EL
CORDOBAZO UNA REBELIÓN POPULAR / REPORTAJE A TOSCO
Producción
Periodística Villa Crespo Digital
28
de mayo del 2015
Agustín
Tosco brinda un reportaje al diario El Mundo, en agosto de 1973,
con motivo de los sucesos que llevaron a la masacre de Trelew.
¿Puede
usted relatarnos sintéticamente qué pasó
el 22 de agosto de 1972 en el Penal de Rawson?
Desde el 15 de agosto, día de la evasión,
vivíamos en un clima de gran ansiedad. Habíamos
sido reagrupados en pabellones distintos a los que ocupábamos
en aquella fecha, y aislados rigurosamente en cada una de las
celdas individuales.
La puerta de la celda era maciza, con algunos
agujeros de un centímetro de diámetro, que hacían
de mirilla para los celadores que nos observaban y controlaban
constantemente.
Una especie de pequena ventana, con barrotes
cruzados, semejante a una claraboya sin vidrios, colocada sobre
la puerta, nos permitía mirar directamente a algunos
compañeros, a los ubicados en las cinco o seis celdas
de enfrente; para ello debíamos subirnos a la cabecera
de la cama y estar en posición muy incómoda. Pero
lo hacíamos con entusiasmo, pues eso nos permitía
contactarnos de alguna manera, plantearnos los interrogantes
que la situación de incomunicación nos obligaba,
e ir trasmitiendo las opiniones con el lenguaje mudo de la mano,
en lo que ya éramos expertos.
Dados los cuarenta y cinco metros de longitud
del pabellón y las dos series de veintiuna celdas a cada
costado del mismo, la retrasmisión se iba haciendo en
forma de zigzag hasta completar la totalidad.
Nuestra preocupación mayor era la suerte
corrida por los compañeros que se habían fugado.
Muchos de los prisioneros pertenecían a organizaciones
armadas y otros no; es decir, los que nos encontrábamos
en el pabellón. Más a todos nos embargaba una
seria inquietud pues la noche del 15 de agosto, habíamos
escuchado por radio que todavía en ese entonces se nos
permitía tener, que habían sido apresados en el
Aeropuerto de Trelew; que se les había dado garantías
de reintegrarlos al Penal; que estaban en marcha hacia el mismo,
en una columna que encabezaban Pujadas, el juez Godoy, el Dr.
Amaya y miembros de las fuerzas de represión.
La noche del 15 de agosto, en la que permaneció
tomado interiormente el Penal, escuchamos las emisoras de Chile,
donde se daba cuenta del secuestro del avión, y que en
él viajaban Santucho, Osatinsky, Vaca Narvaja, Gorriarán,
Quieto y Mena. Pero el 16 de agosto a la mañana, que
se nos incomunicó, no sabíamos casi nada de los
diecinueve restantes.
Teníamos la posibilidad de informarnos
muy precariamente por dos vías: en la guardia los celadores
solían escuchar los informativos y todos hacíamos
un profundo silencio para tratar de pescar algo; el contacto
con algunos celadores más "flexibles". Cuando
nos abrían la puerta para ir al baño o cuando
nos traían la comida, también podía damos
una "pista".
Antes del mediodía del 22 de agosto,
algunos compañeros comenzaron a transmitir con el lenguaje
mudo que parecía que tres prisioneros que estaban en
la Base Naval de Trelew habían sido asesinados. Una gran
angustia experimentó todo el pabellón. Por la
manana habían requisado en forma muy dura -ellos ya sabían
lo acontecido en la madrugada- y propinaron golpes de puno a
varios, además de hacernos correr desnudos desde el bano
a cada una de las celdas. Habíamos gritado y protestado
con toda nuestra fuerza.
A medida que lográbamos noticias, precarias
todas, iba aumentando el número de muertos. Decían
que Pujadas había intentado apoderarse de la ametralladora
de un guardia, que se había generalizado un tiroteo y
que habían caído todos. A las 17 horas estaba
prácticamente confirmado que habían sido muertos
los diecinueve compañeros en la Base Aeronaval.
