REVOLUCIÓN
RADICAL
El 4 de febrero de 1905
Por
Elena Luz González Bazán especial para
Villa Crespo Digital
14
de febrero del 2017
Antes
de estos días, los radicales habían sufrido
fracturas y dispersión. En 1890 y 1893 y luego
de los fallidos alzamientos había llegado un
proceso de debilidad, a todo esto se sumaba el suicidio
de un referente como era el líder Leandro N.
Alem producido en 1896.
La Unión Cívica Radical quebrantada, debía
sobrellevar la disputa entre Bernardo de Irigoyen e
Hipólito Yrigoyen, que terminó por desactivar
el nuevo partido.
La reorganización del partido vendrá de
la mano de la entrada en el nuevo siglo y en la figura
del conocido como el Peludo Yrigoyen. Este comenzará
su reconstrucción y su figura comenzará
a agigantarse, ya que unía el carisma que desplegaba
y un temperamento, se dice, algo esquivo, pero, Hipólito
Yrigoyen tenía cada vez más seguidores.
Con
todos los núcleos radicales organizados por el
país, Yrigoyen se pone a organizar lo que será
un levantamiento donde participan, además de
los radicales, oficiales jóvenes del ejército
y otros actores sociales más apegados a la ascendente
clase media.
La
proclama estará basada en desnudar al unicazo,
su gobierno, el mentor, Julio Argentino Roca y los vicios
que ya acumula el régimen conservador.
En
estos años, la inmigración era impresionante,
la composición social de nuestro país
modificaba y las grandes urbes se industrializaban al
calor del modelo agro exportador.
Los trabajadores y obreros inundaron las ciudades y
especialmente Buenos Aires, la novel Capital Federal
que llegó a albergar, según el censo de
1914, a un 49,2 por ciento de inmigración.
Además
había comerciantes, pequeños propietarios,
quienes vieron en Hipólito Yrigoyen una alternativa
política válida.
En
1905, estaba en la presidencia Manuel Quintana, por
tal motivo, los radicales decidieron que era el momento
oportuno para la revolución.
El
proceso rebelde se inicia en la madrugada del 4 de febrero
en Buenos Aires; en ese momento se quiso tomar el Arsenal
de Guerra, sin embargo, el intento fue sofocado y los
alzados sólo lograron ocupar algunas comisarías
de la Capital Federal por sólo ese día.
En
cambio, los radicales de Córdoba, Rosario, Bahía
Blanca y Mendoza tuvieron mayor éxito, aunque,
el día 8 de febrero ya no había focos
revolucionarios. Muchos activistas fueron apresados
y enviados al penal de Ushuaia; otros huyeron hacia
países vecinos.
Hipólito
Yrigoyen se presentó en el mes de mayo ante la
justicia declarándose único responsable
de la revolución. Al año siguiente una
Ley del Congreso otorgó el indulto a todos ellos.
A
pesar del fracaso, Yrigoyen se convirtió desde
entonces en el líder indiscutido del radicalismo
y capitalizó el movimiento social emergente.
Mientras, en el PAN, que hasta entonces gobernaba, se
evidenciará la fractura entre los seguidores
de Roca y aquellos moderados que terminarían
triunfando, liderados por Carlos Pellegrini y Roque
Sáenz Peña.
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