MAYO 2013

"Hay que tener un oído en el pueblo y otro en el Evangelio" Monseñor Angelelli

 

Carlos Mugica

 

 

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SANTÍSIMA VÍRGEN MARÍA

En el año 1950, cuando se declaró el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo, y en los meses previos a la Declaración, a pesar de que las comunicaciones entre los diversos países del mundo no podían equipararse en rapidez y eficiencia con las comunicaciones actuales, el tema de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo, tuvo bastante difusión y se le dio mucha importancia, tanto en los medios eclesiales, como en los seculares.

Pero ... ¿qué pasó luego del aggiornamento que nos trajo el Concilio Vaticano II? ¿Dónde quedó el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al Cielo? Sabemos que la devoción a María disminuyó notablemente entre los Católicos a partir de 1960. En esa década se promovió -con mucho acierto- , pero tal vez en desmedro de la devoción a la Santísima Virgen, un catolicismo “Cristocéntrico”.

¿Por qué -entonces- es importante que los Católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante:

“La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos” (#966).

La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección.

Más aún, la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando “ex-cathedra”. Y ... ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios.

En este caso se dice que el Papa habla “ex-cathedra”, es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos.

¿En qué consiste, entonces, eso que los Católicos tenemos como uno de nuestros dogmas: la Asunción de la Santísima Virgen?

Para entender mejor en qué consiste ese privilegio de María, hija predilecta del Padre, citamos del libro La Madre de Dios según la Fe y la Teología, escrito en 1955, al Teólogo Gabriel María Roschini: “Al término de su vida terrestre, María Santísima, por singular privilegio, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria -gloria singularísima- del Cielo. Mientras a todos los otros santos les glorifica Dios al término de su vida terrena únicamente en cuanto al alma (mediante la Visión Beatífica), y deben, por consiguiente, esperar al fin del mundo para se glorificados también en cuanto al cuerpo, María Santísima -y solamente Ella- fue glorificada en cuanto al cuerpo y en cuanto al alma”.

El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma: “Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte”.

Y el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explicaba esto mismo en los siguientes términos:

“El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio” (JP II, 2-julio-97).

“Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos” (JP II , Audiencia General del 9-julio-97).

Continúaba el Papa: “María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial” (JP II, 15-agosto-97)

Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección.

Mucho bien haría a muchos cristianos oír y leer más sobre este misterio de la Asunción de María, el cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué se ha logrado colar la creencia en el mito pagano de la re-encarnación entre nosotros? Si pensamos bien, estas ideas extrañas a nuestra fe cristiana se han ido metiendo en la medida que hemos dejado de pensar, de predicar y de recordar los misterios, que como el de la Asunción, tienen que ver con la otra vida, con la escatología, con las realidades últimas del ser humano.

El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María y los Angeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.

 
Enrique Angelelli

 

21 Julio, 2016 15:41

JULIO / SANTORAL

13 de Julio / Festividad Virgen María Rosa Mística.

Este 13 de julio celebra con nosotros a la VIRGEN MARIA ROSA MISTICA
“Nuestro Señor me envió para implantar una nueva devoción Mariana en todos los institutos, tanto masculinos como femeninos, ... en las comunidades religiosas y en todos los sacerdotes. Yo les prometo que si me veneran de esta manera especial, gozarán particularmente de mi protección, habrá un florecimiento de vocaciones religiosas. Deseo que el día 13 de cada mes se me consagre como día Mariano y los doce precedentes sirvan de preparación con oraciones especiales.” “En ese día derramaré sobreabundancia de gracias y santidad sobre quienes así me hubiesen honrado. Deseo que el 13 de julio de cada año sea dedicado en honor de Rosa Mística”.

14 de Julio / En Argentina, Día del Misionero

En Argentina, se celebra el “Día del Misionero”, una jornada importante en honor de San Francisco Solano, un sacerdote franciscano de fue canonizado en 1726 por Benedicto XIII y es llamado "el taumaturgo del Nuevo Mundo", por la cantidad de prodigios y milagros que se le atribuyen (‘taumaturgo’ vendría a significar “aquel que hace milagros con el poder de Dios”).

16 de Julio cumpleaños de Nogoyá y día de nuestra Patrona .Viva la Virgen del Carmen

MAYO / SANTORAL

El 7 de mayo es el 127.º (centésimo vigésimo séptimo) día del año en el calendario gregoriano, 128.º en los años bisiestos. Quedan 238 días para finalizar el año.

Santoral católico:

San Benedicto II (Papa).
San Milehardo (obispo).


7 de Mayo / Festividad Rosa Venerini, Santa
Maestra y Fundadora

En Roma, beata Rosa Venerini, virgen, que nació en Viterbo y fundó las Maestras Pías, con las cuales abrió en Italia las primeras escuelas para la educación de las niñas (1728).

7 de Mayo / Festividad San Benedicto II

San Benedicto II nace en Roma, siglo VII ,muere en Roma, 7 de mayo de 685, fue el papa n.º 81 de la Iglesia católica entre 684 y 685.
Fue elegido papa en agosto de 683, pero al igual que su antecesor León II no fue consagrado hasta el 26 de junio de 684, al necesitar el consentimiento del emperador bizantino Constantino IV.
Fue el último papa que debió esperar este consentimiento, ya que logró que el emperador proclamara un decreto por el que se sustituía la confirmación imperial por la confirmación, mucho más ágil por su cercanía a Roma, del exarca de Rávena.
En el año 1964 fue canonizado por Pablo VI. Su fiesta se celebra el 7 de mayo.

