extraordinario. El comandante Whitelocke
parece haber estado en la más perfecta ignorancia, tanto
acerca del país invadido como sobre la resistencia que
cabía esperar. Las columnas británicas se encontraron
con una oposición decidida, en cada calle, desde cada
casa. La actitud fue tan resuelta y gallarda como pocas veces
se ha visto".
En
el semanario se lee: Bell´s Weekly Messenger:
"Nuestro orgullo nacional ha sido mancillado. Los mulatos
españoles han aprendido a despreciarnos. Un ejército
de efectivos suficientes, de alta disciplina y espíritu
de lucha, ha sido dispersado por una turba sudamericana. Hemos
sido burlados de la forma más vergonzosa".
En
materia económica y en cuanto a los objetivos ingleses
queda claro con las observaciones de Sir Walter
Scott: "Nuestros principales mercaderes industriales habían
imaginado negocios ilimitados en el Río de la Plata.
Resultó que las inmensas llanuras que rodean a Buenos
Aires estaban pobladas por una suerte de cristianos salvajes
llamados gauchos, cuyo principal moblaje consiste en cráneos
de caballo, cuyo único alimento es carne cruda y agua,
cuyo empleo es atrapar ganado salvaje. y cuya diversión
máxima es cabalgar en caballos salvajes hasta reventarlos.
Bien: los soldados ingleses descubrieron que estos hombres preferían
su independencia nacional a los algodones y muselinas".
BREVE
ITINERARIO DE LA RECONQUISTA
El 4 de agosto fondearon frente al Puerto de
las Conchas (Tigre) y desde allí marcharon hacia la ciudad.
En su camino se unieron paisanos y el ejército de Juan
Martín de Pueyrredón.
El 10 de agosto avanzaron sobre El Retiro y,
una vez derrotadas las primeras resistencias británicas,
se dirigieron hacia la Plaza Mayor (Plaza de Mayo) y rodearon
a las fuerzas de Beresford impidiéndoles su comunicación.
Muchos de los pobladores ayudaron al ejército
de Liniers, que muy rápidamente va sumando fuerzas, más
de 4.000 hombres se lanzaban a reconquistar Buenos Aires.
El 12 de agosto avanzan por las actuales calles
San Martín y Reconquista hasta hacer retroceder a los
ingleses que deciden esconderse donde pueden. Sin mayores defensas,
el general británico se rinde y entrega sus armas a los
líderes criollos.
El 14 de agosto es convocado el Cabildo Abierto
y es éste Cabildo el que impide que reasuma el poder
el virrey Sobremonte, quien había huido a Córdoba
para intentar organizar una ofensiva desde la capital mediterránea,
algo que no logró.
El poder queda en manos de Santiago de Liniers
quien se ocupa de organizar la ciudad para el contraataque inglés
que no tardaría en llegar.
Lo que vale destacar es el papel de las milicias,
éstas fueron la llave de la victoria, organizados por
castas, regimientos y nacionalidades o por provincias españolas.
Pero las que tuvieron un matiz esencial fueron las de las castas
más populares, y la forma que fueron eligiendo a sus
jefes en forma asamblearia y votando a mano alzada.
Primera versión publicada el 6 de agosto
del 2010. Corregida, actualizada y ampliada.
FUENTES: la Nación, la web de las biografías,
la Gazeta de Tucumán, otras fuentes, fuentes propias.
Caracteres:
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