19 Julio, 2016 13:03
1º
DE MAYO / SAN JOSÉ OBRERO
4
de mayo del 2013
San José
es cabeza de la Sagrada Familia. El hombre en quien Dios confió
sus mas valiosos tesoros. Esposo de María Santísima, padre
virginal de Jesús. No hay en el cielo santo mas grande después
de su esposa, María.
La paternidad
de San José alcanza no sólo a Jesús sino a la misma
Iglesia, que continúa en la tierra la misión salvadora
de Cristo. El Papa Juan XXIII incorporó su nombre al Canon Romano,
para que todos los cristianos -en el momento en que Cristo se hace presente
en el altar- veneremos su memoria.
San José
Obrero, ruega por nosotros
FRANCISCO
DE ASIS
Producción
de Haydeé Dessal especial para Villa Crespo Digital
22
de abril del 2013
El
nuevo Papa ha recibido hacia las 11:00 de esté sábado
16/03 a periodistas, camarógrafos y reporteros gráficos
de todo el mundo que han cubierto el cónclave cardenalicio. Durante
el encuentro, Francisco fue ovacionado varias veces por los allí
presentes. Luego, él anunció que visitará al Papa
emérito Benedicto XVI en el Castel Gandolfo para compartir un
almuerzo con su predecesor. Y ante todos los medios internacionales,
el Papa ha explicado que ha elegido el nombre de Francisco en honor
a Francisco de Asís, no al jesuita Francisco Javier, el evangelizador.
Escultura
de Francisco de Asís, por Fernando Ortiz (Málaga, 1738).
Madera policromada Museo Nacional de Escultura, Valladolid. Escultura
barroca española. Escuela andaluza.
Más de 5.000 profesionales de prensa radio y televisión
llegaron a Roma para cubrir el Cónclave y la elección
del Pontífice católico. Ellos fueron recibidos por el
papa Francisco hoy sábado 16/03.
El Papa les reconoció la dificultad de transmitir al mundo un
proceso que no responde a lógicas con "categorías
mundanas" ni "naturaleza política", sino que se
trata del "Santo pueblo de Dios al encuentro de Jesucristo. Cristo
es el centro, no el sucesor de Pedro", subrayó.
Su Santidad ha aprovechado su intervención ante la prensa para,
saliéndose del mensaje que traía escrito, revelar cómo
escogió el nombre de Francisco para ejercer su ministerio.
Según explicó, se le sugirieron varios nombres, como Adriano,
en homenaje a las reformas que otro Adriano acometió en la Iglesia,
y Clemente XV, que, según el propio papa Francisco, habría
supuesto tomarse la revancha de la supresión por Clemente XIV
de la Compañía de Jesús, a la que Jorge Bergoglio
pertenece.
Sin embargo, durante el escrutinio del Cónclave, "cuando
la cosa se ponía peligrosa", el cardenal brasileño
Claudio Hummes le abrazó y besó y le recordó que
no abandonara a los pobres. En ese momento, relató el Pontífice,
le llegó hasta su corazón el nombre de Francisco de Asís,
"el hombre de la pobreza y de la paz".
El rol protagónico de Hummes en la elección de Jorge Bergoglio
como nuevo Papa ha sido comentado por el diario italiano Il Messaggero,
y reproducido por Urgente24. Hummes fue decisivo en el armado de la
red que permitió el triunfo abrumador de Bergoglio en la 5ta.
votación.
La audiencia con los acreditados de los medios de comunicación
culminó con una bendición, único momento en que
se ha expresado en español. Sin embargo, dijo que quería
dar la bendición "en silencio" para respetar a todos
aquellos que no pertenecen a la Iglesia Católica o no son creyentes,
aunque "sabiendo que cada uno es hijo de Dios".
Francisco de Asis
Acerca del nombre elegido por el Papa, corresponde una breve biografía.
Francesco d’Assisi (conocido también como "il poverello
d'Assisi" o "el pobrecillo de Asís"), nació
en Asís (Perugia, Umbría, Italia), entre 1181 y 1182,
y murió en igual lugar el 03/10/1226).
Él fue diácono, fundador de la Orden Franciscana y de
una otra orden, las Hermanas Clarisas, ambas surgidas bajo la autoridad
de la Iglesia Católica en la Edad Media.
En la sociedad de la época: el comienzo de las Cruzadas y el
incremento demográfico, influyeron en el incremento del comercio
y el desarrollo de las ciudades. La economía seguía teniendo
su base en la producción agropecuria, que tenía un modelo
feudal, pero los excedentes de su producción alimentaban el comercio.
