En
el año 1950, cuando se declaró el Dogma de la Asunción
de la Santísima Virgen María al Cielo, y en los
meses previos a la Declaración, a pesar de que las comunicaciones
entre los diversos países del mundo no podían equipararse
en rapidez y eficiencia con las comunicaciones actuales, el tema
de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo,
tuvo bastante difusión y se le dio mucha importancia, tanto
en los medios eclesiales, como en los seculares.
Pero
... ¿qué pasó luego del aggiornamento que
nos trajo el Concilio Vaticano II? ¿Dónde quedó
el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen en
cuerpo y alma al Cielo? Sabemos que la devoción a María
disminuyó notablemente entre los Católicos a partir
de 1960. En esa década se promovió -con mucho acierto-
, pero tal vez en desmedro de la devoción a la Santísima
Virgen, un catolicismo “Cristocéntrico”.
¿Por
qué -entonces- es importante que los Católicos recordemos
y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima
Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia
Católica responde a este interrogante:
“La
Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación
singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación
de la resurrección de los demás cristianos”
(#966).
La
importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres
de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en
la relación que hay entre la Resurrección de Cristo
y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza,
ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada
en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia
resurrección.
Más
aún, la Asunción de María en cuerpo y alma
al cielo es un Dogma de nuestra fe católica, expresamente
definido por el Papa Pío XII hablando “ex-cathedra”.
Y ... ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos
más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por
Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición),
y que además es propuesta por la Iglesia como realmente
revelada por Dios.
En
este caso se dice que el Papa habla “ex-cathedra”,
es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad
suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la
Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer
un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos.
¿En
qué consiste, entonces, eso que los Católicos tenemos
como uno de nuestros dogmas: la Asunción de la Santísima
Virgen?
Para
entender mejor en qué consiste ese privilegio de María,
hija predilecta del Padre, citamos del libro La Madre de Dios
según la Fe y la Teología, escrito en 1955, al Teólogo
Gabriel María Roschini: “Al término de su
vida terrestre, María Santísima, por singular privilegio,
fue asunta en cuerpo y alma a la gloria -gloria singularísima-
del Cielo. Mientras a todos los otros santos les glorifica Dios
al término de su vida terrena únicamente en cuanto
al alma (mediante la Visión Beatífica), y deben,
por consiguiente, esperar al fin del mundo para se glorificados
también en cuanto al cuerpo, María Santísima
-y solamente Ella- fue glorificada en cuanto al cuerpo y en cuanto
al alma”.
El
Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica
así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula
de la Proclamación del Dogma: “Finalmente, la Virgen
Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original,
terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria
del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo,
para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor
de los señores y vencedor del pecado y de la muerte”.
Y
el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción,
explicaba esto mismo en los siguientes términos:
“El
dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María
fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras
para los demás hombres la resurrección de los cuerpos
tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación
de su cuerpo se anticipó por singular privilegio”
(JP II, 2-julio-97).
“Contemplando
el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender
el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad:
después de Cristo, Verbo encarnado, María es la
primera criatura humana que realiza el ideal escatológico,
anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos
mediante la resurrección de los cuerpos” (JP II ,
Audiencia General del 9-julio-97).
Continúaba
el Papa: “María Santísima nos muestra el destino
final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11,
28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde
se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está
también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria
celestial” (JP II, 15-agosto-97)
Los
hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte.
Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura
y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento,
aunque tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance
nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad
grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la
promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección.
Mucho
bien haría a muchos cristianos oír y leer más
sobre este misterio de la Asunción de María, el
cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué
se ha logrado colar la creencia en el mito pagano de la re-encarnación
entre nosotros? Si pensamos bien, estas ideas extrañas
a nuestra fe cristiana se han ido metiendo en la medida que hemos
dejado de pensar, de predicar y de recordar los misterios, que
como el de la Asunción, tienen que ver con la otra vida,
con la escatología, con las realidades últimas del
ser humano.
El
misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María
al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos
para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí
en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna,
junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen
María y los Angeles y Santos del Cielo. El saber que María
ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se
nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de
Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad
y felicidad perfecta para siempre.
Enrique
Angelelli
21 Julio, 2016 15:41
JULIO
/ SANTORAL
13
de Julio / Festividad Virgen María Rosa Mística.
Este
13 de julio celebra con nosotros a la VIRGEN MARIA ROSA MISTICA
“Nuestro Señor me envió para implantar una nueva
devoción Mariana en todos los institutos, tanto masculinos
como femeninos, ... en las comunidades religiosas y en todos los sacerdotes.
Yo les prometo que si me veneran de esta manera especial, gozarán
particularmente de mi protección, habrá un florecimiento
de vocaciones religiosas. Deseo que el día 13 de cada mes se
me consagre como día Mariano y los doce precedentes sirvan
de preparación con oraciones especiales.” “En ese
día derramaré sobreabundancia de gracias y santidad
sobre quienes así me hubiesen honrado. Deseo que el 13 de julio
de cada año sea dedicado en honor de Rosa Mística”.
14
de Julio / En Argentina, Día del Misionero
En Argentina,
se celebra el “Día del Misionero”, una jornada
importante en honor de San Francisco Solano, un sacerdote franciscano
de fue canonizado en 1726 por Benedicto XIII y es llamado "el
taumaturgo del Nuevo Mundo", por la cantidad de prodigios y milagros
que se le atribuyen (‘taumaturgo’ vendría a significar
“aquel que hace milagros con el poder de Dios”).
16
de Julio cumpleaños de Nogoyá y día de nuestra
Patrona .Viva la Virgen del Carmen
MAYO
/ SANTORAL
El
7 de mayo es el 127.º (centésimo vigésimo séptimo)
día del año en el calendario gregoriano, 128.º
en los años bisiestos. Quedan 238 días para finalizar
el año.
Santoral
católico:
San
Benedicto II (Papa).
San Milehardo (obispo).
