HISTORIA
DE MUJERES
LA
HUELGA DE INQUILINOS / LA REBELION DE LAS ESCOBAS
MUJER,
SOCIEDAD Y POLÍTICA *
Por
Elena Luz González Bazán especial
para Villa Crespo Digital
29
de noviembre del 2007
LA
HUELGA DE INQUILINOS EN 1907
La
huelga de inquilinos iniciada, el 27 de septiembre
de 1907, en los conventillos de la calle Ituzaingó
279, 325 y 255, inmediatamente comienza a propagarse
a otros conventillos: La Cueva Negra, las Catorce
Provincias, entre otros. Corre como reguero de pólvora,
sale de los límites de la Capital Federal,
la rebelión llega hasta los partidos de Avellaneda
y Lomas de Zamora, Bahía Blanca, Mar del
Plata, su ciudad capital La Plata, en la provincia
de Buenos Aires. La protesta adquiere significado
en la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa
Fe y en Mendoza, en Rosario paran más de
90 conventillos, pero también llegó
a otros centros urbanos del interior, como Córdoba.
En octubre son más de 500 conventillos hacia
fin de mes más de 2.500; 140.000 personas
en el interior y más de 130.000 en la Capital
Federal. Esto implica que según las cifras
oficiales, el total de la población que vivía
en los conventillos participó de la protesta.
La
represión y el poder del Estado no se hicieron
esperar, con cédulas oficiales y acompañados,
tanto por dueños como encargados o encargadas,
el objetivo fue desalojar a los inquilinos, se hacían
presentes en compañía de la policía.
La esencia era expulsarlos con familia y todo. No
importaban los niños, ancianos o enfermos.
Sólo cobrar el alquiler exigido por el propietario
o su albacea.
Los
hombres estaban ausentes durante el día,
mientras las mujeres realizaban tareas domésticas
fuera o adentro de los conventillos. Las mujeres
realizaban trabajo domiciliario en las ramas textiles,
cigarreras, curtiembres, calzado y otros oficios
como sombrererías, confección de prendas
y otras. Esto hizo que su movilidad y presencia
las hiciera protagonizar un rol organizativo en
la protesta contra los desalojos. Parando los atropellos
y la persecución policial que no escatimó
el uso del sable. Ellas fueron dueñas de
la situación familiar, ellas fueron las principales
defensoras del conventillo, enfrentando a los caseros,
policía y autoridades judiciales cuando llegaban
con las órdenes judiciales. Fueron el núcleo
resistente. El papel de la mujer en la historia
se concretó en todas esas jornadas y en otras
por venir…
La
Rebelión de las Escobas, la protesta femenina
En la calle México 1370, el propietario del
conventillo se presentó a la policía
para manifestar que las mujeres lo habían
amenazado con arrojarle agua hirviendo si no hacía
las rebajas del pliego de condiciones. Esta actitud
del propietario del conventillo le valdría
más de un escobazo posterior.
Por
otro lado, la encargada del conventillo de la calle
Estados Unidos 1452 quiso arrancar el manifiesto
que estaba pegado en la puerta que ocupaba el delegado
César Méndez, en medio de forcejeos
arrancaron el pliego de condiciones. La encargada
se trenzó con Méndez, llamaron a la
autoridad e intentaron el arresto del delegado César
Méndez. Pero, hasta ese momento nadie había
reflexionado sobre la actitud de las mujeres…
Estas se oponen a la detención del delegado
y amenazan con echarle agua hirviendo a la encargada
y a su marido - Esta información se encuentra
en el diario La Protesta del 16 de octubre de 1907.
En
medio del tumulto, los muebles eran colocados en
el patio y las mujeres los volvían a restituir
a la habitación. Mientras esto pasaba se
iban sumando más y más mujeres de
la casa y de otras casas de conventillos. Sabiendo
que lo que iban a soportar era la calle y mayor
miseria, las mujeres comenzaron a armarse con palos,
escobas y otros objetos, ahí la emprendieron
contra las autoridades, quienes no dudaron en reprimir
apelando a sacar sus espadas y machetes. Mientras
hacían esto, las mujeres se enfervorizaban
más y más llegando a combatir cuerpo
a cuerpo.
En
la calle Perú, otro de los conventillos conocidos
de la zona, la fuerza policial intentó desalojar
a otro inquilino huelguista, le fue mal, las mujeres
ya armadas con palos, escobas y agua caliente hicieron
retroceder a la policía. Todas las formas
de resistencia eran válidas. Las mujeres
mostraban decisión, arrojo y un valor único
ante la presión y represión policial.
En
otro conventillo de la calle Chile el oficial de
justicia acompañado por la policía
debió emprender la retirada, por el accionar
de las escobas. Los niños también
participaban, así lo reflejaba La Prensa
del 1º de octubre de 1907.
Los niños y niñas, por otro lado,
partieron en manifestación, en un número
superior a los trescientos chicos que recorrieron
la zona blandiendo las escobas como lo hacían
sus madres. Al llegar a uno de los conventillos
de la calle Uspallata 449 pidieron que los demás
chicos se sumaran a su protesta. Ref.: Revista Caras
y Caretas del 21 de septiembre de 1907.