No había comenzado la transición del feudalismo al capitalismo
y los estamentos privilegiados (nobleza y clero) eran dominantes, aunque
los burgueses (artesanos, mercaderes, profesionales liberales y comerciantes)
comenzaban su ascenso social. En la Iglesia Católica el debate
fue intenso, y hubo críticas a sacerdotes que se preocupaban
más por el crecimiento patrimonial y sus relaciones políticas
de conveniencia, que por la grey.
Y surgieron movimientos de rechazo a la creciente opulencia de la jerarquía
eclesiástica. Algunos fueron considerados herejes, como lo fue
el caso de los cátaros, quienes llegaron a rechazar los sacramentos,
las imágenes y la cruz ("No tendrás dioses ajenos
delante de mí. No te harás ídolo, ni semejanza
alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra,
ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás;
porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la
iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación
de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares, a los que
me aman y guardan mis mandamientos").
Otras organizaciones como la creada por Francisco de Asís y Domingo
de Guzmán, por el contrario, nacieron bajo sumisión a
la autoridad católica y fueron conocidas con el nombre genérico
de "los monjes mendicantes".
El relato
De acuerdo al relato católico, Asis fue hijo de un adinerado
comerciante textil de la ciudad, pasó a vivir bajo la más
estricta pobreza y observancia de los Evangelios. Y animaba a sus seguidores
a hacerlo de igual manera, lo que no fue aceptada por algunos de los
nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aun
así, Francisco no rechazó una reorganización.
Francisco nació Giovanni, en días en que la ciudad reclamaba
su autonomía del Sacro ImperioRomano Germánico, algo que
logró en 1197, pero desde 1201 comenzó otra guerra, contra
Perugia, apoyada por los nobles desterrados de Asís. En la batalla
de Ponte San Giovanni, en noviembre de 1202, Francisco fue hecho prisionero
y estuvo cautivo por lo menos un año.
Desde 1198 el pontificado también se hallaba en conflicto, y
Francisco formó parte del ejército papal bajo las órdenes
de Gualterio de Brienne contra los germanos.
De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia (1205), mientras
marchaba a pelear, cuando durante la noche escuchó una voz que
le recomendaba regresar a Asís, y volvió muy cambiado:
empezó a mostrar una conducta de desapego a lo terrenal.
El punto culminante de su transformación ocurrió cuando
convivió con los leprosos, a quienes tiempo antes le parecía
extremadamente amargo mirar. Se dedicó después a la reconstrucción
de la capilla de San Damián, para lo cual vendió un caballo
y mercancías de su padre en Foligno, regresó a San Damián
con el dinero y se lo ofreció al sacerdote, pero éste
lo rechazó.
Su padre, al darse cuenta de la conducta de su hijo, fue enojado en
su búsqueda, pero Francisco estaba escondido y no lo halló.
Un mes después él buscó a su padre. En el camino
a su casa, las personas con que se encontró lo recibieron mal
y, creyéndolo un lunático, le lanzaron piedras y lodo.
Su padre le reprendió severamente, lo encadenó y lo encerró
en un calabozo. Pero su madre lo liberó de las cadenas, y él
volvió a San Damián, donde fue a buscarlo su padre, quien
acudió a las autoridades civiles para que lo obligaran a regresar,
pero el joven rehusó hacerlo con el argumento de no pertenecer
ya a la jurisdicción civil, por lo que las autoridades dejaron
el caso en manos de la Iglesia.
Francisco se sometió al llamado de la autoridad eclesial. Ante
el requerimiento de devolver el dinero en presencia de su padre y el
obispo de Asís, de nombre Guido, también se despojó
de sus vestimentas ante los jueces, proclamando a Dios como su verdadero
Padre. El obispo le envolvió con su manto.
No se sabe cuántas iglesias en ruinas o deterioradas reconstruyó;
entre ellas, la capilla de la Porciúncula (“la partecita”,
llamada así porque estaba junto a una construcción mayor),
donde recibió la revelación definitiva de su misión,
probablemente el 24/02/1208, cuando escuchó estas palabras del
Evangelio de Lucas: "No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias,
ni se detengan a visitar a conocidos...".
Él cambió su afán de reconstruir iglesias por la
vida austera y la prédica del Evangelio. Al contrario de otros
grupos reformadores de la época, el suyo no era un mensaje de
descalificaciones ni anatemas.
Y consiguió 11 discípulos: Bernardo di Quintavalle, Pedro
Catani, Gil, Morico, Bárbaro, Sabatino, Bernardo Vigilante, Juan
de San Constanzo, Angelo Tancredo, Felipe y Giovanni de la Capella.
Hacia abril o mayo de 1209, Francisco se decidió a presentarse
ante el papa Inocencio III, para que le aprobara la primera regla de
la Orden.
Fue bajo la intervención del obispo Guido de Asís como
pudo tener audiencia con el Papa, quien, junto a ciertos cardenales
objetaban el programa franciscano por el peligro de crear otra organización
nueva, y en esas condiciones; pero bajo la influencia del cardenal Juan
de San Pablo y su apoyo, Francisco pudo tener una nueva audiencia para
que se considerara la aprobación de su hermandad de pobres.