7 de Mayo / Festividad Rosa Venerini, Santa
Maestra y Fundadora
En Roma,
beata Rosa Venerini, virgen, que nació en Viterbo y fundó
las Maestras Pías, con las cuales abrió en Italia las
primeras escuelas para la educación de las niñas (1728).
7
de Mayo / Festividad San Benedicto II
San
Benedicto II nace en Roma, siglo VII ,muere en Roma, 7 de mayo de
685, fue el papa n.º 81 de la Iglesia católica entre 684
y 685.
Fue elegido papa en agosto de 683, pero al igual que su antecesor
León II no fue consagrado hasta el 26 de junio de 684, al necesitar
el consentimiento del emperador bizantino Constantino IV.
Fue el último papa que debió esperar este consentimiento,
ya que logró que el emperador proclamara un decreto por el
que se sustituía la confirmación imperial por la confirmación,
mucho más ágil por su cercanía a Roma, del exarca
de Rávena.
En el año 1964 fue canonizado por Pablo VI. Su fiesta se celebra
el 7 de mayo.
El 2
de mayo es el 122.º (centésimo vigésimo segundo)
día del año en el calendario gregoriano y el 123.º
en los años bisiestos. Quedan 243 días para finalizar
el año.
Santoral
católico:
San
Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia.
San Ciriaco de Atalia, obispo y mártir.
San Segundo, obispo
3
de Mayo / Dìa de la Cruz de los Milagros
El hecho
recordado como “El Milagro de la Cruz” Se produce unos
días después de la fundación de la provincia
de Corrientes ,se piensa que fue un 9 de Abril ,pero en la actualidad
se lo recuerda todos los 3 de Mayo.
Una vez construido el fuerte los españoles plantaron en sus
inmediaciones ,como símbolo de la conquista ,una cruz de madera
de Urunday.
Los indígenas decidieron destruirla, rodeándola de una
enorme fogata ,pero la cruz no llego a arder.Corrientes tiene la peculiar
práctica, que ya forma parte de las actividades tradicionales
de los vecinos, que consiste en que al anochecer del 2 de mayo, en
víspera de la conmemoración de la Cruz de los Milagros,
se encienden velas en las veredas o en las puertas de las casas. Algunos
prenden siete por la cantidad de puntas que tiene la ciudad, otros
tres, por la Santísima Trinidad o por la fecha de la fundación
de la ciudad, para manifestar su fe en Jesucristo.
CALIZ
PARA EL PAPA ARGENTINO HECHO POR ARGENTINOS
EFEMÉRIDES
RELIGIOSAS
ABRIL
SANTORAL
CATÓLICO
El
1 de abril es el 91.º (nonagésimo primer) día del
año en el calendario gregoriano y el 92.º en los años
bisiestos. Quedan 274 días para finalizar el año.
Santoral
católico
San Venancio de Delminio, obispo y mártir.
San Hugo de Grenoble.
El
4 de abril es el 94º día del año del calendario
gregoriano y el 95º en los años bisiestos. Quedan 271
días para finalizar el año.
San
Agatópodo
San Benito de Palermo
San Cayetano Catanoso
San Pedro de Poitiers
San Platón de Constantinopla
San Teódulo.
Beato Francisco Marto
Beato Guillermo Cuffitelli
Beato José Benito Dusmet.
El 5
de abril es el día 95º del año en el calendario
gregoriano y el 96º en los años bisiestos. Quedan 270
días para finalizar el año.
San
Vicente Ferrer.
San Jorge de Samos.
Santa María Crescencia Höss.
Beato Mariano de la Mata Aparicio.
Beata Juliana de Monte Cornillon.
Santa Catalina Tomás.
El 6 de abril es el 96.º (nonagésimo sexto) día
del año en el calendario gregoriano y el 97.º en los años
bisiestos. Quedan 269 días para finalizar el año.
San
Pedro de Verona
Santa Prudencia
San Celestino I
Beato Notker Bálbulus.
MARZO
28
de Marzo de 1960
Juan
XXIII nombra el primer cardenal africano, el primer cardenal japonés
y el primer cardenal filipino.
El
29 de marzo es el 88.º (octogésimo octavo) día
del año en el calendario gregoriano y el 89.º en los años
bisiestos. Quedan 277 días para finalizar el año.
Santoral
católico:
San
Bartolo del Monte Carmelo, fundador.
Santa Gladys, reina de Gales.
San Gundleus, rey de Gales.
San Marcos de Aretusa, obispo.
Beato Raimundo Lulio, teólogo.
29 de Marzo
Festividad Bartolo del Monte Carmelo.
San
Bartolo del Monte Carmelo, cuyo nombre real era Bartolomé Avogadro,
nació en Limoges (en el sur de Francia). Fue a Tierra Santa
como un cruzado y permaneció en Antioquía mientras ocurrió
la victoria de los sarracenos. Durante este tiempo conoció
un pobre que pedía limosna a todo el que se le acercase. Avogadro
fue el único que le dio algo y desde aquel día se ganó
la confianza de los pobres. En este tiempo cuando Avogadro tuvo una
visión de Cristo que denunciaba el mal proveniente de los soldados.
En el año 1155 Avogadro (que se hacía llamar Bertoldo
o Bartoldus de Calabria) viajó al Monte Carmelo como ermitaño
inspirado en el profeta Elías. Allí desarrolló
una pequeña comunidad de seguidores, con los que construyó
una pequeña capilla. La Orden de los Carmelitas (u Orden del
Carmelo) dicen que descienden de ese grupo.
Bartolomé Avogadro murió alrededor del año 1195.
Su hermano Alberto Avogadro fue designado beato (postmórtem)
y luego patriarca de Antioquía.
La Iglesia católica festeja la fiesta de San Bartolo el 29
de marzo.
29
de Marzo
Festividad Gladys, Santa
Reina de Gales.
Gladys
nació en Gales en el siglo V. Era la mayor de los 24 hijos
de Brychan de Brecknock, esposa de san Gundleus, y madre de los santos
Cadoc y, posiblemente de Keyna.