Fueron horas de intenso dramatismo. Todos estábamos
encaramados y tomados de los barrotes cruzados de la ventana
de la celda hacia el interior del Pabellón. Había
rostros enmudecidos. Otros lloraban con profundo dolor y rabia.
Algunos gritaban y daban vivas a cada uno de los caídos
y a las organizaciones guerrilleras, a la clase obrera, a la
revolución y a la Patria.
A la noche se preparó un homenaje simultáneo
en los seis pabellones ocupados por los presos políticos
y sociales. Espontáneamente cada uno relataba aspectos
de la vida, las convicciones, la personalidad de los caídos,
hasta completarlos a todos. Posteriormente hablaron varios enjuiciando
y condenando el alevoso crimen y fijando la responsabilidad
en la Dictadura y el sistema. Luego a voz de cuello se gritó
el nombre de cada uno y cada vez se respondía en forma
vibrante y unánime: ¡Presente! ¡Hasta la
victoria siempre!
Se entonaron colectivamente las distintas marchas
partidarias. Todo quedó en silencio. Los guardias ordenaron
acostarse. Esa noche nadie durmió. El recuerdo de los
mártires caídos, la imagen de cada uno, el heroico
ejemplo de cada uno, llenaba la imaginación, hacía
estremecer los sentimientos y daba una pauta más del
duro y glorioso camino revolucionario que recorren la Clase
Obrera y el Pueblo hasta su total y definitiva liberación.
Liberado por la lucha del pueblo
Discurso del compañero. Agustín Tosco a poco de
ser liberado, denunciando la masacre de Trelew
Queridos
compañeros y compañeras:
Quiero expresar en primer término el
profundo reconocimiento a esta solidaridad combatiente de la
gloriosa Córdoba, del glorioso Cordobazo. Después
de prácticamente un año y medio de prisión
en las cárceles de la Dictadura vengo aquí como
trabajador, como revolucionario, como argentino a ratificar
ante todos ustedes el compromiso de continuar, hasta las últimas
consecuencias la lucha por la Liberación Nacional y social
de Argentina. Quiero agradecer profundamente esta solidaridad.
La solidaridad de Córdoba, la solidaridad
de Rawson y Trelew, la solidaridad de toda la clase obrera que
me ha arrancado a mí de las garras de la dictadura, como
antes ha arrancado a otros compañeros y como arrancará
hasta el último prisionero.
Quiero aquí como ha sido norma de, conducta
militante rendir un gran homenaje a todos los Compañeros
caídos en esta heroica lucha por la Liberación
Nacional y Social.
Yo vengo de una cárcel que ha sido rebautizada
por los prisioneros políticos y sociales a la cual denominamos
Campo de Concentración 22 de Agosto. Y tengo la obligación
de trabajador de repudiar un hecho que costó la vida
de compañeras y compañeros que compartían
la prisión, que nos conocíamos, que hablábamos
de los comunes ideales.
La Dictadura que impera en nuestra Patria aprobó
legalmente la pena de muerte. Pero no espera a cubrir ese disfraz
legal; ha masacrado a lo largo y a lo ancho de todo el país
a los hijos del Pueblo que luchan sin distinciones y sin discriminaciones.
Yo quiero nombrar aquí, como una gran
recordación a los compañeros:
Clarisa Lea Place
Susana Lesgart
María Angélica Sabelli
Ana María Villarreal de Santucho
Carlos Astudillo
Pedro Bonnet
Eduardo Capello
Alberto del Rey
Mario Emilio Delfino
Alfredo Khon
José Ricardo Mena
Miguel Angel Polti
Mariano Pujadas
Humberto Suárez
Humberto Toschi
Alejandro Ulla
PRESENTES:
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE
La Dictadura ha descargado toda su furia y los compañeros
que aún se encuentran detenidos en el Campo de Concentración
de Rawson están sometidos a un régimen de opresión
y represión incalificable. Nosotros queremos denunciar
aquí, una vez más, como lo hicimos en Trelew y
Rawson, como lo hicimos ayer en Buenos Aires, que el régimen
que impera en la cárcel, es un régimen que atenta
contra los más elementales derechos humanos.