El 2 de mayo es el 122.º (centésimo vigésimo segundo) día del año en el calendario gregoriano y el 123.º en los años bisiestos. Quedan 243 días para finalizar el año.

Santoral católico:

San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia.
San Ciriaco de Atalia, obispo y mártir.
San Segundo, obispo

3 de Mayo / Dìa de la Cruz de los Milagros

Cruz de los Milagros

El hecho recordado como “El Milagro de la Cruz” Se produce unos días después de la fundación de la provincia de Corrientes ,se piensa que fue un 9 de Abril ,pero en la actualidad se lo recuerda todos los 3 de Mayo.
Una vez construido el fuerte los españoles plantaron en sus inmediaciones ,como símbolo de la conquista ,una cruz de madera de Urunday.
Los indígenas decidieron destruirla, rodeándola de una enorme fogata ,pero la cruz no llego a arder.Corrientes tiene la peculiar práctica, que ya forma parte de las actividades tradicionales de los vecinos, que consiste en que al anochecer del 2 de mayo, en víspera de la conmemoración de la Cruz de los Milagros, se encienden velas en las veredas o en las puertas de las casas. Algunos prenden siete por la cantidad de puntas que tiene la ciudad, otros tres, por la Santísima Trinidad o por la fecha de la fundación de la ciudad, para manifestar su fe en Jesucristo.

CALIZ PARA EL PAPA ARGENTINO HECHO POR ARGENTINOS

cáliz argentino para el Papa argentino

EFEMÉRIDES RELIGIOSAS

ABRIL

SANTORAL CATÓLICO

El 1 de abril es el 91.º (nonagésimo primer) día del año en el calendario gregoriano y el 92.º en los años bisiestos. Quedan 274 días para finalizar el año.

Santoral católico
San Venancio de Delminio, obispo y mártir.
San Hugo de Grenoble.

El 4 de abril es el 94º día del año del calendario gregoriano y el 95º en los años bisiestos. Quedan 271 días para finalizar el año.

San Agatópodo
San Benito de Palermo
San Cayetano Catanoso
San Pedro de Poitiers
San Platón de Constantinopla
San Teódulo.
Beato Francisco Marto
Beato Guillermo Cuffitelli
Beato José Benito Dusmet.

 

El 5 de abril es el día 95º del año en el calendario gregoriano y el 96º en los años bisiestos. Quedan 270 días para finalizar el año.

San Vicente Ferrer.
San Jorge de Samos.
Santa María Crescencia Höss.
Beato Mariano de la Mata Aparicio.
Beata Juliana de Monte Cornillon.
Santa Catalina Tomás.


El 6 de abril es el 96.º (nonagésimo sexto) día del año en el calendario gregoriano y el 97.º en los años bisiestos. Quedan 269 días para finalizar el año.

San Pedro de Verona
Santa Prudencia
San Celestino I
Beato Notker Bálbulus.

MARZO

28 de Marzo de 1960

Juan XXIII nombra el primer cardenal africano, el primer cardenal japonés y el primer cardenal filipino.

Juan XXIII El bueno...

29 de mes

El 29 de marzo es el 88.º (octogésimo octavo) día del año en el calendario gregoriano y el 89.º en los años bisiestos. Quedan 277 días para finalizar el año.

Santoral católico:

San Bartolo del Monte Carmelo, fundador.
Santa Gladys, reina de Gales.
San Gundleus, rey de Gales.
San Marcos de Aretusa, obispo.
Beato Raimundo Lulio, teólogo.

Monte Carmelo


29 de Marzo
Festividad Bartolo del Monte Carmelo.

San Bartolo del Monte Carmelo, cuyo nombre real era Bartolomé Avogadro, nació en Limoges (en el sur de Francia). Fue a Tierra Santa como un cruzado y permaneció en Antioquía mientras ocurrió la victoria de los sarracenos. Durante este tiempo conoció un pobre que pedía limosna a todo el que se le acercase. Avogadro fue el único que le dio algo y desde aquel día se ganó la confianza de los pobres. En este tiempo cuando Avogadro tuvo una visión de Cristo que denunciaba el mal proveniente de los soldados.
En el año 1155 Avogadro (que se hacía llamar Bertoldo o Bartoldus de Calabria) viajó al Monte Carmelo como ermitaño inspirado en el profeta Elías. Allí desarrolló una pequeña comunidad de seguidores, con los que construyó una pequeña capilla. La Orden de los Carmelitas (u Orden del Carmelo) dicen que descienden de ese grupo.
Bartolomé Avogadro murió alrededor del año 1195. Su hermano Alberto Avogadro fue designado beato (postmórtem) y luego patriarca de Antioquía.
La Iglesia católica festeja la fiesta de San Bartolo el 29 de marzo.

29 de Marzo
Festividad Gladys, Santa
Reina de Gales.

Festival Gladys, Santa Reina de Gales

Gladys nació en Gales en el siglo V. Era la mayor de los 24 hijos de Brychan de Brecknock, esposa de san Gundleus, y madre de los santos Cadoc y, posiblemente de Keyna.

Gladys llevó una vida muy interesante. Se dice que después de su conversión por el ejemplo y la exhortación de su hijo, ella y Gundleus vivieron una vida austera.

29 de Marzo de 1675 / Muere Juana de la Cruz.