El Papa por fin aprobó la regla verbalmente, al convencerse de
que la ayuda de un hombre como Francisco reforzaría la imagen
de la Iglesia con su prédica y su práctica del Evangelio.
No se conoce el contenido de esa 1ra. regla.
Fue por esa época, cuando fundó, junto a Clara de Asís,
la llamada 2da. orden.
Luego, él y sus acompañantes se ubicaron en un lugar llamado
Rivo Torto, donde convivieron con los campesinos locales y atendían
a leprosos; haciéndose llamar Hermanos Menores o Frailes Menores
(el nombre fundacional de la congregación es Ordinis Fratrorum
Minorum, abreviado O.F.M.).
Más tarde, buscó una sede pero el obispo Guido no le resolvió
el problema. En cambio el abad benedictino del Monte Subasio le ofreció
la capilla de la Porciúncula y un terreno adyacente.
Francisco aceptó, pero no como un regalo, sino que pagaba un
alquiler en canastas con peces.
A Egipto y Siria
En tiempos de reivindicación de las Cruzadas, él hizo
un intento de ir a Siria para la expansión del Evangelio en la
tierra de los llamados "infieles", a finales del año
1212 y en 1214, pero ambas empresas se frustraron.
Antes de 1215 el número de frailes se había incrementado,
no sólo en Italia sino en el sur de Francia y en los reinos de
España. Los franciscanos iban de 2 en 2 y convivían con
la gente común; además, establecían ermitas en
las afueras de las ciudades.
Durante el Concilio de Letrán, en 1215, la organización
adquirió un statu-quo lega.
En esa época, el cardenal Hugolino les ofreció a él
y a Domingo de Guzmán la posibilidad de formar cardenales de
las filas de sus órdenes. Francisco, según las crónicas
de Tomás de Celano, acorde con sus principios respondió:"Eminencia:
mis hermanos son llamados frailes menores, y ellos no intentan convertirse
en mayores. Su vocación les enseña a permanecer siempre
en condición humilde. Mantenedlos así, aún en contra
de su voluntad, si Vuestra Eminencia los considera útiles para
la Iglesia. Y nunca, os lo ruego, les permitáis convertirse en
prelados."
Bajo el pontificado de Honorio III en 1216, se promovió la indulgencia
plenaria a favor de todo aquel que visitara la iglesia de Santa María
de los Ángeles de Porciúncula. Obtuvo Francisco esa gracia
del Papa para que la peregrinación se realizara una vez al año,
pero bajo fuerte oposición, puesto que pocos lugares podían
disfrutar de tan alto privilegio.
Hacia 1219, ocurrieron las primeras discusiones internas respecto de
las normas de pobreza.
Algunos persuadieron al cardenal Hugolino para que hablara con Francisco,
a fin de que la orden fuera dirigida por hermanos "más sabios",
y de acuerdo con reglas como la de San Benito, a lo que él se
opuso, insistiendo en la forma de vida de simplicidad. La innovación
fue la organización de misiones a las llamadas "tierras
paganas".
El resultado del debate fue que él se embarcó hacia el
Oriente, pasando por Chipre, San Juan de Acre y Damieta en el delta
del Nilo, donde los cruzados estaban bajo la orden del duque Leopoldo
VI de Austria. Allí, Francisco los previno de que había
sido alertado por Dios de que no realizaran ningún ataque; ante
sus palabras, los soldados se burlaron de él. Pero la siguiente
batalla fue un desastre para los cruzados.
Francisco consideró que su misión era la conversión
de los musulmanes. Para ello se acompañó del hermano Illuminato
para adentrarse en esas tierras; al encontrarse con los primeros soldados
sarracenos fue golpeado, pero inmediatamente pidió ser llevado
ante el sultán de Egipto al-Malik al-Kamil.
Según las crónicas de Buenaventura, él invitó
a los ministros religiosos musulmanes a entrar con él en una
gran fogata para así demostrar qué religión era
la verdadera; los mulás rehuyeron la propuesta.
Francisco ofreció entrar solo y retó al Sultán
a que, si salía ileso, se convertiría al cristianismo
e incitaría a su pueblo a hacerlo; el príncipe rechazó
también esa posibilidad.
Pero, en reconocimiento, el sultán de Egipto entregó a
Francisco un cuerno de marfil tallado que fue el pasaporte en tierras
musulmanas y que se conserva en la Basílica de Asís.
Tiempo después, Francisco obtuvo del sultán al-Mu'azzam
de Damasco, hermano de al-Malik, permiso sólo para visitar Siria
y Tierra Santa.
