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13 Diciembre, 2021 17:50
DERECHOS HUMANOS - FERROVIARIO DETENIDOS DESAPARECIDOS
 
 

 

FERROVIARIOS DETENIDOS DESAPARECIDOS

Por Juan Carlos Cena * especial para Villa Crespo Digital

24 de marzo del 2011

EN LUGAR DE OFRENDARLES HOMENAJE QUIERO RENDIRLES CUENTA

La represión al movimiento obrero ferroviario es un vector que nos atraviesa en toda nuestra historia. Después del golpe de 1955 se inicia una ofensiva siniestra contra el movimiento obrero, misma que se acentúa en los ferroviarios cuando nos movilizan militarmente en 1958, luego el Plan Conintes, más tarde durante la huelga de 1961 en la resistencia contra el Plan Larkin y así llegando a la dictadura de Onganía donde nos militarizan a través del decreto 5324, luego la triple A. Acá desaparece nuestro primer compañero, Raúl Lechesi de Tafí Viejo, continuando el terror durante la dictadura militar, 90 compañeros sufren persecución y muerte en ese tiempo.

“Sus muertes anticiparon todo el dolor y el espanto, la injusticia y la miseria que se nos vino encima. La destrucción sistemática del país del pleno empleo y el estado como garante de los derechos universales de todos sus ciudadanos, para instalar un modelo económico social y político que ustedes no pueden imaginar: un país 100 veces peor que aquel que queríamos cambiar. Fue un proceso largo que se inició con el golpe gorila del 55, se perfeccionó a sangre y fuego con la dictadura del 76 y culminó y se consolidó con la democracia” Nos dice Susana Ure en su discurso de Mar del Plata rindiendo cuentas a sus compañeros.

Compañeros: recordemos como resistimos juntos la dictadura, con fiereza levantando las banderas de la emancipación obrera y popular, luego, durante las democracias relativas continuamos enarbolándolas hasta que vino la contra reorganización nacional de Menem, que puso en marcha un viejo objetivo del imperio. Con ese empujón nos hicieron retroceder detrás de la Revolución Francesa, tiempos en que se luchaba por la igualdad, la fraternidad y la libertad, en nuestro territorio estas premisas desaparecían.
Así es compañeros, resistimos y resistimos. Fuimos derrotados, pero no vencidos. Les informo que como derrotados hemos intentado reorganizarnos una y otra vez. Al principio, ese acto tenía como fin, rescatarnos nosotros primero, los menos golpeados que veniamos de otras lidias, en base a principios que siempre sustentamos, que nos metieron a fierro caliente nuestros antíguos compañeros, luego, rescatar uno a uno los compañeros que eran casi hombres-escombros y ahí no más volver a organizarnos. Reconstruirnos y organizarnos fueron las maneras adoptadas. La primera forma fue el Mo.Re.Fe (Movimiento de Recuperación Ferroviaria) allá por 1996 y después, avanzado territorialmente, el Mo.Na.Re.FA.(Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos).

Muchos compañeros derrotados, aunque recuperados, al tiempo fueron vencidos a través de las prebendas, canonjías, ascensos. El armamento de la corrupción operaba sobre los más débiles. También el miedo y el terror operaron sobre la comunidad ferroviaria ¡Si lo sabrán ustedes! En ese abandono dejaron, a los pies del sistema corrupto, banderas, principios y escudo. Algunos abandonaron amistades, credos, códigos de comportamientos amasados en un tiempo espacial de 150 años.
Fuimos derrotados por la traición y la deserción de una sociedad que abandonaba rápidamente los principios más elementales esperando arrodillada los líquidos sagrados de la copa derramada de esa nueva mentira del capitalismo, de que lo privado era la esencia misma de las cosas. Que nada había que pensar, todo venìa envasado.

El otro factor de la derrota fue la desunión del movimiento obrero ferroviario que venía de la dictadura con profundas grietas. Momentos aciagos aquellos, donde ustedes que estaban en las primeras trincheras de las primeras horas fueron desaparecidos. El factor unidad se rompió y por esas endiduras penetró el enemigo con sus alimañas. Rotura que hoy continúa.
La reorganización nacional ferroviaria fue brutal. Al ferrocarril lo pararon y expulsaron al mismo tiempo a 85.000 compañeros. Estos se constituyeron en desaparecidos sociales: desocupados. Algunos se suicidaron, otros tomaron el camino del alcohol y así con la desesperanza. Otros, volvieron a las luchas, dejaron de ser invisibles, se concretaron en las nuevas resistencias. No fue sólo material la derrota sino peor: fue política y cultural. Generando cambios significativos en las organizaciones gremiales y en la disposición de lucha de los pocos trabajadores que quedaron en el ferrocarril.

Ya me he referido al papel de los intelectuales, pero me repito. Si ustedes los hubieran visto y escuchados como los hubieran puteados. Muchos fueron escribas de los que diseñaron este desastre, y hoy pretenden montarse de nuevo en la cuestión ferroviaria. “En nuestro país también están estos intelectuales y politólogos que salen de nuestras filas, porque este lenguaje ideológico no caló en la derecha sino en los sectores progresistas y de izquierda” Idem Susana Ure.

Asumimos la derrota, con orgullo les rindo cuentas de esta contienda, también, en nombre de los otros resistentes no nos quitaron ni las palabras ni los sueños, los mismos sueños que soñamos en esos ayeres hermosos cuando discutiamos con ustedes hasta quedar roncos, afónicos en ese ir y venir de la crítica y autocrítica, todo un ejercicio correctivo para un mejor edificar. Eso ya no existe en estos tiempos. Disentir es ser casi traidor, cómplice de fuerzas extrañas. Intolerancia que abarca a la derecha y a la izquierda, ni hablemos del progresismo pacato. Fenómeno sectario que ya se vislumbraba en las huelgas de 1991 y 1992.

A pesar de la derrota, y las insistencias, aún no hemos podido encontrar el camino de la unidad, nos seguimos dividiendo y separando entre nosotros. Somos en lo político la expresión de la fragmentación social y a pesar de pertenecer a un todo, no tenemos capacidad para juntar los pedazos. Somos un gigantesco archipiélago, a pesar de ello, continuaremos con los empecinamientos de querer ser un continente.
Compañeros, no quería recordarlos, únicamente, sino rendirles cuentas e informarles sobre las cuentas pendientes y que la lucha continúa. Recordarlos a ustedes es revivir esas épocas, es no renunciar a los valores que nos guiaban, sabernos herederos de luchas más antiguas, ser solidarios, estar atentos y en guardia contra la absurda imagen del mundo que se nos muestra y las falsas promesas empleadas para justificar la necesidad criminal de vender y la ávida necesidad de consumir. Estamos luchando para volver a tener esperanza y utopías. Como dice Ernesto Cardenal “somos soldados derrotados de una causa invencible”.

Publicado en FERROVIARIOS, SINFONÍA DE ACERO Y LUCHA.

• Miembro fundador del MONAREFA – MOVIMIENTO NACIONAL POR LA RECUPERACIÓN DE LOS FERROCARRILES ARGENTINOS.
• Autor de EL CORDOBAZO, UNA REBELIÓN POPULAR, EL FERROCIDIO, FERROVIARIOS, SINFONÍA DE ACERO Y LUCHA, entre otros libros
• Secretario General de APDFA Organismo Central (1984-1989).

Caracteres: 6999

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