Monasterio Santa Isabel

Venerable Madre Juana de la Cruz, beata y escritora española nacida el 17 de junio de 1597 en Beniaján (Murcia) y fallecida el 29 de marzo de 1675 en Granada. Sor Juana escribió en 1658 una autobiografía en la que relata detalles de su vida, de la Murcia de aquella época y de la experiencia monástica, recordando su prosa la naturalidad y el estilo de la obra de Teresa de Jesús.
Murió retirada en la casa de los Levanto en la fecha que ella misma había predicho, tras varios episodios místicos y de éxtasis, siendo enterrada en el Convento de San Antonio de Padua. Posteriormente y a cuenta de su ejemplo de vida al servicio de los demás, se inicia el proceso para su beatificación y en 1705 se instala su sepultura en el crucero del templo para veneración de los fieles. Al ser desamortizado dicho convento en 1835, los restos fueron trasladados al Monasterio de Santa Isabel la Real donde hoy se encuentran.

Monasterio de Santa Isabel la Real, lugar de enterramiento de Madre Juana de la Cruz

30 dias del mes

El 30 de marzo es el 89.º (octogésimo noveno) día del año en el calendario gregoriano y el 90.º (nonagésimo) en los años bisiestos. Quedan 276 días para finalizar el año.

Santoral católico
Beato Joaquín de Fiore
San Juan Clímaco

30 de Marzo de 1620 / Obispado de Buenos Aires

Obispado de Buenos Aires

El papa Paulo V, en esta fecha, creó la diócesis de Buenos Aires y designó como primer obispo a fray Pedro Carranza, carmelito descalzo quien tomó posesión de la sede el 17 de noviembre de 1621 y recibió la consagración episcopal al año siguiente, en 1622. Carranza falleció el 29 de noviembre de 1632 y fue sucedido en su importante labor por fray Cristóbal de Aresti, benedictino.

Felices Pascuas 2013

Domingo de Ramos

2012
ARCHIVOS

MARZO


MENSAJE PASTORAL ANTE EL SANTO PADRE

BERGOGLIO Y LA POBREZA

POR PRENSA ECUMÉNICA


Mensaje del Card. Bergoglio ante el Santo Padre. (**)

19 de marzo del 2009

Mensaje del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y presidente del Episcopado en la audiencia con el Santo Padre Benedicto XVI en el marco de la visita Ad limina llevada a cabo por el primer grupo de 30 obispos argentinos.

En su discurso el cardenal expresa la preocupación por la "profunda crisis de valores de la cultura, cobran fuerza otros graves problemas como el escándalo de la pobreza y la exclusión social, la crisis del matrimonio y de la familia, la necesidad de mayor comunicación" y más adelante expresa que "El desafío radical que hemos de asumir en Argentina es precisamente esta profunda crisis de valores de la cultura en la que toman fuerza otros graves problemas: el escándalo de la pobreza y la exclusión social, la crisis del matrimonio y la familia, la necesidad de mayor comunión. En la raíz misma del estado actual de la sociedad percibimos la fragmentación que cuestiona y debilita los vínculos del hombre con Dios, con la familia, con la sociedad y con la Iglesia" +

(**) Despacho emitido por AICA el domingo 15 de marzo.

GIORDANO BRUNO

QUEMADO EN LA HOGUERA


Enviado por Centro Humboldt

Quemado en la hoguera el 16 de febrero de 1600, Giordano Bruno, filósofo y científico
Se opuso a la autoridad embrutecedora de la Iglesia

