2015 - 2022 | Sábado, 15 Enero, 2022 13:40 | |||||||
Si supiese qué es lo que estoy haciendo, no le llamaría investigación, ¿verdad? Albert
Einstein
ESPECIAL TUBERCULOSIS |
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SALUD. TUBERCULOSIS / INFORME PIÑERO TUBERCULOSIS Y POBREZA / TUBERCULOSIS Y TALLERES CLANDESTINOS Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital 5 de marzo del 2015 * Un círculo
nefasto: la tuberculosis y la degradación del sistema de salud
público.
Es dable y esencial marcar estos aspectos porque la tuberculosis afecta a las personas en las peores condiciones de vida. TRATAMIENTOS La falta de tratamiento hará que un enfermo
infecte entre 5 y 10 personas por año. CONTINUAMOS CON EL INFORME DEL 2010 Varios factores coadyuvan para que esta situación
esté al límite y aún no haya tocado fondo, lamentablemente.
Un informe elaborado en el hospital Piñero,
denominado “Veo, veo ¿qué ves?: tuberculosis ¿otra
vez?”, deja en evidencia cifras alarmantes. En forma más pormenorizada se sostiene que del
análisis de 251 planillas surge que el 50.50 por ciento de los
pacientes son de la Ciudad y el resto del conurbano bonaerense. Pertenecen al área programática del Piñero TUBERCULOSIS OTRA ENFERMEDAD DE LA POBREZA Este fue el título de uno de los tantos trabajos que entregamos en estos años. Ahora más ratificado y que nos avala la misma ciencia médica, cuando desde el hospital Piñero, sus responsables aseveran que: “Todos sabemos que la tuberculosis está relacionada con la pobreza, falta de alimentación, hacinamiento y tipo de trabajo”. Si alguna duda quedaba, las responsables médicas del Hospital Piñero no tienen medias tintas para sostenerlo. Igualmente, en el periódico mensual Mundo Hospitalario,
Zulma Pisera afirma: En esta área hay mucho trabajo esclavo por
los talleres de costura y esto hace que se dificulte el control de esta
enfermedad, Pisera es médica pediatra con orientación
en neumología. Volviendo al informe del Piñero este fue elaborado por la jefa de Microbiología, la jefa de Neumofisiología, una bioquímica especialista en tuberculosis y otra pediatra orientada en neurofisiología, con una conclusión más que preocupante: “Las cifras son similares a las de África subsahariana o a las del Impenetrable Chaqueño”, confirmó Lucrecia Campos, neumofisióloga, quien describe el trabajo con pacientes reducidos a la servidumbre en los talleres textiles: “Es muy difícil acceder a esta población. Los pacientes no dan las direcciones exactas de donde viven, y tampoco se puede entrar a los talleres. En esta zona hay cada vez más migración, y cuando llegan, engañados con la promesa de trabajo, de lo primero que se enteran es de que están enfermos; y al evaluarlos nos damos cuenta de que padecen tuberculosis desde hace seis meses, por ejemplo, y han venido en un micro durante 36 horas, siendo bacilíferos positivos, o sea, contagiando”, concluyen. LA DEBACLE OCUPACIONAL La desocupación acompañada del trabajo
precario, en negro, tercerizado, y con la llegada de una inmigración
de los países limítrofes sin documentación fue
el caldo de cultivo de los grandes fabricantes, en este caso, los fabricantes
de ropa, que como en otros momentos históricos, evadieron impuestos,
se camuflaron, como afirma la Defensoría Porteña, subcontratan
y evitan las cargas sociales e indemnizaciones y otras, logrando por
medio de la coerción y el trabajo esclavo una forma de enriquecerse
sin ningún castigo legal y protegidos por la misma ley. Estos talleres son de la muerte. Así lo afirma la Defensora del Pueblo de la Ciudad, y continúa: Hace por lo menos una década fue instalada una industria textil basada en talleres camuflados en viviendas. “La clave económica son los intereses de los fabricantes de ropas. Con este sistema de subcontratación no pagan impuestos, cargas provisionales, y sobre todas las cosas, las responsabilidades (ley 12.713, regula el trabajo domiciliario) de la explotación salvaje. También afirman: ¨Resisten los grandes fabricantes