Gladys
llevó una vida muy interesante. Se dice que después
de su conversión por el ejemplo y la exhortación de
su hijo, ella y Gundleus vivieron una vida austera.
29 de
Marzo de 1675 / Muere Juana de la Cruz.
Venerable
Madre Juana de la Cruz, beata y escritora española nacida el
17 de junio de 1597 en Beniaján (Murcia) y fallecida el 29
de marzo de 1675 en Granada. Sor Juana escribió en 1658 una
autobiografía en la que relata detalles de su vida, de la Murcia
de aquella época y de la experiencia monástica, recordando
su prosa la naturalidad y el estilo de la obra de Teresa de Jesús.
Murió retirada en la casa de los Levanto en la fecha que ella
misma había predicho, tras varios episodios místicos
y de éxtasis, siendo enterrada en el Convento de San Antonio
de Padua. Posteriormente y a cuenta de su ejemplo de vida al servicio
de los demás, se inicia el proceso para su beatificación
y en 1705 se instala su sepultura en el crucero del templo para veneración
de los fieles. Al ser desamortizado dicho convento en 1835, los restos
fueron trasladados al Monasterio de Santa Isabel la Real donde hoy
se encuentran.
Monasterio
de Santa Isabel la Real, lugar de enterramiento de Madre Juana de
la Cruz
El 30
de marzo es el 89.º (octogésimo noveno) día del
año en el calendario gregoriano y el 90.º (nonagésimo)
en los años bisiestos. Quedan 276 días para finalizar
el año.
Santoral
católico
Beato Joaquín de Fiore
San Juan Clímaco
30 de
Marzo de 1620 / Obispado de Buenos Aires
El papa
Paulo V, en esta fecha, creó la diócesis de Buenos Aires
y designó como primer obispo a fray Pedro Carranza, carmelito
descalzo quien tomó posesión de la sede el 17 de noviembre
de 1621 y recibió la consagración episcopal al año
siguiente, en 1622. Carranza falleció el 29 de noviembre de
1632 y fue sucedido en su importante labor por fray Cristóbal
de Aresti, benedictino.
2012
ARCHIVOS
MARZO
MENSAJE PASTORAL ANTE EL SANTO PADRE
BERGOGLIO
Y LA POBREZA
POR
PRENSA ECUMÉNICA
Mensaje del Card. Bergoglio ante el Santo Padre. (**)
19 de
marzo del 2009
Mensaje
del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y presidente
del Episcopado en la audiencia con el Santo Padre Benedicto XVI en
el marco de la visita Ad limina llevada a cabo por el primer grupo
de 30 obispos argentinos.
En su
discurso el cardenal expresa la preocupación por la "profunda
crisis de valores de la cultura, cobran fuerza otros graves problemas
como el escándalo de la pobreza y la exclusión social,
la crisis del matrimonio y de la familia, la necesidad de mayor comunicación"
y más adelante expresa que "El desafío radical
que hemos de asumir en Argentina es precisamente esta profunda crisis
de valores de la cultura en la que toman fuerza otros graves problemas:
el escándalo de la pobreza y la exclusión social, la
crisis del matrimonio y la familia, la necesidad de mayor comunión.
En la raíz misma del estado actual de la sociedad percibimos
la fragmentación que cuestiona y debilita los vínculos
del hombre con Dios, con la familia, con la sociedad y con la Iglesia"
+
(**)
Despacho emitido por AICA el domingo 15 de marzo.
GIORDANO
BRUNO
QUEMADO
EN LA HOGUERA
Enviado
por Centro Humboldt
Quemado
en la hoguera el 16 de febrero de 1600, Giordano Bruno, filósofo
y científico
Se opuso a la autoridad embrutecedora de la Iglesia
Por
Frank Gaglioti
10 de marzo del 2009
Un hombre de visión y coraje
Hoy
hace cuatro siglos del 16 de febrero de 1600, día en que la
Iglesia Católica ejecutó al filósofo y científico
italiano, Giordano Bruno, por el crimen de herejía. Temprano
a la mañana, fue llevado desde su celda a la Plaza dei Fiori
en Roma y quemado vivo en la hoguera. Las autoridades de la Iglesia
temían las ideas de un hombre que era conocido a través
de Europa como un brillante y atrevido pensador. En una peculiar vuelta
del escalofriante asunto, se les ordenó a los verdugos que
ataran su lengua de tal modo que no pudiera dirigirse a la gente allí
reunida.
Durante toda su vida Bruno defendió el sistema copernicano
de astronomía, el que coloca al Sol, no a la Tierra, en el
centro del Sistema Solar. Se opuso a la autoridad embrutecedora de
la Iglesia y rechazó abandonar su creencia filosófica
a lo largo de sus ocho años de encarcelamiento por las inquisiciones
veneciana y romana. Su vida permanece como testimonio de la inclinación
hacia el conocimiento y la verdad que marcaron el período asombroso
de la historia conocido como Renacimiento -del que derivan en gran
parte el arte, el pensamiento y la ciencia modernos-.
En 1992, después de 12 años de deliberaciones, la Iglesia
Católica a regañadientes admitió que Galileo
Galilei había tenido razón al apoyar las teorías
de Copérnico. En 1633 la Santa Inquisición había
forzado a un ya envejecido Galileo a retractarse de sus ideas bajo
amenaza de tortura. Pero no se ha admitido algo así en el caso
de Bruno. Sus escrituras todavía están en la lista de
textos prohibidos por el Vaticano.
La Iglesia está considerando actualmente un nuevo paquete de
disculpas. Una comisión teológica dirigida por el Cardenal
José Ratzinger, jefe de la Congregación para la Doctrina
de la Fe, el sucesor moderno de la Inquisición, ha terminado
una investigación titulada “La Iglesia y las culpas del
pasado: memoria al servicio de la reconciliación”, mediante
la que propone dar una disculpa por “errores pasados”.
