Redacción
Villa Crespo Digital
6
de cotubre del 2018
El lunfardo tiene larga data, seguramente las letras
del tango mejor lo reflejan.
Es
así que desde el año 2000, todos los
5 de septiembre, se celebra en Buenos Aires el Día
del Lunfardo.
Esta
iniciativa tiene que ver con el periodista Marcelo
Héctor Oliveri, miembro de la Academia Porteña
del Lunfardo, la fecha conmemora el día de
publicación de “Lunfardía”,
libro de José Gobello, cuya primera edición
fue en el año1953 que impulsó la valorización
y el interés lingüístico de la
jerga popular.
Se
afirma que el origen del habla popular de la Argentina
debe buscarse en las denominadas zonas marginales
de la sociedad de fines del siglo XIX, específicamente
en los sectores del hampa porteño.
No
es casual, entonces, que los primeros estudiosos
de la jerga fueran funcionarios policiales (como
Dellepiane o Fray Mocho) y que se la haya definido
como una “lengua de los delincuentes”.
La
palabra “lunfardo” tendría su
origen en el gentilicio “lombardo”,
término que llegó a ser sinónimo
de ladrón porque los lombardos fueron, en
el siglo XVIII, usureros y prestamistas, actividades
por entonces impopulares.
En
esta línea, José S Álvarez
“Fray Mocho”, en sus “Memorias
de un vigilante”, menciona el “Mundo
Lunfardo”, para citar un catálogo de
actitudes delictivas de su tiempo.
“Mi
noche triste”, de Pascual Contursi, es el
primer tango-canción que incluyó letras
lunfardas. En sus inicios, los tangos lunfardos
contaron la vida arrabalera y compadre.
Luego
de la crisis del 30, las letras comenzaron a mencionar
temas como la pobreza, el desempleo (aparece la
figura del linyera) y los valores desvirtuados del
“siglo XX cambalache”.
Entre
1933 y 1953, la jerga sufrió un ataque de
sectores conservadores de la sociedad, que rechazaban
su transmisión en el medio radiofónico.
Esta proscripción, cuyo momento más
fuerte fue en 1943 bajo el gobierno del GOU, hizo
que muchos tangos tuvieran que cambiar sus letras
y títulos: “El bulín de la calle
Ayacucho”, con letra de Celedonio Flores pasó
a llamarse “Mi cuartito”. La medida
sirvió para la burla en general.
FUENTES: varios, calendario porteño y propias.
Caracteres:
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