Por Frank Gaglioti
10 de marzo del 2009


Un hombre de visión y coraje

Hoy hace cuatro siglos del 16 de febrero de 1600, día en que la Iglesia Católica ejecutó al filósofo y científico italiano, Giordano Bruno, por el crimen de herejía. Temprano a la mañana, fue llevado desde su celda a la Plaza dei Fiori en Roma y quemado vivo en la hoguera. Las autoridades de la Iglesia temían las ideas de un hombre que era conocido a través de Europa como un brillante y atrevido pensador. En una peculiar vuelta del escalofriante asunto, se les ordenó a los verdugos que ataran su lengua de tal modo que no pudiera dirigirse a la gente allí reunida.
Durante toda su vida Bruno defendió el sistema copernicano de astronomía, el que coloca al Sol, no a la Tierra, en el centro del Sistema Solar. Se opuso a la autoridad embrutecedora de la Iglesia y rechazó abandonar su creencia filosófica a lo largo de sus ocho años de encarcelamiento por las inquisiciones veneciana y romana. Su vida permanece como testimonio de la inclinación hacia el conocimiento y la verdad que marcaron el período asombroso de la historia conocido como Renacimiento -del que derivan en gran parte el arte, el pensamiento y la ciencia modernos-.
En 1992, después de 12 años de deliberaciones, la Iglesia Católica a regañadientes admitió que Galileo Galilei había tenido razón al apoyar las teorías de Copérnico. En 1633 la Santa Inquisición había forzado a un ya envejecido Galileo a retractarse de sus ideas bajo amenaza de tortura. Pero no se ha admitido algo así en el caso de Bruno. Sus escrituras todavía están en la lista de textos prohibidos por el Vaticano.
La Iglesia está considerando actualmente un nuevo paquete de disculpas. Una comisión teológica dirigida por el Cardenal José Ratzinger, jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el sucesor moderno de la Inquisición, ha terminado una investigación titulada “La Iglesia y las culpas del pasado: memoria al servicio de la reconciliación”, mediante la que propone dar una disculpa por “errores pasados”. Los resultados han sido entregados al papa Juan Pablo II, quien debe hacer una declaración el 12 de marzo. La ejecución de Bruno es uno de los crímenes de la Iglesia que están en consideración, pero es muy poco probable que se hagan concesiones importantes en su caso. Un buen número de figuras de la línea dura del catolicismo se ha opuesto a la investigación desde el principio, diciendo que el exceso de penitencia y autocuestionamiento podrían minar la fe en la Iglesia y sus instituciones.
La actitud actual de la Iglesia Católica hacia Bruno está definida en una nota de dos páginas en la última edición de la Enciclopedia Católica. Describe la “intolerancia” de Bruno, y lo critica declarando: “Su actitud mental hacia la verdad religiosa era la de un racionalista” (1). El artículo describe detalladamente los errores teológicos de Bruno y su larga detención a manos de la Inquisición, pero falla en el momento de mencionar el hecho más conocido -que las autoridades de la Iglesia lo quemaron vivo en la hoguera-.
Bruno ha sido por mucho tiempo honrado como mártir de la verdad científica. En 1889 se le erigió un monumento en el lugar de su ejecución. Tal era el sentimiento por Bruno, que los científicos y los poetas le rindieron tributo y se escribió un libro detallando el trabajo de toda su vida. En una dedicatoria para una reunión celebrada en el Club Contemporáneo en Philadelphia en 1890, el poeta americano Walt Whitman escribió: “Como las valerosas mentes de América (el pensamiento viene a mí hoy) deben tanto, sobre todo estas tierras y sus gentes, al noble ejército de mártires del pasado del Viejo Mundo, a nosotros incumbe que despejemos las vidas y limpiemos los nombres de esos mártires, y los abracemos en reverente admiración como al faro que nos guía con su luz. Y propio de esto, y representando esto, todo esto quizás, Giordano Bruno bien puede ser tenido, hoy y en el porvenir, en el mayor de los agradecimientos de la memoria y el corazón del Nuevo Mundo” (2).
Fredrick Engels, en la línea de pensamiento de Karl Marx, resumió el período que produjo figuras tales como Bruno, quien desafió a la Iglesia y sentó las bases para la ciencia moderna. En una introducción escrita durante la década de 1870 en su inconclusa “Dialéctica de la Naturaleza”, Engels escribió: “Fue la mayor revolución progresista que la humanidad haya alguna vez experimentado, una época que demandó gigantes y produjo gigantes -gigantes en poder de pensamiento, de pasión y carácter, de universalidad y erudición-. Los hombres que fundaron las reglas de la burguesía moderna tenían todo menos limitaciones burguesas. Por el contrario, el carácter aventurero de la época los inspiró en mayor o menor grado. Difícilmente había algún hombre de importancia entonces que no hubiera viajado mucho, que no hablara cuatro o cinco idiomas, que no brillara en un número de campos...
“En aquella época la ciencia natural también se desarrolló en el centro de la revolución general y era en sí misma profundamente revolucionaria; de hecho, tenía que ganar luchando el derecho de existencia. Pie a pie con los grandes italianos de quienes la filosofía moderna data, proporcionó sus mártires para la hoguera y los calabozos de la Inquisición. Y es característica de los protestantes la supremacía sobre los católicos en la persecución a la libre investigación de la naturaleza. Calvino hizo quemar a Servetus en la hoguera cuando este último estaba a punto de descubrir la circulación de la sangre, y lo mantuvo quemándose vivo durante dos horas; por lo menos a la Inquisición le bastó con quemar vivo a Giordano Bruno” (3).
Lo más característico de Bruno es su vigoroso llamado a la razón y la lógica, en contra del dogmatismo religioso, como base para determinar la verdad. De una manera que se anticipa a los pensadores del Iluminismo del siglo XVIII, escribió en uno de sus últimos trabajos, “De triplic minimoi” (1591): “Aquel que desee filosofar, antes que nada debe dudar de todas las cosas. No debe jamás asumir una posición en una discusión antes de haber escuchado varias opiniones, y considerado y comparado las razones en pro y en contra. No debe nunca juzgar o tomar una posición basada en la evidencia de lo que ha oído, o en la opinión de la mayoría, la edad, los méritos, o prestigio del orador, pero sí debe proceder según la persuasión de una doctrina orgánica que esté adherida a las cosas verdaderas, y a una verdad que se pueda entender por la luz de la razón” (4).