Los resultados han sido entregados al papa Juan Pablo II, quien debe
hacer una declaración el 12 de marzo. La ejecución de
Bruno es uno de los crímenes de la Iglesia que están
en consideración, pero es muy poco probable que se hagan concesiones
importantes en su caso. Un buen número de figuras de la línea
dura del catolicismo se ha opuesto a la investigación desde
el principio, diciendo que el exceso de penitencia y autocuestionamiento
podrían minar la fe en la Iglesia y sus instituciones.
La actitud actual de la Iglesia Católica hacia Bruno está
definida en una nota de dos páginas en la última edición
de la Enciclopedia Católica. Describe la “intolerancia”
de Bruno, y lo critica declarando: “Su actitud mental hacia
la verdad religiosa era la de un racionalista” (1). El artículo
describe detalladamente los errores teológicos de Bruno y su
larga detención a manos de la Inquisición, pero falla
en el momento de mencionar el hecho más conocido -que las autoridades
de la Iglesia lo quemaron vivo en la hoguera-.
Bruno ha sido por mucho tiempo honrado como mártir de la verdad
científica. En 1889 se le erigió un monumento en el
lugar de su ejecución. Tal era el sentimiento por Bruno, que
los científicos y los poetas le rindieron tributo y se escribió
un libro detallando el trabajo de toda su vida. En una dedicatoria
para una reunión celebrada en el Club Contemporáneo
en Philadelphia en 1890, el poeta americano Walt Whitman escribió:
“Como las valerosas mentes de América (el pensamiento
viene a mí hoy) deben tanto, sobre todo estas tierras y sus
gentes, al noble ejército de mártires del pasado del
Viejo Mundo, a nosotros incumbe que despejemos las vidas y limpiemos
los nombres de esos mártires, y los abracemos en reverente
admiración como al faro que nos guía con su luz. Y propio
de esto, y representando esto, todo esto quizás, Giordano Bruno
bien puede ser tenido, hoy y en el porvenir, en el mayor de los agradecimientos
de la memoria y el corazón del Nuevo Mundo” (2).
Fredrick Engels, en la línea de pensamiento de Karl Marx, resumió
el período que produjo figuras tales como Bruno, quien desafió
a la Iglesia y sentó las bases para la ciencia moderna. En
una introducción escrita durante la década de 1870 en
su inconclusa “Dialéctica de la Naturaleza”, Engels
escribió: “Fue la mayor revolución progresista
que la humanidad haya alguna vez experimentado, una época que
demandó gigantes y produjo gigantes -gigantes en poder de pensamiento,
de pasión y carácter, de universalidad y erudición-.
Los hombres que fundaron las reglas de la burguesía moderna
tenían todo menos limitaciones burguesas. Por el contrario,
el carácter aventurero de la época los inspiró
en mayor o menor grado. Difícilmente había algún
hombre de importancia entonces que no hubiera viajado mucho, que no
hablara cuatro o cinco idiomas, que no brillara en un número
de campos...
“En aquella época la ciencia natural también se
desarrolló en el centro de la revolución general y era
en sí misma profundamente revolucionaria; de hecho, tenía
que ganar luchando el derecho de existencia. Pie a pie con los grandes
italianos de quienes la filosofía moderna data, proporcionó
sus mártires para la hoguera y los calabozos de la Inquisición.
Y es característica de los protestantes la supremacía
sobre los católicos en la persecución a la libre investigación
de la naturaleza. Calvino hizo quemar a Servetus en la hoguera cuando
este último estaba a punto de descubrir la circulación
de la sangre, y lo mantuvo quemándose vivo durante dos horas;
por lo menos a la Inquisición le bastó con quemar vivo
a Giordano Bruno” (3).
Lo más característico de Bruno es su vigoroso llamado
a la razón y la lógica, en contra del dogmatismo religioso,
como base para determinar la verdad. De una manera que se anticipa
a los pensadores del Iluminismo del siglo XVIII, escribió en
uno de sus últimos trabajos, “De triplic minimoi”
(1591): “Aquel que desee filosofar, antes que nada debe dudar
de todas las cosas. No debe jamás asumir una posición
en una discusión antes de haber escuchado varias opiniones,
y considerado y comparado las razones en pro y en contra. No debe
nunca juzgar o tomar una posición basada en la evidencia de
lo que ha oído, o en la opinión de la mayoría,
la edad, los méritos, o prestigio del orador, pero sí
debe proceder según la persuasión de una doctrina orgánica
que esté adherida a las cosas verdaderas, y a una verdad que
se pueda entender por la luz de la razón” (4).
Una
figura intelectual compleja
Un examen del legado filosófico de Bruno revela una figura
compleja que fue influida por las variadas tendencias intelectuales
de la época, en un período en que la ciencia moderna
estaba apenas empezando a emerger. Sus entusiastas polémicas
ganaron la admiración de los pensadores más avanzados
del período y la aversión de la Iglesia, cuya autoridad
era sacudida hasta los cimientos por doctos asaltos como éstos.
Bruno nació en la ciudad de Nola, cerca de Nápoles,
en 1548, en los albores de la revolución de la Astronomía
que fue anunciada por la publicación del “De revolutionibus
orbium coelestium libri VI” de Copérnico, en 1543. Copérnico
afirmó que el Sol, no la Tierra, era el centro de un Universo
finito, con los planetas en órbitas circulares alrededor, y
más lejos las estrellas, en una esfera fija a una distancia
considerable.
La teoría de Copérnico no solamente desafiaba las opiniones
cosmológicas de la Iglesia, sino también la rígida
jerarquía social del feudalismo. La visión previa del
Universo, cuidadosamente ordenada, con la Tierra como centro, reforzaba
el rígido orden feudal, con los siervos en la base y el Papa
en el pináculo. Lo peligroso de la teoría de Copérnico
era que implicaba que si el credo de infalibilidad de la Iglesia se
podía desafiar en la arena cosmológica, entonces su
posición social también podía ponerse en duda.
