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Jueves, 30 Septiembre, 2021 12:04
 
 

Si supiese qué es lo que estoy haciendo, no le llamaría investigación, ¿verdad?

Albert Einstein

Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres. / Heinrich Heine (1797-1856) Poeta alemán.

 

 


 

"¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir 'amor, amor', y que debían los pueblos pedir como piden pan".

Federico García Lorca

“Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos”.

Sir Francis Bacon

ARTE Y CULTURA /

 

ESTANISLAO DEL CAMPO

7 DE FEBRERO DE 1834

6 DE NOVIEMBRE DE 1880


Producción periodística de Villa Crespo Digital


3 de noviembre del 2017 *

Estanislao del Campo, escritor argentino, nacido en Buenos Aires el 7 de febrero de 1834, hombre de ciudad, que perteneció a la generación del 80 y llevó a su culminación el juego dialogado de los poetas gauchos.

Era hijo de padre porteño, don Estanislao del Campo, y madre tucumana, doña Gregoria Luna. Se educó aquí mismo en la Academia Porteña Federal empleándose luego como dependiente de tienda según era costumbre entre los jóvenes de buena familia de esos tiempos.

Inició su carrera literaria con versos gauchescos que aparecieron bajo el seudónimo de Anastasio el Pollo y es a raíz de esa actividad que se vincula con Ascasubi.

Entre sus obras más importantes: Los debates de Mitre y Carta de Anastasio el Pollo, ambas de 1857; esta última es una anticipación de Fausto (1866). En Fausto, un paisano, Anastasio el Pollo, que por casualidad, asiste a una función en el Teatro Colón de Buenos Aires, en donde se representaba la ópera "Fausto" de Gounod.

El hombre conversa largamente con Don Laguna, un gaucho amigo al que se encuentra en la soledad del campo bonaerense, y le relata lo visto en el teatro. Anastasio no distingue entre realidad y ficción e, impresionado, habla del Diablo, de las transformaciones de Fausto y de las vicisitudes de Margarita como si todo fuera verdad.

Su poema gaucho-burlesco Fausto alcanzó casi de inmediato una enorme popularidad, popularidad que ha persistido y aumentado si cabe hasta nuestros días. Su aparición fue entusiasmarte saludada por la crítica, y lo que nunca había ocurrido antes en nuestro medio, suscitó una larga polémica entre dos jóvenes talentos que habían de afirmarse más tarde, Pedro Goyena y Eduardo Wilde. La polémica interesante y animadísima derivó hacia conceptos generales de la poesía, pero contribuyó indudablemente a tener a Del Campo y su libro sobre el tapete de la actualidad. Escribió también otras muchas composiciones de diferentes estilos, sin embargo es en la cuerda gauchesca donde da las mejores notas. De humor festivo, tiene una pluma llena de colorido para verter su fácil filosofía campera y fresca imaginación.

Es curioso advertir que, no obstante el género escogido, era más bien un hombre de ciudad.

Muy porteño, se lo ve en 1852 tomar parte en la defensa de la ciudad cuando el general Lagos le puso sitio. Concluido éste sitio entró a prestar servicio en la aduana. Más tarde fue secretario de la cámara de diputados cuando ya militaba abiertamente en las filas alsinistas, alternando la carrera administrativa con las más animadas acciones de Cepeda y pavón donde se batió con entusiasmo. Llegó así a capitán en 1861. En 1874 es ascendido a teniente coronel saliendo a campaña con motivo de la revolución de ese año. Luego tuvo una corta actuación como diputado nacional y terminando su mandato fue nombrado oficial mayor del Ministerio de Gobierno de la Provincia. Se desempeña en todos estos cargos con escrupulosidad y competencia y toma asimismo parte activa en las luchas políticas, pero sin abandonar la poesía que es sin duda su vocación más íntima.

Murió el 6 de noviembre de 1880, tenía 46 años y los mejores poetas de la época, José Hernández y Guido y Spano, pronunciaron conmovedoras oraciones en su tumba. Mereció también fuera del aplauso popular y de la crítica del país, grandes elogios de un crítico español tan severo como Menéndez y Pelayo.

LAS CINCO PARTES DE FAUSTO: LAS IMPRESIONES DE ANASTACIO EL POLLO.

 

* La primera versión fue publicada el 4 de noviembre del 2015. Ampliado, corregido y con parte de la obra FAUSTO.

 

FUENTES: varias y propias.

 

Caracteres: 8954

FAUSTO
Las impresiones del gaucho ANASTACIO el pollo

I

En un overo rosao,
Flete nuevo y parejito,
Caía al bajo, al trotecito,
Y lindamente sentao,
Un paisano del Bragao,
De apelativo Laguna:
Mozo jinetazo ¡ahijuna!,
Como creo que no hay otro,
Capaz de llevar un potro
A sofrenarlo en la luna.

¡Ah criollo! si parecía
Pegao en el animal,
Que aunque era medio bagual,
A la rienda obedecía
De suerte, que se creería
Ser no sólo arrocinao,
Sino tamién del recao
De alguna moza pueblera.
¡Ah Cristo! ¡quién lo tuviera!...
¡Lindo el overo rosao!

Como que era escarciador,
Vivaracho y coscojero,
Le iba sonando al overo
La plata que era un primor;
Pues eran plata el fiador,
Pretal, espuelas, virolas
Y en las cabezadas solas
Traiba el hombre un Potosí:
¡Qué!... Si traía, para mí,
Hasta de plata las bolas.