Una figura intelectual compleja
Un examen del legado filosófico de Bruno revela una figura compleja que fue influida por las variadas tendencias intelectuales de la época, en un período en que la ciencia moderna estaba apenas empezando a emerger. Sus entusiastas polémicas ganaron la admiración de los pensadores más avanzados del período y la aversión de la Iglesia, cuya autoridad era sacudida hasta los cimientos por doctos asaltos como éstos.
Bruno nació en la ciudad de Nola, cerca de Nápoles, en 1548, en los albores de la revolución de la Astronomía que fue anunciada por la publicación del “De revolutionibus orbium coelestium libri VI” de Copérnico, en 1543. Copérnico afirmó que el Sol, no la Tierra, era el centro de un Universo finito, con los planetas en órbitas circulares alrededor, y más lejos las estrellas, en una esfera fija a una distancia considerable.
La teoría de Copérnico no solamente desafiaba las opiniones cosmológicas de la Iglesia, sino también la rígida jerarquía social del feudalismo. La visión previa del Universo, cuidadosamente ordenada, con la Tierra como centro, reforzaba el rígido orden feudal, con los siervos en la base y el Papa en el pináculo. Lo peligroso de la teoría de Copérnico era que implicaba que si el credo de infalibilidad de la Iglesia se podía desafiar en la arena cosmológica, entonces su posición social también podía ponerse en duda.
La Iglesia estaba ya sitiada por todos lados. En 1517, Martín Lutero clavó sus “95 tesis” en las puertas de la iglesia en Alemania, denunciando las prácticas de la Iglesia Católica, el primer soplo en la reforma protestante que se extendió a través de Europa. El Vaticano respondió con un contraataque -la Contrarreforma- para cualquier persona que se atreviera a desafiar la doctrina católica. En 1542 estableció la Inquisición romana para hacer cumplir sus decretos con tortura y ejecución.
Así, Bruno entra en un mundo en plena efervescencia. En 1563 ingresa en el monasterio de Santo Domingo, donde llamó la atención de las autoridades de la Iglesia por su poco ortodoxas opiniones religiosas. Utilizó su tiempo como novicio para familiarizarse no sólo con los trabajos filosóficos de los antiguos griegos, sino también con pensadores europeos más contemporáneos. Fue entonces cuando encontró el trabajo de Copérnico, el que iba a tener un muy profundo impacto en su vida.
Bruno tomó las órdenes religiosas en 1572, pero las abandonó en 1576, después de viajar a Roma. Lo habían descubierto leyendo textos del filósofo humanista holandés Erasmo, y huyó antes de ser denunciado a las autoridades eclesiásticas. Pasó el resto de su vida hasta su captura recorriendo Europa, promoviendo y discutiendo sus ideas filosóficas.
Después de tres años en Italia fue a Ginebra, dominada por entonces por una secta protestante conducida por Calvino. Pronto entró en conflicto con las autoridades académicas al publicar un folleto donde señalaba que un profesor de filosofía de esa localidad había cometido 20 errores en una conferencia. Fue encarcelado por las autoridades calvinistas y puesto en libertad sólo después de retirar su ofensiva publicación. Veintiséis años antes, los calvinistas habían quemado en la hoguera a Servetus, doctor español, geógrafo y hombre de letras, por sus opiniones científicas.
Entonces Bruno viajó a Toulouse, en Francia, en donde dio una conferencia sobre “De anima” de Aristóteles, y escribió un libro sobre mnemotecnia –sistema para el entrenamiento de la memoria-. Llegó a París en 1581, y con la fama de su prodigiosa memoria atrajo la atención del rey Enrique III. El rey encontró un puesto para él en la Universidad de Francia después de que la autoridad eclesiástica hubiera prohibido su entrada a la Sorbona.
Durante su estancia en París escribió tres libros, dos sobre mnemotecnia, y una obra titulada “The Torch-Bearer, by Bruno the Nolan, Graduate of No Academy” (El Portador de la Antorcha por Bruno el Nolan, graduado en ninguna academia), “Called the Nuisance” (Llamado al fastidio). En esta obra Bruno describe su tiempo en el convento dominicano de Nápoles y presenta una estremecedora acusación contra la Iglesia. El comentario de la obra de Giovanni Gentile describe así la caracterización que Bruno hace de la Iglesia: “Usted verá arrebatos de carteristas, ardides de tramposos y empresas de granujas en una entremezclada confusión; también deliciosa repulsión, dulces amargos, decisiones absurdas, fe confundida y esperanzas lisiadas, caridades de tacaños, jueces nobles y serios para con los asuntos de otros hombres con poca verdad en los propios; mujeres viriles, hombres afeminados y voces de astucia, no de misericordia, de modo que el que más cree es más engañado, y por todas partes el amor al oro” (5).
Bruno fue forzado a abandonar Francia en 1583 y viajó a Inglaterra, donde su estancia de tres años demostró ser uno de los períodos más fructuosos de su vida. Lo introdujeron en una sociedad anhelante de todas las formas de aprendizaje del italiano y que tenía ya una considerable comunidad italiana y extranjera de exiliados. Muchos habían huido para evitar la persecución por sus ideas filosóficas y religiosas poco ortodoxas. Bruno tuvo discusiones con la reina Isabel I, atraída por la perspectiva de discutir asuntos filosóficos directamente en italiano. Bruno atrajo rápidamente a un número de intelectuales que trataban con impaciencia las ideas filosóficas de la época.
Bruno publicó seis libros en Inglaterra, todos en italiano, elaborando completamente sus ideas filosóficas por primera vez. Fue uno de los primeros filósofos en discutir cuestiones científicas en su idioma. El hecho en sí de publicar en italiano fue un desafío abierto a la Iglesia, que intentaba mantener el latín como lengua de conferencia intelectual y así limitar una mayor difusión de ideas. El trabajo innovador de Copérnico había sido publicado solamente en latín. Tan asustadas estaban las editoriales de Bruno, que ninguna de ellas se identificó en los textos impresos.