La Iglesia estaba ya sitiada por todos lados. En 1517, Martín
Lutero clavó sus “95 tesis” en las puertas de la
iglesia en Alemania, denunciando las prácticas de la Iglesia
Católica, el primer soplo en la reforma protestante que se
extendió a través de Europa. El Vaticano respondió
con un contraataque -la Contrarreforma- para cualquier persona que
se atreviera a desafiar la doctrina católica. En 1542 estableció
la Inquisición romana para hacer cumplir sus decretos con tortura
y ejecución.
Así, Bruno entra en un mundo en plena efervescencia. En 1563
ingresa en el monasterio de Santo Domingo, donde llamó la atención
de las autoridades de la Iglesia por su poco ortodoxas opiniones religiosas.
Utilizó su tiempo como novicio para familiarizarse no sólo
con los trabajos filosóficos de los antiguos griegos, sino
también con pensadores europeos más contemporáneos.
Fue entonces cuando encontró el trabajo de Copérnico,
el que iba a tener un muy profundo impacto en su vida.
Bruno tomó las órdenes religiosas en 1572, pero las
abandonó en 1576, después de viajar a Roma. Lo habían
descubierto leyendo textos del filósofo humanista holandés
Erasmo, y huyó antes de ser denunciado a las autoridades eclesiásticas.
Pasó el resto de su vida hasta su captura recorriendo Europa,
promoviendo y discutiendo sus ideas filosóficas.
Después de tres años en Italia fue a Ginebra, dominada
por entonces por una secta protestante conducida por Calvino. Pronto
entró en conflicto con las autoridades académicas al
publicar un folleto donde señalaba que un profesor de filosofía
de esa localidad había cometido 20 errores en una conferencia.
Fue encarcelado por las autoridades calvinistas y puesto en libertad
sólo después de retirar su ofensiva publicación.
Veintiséis años antes, los calvinistas habían
quemado en la hoguera a Servetus, doctor español, geógrafo
y hombre de letras, por sus opiniones científicas.
Entonces Bruno viajó a Toulouse, en Francia, en donde dio una
conferencia sobre “De anima” de Aristóteles, y
escribió un libro sobre mnemotecnia –sistema para el
entrenamiento de la memoria-. Llegó a París en 1581,
y con la fama de su prodigiosa memoria atrajo la atención del
rey Enrique III. El rey encontró un puesto para él en
la Universidad de Francia después de que la autoridad eclesiástica
hubiera prohibido su entrada a la Sorbona.
Durante su estancia en París escribió tres libros, dos
sobre mnemotecnia, y una obra titulada “The Torch-Bearer, by
Bruno the Nolan, Graduate of No Academy” (El Portador de la
Antorcha por Bruno el Nolan, graduado en ninguna academia), “Called
the Nuisance” (Llamado al fastidio). En esta obra Bruno describe
su tiempo en el convento dominicano de Nápoles y presenta una
estremecedora acusación contra la Iglesia. El comentario de
la obra de Giovanni Gentile describe así la caracterización
que Bruno hace de la Iglesia: “Usted verá arrebatos de
carteristas, ardides de tramposos y empresas de granujas en una entremezclada
confusión; también deliciosa repulsión, dulces
amargos, decisiones absurdas, fe confundida y esperanzas lisiadas,
caridades de tacaños, jueces nobles y serios para con los asuntos
de otros hombres con poca verdad en los propios; mujeres viriles,
hombres afeminados y voces de astucia, no de misericordia, de modo
que el que más cree es más engañado, y por todas
partes el amor al oro” (5).
Bruno fue forzado a abandonar Francia en 1583 y viajó a Inglaterra,
donde su estancia de tres años demostró ser uno de los
períodos más fructuosos de su vida. Lo introdujeron
en una sociedad anhelante de todas las formas de aprendizaje del italiano
y que tenía ya una considerable comunidad italiana y extranjera
de exiliados. Muchos habían huido para evitar la persecución
por sus ideas filosóficas y religiosas poco ortodoxas. Bruno
tuvo discusiones con la reina Isabel I, atraída por la perspectiva
de discutir asuntos filosóficos directamente en italiano. Bruno
atrajo rápidamente a un número de intelectuales que
trataban con impaciencia las ideas filosóficas de la época.
Bruno publicó seis libros en Inglaterra, todos en italiano,
elaborando completamente sus ideas filosóficas por primera
vez. Fue uno de los primeros filósofos en discutir cuestiones
científicas en su idioma. El hecho en sí de publicar
en italiano fue un desafío abierto a la Iglesia, que intentaba
mantener el latín como lengua de conferencia intelectual y
así limitar una mayor difusión de ideas. El trabajo
innovador de Copérnico había sido publicado solamente
en latín. Tan asustadas estaban las editoriales de Bruno, que
ninguna de ellas se identificó en los textos impresos.
La opinión
de Bruno sobre el Universo
Las ideas sobre cosmología de Bruno están delineadas
en “The Ash Wednesday Supper” (Cena de miércoles
de ceniza), “Cause, Principle and Unity” (Causa, principio
y unidad) y “On the Infinite Universe and Worlds” (Sobre
el Universo y los mundos infinitos), y representan una brillante anticipación
del desarrollo científico y filosófico futuros. En algunos
aspectos las conclusiones a que llega con su audaz intuición
supera el trabajo de sucesores como Galileo y Kepler. Sus obras están
escritas en diálogos, donde los personajes de Bruno discuten
varias posiciones filosóficas desde diversos puntos de vista,
y uno de ellos representa al mismo Bruno.
En “La cena de miércoles de ceniza” es uno de los
primeros en plantear la existencia de un Universo infinito, que contiene
un número infinito de mundos similares a la Tierra. Así
rechaza los límites del sistema de Copérnico, que postula
un Universo finito limitado por una esfera fija de estrellas un poco
más allá del Sistema Solar. Bruno argumentó que
el Sol no era el centro del Universo, y que si fuera observado desde
cualquier otra estrella no se vería diferente de ellas. Incluso
especuló con que los otros mundos estuviesen habitados.
