PÁGINA PRINCIPAL / MAPA DEL SITIO / BUSCADOR DE NOTICIAS

 

	LEONIE DUQUET MONJA FRANCESA DETENIDA DESAPARECIDA 30 DE AGOSTO DEL 2005: IDENTIFICAN SUS RESTOS Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital 6 de agosto del 2018 * La justicia de Argentina  confirma, en agosto del 2005, el hallazgo del cadáver de la religiosa francesa Leonie Duquet, la que fuera secuestrada en 1977 por grupos de tareas al mando de Alfredo Astiz, el exmarino condenado en ausencia por un tribunal de París por este crimen. La antropóloga forense Silvana Turner, del equipo que realizó la identificación, sostuvo que el cadáver tenía una lesión provocada por una caída de altura, un dato confirmatorio  de su muerte, tenía 61 años cuando la secuestran y desaparecen.. Alfredo Astiz, sentenciado a cadena perpetua por la justicia francesa, en 1990, cumple actualmente prisión preventiva en Argentina por la causa de la desaparición de Duquet y otras también referidas a violaciones de los derechos humanos, reactivadas gracias a la anulación en el 2003 de las leyes que a fines de los años 80 alejaron a los uniformados de los tribunales. Horacio Méndez Carreras, abogado de la familia Duquet, recordó que el secuestro se hizo “para proteger a Astiz”, quien estaba “preocupado” por la repercusión internacional que había ganado un operativo de mayor magnitud perpetrado dos días antes contra otra religiosa francesa y activistas humanitarias. “Quería borrar todo testimonio en su contra”, aseguró el letrado. Méndez Carreras quien se desempeñó como director de la dirección de Derechos Humanos de la cancillería argentina, aclaró que hasta ahora se confirmó sólo el cadáver de Duquet, no así el de su compañera Alice Domon, la otra monja de la misma nacionalidad secuestrada dos días antes. Sin embargo, los dos casos están muy vinculados. HACIENDO UN POCO DE HISTORIA En plena etapa dictatorial, en 1977, Alfredo Astiz, el llamado ángel rubio,  se hizo pasar por Gustavo Niño, este era un supuesto hermano de un detenido-desaparecido y, como tal, se reunía con familiares de otras víctimas de la dictadura en la iglesia de la Santa Cruz en la ciudad de Buenos Aires. Le bastó poco tiempo de observación y estar involucrado con los familiares y amigos de detenidos desaparecidos para que el 8 de diciembre de ese año, día simbólico en materia religiosa, si los hay, llevaran adelante, a la salida de la iglesia, el operativo que levantó en dos autos a una decena de familiares de desaparecidos. LAS SECUESTRADOS Estaba la monja Alice Domon, que por su condición de monja francesa hizo que su desaparición cobrara notoriedad internacional y en particular en Francia. Además estaban las madres: Esther Ballestrino y María Eugenia Ponce que contribuyeron a fundar la asociación Madres de Plaza de Mayo. A los dos días, otros dos operativos con la actuación de los grupos de tareas de la marina levantan, en la jerga represiva, a la presidenta de esa entonces incipiente agrupación, Azucena Villaflor y a Leonie Duquet, la otra monja francesa, en esta oportunidad de la  parroquia, San Pablo, ubicada en la localidad de Ramos Mejía, en la provincia de Buenos Aires. El abogado Méndez Carreras entiende que Duquet fue secuestrada para que no revelara lo que sabía de la desaparición de Domon y de las otras mujeres. Según relatos de sobrevivientes, los cuales se pueden constatar en el informe de la Conadep y en otras declaraciones, las dos monjas y las madres de Plaza de Mayo fueron llevadas a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el simbólico centro de detención y torturas que operaba de modo clandestino en esa época en Buenos Aires, el más importante que manejaba la marina, por donde se calculan pasaron unos 5.000 detenidos desaparecidos. En los testimonios brindados se coincide sobre las atroces torturas que sufrieron las monjas francesas, las madres y que luego existió el denominado traslado, que en la jerga de la represión era la muerte, esta se llevó adelante por fusilamientos, vuelos o bien otras formas para luego engrosar las tumbas NN. En el caso de los vuelos de la