La opinión de Bruno sobre el Universo
Las ideas sobre cosmología de Bruno están delineadas en “The Ash Wednesday Supper” (Cena de miércoles de ceniza), “Cause, Principle and Unity” (Causa, principio y unidad) y “On the Infinite Universe and Worlds” (Sobre el Universo y los mundos infinitos), y representan una brillante anticipación del desarrollo científico y filosófico futuros. En algunos aspectos las conclusiones a que llega con su audaz intuición supera el trabajo de sucesores como Galileo y Kepler. Sus obras están escritas en diálogos, donde los personajes de Bruno discuten varias posiciones filosóficas desde diversos puntos de vista, y uno de ellos representa al mismo Bruno.
En “La cena de miércoles de ceniza” es uno de los primeros en plantear la existencia de un Universo infinito, que contiene un número infinito de mundos similares a la Tierra. Así rechaza los límites del sistema de Copérnico, que postula un Universo finito limitado por una esfera fija de estrellas un poco más allá del Sistema Solar. Bruno argumentó que el Sol no era el centro del Universo, y que si fuera observado desde cualquier otra estrella no se vería diferente de ellas. Incluso especuló con que los otros mundos estuviesen habitados.
El filósofo alemán Ernst Cassirer explicó la significación del concepto de Bruno de un Universo infinito como sigue: "Esta doctrina... fue el primer y decisivo paso hacia la liberación del hombre. El hombre ya no vive en el mundo de un prisionero encerrado dentro de los angostos muros de un Universo físicamente finito. Puede atravesar el aire y romper con todos los límites imaginarios de las esferas celestiales que han sido erigidas por una metafísica y cosmología falsas. El Universo infinito no fija ningún límite a la razón humana; por el contrario, es el gran incentivo de la razón humana. El intelecto humano se entera de su propio infinito al medir su poder con un Universo infinito" (6).
Los otros tres trabajos de Bruno publicados en Inglaterra -“The Expulsion of the Triumphant Beast” (La expulsión de la bestia triunfante), “Cabal of the Cheval Pegasus” (El complot del caballo Pegaso) y “On Heroic Frenzies” (Sobre frenesíes heroicos)- contienen una incisiva crítica a la Contrarreforma. El historiador italiano Hilary Gatti observó en su libro “Giordano Bruno y la ciencia del renacimiento”: “El sentido de estos últimos trabajos del italiano, en mi opinión, es... encontrar una transición de una esfera intelectual dominada por una visión del mundo en términos esencialmente teológicos, a una esfera intelectual dominada por una visión del mundo en términos esencialmente filosóficos. En este paso de la teología a la filosofía, todas las formas de religión reveladas reciben un áspero tratamiento, pero por sobre todo la religión cristiana, que dominó la vida y la cultura de la Europa del siglo XVI, a menudo con violencia y opresión” (7).
Fue en Inglaterra donde Bruno tuvo su impacto más profundo. Sus opiniones fueron discutidas en círculos intelectuales y los argumentos presentados en sus libros dan un sabor a las deliberaciones contemporáneas. Dos eminentes científicos, William Gilbert y Thomas Harriot, se convirtieron en destacados defensores de las opiniones cosmológicas de Bruno. Gilbert, cuyo “De Magnete” (1600) fue el texto básico sobre magnetismo hasta el siglo XIX, se destacó en un grupo que discutía sobre asuntos científicos. Estaba particularmente interesado en desarrollar sus teorías magnéticas con relación a las opiniones cosmológicas de Bruno. Harriot era un notable matemático y astrónomo, de quien se pensó que habría descubierto las manchas solares antes que Galileo. Harriot intercambió cartas con Kepler en 1608 discutiendo la concepción de Bruno de un Universo infinito, lo que Kepler rechazaría. Harriot era uno de los científicos instruidos por el noveno conde de Northumberland -un seguidor devoto de Bruno-. Northumberland tenía una biblioteca extensa de los trabajos de Bruno que puso a disposición de los científicos de su círculo.
Bruno fue forzado a volver a Francia debido a la declinación en la fortuna de su patrón, el marqués de Mauvissiere, con quien había viajado a Inglaterra. A su regreso a París produjo tres obras, pero fue forzado a irse después de su desafío a debatir desde todos los ángulos los temas de “Ciento veinte artículos sobre la naturaleza y el mundo”, lo que lo puso en la mira de los partidarios de la Iglesia. Entonces viajó a Alemania, en donde residió en Wittenberg y Marburg hasta 1588. Lo forzaron a dejar Marburg tras entrar en conflicto con las autoridades luteranas, luego deambuló por Europa -Praga, Helmstedt, Francfort y Zurich-.
En 1591 Bruno volvió a Italia al ser invitado por un noble veneciano, Zuane Mocenigo, para educar a la aristocracia en mnemotecnia. Mocenigo lo denunció posteriormente a la Inquisición. Bruno fue arrestado el 23 de mayo de 1592, interrogado sobre sus trabajos filosóficos, y el 27 de enero de 1593 entregado a la Inquisición en Roma por petición directa del nuncio papal, Taverna, actuando en nombre del papa Clemente VIII.
Durante su detención en Roma lo interrogaron por siete años sobre todos los aspectos de su vida y de sus opiniones filosóficas y teológicas. El 15 de febrero de 1599 la Inquisición encontró a Bruno culpable de ocho actos específicos de herejía, los que la Iglesia no ha revelado hasta ahora. Según los limitados documentos disponibles, Bruno fue procesado por sus opiniones “ateas” y por la publicación de “La expulsión de la bestia triunfante”. Él se negó a retractarse.
La Inquisición entregó su veredicto el 20 de enero de 1600: “Por este medio, en estos documentos... pronunciamos sentencia y declaramos al antedicho hermano Giordano Bruno un impenitente y pertinaz hereje, y en vista de haber incurrido en todas las censuras y dolores eclesiásticos del Canon santo... Ordenamos y mandamos que debe ser enviado a la corte secular... que puedas ser castigado con el castigo merecido, si bien nosotros solemnemente rogamos que él (el gobernador romano) atenúe el rigor de las leyes referentes a los dolores de tu persona, que tú no estés en peligro de muerte o mutilación de tus miembros.
“Además, condenamos, reprobamos y prohibimos todo lo por ti mencionado y tus otros libros y escritos por heréticos y erróneos, conteniendo muchas herejías y errores, y nosotros ordenamos que todos los que han llegado o puedan llegar en el futuro a manos de la oficina santa sean destruidos y quemados públicamente en la Plaza San Pedro y ellos colocados en el índice de Libros Prohibidos” (8).
A pesar de la nota falsa de preocupación por el bienestar físico de Bruno, el veredicto de la Inquisición era una sentencia de muerte. Bruno fue desafiante hasta el final. Gaspar Schopp de Brelau, un reciente converso al catolicismo y testigo del enjuiciamiento, declaró que Bruno exclamó al oír la sentencia: “Quizá ustedes, que pronuncian mi sentencia, tienen más miedo que yo, que la recibo” (9).
La Santa Inquisición y sus torturadores se recuerdan solamente como si fuera un símbolo del producto de una maliciosa travesura. Pero Bruno ha resistido la prueba del tiempo. Un examen de su vida revela a un auténtico hombre del Renacimiento, con un apasionado interés por todos los aspectos del saber humano, que participó con gran energía y determinación en la turbulencia intelectual de su época. Sus percepciones fueron una contribución importante a las ideas que pusieron la base para la ciencia moderna. Su obstinada negación a reverenciar la autoridad, el poder y el aparato represivo de la Iglesia Católica, la institución de mayor alcance en sus días, sería sin duda una inspiración para los siglos por venir.
El filósofo alemán Georg Hegel resumió a la generación de los pensadores a la que Bruno perteneció en “Conferencias sobre la historia de la filosofía”: “Estos hombres se sentían a sí mismos dominados, como realmente lo estaban, por el impulso de crear la existencia y obtener la verdad a partir de ellos mismos. Eran hombres de naturaleza vehemente, de carácter salvaje e inquieto, entusiastas, que no podían alcanzar la calma del conocimiento. Aunque no puede negarse que había en ellos una maravillosa visión de lo que era verdadero y grandioso, por otra parte no hay duda que se deleitaron con todas las formas de corrupción del pensamiento y del espíritu, así como de sus propias vidas. Se encuentra así en ellos gran originalidad y energía espiritual subjetiva; al mismo tiempo, el contenido es heterogéneo y desigual, y es grande la confusión de sus mentes. Sus destinos, sus vidas, sus escritos -que llenan a menudo muchos volúmenes- sólo manifiestan esta inquietud de sus seres, este desmembramiento, la rebelión de su ser interno contra la existencia corriente y el deseo de salir de ella y alcanzar la certidumbre. Estos individuos notables realmente se asemejan a las revoluciones, a las vibraciones y a las erupciones de un volcán que se ha vuelto activo en las profundidades, trayendo a la superficie nuevos avances, los que aún son salvajes e incontrolables" (10).
________________________________________
Notas:
1. La Enciclopedia Católica (http://www.knight.org/advent/cathen/03016a.htm)
2. Citado en “Los mundos infinitos de Giordano Bruno” por Antoinette Mann Paterson, 1970, página IX
3. “Dialéctica de la naturaleza” de Fredrick Engels, páginas 21-22
4. “De triplici minimo” de Giordano Bruno, según lo citado en “Giordano Bruno y ciencia del renacimiento” por Hilary Gatti, 1998, página 4
5. Citado en “Giordano Bruno, su vida y pensamiento” por Dorothea Waley Singer , 1950, página 22
6. Citado en “Los mundos infinitos de Giordano Bruno” por Antoinette Mann Paterson, 1970, páginas 33-34
7. “Giordano Bruno y ciencia del renacimiento” de Hilary Gatti, 1998, página 229
8. Citado en “Giordano Bruno, su vida y pensamiento” por Dorothea Waley Singer, 1950, páginas 176-177
9. Citado en “Giordano Bruno, su vida y pensamiento” por Dorothea Waley Singer, 1950, página 179
10. “Lecturas sobre la historia de la filosofía” de G. W. F. Hegel, volumen 3, página 115-116
FUENTE: Centro Humboldt Kaos en la red, 15/02/06 World Socialist Web Site, 16/02/00