y cuentan con el apoyo del Estado nacional y Ciudad por omisión¨,
dice en la megacausa en manos del juez Julián Ercolini, quien
debe investigar a marcas de ropa de primer nivel. LAS PERSONAS INFECTADAS Casos que son seres humanos con un problema que requiere una atención imprescindible y justa, pero que sin embargo, tal lo plantean desde la Defensoría y el sentido común lo marca: faltan políticas de Estado para lograr erradicar esta enfermedad y que no aumente de la forma exponencial que viene dándose. La hija de Martina Amachy, madre soltera y con el apoyo de su hermana Santaza, tiene desde los 2 años tuberculosis, ahora tiene cinco años. “Mi hijita, a los dos años y medio, se contagió. Yo no lo sabía pero los costureros que la alzaban y besaban en casa la contagiaron”, su realidad es alquilar una pieza en una casa que a su vez tiene un taller clandestino. Allí viven 25 personas. “Esos costureros no lo hicieron de maldad. Quizás ni ellos sabían que tenían tuberculosis. Pero mi hijita ahora se enferma todo el tiempo. La enfermedad la debilita. Pasa un mes y puede estar bien. Pero vuelve a caer si cambia el clima. Hay que ser muy cuidadosos con la comida”. Además
dice que muchos padres no cumplen con la planilla de atención,
cuidados y visitas al hospital. “Muchos prefieren seguir trabajando.
Es que dicen que pierden tiempo en el hospital, y lo mismo para anotarlos
en los jardines de infantes. Hay muchos que dejan a sus hijos en el
taller. Dicen que necesitan trabajar y así es que desatienden
a sus hijos”. El taller
fotografiado por la Noticias Urbanas está en Martínez
Castro 1141, y que de ese taller provenía Mariam, pero nadie
fue, ni inspeccionó, ni llegaron médicos, todo siguió
igual luego de la muerte de la joven. Simona Velazco, cuenta luego de largo tiempo de charla con Martina que su hijo de 19 años, Imber también había muerto de tuberculosis. “Imber tenía 19 años. En abril de 2007 murió. Vómitos, fiebre, decaimiento. Imber, cuando podía, comía, pero lo botaba. Las enfermeras de la salita venían a La Alameda. Pero mi hijo no quería verlas. Estaba en el taller de un coreano. ‘Mami, necesitamos pagar el alquiler. No puedo ir’, me decía. Transpiraba mientras trabajaba. No quería entrar cuando fuimos a la salita. Se negaba, hasta llegó a tener visiones. Pude ir al final con él a la salita. Dos horas estuvimos esperando y los médicos no vinieron. ‘Mami, pedí permiso al coreano y me va a descontar’, me dijo, y se fue de la salita”. La tuberculosis de Imber llegó a su cabeza. “Los ojos se le volteaban. Yo usaba una pieza con todos mis nueve hijos juntos; platos, cubiertos, todo junto, porque cuando a Imber lo hice aparte, como dijo la doctora, él se enojó.” Cuenta que en el caso de su hijo toda la familia fue revisada y hay constancia de eso en el colegio. “En los colegios siempre saben pero ellos también callan, o nos dicen a nosotros que no digamos nada”. Deasy Cahuapasa, otra de las costureras que fue reducida
a la servidumbre en un taller textil, cuenta que en la escuela 17 D
E 11 hubo un caso de tuberculosis hace un tiempo. “Después
de eso analizaron a todos los chicos de séptimo grado y nada
más”. No es casual que la zona más afectada sea el sur de la Ciudad, por el contrario, esta zona fue un cordón industrial importante, es la parte de la ciudad en peores condiciones en todos los aspectos: vivienda, educación, condiciones sanitarias, recolección de basura, mantenimiento de los espacios verdes, asentamientos, villas, hoteles, inquilinatos, casas tomadas, todo está concentrado. LA TUBERCULOSIS TAMBIÉN.
FOTO gentileza de La Alameda 24 de diciembre del 2009 * La primera versión fue publicada el 18 de abril del 2010, corregida y actualizada.
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