muerte, el que aporta datos importantes es el militar Alfredo Silingo. Pero antes de trasladarla les toman fotos donde se las ve con la bandera de la agrupación guerrillera Montoneros. La fotografía fue un montaje orquestado por los marinos como parte de la misma estrategia de disimular la responsabilidad de Astiz en el episodio, así es relatado por un sobreviviente de la ESMA a un periodista nacional. El Equipo Argentino de Antropología Forense comienza a indagar en pistas que llevaron hasta el cementerio de General Lavalle, en la zona oriental de la provincia de Buenos Aires, donde había una fosa común con cuerpos enterrados sin identificar desde diciembre de 1977. También existieron las declaraciones de pobladores del balneario Santa Teresita, a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, donde habían aparecido los cadáveres, estos afirmaron o dijeron en forma extra oficial que sus sospechas eran que podían tratarse de restos de prisioneros clandestinos. Con los años y el conocimiento más público de lo sucedido durante la última dictadura hizo que muchos ciudadanos fueron divulgando sus experiencias en materia de actividades nocturnas y extrañas, como la apertura de tumbas que eran selladas, el trajinar de civiles y militares por zonas menos transitadas y otros rumores que se sumaron de aquellos años. Por otro lado, los otros tres cuerpos hallados correspondían a Villaflor, Ballestrino y Ponce, las tres madres de desaparecidos secuestradas entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. La justicia argentina procesó a Alfredo Astiz por estos crímenes en 1985, pero luego el Congreso sancionó la ley de obediencia debida que le permitió a él y a otros miles de uniformados acusados de similares delitos quedar libres de proceso, en el Informe de la Conadep aparecen unos 1.800 implicados, cifra que ha crecido en estos años. En agosto del 2003, el parlamento anuló las dos normas en cuestión, lo cual ha reactivado las causas por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, entre ellas todas las que involucran al ex capitán de navío Astiz. La justicia francesa, ante la negativa de Argentina a extraditarlo, lo juzgó en ausencia y lo condenó en 1990.   Aquel 20 de diciembre de 1977 comienzan a aparecer cadáveres provenientes del mar, de las playas de la provincia de Buenos Aires, entre ellos, Santa Teresita o Mar del Tuyú. Cuando los médicos policiales examinaron los cuerpos registraron que eran cuerpos que se habían golpeado contra objetos duros desde gran altura, por las fracturas óseas. No se hicieron como era de esperar otras indagaciones y las autoridades locales los enterraron como NN en el cementerio de General Lavalle, donde fue encontrada la religiosa Duquet.   En 1984, en ese cementerio y por las causas e investigaciones: Conadep y Juicio a las Juntas, en dicho cementerio se llevaron adelante excavaciones, allí se encontraron con gran cantidad de restos óseos, eran cadáveres hallados en las playas de San Bernardo y Lucila del Mar. Los restos luego de ser un testimonio en el Juicio a las Juntas, se guardaron en 16 bolsas.   El trabajo del entonces juez Horacio Catan hizo que acumulara un archivo de 40 metros cuadrados con pruebas, algo que comenzó en 1995. En el 2003 el intendente de General Lavalle le informa al juez que hay nuevas tumbas NN en el cementerio. Con el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) se descubrieron dos líneas de tumbas, una encima de la otra. Fueron hallados 8 esqueletos, 5 mujeres, 2 hombres y uno dudoso.   Casi un mes después, el 25 de septiembre del 2005, Leonie Duquet fue enterrada en el Jardín de la Iglesia Santa Cruz, en la ciudad de Buenos Aires, allí también las madres de Plaza de Mayo: María Ponce de Bianco y Esther Ballestrino de Careaga, la activista de derechos humanos Ángela Auad. Las cenizas de Azucena Villaflor, como se recordará, fueron esparcidas en la Plaza de Mayo.  * 5 de agosto del 2010. Actualizada el 21 de julio del 2015. Ampliado y actualizado. FUENTES: varias y propias. AUTORA DE: MUJER, SOCIEDAD Y POLÍTICA.   Caracteres: 8136