LOS FENÓMENOS RELIGIOSOS

Experiencia religiosa y comunicación

PRENSA ECUMÉNICA


Experiencia religiosa y comunicación

Por Francisco García Bazán

19 de marzo del 2009

El estudio de los fenómenos religiosos se encuentra escasamente presente en los ámbitos académicos argentinos, a raíz de una historia cuya complejidad se remonta a principios del siglo XX. La excepción se encuentra principalmente localizada en los estudios de la religiosidad “etnográfica” de pueblos cuya cultura se teje básicamente alrededor de creencias tomadas en consideración por la ciencia como sistemas míticos. Pero un proceso de atención al tema desde la filosofía y las ciencias sociales comienza a evidenciarse. A eso se refiere la presente nota. (*).

La experiencia de lo sagrado es un fenómeno específicamente humano que acompaña al hombre desde las primeras etapas de su carrera de homínido. Los vestigios de ritos funerarios en tumbas del paleolítico superior así lo permiten deducir. Sobre el fondo de la familiaridad del homo sapiens con las vivencias de atracción y rechazo de lo sacro, se levantan en oriente y occidente los altorrelieves de las religiones cósmicas –esencialmente míticas y de las religiones monoteístas, significativamente creacionales.

Los relatos tradicionales y los ritos propios de las religiones cósmicas mantuvieron por milenios una activa vigencia en el Oeste, pero al comienzo del siglo IV de nuestra era un fervoroso converso y escritor cristiano, el letrado Lucio Cecilio Lactancio, modificó la semántica de la palabra latina religio (religación) forzando su raíz etimológica, al cambiar la acepción mítica romana de “relectura” o repetición cuidadosa –como la conservaba Cicerón– por la significación de “atadura fuerte de piedad del hombre con Dios”.

Retomada la nueva propuesta por san Agustín en sus obras la Religión verdadera y la Ciudad de Dios, la inédita versión restrictiva de la novedosa reinterpretación etimológica hizo fortuna y tuvo un éxito inesperado en la enseñanza cristiana y en la cultura occidental. En este caso también han ingresado como aliadas las otras religiones monoteístas –judaísmo e Islam–, al punto de que sobre la idea común de religación se han construido insospechados ensayos de teología, de filosofía e incluso tratados de mística comparada. Como lo ha dicho de modo simplificado recientemente Benedicto XVI, el cristianismo ha optado por la filosofía frente al mito.

