REVOLUCIÓN
DE 1880 / 2 DE ENERO
Por
Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo
Digital
24
de mayo del 2015 * Actualizado 2 de junio del 2015
Es
otra etapa de contiendas políticas y por las armas que
desembocó en la Federalización de Buenos Aires,
cuya realidad se plasma en 1880.
En 1877 muere el candidato presidencial Adolfo Alsina, de esta
forma se abre la disputa por las candidaturas autonomista y
mitrista. Por tal motivo y en 1878 es elegido Carlos Tejedor
como gobernador de Buenos Aires.
Carlos Tejedor fue una figura que había
adquirido prestigio y poder desde su regreso al país,
en 1852, pero también dividía aguas en el partido
por su postura poco flexible. De todas formas, el 19 de marzo
de 1879, fue proclamada la fórmula Carlos Tejedor- Saturnino
Laspiur por la convención mitrista y una fracción
autonomista. Sin embargo, pronto comenzaron los quiebres de
los partidos que habían elegido a los candidatos y restó
posibilidades al gobernador.
La aparición de Julio Argentino Roca
es esencial en esta época, era un joven general que se
había hecho muy popular entre las clases dominantes por
su genocida Campaña al Desierto, la tercera, que gana
territorios a los originarios.
Su popularidad hace que el 27 de julio de 1879 consiga el apoyo
de las provincias, de los autonomistas y del presidente, la
fórmula fue compuesta por Roca y Eduardo Madero.
Las consecuencias fueron las interferencias
entre la provincia y la nación que se intensificaron,
dados los desacuerdos de Carlos Tejedor y Nicolás Avellaneda,
presidente de la Nación.
Esta situación llevó a tensar las relaciones y,
partidarios mitristas difundieron en los círculos políticos
que Carlos Tejedor expulsaría al presidente, Nicolás
Avellaneda, de la ciudad de Buenos Aires.
Por tal motivo, la provincia compra los arsenales de armas y
puebla la ciudad de milicias.
Un grupo de militares pidieron la baja en el
Ejército para poder convertirse en los conductores castrenses
de la provincia, se cuenta que, en marzo de 1880, una multitud
salió a las calles a vivar esas bajas. El Tiro Federal
fue el centro de formación donde concurrían una
gran cantidad de hombres a practicar en el uso de armas y en
la formación militar. A las fuerzas de línea (la
Guardia Provincial y el Cuerpo de Vigilantes) se unieron batallones
civiles que se asentaron en bases por toda la ciudad.
Aunque iban muchos de los hijos de familias
tradicionales de la ciudad (con armas costeadas por ellos mismos),
las jerarquías castrenses de Tejedor incorporaron hombres
de la campaña bonaerense y de los barrios pobres de Buenos
Aires. El primer día de junio de 1880 logró descargar
en La Boca un cargamento de fusiles provenientes de Alemania,
antes de burlar la vigilancia de la escuadra nacional. Fue el
inicio de la denominada revolución.
En el actual barrio de Chacarita, el presidente
Avellaneda reclutaba hombres y recibía ayuda de las provincias.
Carlos Tejedor sólo había conseguido el apoyo
explícito de Corrientes. Mientras, en la ciudad, los
batallones ensayaban su encuentro con las tropas nacionales;
las “Damas del Socorro” juntaban fondos para la
contienda y grupos de voluntarios cavaban trincheras y fosas
en las principales calles de Buenos Aires. El primer choque
de fuerzas sucedió el 17 de junio en Olivera, localidad
cercana a Mercedes, donde el Coronel José Inocencio Arias
estaba alistando fuerzas. Eduardo Racedo, que respondía
a Avellaneda, lo interceptó y diezmó a los seguidores
de Carlos Tejedor.
PUENTE
BARRACAS, PUENTE ALSINA Y LOS CORRALES
Las tropas nacionales avanzaron desde el sur,
lo que hoy es Lanús, y tuvieron un cruento encuentro
con las provinciales a orillas del Riachuelo. El 20 de junio
confrontaron en el Puente de Barracas, mientras que el 21 las
tropas de Arias resistieron en Puente Alsina. Ese mismo día,
Arias realizó una retirada hacia la meseta de Los Corrales,
donde los nacionales habían logrado ingresar y se preparaban
para la batalla. Allí se desarrolló el más
violento de los encuentros, sin que ninguna de las partes se
impusiera sobre la otra y con el resultado de gran cantidad
de bajas civiles. Se estima que fueron algo superior a los 3.000
caídos en los encuentros de esos dos días.
