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DE MAYO DE 1890 / HO CHI MINH
Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital
14
de mayo del 2015
Nace Ho Chi Minh, político vietnamita, destacado por
su lucha contra el dominio colonial francés.
Su verdadero nombre era Nguyen Tat Than, pero la clandestinidad
de toda la vida le obligó utilizar apodos diferentes
para escapar de la persecución policial. El nombre de
Ho Chi Minh significaba El que ilumina; otras veces se hizo
llamar Nguyen Ai Quoc, El patriota.
Era hijo de un médico herborista de
Nghe An, enemigo del colonialismo francés, que había
invadido Vietnam en 1860. Estudió en Hué y Saigón,
hasta que en 1912 emigró como mozo en un paquebote francés.
Fue un largo viaje de veinte meses de puerto en puerto hasta
que arribó a Londres, donde trabajó en el hotel
Carlton durante tres años.
De allí fue a París, donde trabajó
como retocador de fotografías. Conoció a Chou
En Lai, León Blum, Marcel Cachin y Longuet (sobrino de
Carlos Marx), entre otros destacados dirigentes del movimiento
obrero internacional. Se afilió al Partido Socialista
Francés, adherido a la Internacional Comunista. Comenzó
a escribir en L’Humanité, y luego fundó
el periódico El Paria.
De París se trasladó a Moscú,
donde participó en varios Congresos de la Internacional
Comunista. Más tarde viajó a China como traductor
y ayudante de Borodin, consejero del Kuomintang.
Se incorporó a la escuela militar de
Huangpu, donde aprendió el arte de la guerra revolucionaria.
El director era el coronel Chiang Kai Shek y el jefe del departamento
político era Chou En Lai. En 1927, cuando Chaing Kai
Shek traicionó a la causa revolucionaria con una enorme
matanza, Ho consiguió huir y siguió en la clandestinidad
organizando la revolución en Birmania, impulsando huelgas,
motines y levantamientos armados en China, en Siam, y pasando
de cárcel en cárcel y de tortura en tortura.
En 1930 Ho Chi Minh fundó en Hong Kong
el Tanh Nien o Partido Comunista de Vietnam.
Durante la segunda guerra mundial Japón
ocupó Vietnam. Ho regresó clandestinamente a su
país 28 años después de su partida y luchó
en la guerrilla durante cinco años.
Hacia fines de la guerra mundial funda el Vietnam
Doc Lap Dong Minh Hoi (Frente para la liberación de Vietnam),
más conocido por Vietminh. También crea un ejército
guerrillero dirigido por Vo Nguyen Giap, uno de los generales
revolucionarios más brillantes del mundo.
Concluida la guerra y derrotados los japoneses,
los planes imperialistas para la región no contemplaban
la independencia sino un nuevo reparto del mundo, que en el
caso de Vietnam suponía que los nacionalistas chinos
del Kuomintang ocuparían el norte del país, mientras
los ingleses el sur. Pero los franceses querían recuperar
sus dominios coloniales y volvieron a invadir el país,
mientras los guerrilleros vietnamitas rechazaron a los chinos
en el norte y liberaron aquella zona.
El
2 de septiembre de 1945 Ho Chi Minh lanzó su llamamiento:
“Desde hace más de ochenta años la banda
de colonialistas franceses, bajo los tres colores que simbolizan
la libertad, la igualdad y la fraternidad, ha ocupado nuestro
territorio y oprimido nuestro pueblo. [...] Los franceses no
nos han dado ninguna libertad política, han instituido
una legislación bárbara, han creado más
prisiones que escuelas, han ahogado en sangre todas nuestras
revueltas, han pisoteado la opinión y utilizado la sangre
y el alcohol para embrutecer a nuestro pueblo”.
El Vietminh organizó la insurrección
general, logró la independencia nacional y fundó
la República Democrática de Vietnam.
Al retornar los colonialistas franceses se
desató una nueva y cruenta lucha del pueblo vietnamita
que se prolongó nueve años. Francia, cuando comenzó
a perder la guerra, pidió y obtuvo el apoyo norteamericano.
En 1954 los franceses son derrotados en la batalla decisiva
de Dien Bien Phu. Dieciocho millones de compatriotas saludaron
a quien había abierto la brecha de la liberación
social y nacional. Ya era para todo el pueblo el tío
Ho.
A la guerra contra Francia sucedió la
guerra contra Estados Unidos, por lo que los vietnamitas derrotaron
sucesivamente a tres de las potencias imperiales más
poderosas: Francia, Japón y Estados Unidos. Estos no
escatimaron medios de destrucción masiva y bombardearon
cruelmente Vietnam del Norte: “Derrotados los yanquis
-diría Ho- construiremos una patria diez veces más
hermosa. Nuestro país tendrá el señalado
honor de ser una pequeña nación que, a través
de una lucha heroica, ha derrotado a dos grandes imperialismos-
el francés y el norteamericano- e hizo una digna contribución
al movimiento de liberación nacional”.
Nunca mostró inquietud por la desproporción
de fuerzas. Como revolucionario sabía que un ejército
popular es superior al mejor ejército moderno. Desde
el principio de la intervención declaró que los
Estados Unidos no serían capaces de soportar una guerra
popular prolongada: “En la lucha patriótica contra
la agresión norteamericana, en realidad tendremos que
soportar más dificultades y sacrificios, pero estamos
seguros de que obtendremos la victoria total”.
Sus palabras se cumplieron, aunque Vietnam
soportó años de atrocidades contra su población.
El territorio fue convertido en campo de criminales bombardeos
contra la población indefensa. Muchas décadas
después de la humillante retirada de Estados Unidos de
Vietnam el 30 de abril de 1975, el país aún sufre
las secuelas de la agresión. Desde 1961 hasta 1973, el
Pentágono arrojó sobre Vietnam y el vecino Laos
más de siete millones de toneladas de bombas y 100.000
toneladas de sustancias químicas tóxicas. Sobre
Vietnam se descargaron más bombas que las arrojadas durante
la segunda guerra mundial. En la guerra murieron cinco millones
de vietnamitas y 58.000 estadounidenses. Millones de personas
padecieron y todavía padecen los efectos del agente naranja,
un potente defoliante que tenía como objetivo arrasar
por completo la jungla del país para aislar a los guerrilleros.
Washington lanzó sobre un cuarto del territorio del país
unos 80 millones de litros de defoliante y napalm.
Ho
Chi Minh murió en Hanoi, el 2 de septiembre de 1969.
En su testamento dejó escrito: “Durante
toda mi vida, he servido con todas mis fuerzas y con todo mi
corazón a la Patria, a la Revolución y al Pueblo.
Ahora, si debo partir de este mundo, no hay nada que sienta
más que no poder servirlos más tiempo”.
El proceso liberador continuó. Cuando seis años
después de su muerte, los patriotas del Vietcong terminaron
de derrotar y expulsar a los invasores norteamericanos, los
tanques llevaban una pancarta: “Siempre marchas con nosotros,
Tío Ho”.
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