El filósofo alemán Ernst Cassirer explicó la
significación del concepto de Bruno de un Universo infinito
como sigue: "Esta doctrina... fue el primer y decisivo paso hacia
la liberación del hombre. El hombre ya no vive en el mundo
de un prisionero encerrado dentro de los angostos muros de un Universo
físicamente finito. Puede atravesar el aire y romper con todos
los límites imaginarios de las esferas celestiales que han
sido erigidas por una metafísica y cosmología falsas.
El Universo infinito no fija ningún límite a la razón
humana; por el contrario, es el gran incentivo de la razón
humana. El intelecto humano se entera de su propio infinito al medir
su poder con un Universo infinito" (6).
Los otros tres trabajos de Bruno publicados en Inglaterra -“The
Expulsion of the Triumphant Beast” (La expulsión de la
bestia triunfante), “Cabal of the Cheval Pegasus” (El
complot del caballo Pegaso) y “On Heroic Frenzies” (Sobre
frenesíes heroicos)- contienen una incisiva crítica
a la Contrarreforma. El historiador italiano Hilary Gatti observó
en su libro “Giordano Bruno y la ciencia del renacimiento”:
“El sentido de estos últimos trabajos del italiano, en
mi opinión, es... encontrar una transición de una esfera
intelectual dominada por una visión del mundo en términos
esencialmente teológicos, a una esfera intelectual dominada
por una visión del mundo en términos esencialmente filosóficos.
En este paso de la teología a la filosofía, todas las
formas de religión reveladas reciben un áspero tratamiento,
pero por sobre todo la religión cristiana, que dominó
la vida y la cultura de la Europa del siglo XVI, a menudo con violencia
y opresión” (7).
Fue en Inglaterra donde Bruno tuvo su impacto más profundo.
Sus opiniones fueron discutidas en círculos intelectuales y
los argumentos presentados en sus libros dan un sabor a las deliberaciones
contemporáneas. Dos eminentes científicos, William Gilbert
y Thomas Harriot, se convirtieron en destacados defensores de las
opiniones cosmológicas de Bruno. Gilbert, cuyo “De Magnete”
(1600) fue el texto básico sobre magnetismo hasta el siglo
XIX, se destacó en un grupo que discutía sobre asuntos
científicos. Estaba particularmente interesado en desarrollar
sus teorías magnéticas con relación a las opiniones
cosmológicas de Bruno. Harriot era un notable matemático
y astrónomo, de quien se pensó que habría descubierto
las manchas solares antes que Galileo. Harriot intercambió
cartas con Kepler en 1608 discutiendo la concepción de Bruno
de un Universo infinito, lo que Kepler rechazaría. Harriot
era uno de los científicos instruidos por el noveno conde de
Northumberland -un seguidor devoto de Bruno-. Northumberland tenía
una biblioteca extensa de los trabajos de Bruno que puso a disposición
de los científicos de su círculo.
Bruno fue forzado a volver a Francia debido a la declinación
en la fortuna de su patrón, el marqués de Mauvissiere,
con quien había viajado a Inglaterra. A su regreso a París
produjo tres obras, pero fue forzado a irse después de su desafío
a debatir desde todos los ángulos los temas de “Ciento
veinte artículos sobre la naturaleza y el mundo”, lo
que lo puso en la mira de los partidarios de la Iglesia. Entonces
viajó a Alemania, en donde residió en Wittenberg y Marburg
hasta 1588. Lo forzaron a dejar Marburg tras entrar en conflicto con
las autoridades luteranas, luego deambuló por Europa -Praga,
Helmstedt, Francfort y Zurich-.
En 1591 Bruno volvió a Italia al ser invitado por un noble
veneciano, Zuane Mocenigo, para educar a la aristocracia en mnemotecnia.
Mocenigo lo denunció posteriormente a la Inquisición.
Bruno fue arrestado el 23 de mayo de 1592, interrogado sobre sus trabajos
filosóficos, y el 27 de enero de 1593 entregado a la Inquisición
en Roma por petición directa del nuncio papal, Taverna, actuando
en nombre del papa Clemente VIII.
Durante su detención en Roma lo interrogaron por siete años
sobre todos los aspectos de su vida y de sus opiniones filosóficas
y teológicas. El 15 de febrero de 1599 la Inquisición
encontró a Bruno culpable de ocho actos específicos
de herejía, los que la Iglesia no ha revelado hasta ahora.
Según los limitados documentos disponibles, Bruno fue procesado
por sus opiniones “ateas” y por la publicación
de “La expulsión de la bestia triunfante”. Él
se negó a retractarse.
La Inquisición entregó su veredicto el 20 de enero de
1600: “Por este medio, en estos documentos... pronunciamos sentencia
y declaramos al antedicho hermano Giordano Bruno un impenitente y
pertinaz hereje, y en vista de haber incurrido en todas las censuras
y dolores eclesiásticos del Canon santo... Ordenamos y mandamos
que debe ser enviado a la corte secular... que puedas ser castigado
con el castigo merecido, si bien nosotros solemnemente rogamos que
él (el gobernador romano) atenúe el rigor de las leyes
referentes a los dolores de tu persona, que tú no estés
en peligro de muerte o mutilación de tus miembros.
“Además, condenamos, reprobamos y prohibimos todo lo
por ti mencionado y tus otros libros y escritos por heréticos
y erróneos, conteniendo muchas herejías y errores, y
nosotros ordenamos que todos los que han llegado o puedan llegar en
el futuro a manos de la oficina santa sean destruidos y quemados públicamente
en la Plaza San Pedro y ellos colocados en el índice de Libros
Prohibidos” (8).
A pesar de la nota falsa de preocupación por el bienestar físico
de Bruno, el veredicto de la Inquisición era una sentencia
de muerte. Bruno fue desafiante hasta el final. Gaspar Schopp de Brelau,
un reciente converso al catolicismo y testigo del enjuiciamiento,
declaró que Bruno exclamó al oír la sentencia:
“Quizá ustedes, que pronuncian mi sentencia, tienen más
miedo que yo, que la recibo” (9).
