FERROVIARIOS
DETENIDOS DESAPARECIDOS |
Por
Juan Carlos Cena * especial para Villa Crespo Digital
24
de marzo del 2011
EN
LUGAR DE OFRENDARLES HOMENAJE QUIERO RENDIRLES CUENTA
La represión
al movimiento obrero ferroviario es un vector que nos atraviesa en toda
nuestra historia. Después del golpe de 1955 se inicia una ofensiva
siniestra contra el movimiento obrero, misma que se acentúa en
los ferroviarios cuando nos movilizan militarmente en 1958, luego el
Plan Conintes, más tarde durante la huelga de 1961 en la resistencia
contra el Plan Larkin y así llegando a la dictadura de Onganía
donde nos militarizan a través del decreto 5324, luego la triple
A. Acá desaparece nuestro primer compañero, Raúl
Lechesi de Tafí Viejo, continuando el terror durante la dictadura
militar, 90 compañeros sufren persecución y muerte en
ese tiempo.
“Sus
muertes anticiparon todo el dolor y el espanto, la injusticia y la miseria
que se nos vino encima. La destrucción sistemática del
país del pleno empleo y el estado como garante de los derechos
universales de todos sus ciudadanos, para instalar un modelo económico
social y político que ustedes no pueden imaginar: un país
100 veces peor que aquel que queríamos cambiar. Fue un proceso
largo que se inició con el golpe gorila del 55, se perfeccionó
a sangre y fuego con la dictadura del 76 y culminó y se consolidó
con la democracia” Nos dice Susana Ure en su discurso de Mar del
Plata rindiendo cuentas a sus compañeros.
Compañeros:
recordemos como resistimos juntos la dictadura, con fiereza levantando
las banderas de la emancipación obrera y popular, luego, durante
las democracias relativas continuamos enarbolándolas hasta que
vino la contra reorganización nacional de Menem, que puso en
marcha un viejo objetivo del imperio. Con ese empujón nos hicieron
retroceder detrás de la Revolución Francesa, tiempos en
que se luchaba por la igualdad, la fraternidad y la libertad, en nuestro
territorio estas premisas desaparecían.
Así es compañeros, resistimos y resistimos. Fuimos derrotados,
pero no vencidos. Les informo que como derrotados hemos intentado reorganizarnos
una y otra vez. Al principio, ese acto tenía como fin, rescatarnos
nosotros primero, los menos golpeados que veniamos de otras lidias,
en base a principios que siempre sustentamos, que nos metieron a fierro
caliente nuestros antíguos compañeros, luego, rescatar
uno a uno los compañeros que eran casi hombres-escombros y ahí
no más volver a organizarnos. Reconstruirnos y organizarnos fueron
las maneras adoptadas. La primera forma fue el Mo.Re.Fe (Movimiento
de Recuperación Ferroviaria) allá por 1996 y después,
avanzado territorialmente, el Mo.Na.Re.FA.(Movimiento Nacional por la
Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos).
Muchos
compañeros derrotados, aunque recuperados, al tiempo fueron vencidos
a través de las prebendas, canonjías, ascensos. El armamento
de la corrupción operaba sobre los más débiles.
También el miedo y el terror operaron sobre la comunidad ferroviaria
¡Si lo sabrán ustedes! En ese abandono dejaron, a los pies
del sistema corrupto, banderas, principios y escudo. Algunos abandonaron
amistades, credos, códigos de comportamientos amasados en un
tiempo espacial de 150 años.
Fuimos derrotados por la traición y la deserción de una
sociedad que abandonaba rápidamente los principios más
elementales esperando arrodillada los líquidos sagrados de la
copa derramada de esa nueva mentira del capitalismo, de que lo privado
era la esencia misma de las cosas. Que nada había que pensar,
todo venìa envasado.
El otro
factor de la derrota fue la desunión del movimiento obrero ferroviario
que venía de la dictadura con profundas grietas. Momentos aciagos
aquellos, donde ustedes que estaban en las primeras trincheras de las
primeras horas fueron desaparecidos. El factor unidad se rompió
y por esas endiduras penetró el enemigo con sus alimañas.
Rotura que hoy continúa.
La reorganización nacional ferroviaria fue brutal. Al ferrocarril
lo pararon y expulsaron al mismo tiempo a 85.000 compañeros.
Estos se constituyeron en desaparecidos sociales: desocupados. Algunos
se suicidaron, otros tomaron el camino del alcohol y así con
la desesperanza. Otros, volvieron a las luchas, dejaron de ser invisibles,
se concretaron en las nuevas resistencias. No fue sólo material
la derrota sino peor: fue política y cultural. Generando cambios
significativos en las organizaciones gremiales y en la disposición
de lucha de los pocos trabajadores que quedaron en el ferrocarril.
Ya me
he referido al papel de los intelectuales, pero me repito. Si ustedes
los hubieran visto y escuchados como los hubieran puteados. Muchos fueron
escribas de los que diseñaron este desastre, y hoy pretenden
montarse de nuevo en la cuestión ferroviaria. “En nuestro
país también están estos intelectuales y politólogos
que salen de nuestras filas, porque este lenguaje ideológico
no caló en la derecha sino en los sectores progresistas y de
izquierda” Idem Susana Ure.
Asumimos
la derrota, con orgullo les rindo cuentas de esta contienda, también,
en nombre de los otros resistentes no nos quitaron ni las palabras ni
los sueños, los mismos sueños que soñamos en esos
ayeres hermosos cuando discutiamos con ustedes hasta quedar roncos,
afónicos en ese ir y venir de la crítica y autocrítica,
todo un ejercicio correctivo para un mejor edificar. Eso ya no existe
en estos tiempos. Disentir es ser casi traidor, cómplice de fuerzas
extrañas. Intolerancia que abarca a la derecha y a la izquierda,
ni hablemos del progresismo pacato. Fenómeno sectario que ya
se vislumbraba en las huelgas de 1991 y 1992.
A pesar
de la derrota, y las insistencias, aún no hemos podido encontrar
el camino de la unidad, nos seguimos dividiendo y separando entre nosotros.
Somos en lo político la expresión de la fragmentación
social y a pesar de pertenecer a un todo, no tenemos capacidad para
juntar los pedazos. Somos un gigantesco archipiélago, a pesar
de ello, continuaremos con los empecinamientos de querer ser un continente.
Compañeros, no quería recordarlos, únicamente,
sino rendirles cuentas e informarles sobre las cuentas pendientes y
que la lucha continúa. Recordarlos a ustedes es revivir esas
épocas, es no renunciar a los valores que nos guiaban, sabernos
herederos de luchas más antiguas, ser solidarios, estar atentos
y en guardia contra la absurda imagen del mundo que se nos muestra y
las falsas promesas empleadas para justificar la necesidad criminal
de vender y la ávida necesidad de consumir. Estamos luchando
para volver a tener esperanza y utopías. Como dice Ernesto Cardenal
“somos soldados derrotados de una causa invencible”.
Publicado
en FERROVIARIOS, SINFONÍA DE ACERO Y LUCHA.
•
Miembro fundador del MONAREFA – MOVIMIENTO NACIONAL POR LA RECUPERACIÓN
DE LOS FERROCARRILES ARGENTINOS.
• Autor de EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR, EL FERROCIDIO,
FERROVIARIOS, SINFONÍA DE ACERO Y LUCHA, entre otros libros
• Secretario General de APDFA Organismo Central (1984-1989).
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