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Sábado, 2 Octubre, 2021 14:15
 
 

Si supiese qué es lo que estoy haciendo, no le llamaría investigación, ¿verdad?

Albert Einstein

 

"¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir 'amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan".

FEDERICO GARCÍA LORCA

LA MUJER / MUJERES ANARQUISTAS

MUJERES ANARQUISTAS

UN EJE LAS ATRAVIESA: COMPROMISO

NI DIOS, NI PATRÓN, NI MARIDO

Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital

19 de octubre del 2015

Virginia Bolten
Nacida en el Uruguay, Virginia viene a la Argentina y se instala en Rosario, a fines del siglo XIX. En medio del clima de lucha que envolvía a la ciudad, Bolten encabeza una ancha columna de hombres y mujeres en la manifestación popular del 1° de mayo de 1890 en la plaza López. Su encendido discurso hace que sea encarcelada por atentar contra el orden social. Los rumores de la historia dicen que fue la primera mujer que habló en un mitin obrero. Luego se trasladaría a Buenos Aires. Por sus continuos discursos que infunden el anarquismo, sufre la continua persecución militar. Forma parte del Comité de Huelga Femenino, que movilizaba a los trabajadores del Mercado de Frutos porteño. En 1907, ya como miembro del Centro Femenino Anarquista, activa la huelga de inquilinos. Por esto es deportada a su país natal. Su lugar de residencia será Montevideo.

Juana Rouco Buela
Llega a la Argentina en 1900 desde España y se instala en Buenos Aires. A los quince años ingresa al movimiento del 1° de mayo de 1904. Fue su primera participación en un acto obrero. Tiempo después representa a las mujeres de la "Refinería Argentina", de Rosario, en el Congreso de la FORA. En 1907, organiza el Centro Femenino Anarquista, y participa de la huelga de los inquilinos. Es deportada y vuelve a España. A su regreso, como no puede hacerlo en el país, se instala en Montevideo, y desde allí inicia una fuerte actividad propagandística junto a Bolten y María Collazo.

Ingresa de forma clandestina al país, y en 1910 es detenida, extraditada a Montevideo y encarcelada durante un año. En 1914 viaja clandestinamente a París, y cuando es descubierta desembarca en Brasil. Regresa nuevamente a la Argentina, e interviene en los hechos de la Semana Trágica. Recorre el país con el apoyo de los rurales y los industriales. En 1921, funda en Necochea el Centro de Estudios Sociales Femeninos, y crea el periódico feminista Nuestra Tribuna. En 1928, participa en el Tercer Congreso Internacional Femenino. Muere a los 80 años, en 1969.

Rosa Dubovsky
Nacida en Rusia y perseguida por el régimen zarista, huye junto a su marido Adolfo hacia Turquía. Adolfo se alista en el Ejército mientras hace el Servicio Militar, y allí entrega un arsenal de armas a los revolucionarios. Antes se casan en secreto: Rosa parte a Francia, y su esposo, a Buenos Aires. En 1907, se reencontraron en Rosario, cuando él trabajaba en los Ferrocarriles y ella trabajaba como sombrerera.

En la ciudad de Santa Fe, Adolfo milita en el campo anarco-sindicalista, y Rosa concurre a las reuniones de mujeres anarquistas. Funda una biblioteca, exclusivamente para mujeres, llamada Emma Goldman.
Después del golpe del ’30, el matrimonio y sus seis hijos deben escapar a Buenos Aires, a pesar de la poca seguridad. En 1936, muere Adolfo. Dubovsky comienza a trabajar como empleada de la esterilla y tapicería. Participa en la FORA y en la Federación Libertaria Argentina, hasta 1972, el año de su muerte.

EN LA VOZ DE LA MUJER

“Yo no digo que en la presente sociedad pueda una mujer tener el grado de libertad que anhelamos, pero sí que en nuestra futura y próxima sociedad, donde nada faltará a nadie, donde nadie padecerá hambre ni miseria, allí sí que querremos el amor libre completamente. Es decir que la unión termine cuando termine el amor, y que si yo, porque la gana me da, no quiero estar sujeta a ningún hombre, no se me desprecie”.

(“¿Amemos? No. ¡Luchemos!” en La Voz de la Mujer, núm. 2. Enero de 1896, Buenos Aires, reproducido por la Universidad Nacional de Quilmes en 1997).

“Cuando nosotras (despreciables e ignorantes mujeres) tomamos la iniciativa de publicar La Voz de la Mujer, ya lo sospechábamos ¡oh modernos cangrejos! que vosotros recibiríais con vuestra macanística y acostumbrada filosofía nuestra iniciativa porque habéis de saber que nosotras las torpes mujeres también tenemos iniciativa y esta es producto del pensamiento; ¿sabéis?, también pensamos.
Apareció el primer número de “La Voz de la Mujer”, y claro ¡allí fue Troya!, “nosotras no somos dignas de tanto, ¡cá! no señor”, “¿emanciparse la mujer?”, “¿para qué?” “¿qué emancipación femenina ni que ocho rábanos?” “¡la nuestra”, “venga la nuestra primero!, y luego, cuando nosotros ‘los hombres’ estemos emancipados y seamos libres, allá veremos”. Con tales humanitarias y libertadoras ideas fue recibida nuestra iniciativa. Por allá nos las guarden pensamos nosotras. “¿No es verdad que es muy bonito tener una mujer a la que hablaréis de libertad, de anarquía, de igualdad, de revolución social, de sangre, de muerte, para que ésta creyéndoos unos héroes, os diga en tanto que temiendo por vuestra vida (…): ‘¡Por Dios, Perico!’? ¡Ah! ¡Aquí es la vuestra! Echáis sobre vuestra hembra una mirada de conmiseración (…) le decís con teatral desenfado: Quita, allá, mujer, que es necesario que yo vaya a la reunión de tal o cual (…) vamos, no llores, que a mí no hay quien se atreva a decirme ni a hacerme nada”. Si vosotros queréis ser libres, con mucha más razón nostras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre, ya se acabó aquello de “Anarquía y Libertad” y las mujeres a fregar. ¡Salud!”.

FUENTES: varias. FOTOS e IMÁGENES: de varios sitios.

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