La orden, durante su ausencia, sufrió una crisis. El rumor de
la muerte de Francisco dio pie a implantar reformas, entre ellas ciertas
medidas disciplinarias, ayunos e incluso la institución de una
casa de estudio en Bolonia.
Enterado de estos sucesos, Francisco fue ante el papa Honorio III y
le rogó que designara al cardenal Hugolino para reorganizar la
orden.
En el nuevo escenario hubo un ministro general, Elias Bombarone, y una
nueva regla, la de 1221 (Regla no bulada) que consideró 1 año
de noviciado, prohibición del vagabundeo y de la desobediencia
a órdenes contrarias a los principios franciscanos.
Ante el incremento de las vocaciones y el peligro de inclusión
de gente de dudosa vocación espiritual, nació la llamada
3ra. Orden, para permitir a hombres y mujeres laicos vivir el evangelio
tras la huellas de Francisco.
Obtuvo su estatus legal en 1221 también con la ayuda del cardenal
Hugolino: 13 capítulos en los que se reglamentaba la santificación
personal de los terciarios, su vida social y la organización
de la nueva fraternidad.
Bajo influencia de Hugolino, la orden reabrió el convento de
Bolonia para el estudio, a pesar de la convicción de Francisco
de la primacía de la oración y la prédica de los
Evangelios por sobre la educación formal.
Bajo la insistencia de ministros de la orden, fue obligado a redactar
una nueva regla, para obtener una definitiva aprobación del Papado.
Francisco aceptó las exigencias. Para ello se retiró 2
veces a la ermita de Fonte Colombo, cerca de Rieti, a redactar una definitiva
regla bajo ayuno y oración.
El 29 de noviembre de 1223, con otra participación del cardenal
Hugolino, la regla tuvo su forma definitiva, y fue aprobada por el papa
Honorio III.
Hacia principios de agosto de 1224 resolvió viajar a un lugar
aislado llamado Monte Alvernia, a unos 160 kilómetros al norte
de Asís; escogió para este viaje a algunos de sus compañeros:
León, Angelo, Illuminato, Rufino y Masseo, a quien él
puso al mando del grupo.
Estando en la cima, fue visitado por el conde Orlando, quien llevaba
provisiones para los hermanos. Francisco le pidió construirle
una cabaña a manera de celda, donde después se aisló.
La oración ocupó un lugar central en la vida de Francisco;
para ello buscaba la vida eremítica, de silencio y soledad interior.
Reforzaba sus plegarias postrándose, ayunando, e incluso, gesticulando.
En ese lugar, León fue testigo de los actos de su soledad: lamentos
por el futuro de la orden y estados de éxtasis. Al saber que
era espiado, decidió irse a un sitio más apartado en una
saliente de montaña. En la fiesta de la Asunción, Francisco
decidió hacer un ayuno de 40 días.
León lo visitaba 2 veces para llevarle pan y agua. Francisco
le comentó que algo grande estaría por ocurrir. Le hizo
abrir 3 veces el misal para encontrar respuesta, y las 3 veces se abrió
en la historia de la Pasión de Jesús.
Probablemente el 14 de septiembre de 1224, oró para recibir 2
gracias antes de morir:
> sentir la pasión de Jesús, y
> una enfermedad larga con una muerte dolorosa.
De acuerdo al relato de San Buenaventura, Francisco tuvo una visión
en la que Jesús se le presentó, crucificado, y le imprimió
las señales de la crucifixión en las manos, los pies y
el costado; sus hermanos vieron los estigmas de Francisco, que él
conservó por el resto de su vida.
Sin embargo, Francisco hizo todo lo posible para ocultarlos a la vista
de los demás, y por eso desde entonces anduvo con las manos metidas
entre las mangas del hábito, y con los pies cubiertos por medias
y zapatos.
Retornó a la Porciúncula acompañado sólo
por León; y su salud emperó: el sangrado de sus heridas
lo hacía sufrir constantemente. En el verano de 1225 pasó
un tiempo en San Damián bajo el cuidado de sus allegados, y compuso
el Cántico del Hermano Sol.
Se encaminó luego a Rieti, y se instaló en el palacio
del obispo. Después se hospedó en Fonte Colombo, donde
fue sometido a tratamiento médico, que incluyó cauterizar
con un hierro ardiente la zona desde la oreja hasta la altura de la
ceja de uno de sus ojos.
Otro intento para ser tratado por renombrados médicos fue hecho
en Siena, sin buen resultado.
Volvió a Asís y fue llevado al palacio del obispo y resguardado
por hombres armados, puesto que la localidad estaba en estado de guerra.
En su lecho escribió su Testamento.
De acuerdo con su último deseo, fue encaminado a la Porciúncula,
donde se estableció en una cabaña cercana a la capilla.
Murió a la edad de 44 años.
FUENTES
VARIAS.
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