Pero si indagamos otras fuentes, hay que tener
en cuenta que el enfrentamiento fue cuerpo a cuerpo, crudo,
como era de esperar, combates que se prolongaron hasta altas
horas de la madrugada.
El
periódico El Quilmero, del 24 de junio de 1880, afirma
que ¨¡Ya es tarde¡ En el número del
20 de junio, publicamos un artículo referente a las esperanzas
de paz que aún abrigábamos antes de llegar al
extremo terrible a que ese día se llegaba... Insistir
con nuestras prácticas de paz sería ridículo
ahora que el cañón y el Remington han tomado la
palabra para pulverizarse argentinos con argentinos... Hemos
dicho varias veces que esta hoja no se inclina por ninguna bandera
política pues su objeto es el bienestar del pueblo exclusivamente...
La primera operación bélica que dimos a cuenta,
tuvo lugar con motivo de estorbarle a la columna del Coronel
Arias, la entrada a las puertas de la ciudad.
Allí se rompió el fuego y cayeron las primeras
víctimas de la lucha fratricida.
Muy pronto siguió otra. La columna del Coronel Levalle,
que protegida por las fuerzas del ejército nacional intentó
forzar el paso el día domingo.
Con
ese motivo se empeñó un reñido combate
en el puente Barracas en el que no solamente han caído
soldados de la patria sino vecinos inocentes de aquella localidad...
No
culpemos ni a uno ni a otro bando. Culpemos a la fatalidad...
La situación creada en la nación Argentina por
los actuales sucesos políticos es incontenible...¨
En el Combate de Barracas se registraron 3.000
bajas y en los combates de Puente Alsina y Los Corrales resultaron
un total de 1.200 muertos y heridos.
LOS
ENFRENTAMIENTOS DE SAN JOSÉ DE FLORES Y CONSTITUCIÓN
Los otros choques fueron en San José
de Flores y Constitución. Tejedor, luego de estos duros
combates, decidió reevaluar la defensa. Reclamó
ayuda a Mitre para que se hiciese cargo de la “dirección
de la guerra”. Éste decidió negociar con
Avellaneda. Se firmó un armisticio, en el que el presidente
adelantaba la condición de convertir a Buenos Aires en
capital.
El gobierno nacional dispuso de inmediato la
intervención de la provincia de Buenos Aires. En el lugar
de Tejedor, se nombró a un interventor, José M.
Bustillo, y disolvió la Legislatura. “La sangre
derramada no debe quedar estéril” decía
por entonces Avellaneda, aprovechando la derrota para concretar
el viejo proyecto centralista.
Las crónicas de la época hablan
del desastre en que quedó la ciudad, las semanas siguientes
a la revolución de 1880, este gran espacio de la ciudad
estaba delimitado por zanjas, refugios y trincheras. Las calles
de Buenos Aires estaban sumergidas en el caos, entre edificios
demolidos, vaciados y decenas de cadáveres sin enterrar
o mal sepultados en zanjas y fosas.
El Cementerio del Sur, donde en la actualidad está el
Parque Florentino Ameghino, cerrado desde la epidemia de fiebre
amarilla de 1871, fue reabierto para dar lugar a los muertos
de la denominada revolución.
El 24 agosto de 1880, a poco de concluir su
gestión, Nicolás Avellaneda presentó un
proyecto de ley por el que Buenos Aires se convertía
en la capital de la República y residencia de las autoridades
nacionales. Las autoridades provinciales, sin jurisdicción,
podrían realizar la administración desde esta
ciudad hasta su traslado futuro a otro punto de la provincia.
Ese lugar fue La Plata, que comenzó a levantarse en 1882
bajo la gestión del gobernador elegido el año
anterior, Dardo Rocha.
El 6 de diciembre de 1880, el flamante presidente,
Julio Roca, promulgó la Ley 1029 por la que se instituyó
la federalización de la ciudad de Buenos Aires.
Primera versión publicada el 2 de junio
del 2010. Corregida y actualizada.
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