ENFRENTAMIENTO
Y REPRESIÓN
El 30 de marzo de 1982, la movilización obrera
invisible, la que no se quiere historiar…
30 DE MARZO: ENFRENTAMIENTO A LA DICTADURA
Por
Elena Luz González Bazán especial
para Villa Crespo Digital
6
de mayo del 2006
El
30 de marzo de 1982, Buenos Aires asomó más
ocupado de lo usual, carros de asalto, carros hidrantes,
la montada de la policía federal, militares
en traje de fajina, armas largas y cortas, servicios
oteando el horizonte del centro porteño.
Así era en el país, Buenos Aires fue
el ejemplo maldito, era y es la Capital de la Argentina,
donde tres años antes había estado
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Mientras
los partidos políticos, una parte de la sociedad
civil, la burocracia sindical y el poder económico
sacaron las banderitas para aplaudir la llegada
dictatorial.
El
dictador Galtieri quiso restablecer la imagen de
autoridad del gobierno militar y continuó
con la orientación liberal de la política
económica, que quedó en manos de un
nuevo ministro de Economía, Roberto Alemann,
hombre del establishment El endurecimiento de las
relaciones con los partidos políticos y con
el sindicalismo, era lógico, Por un lado
Azopardo, por otro Brasil. Azopardo imbuida en conciliar
y Brasil, cuyo referente era Saúl Ubaldini,
respondía a las profundas presiones que desde
abajo llegaban.
El
movimiento obrero argentino, venía resistiendo,
enfrentándose desde tiempos inmemoriales,
en todas las dictaduras y en las democracias debió
siempre recurrir a las medidas de fuerza como presión
para conquistar sus reivindicaciones más
sentidas.
que por su parte endurecieron también su
oposición. Una masiva concentración
promovida por la CGT-Brasil -el ala más combativa
del sindicalismo, diferenciada de la CGT-Azopardo,
más conciliadora-, el 30 de marzo de 1982,
fue duramente reprimida. Pero la magnitud y el carácter
de la movilización mostraron que la oposición
social y política había crecido.
El
27 de abril de 1979 luego de un total enfrentamiento
y resistencia a la dictadura militar por medio de
paros, trabajo a desgano, trabajo a reglamento,
disminución de la productividad, pintadas
dentro de las fábricas, paros como los de
Luz y Fuerza de todo el país que le cuesta
la desaparición a dos dirigentes nacionales:
Oscar Smith Secretario General de Luz y Fuerza de
Buenos Aires, empresa SEGBA y Tomás, el Titi,
Di Toffino, Secretario General del Sindicato de
Luz y Fuerza de Córdoba, obrero de la empresa
EPEC, ambos son desaparecidos.
La resistencia y el enfrentamiento del Movimiento
obrero, algo deliberadamente escondido, invisible,
ocultado por los grandes medios de comunicación,
sociólogos, historiadores, filósofos,
cientistas y tantas más llenaron libros donde
hablan sobre la falta de resistencia a la última
dictadura militar y el aval de toda la sociedad.
Hubo aval por parte de la sociedad, pero fueron
determinados sectores medios, medios altos que aplaudieron
el golpe militar.
La clase obrera argentina, los trabajadores debieron
resistir porque el proceso dictatorial vino para
desindustrializar la Argentina, y son los trabajadores
quienes a partir de la defensa de sus fuentes de
trabajo, defendían la industrialización
contra el capitalismo financiero.
Por eso el paro general convocado por la C.G.T.
Brasil para el 30 de marzo de 1982 fue un paro que
no pasó desapercibido, Paz, Pan y Trabajo,
abjo la dictadura militar eran sus consignas. Desde
horas tempranas los obreros y trabajadores de todas
las especialidades se fueron convocando para marchar
hacia el centro céntrico.
Todo esto estaba presidida por aquel paro del ´79
convocado por los 25 y las grandes movilizaciones
a San Cayetano en 1981. Se estaba ganando la calle,
palmo a palmo, espacio a espacio, enfrentando a
la montada, los gases y los hidrantes, las balas
de goma y las de plomo, soportando el asedio de
las fuerzas represivas de la dictadura que no medraron
en golpear, reprimir, cuyo saldo fue de más
de 3.000 detenidos.
Esta impresionante marcha de los trabajadores, del
movimiento obrero dejó herida a la dictadura,
ahora comandada por Galtieri, un golpe mortal que
luego juega esa avanzada criminal que fue Malvinas,
donde volvió a pagar el pueblo trabajador,
entregando sus mejores hijos.