La Santa Inquisición y sus torturadores se recuerdan solamente
como si fuera un símbolo del producto de una maliciosa travesura.
Pero Bruno ha resistido la prueba del tiempo. Un examen de su vida
revela a un auténtico hombre del Renacimiento, con un apasionado
interés por todos los aspectos del saber humano, que participó
con gran energía y determinación en la turbulencia intelectual
de su época. Sus percepciones fueron una contribución
importante a las ideas que pusieron la base para la ciencia moderna.
Su obstinada negación a reverenciar la autoridad, el poder
y el aparato represivo de la Iglesia Católica, la institución
de mayor alcance en sus días, sería sin duda una inspiración
para los siglos por venir.
El filósofo alemán Georg Hegel resumió a la generación
de los pensadores a la que Bruno perteneció en “Conferencias
sobre la historia de la filosofía”: “Estos hombres
se sentían a sí mismos dominados, como realmente lo
estaban, por el impulso de crear la existencia y obtener la verdad
a partir de ellos mismos. Eran hombres de naturaleza vehemente, de
carácter salvaje e inquieto, entusiastas, que no podían
alcanzar la calma del conocimiento. Aunque no puede negarse que había
en ellos una maravillosa visión de lo que era verdadero y grandioso,
por otra parte no hay duda que se deleitaron con todas las formas
de corrupción del pensamiento y del espíritu, así
como de sus propias vidas. Se encuentra así en ellos gran originalidad
y energía espiritual subjetiva; al mismo tiempo, el contenido
es heterogéneo y desigual, y es grande la confusión
de sus mentes. Sus destinos, sus vidas, sus escritos -que llenan a
menudo muchos volúmenes- sólo manifiestan esta inquietud
de sus seres, este desmembramiento, la rebelión de su ser interno
contra la existencia corriente y el deseo de salir de ella y alcanzar
la certidumbre. Estos individuos notables realmente se asemejan a
las revoluciones, a las vibraciones y a las erupciones de un volcán
que se ha vuelto activo en las profundidades, trayendo a la superficie
nuevos avances, los que aún son salvajes e incontrolables"
(10).
________________________________________
Notas:
1. La Enciclopedia Católica (http://www.knight.org/advent/cathen/03016a.htm)
2. Citado en “Los mundos infinitos de Giordano Bruno”
por Antoinette Mann Paterson, 1970, página IX
3. “Dialéctica de la naturaleza” de Fredrick Engels,
páginas 21-22
4. “De triplici minimo” de Giordano Bruno, según
lo citado en “Giordano Bruno y ciencia del renacimiento”
por Hilary Gatti, 1998, página 4
5. Citado en “Giordano Bruno, su vida y pensamiento” por
Dorothea Waley Singer , 1950, página 22
6. Citado en “Los mundos infinitos de Giordano Bruno”
por Antoinette Mann Paterson, 1970, páginas 33-34
7. “Giordano Bruno y ciencia del renacimiento” de Hilary
Gatti, 1998, página 229
8. Citado en “Giordano Bruno, su vida y pensamiento” por
Dorothea Waley Singer, 1950, páginas 176-177
9. Citado en “Giordano Bruno, su vida y pensamiento” por
Dorothea Waley Singer, 1950, página 179
10. “Lecturas sobre la historia de la filosofía”
de G. W. F. Hegel, volumen 3, página 115-116
FUENTE: Centro Humboldt Kaos en la red, 15/02/06 World Socialist Web
Site, 16/02/00
LOS FENÓMENOS RELIGIOSOS
Experiencia
religiosa y comunicación
PRENSA
ECUMÉNICA
Experiencia religiosa y comunicación
Por
Francisco García Bazán
19 de
marzo del 2009
El estudio
de los fenómenos religiosos se encuentra escasamente presente
en los ámbitos académicos argentinos, a raíz
de una historia cuya complejidad se remonta a principios del siglo
XX. La excepción se encuentra principalmente localizada en
los estudios de la religiosidad “etnográfica” de
pueblos cuya cultura se teje básicamente alrededor de creencias
tomadas en consideración por la ciencia como sistemas míticos.
Pero un proceso de atención al tema desde la filosofía
y las ciencias sociales comienza a evidenciarse. A eso se refiere
la presente nota. (*).
La experiencia
de lo sagrado es un fenómeno específicamente humano
que acompaña al hombre desde las primeras etapas de su carrera
de homínido. Los vestigios de ritos funerarios en tumbas del
paleolítico superior así lo permiten deducir. Sobre
el fondo de la familiaridad del homo sapiens con las vivencias de
atracción y rechazo de lo sacro, se levantan en oriente y occidente
los altorrelieves de las religiones cósmicas –esencialmente
míticas y de las religiones monoteístas, significativamente
creacionales.
Los
relatos tradicionales y los ritos propios de las religiones cósmicas
mantuvieron por milenios una activa vigencia en el Oeste, pero al
comienzo del siglo IV de nuestra era un fervoroso converso y escritor
cristiano, el letrado Lucio Cecilio Lactancio, modificó la
semántica de la palabra latina religio (religación)
forzando su raíz etimológica, al cambiar la acepción
mítica romana de “relectura” o repetición
cuidadosa –como la conservaba Cicerón– por la significación
de “atadura fuerte de piedad del hombre con Dios”.
Retomada
la nueva propuesta por san Agustín en sus obras la Religión
verdadera y la Ciudad de Dios, la inédita versión restrictiva
de la novedosa reinterpretación etimológica hizo fortuna
y tuvo un éxito inesperado en la enseñanza cristiana
y en la cultura occidental. En este caso también han ingresado
como aliadas las otras religiones monoteístas –judaísmo
e Islam–, al punto de que sobre la idea común de religación
se han construido insospechados ensayos de teología, de filosofía
e incluso tratados de mística comparada. Como lo ha dicho de
modo simplificado recientemente Benedicto XVI, el cristianismo ha
optado por la filosofía frente al mito.