En fin: -como iba a contar,
Laguna al río llegó,
Contra una tosca se apió
Y empezó a desensillar.
En esto, dentró a orejiar
Y a resollar el overo,
Y jué que vido un sombrero
Que del viento se volaba
De entre una ropa, que estaba
Más allá, contra un apero.

Dió güelta y dijo el paisano:
-¡Vaya "Záfiro"! ¿qué es eso?
Y le acarició el pescuezo
Con la palma de la mano.
Un relincho soberano
Pegó el overo que vía,
A un paisano que salía
Del agua, en un colorao,
Que al mesmo overo rosao
Nada le desmerecía.

Cuando el flete relinchó,
Media güelta dió Laguna,
Y ya pegó el grito: -¡ahijuna!
¿No es el Pollo?
-Pollo, no,
Ese tiempo se pasó.
(Contestó el otro paisano),
Ya soy jaca vieja, hermano,
Con las púas como anzuelo,
Y a quien ya le niega el suelo
Hasta el más remoto grano.

Se apió el Pollo y se pegaron
Tal abrazo con Laguna,
Que sus dos almas en una
Acaso se misturaron.

Cuando se desenredaron,
Después de haber lagrimiao
El overito rosao
Una oreja se rascaba
Visto que la refregaba
En la clin del colorao.

-Velay, tienda el cojinillo
Don Laguna, sientesé
Y un ratito aguardemé
Mientras maneo el potrillo:
Vaya armando un cigarrillo,
Si es que el vicio no ha olvidao,
Ahí tiene contra el recao
Cuchillo, papel y un naco:
Yo siempre pico el tabaco
Por no pitarlo aventao.

-Vaya amigo, le haré gasto...
-¿No quiere maniar su overo?
-Dejeló a mi parejero
Que es como mata de pasto.
Ya una vez, cuando el abasto,
Mi cuñao se desmayó;
A los tres días volvió
Del insulto, y crea amigo,
Peligra lo que le digo:
El flete ni se movió.

- ¡ Bien haiga gaucho embustero!
¿ Sabe que no me esperaba
Que soltase una guayaba
De ese tamaño, aparcero?
Ya colijo que su overo
Está tan bien enseñao,
Que si en vez de desmayao
El otro hubiera estao muerto,
El fin del mundo, por cierto,
Me lo encuentra allí parao.

-Vean como le buscó
La güelta... ¡bien haiga el Pollo!
Siempre larga todo el rollo
De su lazo...
¡Y cómo no!
¿O se ha figurao que yo
Asina nomás las trago?
¡Hágase cargo!...
-Ya me hago...

-Prieste el juego.
-Tómelo.
Y aura le pregunto yo
¿Qué anda haciendo en este pago?
-Hace como una semana
Que he bajao a la ciudá,
Pues tengo necesidá
De ver si cobro una lana,
Pero me andan con mañana
Y no hay plata, y venga luego.
Hoy no más cuasi le pego
En las aspas con la argolla
A un gringo, que aunque es de embrolla
Ya le he maliciao el juego.

-Con el cuento de la guerra
Andan matreros los cobres,
Vamos a morir de pobres
Los paisanos de esta tierra.-
Yo cuasi he ganao la sierra
De puro desesperao...
Yo me encuentro tan cortao
Que a veces se me hace cierto
Que hasta ando jediendo a muerto...

-Pues yo me hallo hasta empeñao.
- ¡Vaya un lamentarse! ¡ahijuna!...
Y eso es de vicio, aparcero:
A usté lo ha hecho su ternero
La vaca de la fortuna.
Y no llore, Don Laguna,
No me lo castigue Dios:
Si no comparemolós
Mis tientos con su chapiao,
Y así en limpio habrá quedao,
El más pobre de los dos.

-¡Vean si es escarbador
Este Pollo! ¡Virgen mía!
Si es pura chafalonía...
-¡Eso sí, siempre pintor!
-Se la gané a un jugador
Que vino a echarla de güeno.
Primero le gané el freno
Con riendas y cabezadas,
Y en otras cuantas jugadas
Perdió el hombre hasta lo ajeno.

¿Y sabe lo que decía
Cuando se vía en la mala?
El que me ha pelao la chala
Debe tener brujería.
A la cuenta se creería
Que el Diablo y yo...
¡Callesé!
¿Amigo, no sabe usté
Que la otra noche lo he visto
Al demonio?
-¡Jesucristo!
-Hace bien, santigüesé,
-¡Pues no me he de santiguar!

Con esas cosas no juego;
Pero no importa, le ruego
Que me dentre a relatar
El cómo llegó a topar
Con el malo. ¡Virgen santa!
Sólo el pensarlo me espanta...
-Güeno, le voy a contar
Pero antes voy a buscar
Con qué mojar la garganta.

El Pollo se levantó
Y se jué en su colorao,
Y en el overo rosao
Laguna al agua dentró.
Todo el baño que le dió
Jué dentrada por salida
Y a la tosca consabida
Don Laguna se volvió
Ande a Don Pollo lo halló
Con un frasco de bebida.

-Larguesé al suelo, cuñao
Y vaya haciéndose cargo,
Que puede ser más que largo
El cuento que le he ofertao.
Desmanée el colorao,
Desate su maniador,
Y en ancas, haga el favor
De acollararlos...
-Al grito:
¿Es manso el coloradito?
-¡Ese es un trebo de olor!

-Ya están acollaraditos...
-Dele un beso a esa giñebra:
Yo le hice sonar de una hebra
Lo menos diez golgoritos...
-Pero esos son muy poquitos
Para un criollo como usté,
Capaz de prenderselé
A una pipa de lejía...
-Hubo un tiempo en que solía...
-Vaya, amigo, larguesé.

 


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