Malvinas tapó la lucha del movimiento obrero,
los años de la mentira y la hipocresía
sumaron para lograr desintalar que todos fueron
responsables, todos se avinieron a la llegada de
la última dictadura militar.
Luego de 30 años, de aquel siniestro golpe
militar, se comienza, muy lentamente a descorrer
el velo de aquella mentira instalada, por eso se
puede afirmar según el trabajo de los pocos
que han peleado por esta verdad, que entre el 65
y 70 por ciento de los desaparecidos son trabajadores.
Que se cuentan que fueron miles los delegados, miembros
de comisiones internas, activistas y militantes
obreros que fueron arrancados de sus casas, fábricas
y de la vía pública para acallar la
protesta, instalar el terror y doblegar al movimiento
obrero.
Los
tiempos de la historia reciente, las falacias instaladas
y las historias que se van conociendo, gracias a
quienes han ido rescatando lentamente esa realidad,
vuelve a pensar que siempre triunfa la verdad.
¨El
Estado en todos estos tiempos, como el actual, fue
un instrumento con que ha contado el Capitalismo
para la materialización de sus propósitos
de dominación, sin la cual no podría
subsistir, ha perseguido siempre cualquier intento
de los trabajadores tendientes a mejorar su triste
condición de explotados. Ha boicoteado por
todos los medios todo intento organizacional, ha
provocado la desunión entre los trabajadores
a través de agentes provocadores, traidores.
En forma sutil y no tanto. Cuando no lo pudo lograr,
estos fueron reprimidos sin vacilación desde
los comienzos
organizativos.
La clase obrero resistió siempre esa coerción,
manipulación, boicot y todas las políticas
de cooptación a través de las prebendas,
rechazó con fiereza las pretensiones de las
clases explotadoras de hacerlos trabajar de la cuna
a la tumba¨. Juan Carlos Cena - Historia de
las Masacres.
Finalmente
el mandato de Viola no alcanzó a cumplir
un año y el 12 de diciembre fue relevado
de la función presidencial y reemplazado
por el Teniente General Leopoldo Galtieri, quien
lo había sucedido a la Jefatura del Ejército.
Galtieri intentó restablecer la imagen de
gobierno y retomar la orientación liberal
de la política económica, que quedó
en manos del nuevo Ministro de Economía Roberto
Alemann. Endureció la relación con
los partidos políticos y con el sindicalismo,
que endureció su oposición. Una masiva
concentración promovida por la CGT, el 30
de marzo de 1982, fue duramente reprimida. La magnitud
y el carácter de la movilización mostraron
que la oposición social y política
había crecido.
Una de sus consecuencias principales fue la descomposición
inmediata de gobierno militar. Galtieri renunció,
la Marina y la Fuerza Aérea se retiraron
de la Junta Militar y el Comandante en Jefe del
Ejército designó a un nuevo presidente,
el Gral. Reynaldo Bignone.
El
67 por ciento de los detenidos desaparecidos son
de extracción gremial, víctimas del
terrorismo de Estado impulsado por los grupos económicos
locales y extranjeros con lo que se buscó
inhibir la capacidad de reacción del movimiento
obrero. El imperio del horror no fue óbice
para que se multiplicara la resistencia a la dictadura.
Fue la lucha del pueblo, y en particular de los
trabajadores y los organismos de derechos humanos,
la que obligó a los militares a gobernar
nuestro país por mucho menos tiempo que sus
pares de Brasil, Uruguay y Chile; la que logró
que por primera vez en la historia contemporánea
los vencidos sentaran en el banquillo de los acusados
y condenaran a los vencedores en el Juicio a las
Juntas y que se derogaran las infames leyes de Obediencia
Debida y Punto Final.
De esa resistencia anónima y consecuente
no se tiene registro en la historia oficial. Los
medios de comunicación hegemónicos
la han invisibilizado. No se habla, por ejemplo,
de los paros, protestas y sabotajes que se reproducían
a lo largo y ancho del país desde el mismo
inicio del golpe de Estado, de la huelga del 27
de abril de 1979 dispuesta por la Comisión
Gremial de los 25, de las masivas marchas a San
Cayetano que desbordaron en 1981 a las fuerzas de
seguridad, o de la movilización a Plaza de
Mayo del 30 de marzo de 1982 convocada por la CGT
Brasil -liderada por Saúl Ubaldini- que fuera
salvajemente reprimida y que, en Mendoza, costara
la vida del obrero Benedicto Ortiz.