Pero
el ámbito de la experiencia religiosa en su sentido lato, no
sólo incluye la dimensión que relaciona con lo divino
en acepción ilimitada como se ha señalado, sino que
es inseparable de este vínculo el rasgo de la comunicabilidad.
Lo sagrado se difunde espontáneamente y el creyente lo acoge
y lo comunica también de manera natural, ya que el ser humano
es por índole propia comunicante y así, intersubjetivo:
está abierto en su mismidad a sí mismo y a los demás.
La intrínseca propiedad de comunicabilidad, la presencia del
otro en sí y viceversa –con superioridad incluso sobre
los aspectos de inteligencia y libertad– constituye a la persona.
De este modo legítimamente el hombre a partir de su recóndita
existencia es religioso, social y político.
Sobre este concepto amplio de lo religioso que se ha tratado de esbozar,
concluyendo el 2008 el Rectorado de la Universidad Nacional de San
Martín invitó a una veintena de especialistas argentinos
y extranjeros (de los Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, España
y Brasil), para examinar la cuestión implícita en el
título convocante de “Experiencia religiosa y comunicación”.
En el
transcurso de tres jornadas universitarias de trabajo fueron expuestos
y debatidos los puntos programados. Una primera aproximación
al tema enfocó las dificultades que representa la recepción
personal de una experiencia caracterizada últimamente por su
inefabilidad (C. Ruta, F. García Bazán, B. McGinn, E.
Corti), en tanto que un segundo abordaje calibró la complejidad
de las relaciones entre dicha experiencia, la postura de la ciencia
moderna y algunas corrientes del pensamiento contemporáneo
(M. de Asúa, E. Castro, Moreno Sanz).
La posibilidad
y estilo de vivenciar lo religioso en un medio disciplinar y comunitario
refractario o sensible a los cambios históricos, fue otro de
los enfoques de análisis y discusión (G. Melville, R.
Rusconi, R-K- Weigand), mientras que la presencia persistente y proteica
de lo religioso en la transmisión creativa de los estratos
populares y sociales atrajo el vivo interés de estudiosos de
la política, la antropología social, la sociología
y los cultos evangélicos (C. S. Nun Ingerflom, P. Semán,
O. Velho, H. Wynarczyk).
La amplia
exposición de F. Jullien buceando en las napas profundas de
un helenismo no sometido a los modelos racionales de la modernidad,
trató de imaginar una vía de diálogo con horizontes
religiosos de otras latitudes culturales, tan extraños como
los del pensamiento chino, cuyas categorías de reflexión
son bien ajenas a los hábitos de las concepciones de Occidente.
La expresión de lo religioso, por otra parte, en las diversas
corrientes iconográficas de Europa e Iberoamérica, también
fueron examinadas desde el punto de vista de la plástica, la
escultura y la arquitectura sagradas (G. Siracusano, L. Albertazzi).
Después
de un paréntesis obligado de más de dos décadas
en los estudios regulares de ciencias e historia de las religiones
por cambios oficiales de planes de estudio y que rompió la
continuidad de una disciplina que fuera prestigiada en el país
por personalidades universitarias como Vicente Fatone, Víctor
Massuh, Armando Asti Vera y José Severino Croatto, el Rectorado
de la UNSAM ha tomado la decisión de restaurar unos estudios
que tienen actualidad en todo el mundo civilizado y que entre nosotros
se debaten contra la extinción. Coloquios como el celebrado
son prueba de lo dicho. Las actas del encuentro serán publicadas
a mediados del 2009.+ (PE)
Orientación
bibliográfica:
J.S. Croatto, Experiencia de lo sagrado. Estudio de fenomenología
de la religión, Guadalupe-Verbo Divino, Buenos Aires, Estella
(Navarra), 2002.
F. Diez de Velasco y F. García Bazán (eds.), El estudio
de la religión, Enciclopedia Iberoamericana de Religiones 1,
Trotta, Madrid, 2002.
L. Pinkler (compilador), La religión en la época de
la muerte de Dios, MAREA, Buenos Aires, 2005.
J. Ries (coord.), Tratado de antropología de lo sagrado I-V,
Trotta, Madrid, 1995-2005.
(*)
Esta nota fue originalmente publicada en la Revista de Cultura Ñ,
del diario Clarín (enero 31, 2009). Prensa Ecuménica
la reproduce con autorización de su autor. Francisco García
Bazán, profesor universitario e investigador del CONICET.
Cura
Olmedo
Iglesia
San Patricio
SANTA
ROSA DE LIMA
De
los escritos de santa Rosa de Lima
El
salvador levantó la voz y dijo, con incomparable majestad:
"¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación.
Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al
colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acre-
centamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la
medida de los carismas. Que nadie se engañe: esta es
la única verdadera escala del paraíso, y fuera
de la cruz
no hay camino por donde se pueda subir al cielo!"
Oídas estas palabras, me sobrevino un impetu pode-
roso de ponerme en medio de la plaza para gritar con
grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cual-
quier edad, sexo, estado y condición que fuesen:
"Oíd pueblos, oíd, todo género de
gentes: de parte de
Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os
aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones;
hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conse-
guir la participación íntima de la divina naturaleza,
la
gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del
alma."
Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente
a predicar la hermosura de la divina gracia, me angus-
tiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que
ya no
podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo,
sino que
se había de romper la prisión y, libre y sola,
con más
agilidad se había de ir por el mundo, dando voces:
"¡Oh, si conociesen los mortales qué gran
cosa es la
gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa,
cuántas ri-
quezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos
júbilos y
delicias! Sin duda emplearían toda su diligencia, afanes
y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos
por el mundo en busca de molestias, enfermedades y
tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro
último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se que-
jaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte,
si conocieran las balanzas donde se pesan para repartir-
los entre los hombres."
"Existen
unos que no tienen voz, que son marginados y explotados, y
existen otros que tienen privilegios y explotan a los demás.
¿Esto es lo que quiere Dios? No. Y mil veces no".