Todo
este movimiento de las mujeres se conoce como ¨La
Rebelión de las Escobas¨, comienza en
el conventillo de la calle Ituzaingó, luego
de ir ganando las batallas en cada lugar se movilizaban
por las calles porteñas, las mujeres esgrimiendo
escobas, ante la mirada atónita de pobladores,
policías y el gobierno.
Una de las agitadoras y militantes que se destacaron
en estos movimientos de los inquilinos fue MARÍA
COLLAZO, del Centro Anarquista Femenino.
Aquella
Rebelión de las Escobas deja víctimas,
entre ellos niños a manos de la policía
comandada por Ramón L. Falcón. Uno
de esos niños fue llevado por cientos de
mujeres y por miles de trabajadores a pie, soliviantando
su cajón ocho mujeres. En ese largo recorrido
entre Barracas y Chacarita. Toda esa columna fue
asediada por la policía, se turnaban, no
permitiendo que el féretro tocase el suelo,
ni fuera ni tan solo tocado por los agentes policiales.
No se respetaba ni a los muertos. El niño
fue acompañado por más de 700 mujeres
de los conventillos y más de 5.000 trabajadores
que abandonaban talleres y fábricas para
concurrir al sepelio. Como sostenía una crónica
de la época: ¨Era un cortejo imponente
de los vecinos más pobres de Buenos Aires¨.
Una
historia llena de vida, emoción, valor y
abnegación protagonizado por mujeres que
movilizaron a sus hijos y pelearon palmo a palmo
contra los abusos y complacencias del Estado, los
gobiernos, nacional y provinciales de turno, empresarios,
caseros y las fuerzas represivas.
Es una historia de fortalezas con polleras, con
manos fuertes y angelicales, llenas de privaciones,
de cansancios.
La
Rebelión de las Escobas es un momento de
lucha en la Capital Federal, que tenía cara
de Europa, modales de París y plazas como
los jardines de Versalles. Pero en los andurriales
había otros hombres y mujeres que aguantaban
todas las penurias. Contra estas injusticias se
movilizaron las mujeres de la Rebelión de
las Escobas, más de 300.000 personas salieron
a las calles, ocuparon viviendas, conventillos y
a fuerza de agua hirviendo, escobas y palos le hicieron
frente a una ¨autoridad judicial y policial¨
al servicio de los patrones y el Estado que nada
les importaba los dolores y las carencias que sufrían.
Ese
momento histórico de la ciudad afrancesada
y europeizante de Buenos Aires no debía quedar
en la memoria de las próximas generaciones,
por eso, esa lucha de mujeres y niños, niñas
y adolescentes, generaciones de inmigrantes y nativos
protestando contra las misérrimas condiciones
de vida tuvo que ser enterrada, solo la historia
oficial se ha de enseñorear con realidades
versallescas, rebosantes por el granero del mundo,
signo de progreso y desarrollo. Pero, en ese otro
mundo se sumergía el lodo, barro, las enfermedades
y pestes, la muerte y la desnutrición, el
trabajo explotador, la miseria y el hacinamiento.
Dos
ciudades, Buenos Aires, capital de la Nación,
se miraban como dos espejos, uno de cristal y ribeteado
en oro, el otro desgastado y quebradizo, deformante
y roído por el tiempo de las injusticias…
uno luciendo en los escaparates, el otro soterrado
entre la mugre y las insuficiencias.
La
Protesta
"En la calle Defensa existe un conventillo
cuyo encargado quiso sentar plaza de hombre guapo
golpeando bárbaramente a un muchacho de tierna
edad. Esta guapeza le valió una soberana
paliza, paliza aplicada por las mujeres que habitan
en la casa, quienes justamente indignadas ante la
cobardía del casero bruto, acudieron a la
defensa del menor para libertarlo de las garras
del tigre.
Las valerosas mujeres, después de derribarlo
al suelo impidiéndole todo movimiento, se
les ocurrió la humorada de quitarle los calzones,
largándolo en tal facha a la calle, provocando
la risa de todos los espectadores de este curioso
y divertido sainete. Fue necesario la intervención
del vigilante de la esquina para que las inquilinas
le devolviesen los pantalones."
* Libro de reciente aparición.
FUENTES:
*Libro de Juan Alsina "El obrero en la República
Argentina", Buenos Aires, 1905.
Storni, Pablo: La industria y la situación
de las clases obreras en la capital de la República;
en "Revista Jurídica y de Ciencias Sociales";
año XXV, tomo II, números 4, 5 y 6,
Buenos Aires, 1908.
* Boletín del Departamento Nacional del Trabajo;
Vol. 5º. Número. 19, 21 Buenos Aires,
1911/12.
*
Reproducido por D. Abad de Santillán, La
F.O.R.A., Buenos Aires, 1932.
Tomado de: "Los trabajadores", de José
Penettieri, capítulo: "Los Obreros -
su nivel de vida en Buenos Aires" Biblioteca
argentina fundamental. Serie complementaria: Sociedad
y Cultura/18. Centro Editor de América Latina.
1982. Págs. 73 y 74.