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LAS TINIEBLAS DE BUENOS AIRES

LAS TINIEBLAS DE BUENOS AIRES

Un balance necesario al año de República Cromagñon


Son nuestros muertos


Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital

 

6 de enero del 2006

El saldo es claro, 194 muertos y 1.200 heridos con las secuelas que deja un tipo de masacre de estas características.


Entre los muertos hay trabajadores de prensa, estudiantes, trabajadores, vecinos, amigos, parejas, niños, en fin, un conglomerado de seres humanos de distintos lugares, esencialmente, de la provincia de Buenos Aires.

El lugar de surgimiento de la banda Callejeros, Villa Celina en el partido de La Matanza, que lleva este nombre por la matanza de los indios querandíes a manos de Garay, en el invierno de 1580, tiene 60 muertos y una cantidad no calculada de heridos y sobrevivientes. Podemos sostener que no existen las casualidades, aquella matanza realizada hace más de cuatro siglos es el mejor testimonio de lo que pueden hacer los conquistadores. Estas muertes a manos de lo previsible, de lo evitable demuestran la insensibilidad que tiene el avance y los negocios comerciales, apañados por los funcionarios gubernamentales.


En este aspecto plantear que los responsables se han disculpado, todos han utilizado el método del yo no fui, porque en definitiva estas muertes no le duelen a Buenos Aires, y los problemas políticos están candentes.

En este largo entuerto de idas y venidas, el Jefe de gobierno, Aníbal Ibarra deberá asistir al palacio Legislativo porteño el próximo martes 17 de enero, donde 137 testigos serán convocados a declarar, 10 testigos por día y en tres turnos, a las 8,30, 13,30 y 16,30 horas.

En el caso Chabán, el gerenciador del boliche hizo su descargo por medio de una extensa carta.
El grupo de rock mantiene en un aspecto mutismo y por otro se conoció que se volverían a presentar públicamente, aunque hay desmentidas.

Todos los funcionarios responsables esperan el juicio correspondiente, y cada uno ha realizado los pertinentes descargos.
El boliche y la zona de Once hoy es un santuario por donde es imposible no pasar, no mirar, mantenerse al margen, sin embargo, miles son los que poco les interesa que en ese lugar están las almas de 194 personas, que esperan justicia, como aquellos que luego de comas y terapias intensivas salvaron sus vidas.
Es cierto que Buenos Aires no es la misma luego de Cromagñon, pero esto es relativo, no es igual para la seguridad de algunos, no porque la muerte segó la existencia de estas víctimas, cuya realidad se quebró aquel 30 de diciembre del 2004, a partir de las 22,50 de la noche.

Buenos Aires no le brindó ni un minuto de silencio, siguió su ritmo habitual, los canales tan gustosos de hacer cadena ¨nacional¨ por Axel Blumberg no lo hicieron por los Pibes de Cromagñon, ni tantos más, ni este minuto de silencio para los 194 muertos en el boliche de Once. Además, esta tragedia es la más fuerte de mucho tiempo, superó a la muerte de los obreros de Río Turbio, masacrados por el vil negocio y la sobre explotación de los privatistas de los ´90.

Al cumplirse un año de la masacre, los familiares, con lo bueno y lo malo, con sus aciertos y debilidades, divisiones mediante, convocaron a la ciudadanía que se mantuvo torva, miró a un costado y poco le interesó estas muertes.
Sólo recordar que por la muerte del rubio Axel, miles se movilizaron y pusieron velas y tanto más, y juntaron firmas, y aquellos que tuvieron voces discordantes por el papel de Juan Carlos Blumberg fueron mal mirados. Hay que empezar a preguntarse si esta ciudad tiene sensibilidad o fue taponada por la propaganda mediática, por los rubios y exitosos y por modelos sociales que están diametralmente alejados.

Buenos Aires fue un producto cosmopolita y banal, cuando fue una ciudad productiva y pujante, dictadura mediante, elaboró el planteo de expulsar a los cabecitas negras, a los villeros y a los pobres hacia otros lugares.


Buenos Aires responsabiliza hoy a cartoneros y desocupados de los problemas de inseguridad, y exige que sean abandonados, arrojados de la ciudad, que debe mantenerse impertérrita, ufana de sus éxitos, sin importar demasiado la pobreza del resto.


Buenos Aires ha quedado inundado de celulares, centros comerciales, ahora con nombre yanqui de shopping, y el turismo, a cada paso de este consumismo, va perdiendo sensibilidad, se oculta en el individualismo más brutal y segrega de la forma más inhumana.

Los pibes de Cromagñon no tienen más para decir, sólo les podemos conocer sus rostros por las fotos familiares, sus ilusiones por algunas cosas que dicen sus padres y las desazones por estas mismas bocas. Algunos han dejado familias con pequeños niños y algunos han perdido sus parejas. Cromagñon les arrebató la vida, lo único que tenían y por lo que se vive…
Por eso, las condenas de aquellos que cuestionan las bengalas, las locuras propias de cierta edad son parte de los que aún estamos vivos.

Ellos nos siguen mirando desde la fotografía…

Tendremos que ser nosotros capaces de lograr un Buenos Aires más sensible, más humano y solidario… ¿lo podremos lograr?
Para esto es bueno recordar aquel poema memorable de Bertold Brecht, nacido el 10 de febrero de 1898 en Alemania, fallecido en 1956.

Primero se llevaron a los negros,
pero a mi no me importó
porque yo no lo era.
Enseguida se llevaron a los judíos,
pero a mí no me importó,
porque yo tampoco lo era.
Después detuvieron a los curas,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó.
Luego apresaron a unos comunistas,
pero como yo no soy comunista,
tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí
pero ya es tarde.


Bertold Brecht


Mientras siga la indiferencia como forma de conducta, mientras el individualismo sea el centro de toda realidad, mientras descartemos a todos por no ser nosotros, no habrá posibilidad de cambiar esta ciudad, ni ninguna otra, porque así de sencillo, no se cambia si no quiere. Se modifican las conductas humanas cuando existen profundas convicciones humanas y solidarias.

En el reino del sálvese quien pueda, la mediocridad y lo mediático, estas como tantas otras muertes no le pertenecen. Son la muerte de los excluidos…



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