La primera fundación de Buenos
Aires tuvo lugar en marzo de 1536, fue llevada adelante
por Don Pedro de Mendoza (1487-1537), quien fuera designado
por Carlos V como adelantado, "para conquistar
y poblar las tierras que hay en el Río de Solís,
llamado de la Plata". No se sabe con certeza el
lugar exacto en el cual fundó la ciudad, no se
ha encontrado el acta de fundación.
En esta zona estaban los indígenas
querandíes, chanás, mbeguás, charrúas
y guaraníes, estos vivían en los alrededores.
La actitud de los pueblos parece haber sido amistosa;
en tal sentido, las huestes de Pedro de Mendoza y los
originarios proceden al intercambio de mercancías
españolas a cambio de alimentos provenientes
de la caza y la pesca; pero, repentinamente, optaron
por interrumpir el contacto y el alimento empezó
a escasear entre los españoles.
La resolución era clara, someter a los querandíes,
por ello, Pedro de Mendoza organizó una expedición
militar al mando de su hermano, Diego de Mendoza, esta
es derrotada en las márgenes del río Luján.
El 15 de junio de 1536, tuvo lugar una cruel batalla
entre los españoles y los originarios Querandíes.
Con muertes en ambos bandos, algunos afirman que fueron
40 los españoles muertos y unos 1.000 indígenas,
pero, la realidad es que luego de esta cruel batalla,
los querandíes se aliaron con otros pueblos y
destruyeron la recién fundada ciudad.
Antes de que esto sucediera, el final anunciado, Buenos
Aires quedó a merced del hambre y de los esporádicos
ataques de los querandíes.
Sobre fines de junio, los querandíes
inician el cerco a Buenos Aires y la situación
de supervivencia empeoró para los españoles.
Los originarios fueron finalmente dispersados pero en
la refriega murieron cerca de mil expedicionarios. Gravemente
enfermo, Pedro de Mendoza, delegó el mando del
poblado al capitán Francisco Ruiz Galán
hasta que Ayolas regresara. Magallanes regresa a España
en abril de 1537.
La conquista del Río de la Plata quedó
en manos de Ayolas y por el resto de los hombres que
formaron parte de la expedición original de Pedro
de Mendoza, estos continuaron la conquista.
Enrique Larreta afirma en Las dos fundaciones de Buenos
Aires: Eso será en otras partes. Cuanto a los
de esta nación, en vez de espantarse del caballo,
nos lo cogen con un aparejo de bolas de piedra que ellos
usan para cazar camellos.
¿Camellos? ¿Qué los hay también
aquí?
Yo no los vide, sino de lejos; pero los hay; sólo
que son más menudos y sin joroba, y muy corredores.
Algunas cosas excepcionales en la expedición
de Mendoza fue la presencia de las mujeres, si bien
esto no era permitido, muchas de las que arribaron a
estas tierras lo hicieron disfrazadas de hombres.
Nuevamente Larreta afirma: En la expedición de
Mendoza, como gran excepción, vinieron muchas
mujeres. Estaba prohibido. Algunas se embarcaron con
disfraz y conservaron siempre el traje varonil.
En los momentos duros llevaban daga y estoque.
En una carta de Isabel de Guevara que escribe a la princesa
Juana, gobernadora de España, en ausencia de
su hermano Enrique II, le describe la hambruna que sufren
en el puerto de Santa María de Buenos Aires.
No nos quedaban ni ratas ni ratones ni culebras ni sabandija
alguna que nos remediara en nuestra gran necesidad e
inaudita mísera.
Llegamos a comernos los zapatos y cueros
todos, afirma Thon Pietro de Montosa en el cuento de
los ahorcados.
Siguiendo con la carta de Isabel se dicen otras cosas:
Estamos a orillas del Riachuelo: Vinieron los hombres
en tanta flaqueza, que todos los travajos cargaron de
los pobres mugeres, así en lavarles las ropas
como en curarles, hacerles de comer lo poco que tenían,
alimpiarlos, hacer sentinela, rondar los fuegos, armas
las ballestas, queando alguna vez los yndios les venían
a dar guerra… dar arma por el campo a bozes, sargenteando
y poniendo en orden los soldados; porque en este tiempo,
como las mugeres nos sustentamos con poca comida, no
havíamos caydo en tanta flaqueza como los hombres.
Más adelante escribe:
Pasada esta tan peligrosa tubonada,
determinaron subir el rio arriba, así flacos
como estavan, y en entrada de ynvierno, en dos bergantines,
los cpocos que quedaban vivos; las fatigadas mugeres
los curvan y los miravan y les gusavan la comida, trayando
la leña a cuestas de fuera del navío y
animándolos con palabras varoniles que no se
dejasen morir, que pronto darían en tierra de
comida, metiéndolos a cuestas en los bergantines
con tanto amor como si fueran sus propios hijos, y como
llegamos a una generación de yndios que se llamaban
timbues, señores de mucho pescado, de nuevo,
le servíamos en buscarles diversos modos de guisarlo
por que no les diese en rostro. *
Las partes de la carta están textuales, su ortografía
es de la época, es castellano antiguo.
Pedro de Mendoza muere en la carabela
Magdalena cuando regresa a España, era el 23
de junio de 1537, habían pasado casi tres años
desde el momento que emprende el viaje, el 24 de agosto
de 1534, de San Lucar de Barrameda, nombrado adelantado
el 21 de mayo de 1534 * el monarca firma en Toledo las
capitulaciones que le otorgan a don Pedro de Mendoza
el título de adelantado, gobernador y capitán
general de los territorios a conquistar entre los 25º
y 36º de latitud sur.
Los adelantados eran oficiales del
rey, un oficial de la Corona castellana durante la Baja
Edad Media tuvo competencias judiciales y gubernativas.
Emplazamiento de la primera ciudad
El primer fuerte parece que estuvo en algunos posibles
lugares:
En las inmediaciones de Parque Lezama.
La Vuelta de Rocha en La Boca.
Alto de San Pedro en la actual Plaza San Martín.
Sector elevado del Parque Patricios.
FUENTES: Propias y autores diversos
* Libro BUENOS AIRES CIUDAD INDUSTRIAL,
VILLA CRESPO CASO TESTIGO