El
castigo de reclusión bajo celda cerrada, la prohibición
de todo medio de información como diarios, revistas o
radio y la construcción de un locutorio enrejado de típica
contextura medieval impide el ejercicio mínimo de la
defensa pues son dos rejas que separan un espacio de más
de un metro y detrás de una reja está el abogado
o está el familiar y detrás de la otra reja está
el prisionero que ha sido trasladado desde esta celda cerrada,
con cadenas, hasta ese locutorio.
Durante
30 días la requisa del penal, el personal penitenciario
golpeó y trató de humillar a los prisioneros;
nos llevaban al baño, nos hacían desvestir, nos
hacían correr desnudos por el pabellón y luego
nos encanutaban de nuevo, usando un término propio del
penal. Pero la actitud de todos los compañeros del penal
no es de temor y menos de sometimiento. Se enfrentó a
gritos toda esta serie de atropellos, se denunciaron en la precaria
medida de las posibilidades.
Hoy
yo vengo desde la cárcel, a denunciar públicamente
toda esta serie de atropellos para conseguir de inmediato que
se normalice la situación del penal, pues esa situación
es verdaderamente insoportable.
Sabemos
que la Clase Obrera, que los sectores populares democráticos,
revolucionarios, antiimperialistas, anti oligárquicos
de nuestro pueblo, han de lograr que se vuelva aun régimen
mínimo de consideración humana dentro del penal.
- Transcurridos los 30 días del castigo pudimos obtener
algunas entrevistas con el Interventor del Penal, el Cte. Mayor
de Gendarmería Juan Ramón López Carballo.
Y
le planteamos la necesidad de resolver en forma urgente esos
problemas. El dijo que sólo podía resolver los
problemas accesorios y que la resolución de reclusión
bajo celda cerrada, la incomunicación de toda noticia,
el problema del locutorio, dijo que esas eran disposiciones
de la Junta de Comandantes en Jefe, del Servicio Penitenciario
Federal, y en ese aspecto él no tenía posibilidades
de hacerlo. Algunas cuestiones accesorias se han logrado ante
el reiterado planteo,, ante la reiterada protesta de los Compañeros
detenidos, pero lo fundamental no está logrado y desde
el Penal sabemos que la lucha fundamental está en el
seno del Pueblo y aquí debemos una vez más comprometernos
para que de inmediato se resuelva este problema y para que también
con una acción más poderosa de todos los sectores
unidos de nuestro Pueblo arranquemos a todos esos prisioneros
de la Dictadura. Allí hay muchos compañeros aún
en prisión.
Yo
traigo un saludo de los que estaban en mi pabellón particularmente
de Martín Federico, de Curuchet y de otros compañeros.
Les
puedo decir que todos tienen una moral muy alta, que tienen
un espíritu de lucha que no va a ser afectado por esta
situación penosa por la cual se atraviesa, y también
quiero destacar aquí en nuestro enjuiciamiento a la política
ultra reaccionaria de la dictadura, que ellos nos llevaron allí
para aislarnos de todo contacto popular, para tratar de impedir
que recibiéramos esa inmensa solidaridad, pero la población
de Trelew y de Rawson se ha convertido en una porción
de nuestra Patria, en una porción patagónica que
vibra de solidaridad; y el régimen ha castigado también
la solidaridad; el compañero Dr. Mario Abel Amaya, abogado
de varios compañeros, apoderado de otros, hombre afectado
en su salud, que permanentemente acercaba su solidaridad, su
aporte para la solución de los problemas de los compañeros
ha sido detenido, puesto a disposición del Poder Ejecutivo
y remitido al penal de Devoto por ejercer esa solidaridad combatiente.
Amaya es el abogado de la solidaridad, es la
solidaridad reprimida por la dictadura y Amaya merece también,
como todos los demás, que lo arranquemos de la cárcel.
Entrevista a Agustín Tosco Diario El Mundo, Viernes 24
de agosto de 1973
Publicado
por primera vez el 11 de noviembre del 2005.
Caracteres:
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