Pero el ámbito de la experiencia religiosa en su sentido lato, no sólo incluye la dimensión que relaciona con lo divino en acepción ilimitada como se ha señalado, sino que es inseparable de este vínculo el rasgo de la comunicabilidad. Lo sagrado se difunde espontáneamente y el creyente lo acoge y lo comunica también de manera natural, ya que el ser humano es por índole propia comunicante y así, intersubjetivo: está abierto en su mismidad a sí mismo y a los demás. La intrínseca propiedad de comunicabilidad, la presencia del otro en sí y viceversa –con superioridad incluso sobre los aspectos de inteligencia y libertad– constituye a la persona. De este modo legítimamente el hombre a partir de su recóndita existencia es religioso, social y político.


Sobre este concepto amplio de lo religioso que se ha tratado de esbozar, concluyendo el 2008 el Rectorado de la Universidad Nacional de San Martín invitó a una veintena de especialistas argentinos y extranjeros (de los Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, España y Brasil), para examinar la cuestión implícita en el título convocante de “Experiencia religiosa y comunicación”.

En el transcurso de tres jornadas universitarias de trabajo fueron expuestos y debatidos los puntos programados. Una primera aproximación al tema enfocó las dificultades que representa la recepción personal de una experiencia caracterizada últimamente por su inefabilidad (C. Ruta, F. García Bazán, B. McGinn, E. Corti), en tanto que un segundo abordaje calibró la complejidad de las relaciones entre dicha experiencia, la postura de la ciencia moderna y algunas corrientes del pensamiento contemporáneo (M. de Asúa, E. Castro, Moreno Sanz).

La posibilidad y estilo de vivenciar lo religioso en un medio disciplinar y comunitario refractario o sensible a los cambios históricos, fue otro de los enfoques de análisis y discusión (G. Melville, R. Rusconi, R-K- Weigand), mientras que la presencia persistente y proteica de lo religioso en la transmisión creativa de los estratos populares y sociales atrajo el vivo interés de estudiosos de la política, la antropología social, la sociología y los cultos evangélicos (C. S. Nun Ingerflom, P. Semán, O. Velho, H. Wynarczyk).

La amplia exposición de F. Jullien buceando en las napas profundas de un helenismo no sometido a los modelos racionales de la modernidad, trató de imaginar una vía de diálogo con horizontes religiosos de otras latitudes culturales, tan extraños como los del pensamiento chino, cuyas categorías de reflexión son bien ajenas a los hábitos de las concepciones de Occidente. La expresión de lo religioso, por otra parte, en las diversas corrientes iconográficas de Europa e Iberoamérica, también fueron examinadas desde el punto de vista de la plástica, la escultura y la arquitectura sagradas (G. Siracusano, L. Albertazzi).

Después de un paréntesis obligado de más de dos décadas en los estudios regulares de ciencias e historia de las religiones por cambios oficiales de planes de estudio y que rompió la continuidad de una disciplina que fuera prestigiada en el país por personalidades universitarias como Vicente Fatone, Víctor Massuh, Armando Asti Vera y José Severino Croatto, el Rectorado de la UNSAM ha tomado la decisión de restaurar unos estudios que tienen actualidad en todo el mundo civilizado y que entre nosotros se debaten contra la extinción. Coloquios como el celebrado son prueba de lo dicho. Las actas del encuentro serán publicadas a mediados del 2009.+ (PE)

Orientación bibliográfica:
J.S. Croatto, Experiencia de lo sagrado. Estudio de fenomenología de la religión, Guadalupe-Verbo Divino, Buenos Aires, Estella (Navarra), 2002.
F. Diez de Velasco y F. García Bazán (eds.), El estudio de la religión, Enciclopedia Iberoamericana de Religiones 1, Trotta, Madrid, 2002.
L. Pinkler (compilador), La religión en la época de la muerte de Dios, MAREA, Buenos Aires, 2005.
J. Ries (coord.), Tratado de antropología de lo sagrado I-V, Trotta, Madrid, 1995-2005.

(*) Esta nota fue originalmente publicada en la Revista de Cultura Ñ, del diario Clarín (enero 31, 2009). Prensa Ecuménica la reproduce con autorización de su autor. Francisco García Bazán, profesor universitario e investigador del CONICET.

Cura Olmedo
Iglesia San Patricio

SANTA ROSA DE LIMA

De los escritos de santa Rosa de Lima

El salvador levantó la voz y dijo, con incomparable majestad:
"¡Conozcan todos que la gracia sigue a la tribulación.
Sepan que sin el peso de las aflicciones no se llega al
colmo de la gracia. Comprendan que, conforme al acre-
centamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la
medida de los carismas. Que nadie se engañe: esta es
la única verdadera escala del paraíso, y fuera de la cruz
no hay camino por donde se pueda subir al cielo!"
Oídas estas palabras, me sobrevino un impetu pode-
roso de ponerme en medio de la plaza para gritar con
grandes clamores, diciendo a todas las personas, de cual-
quier edad, sexo, estado y condición que fuesen:
"Oíd pueblos, oíd, todo género de gentes: de parte de
Cristo y con palabras tomadas de su misma boca, yo os
aviso: Que no se adquiere gracia sin padecer aflicciones;
hay necesidad de trabajos y más trabajos, para conse-
guir la participación íntima de la divina naturaleza, la
gloria de los hijos de Dios y la perfecta hermosura del
alma."
Este mismo estímulo me impulsaba impetuosamente
a predicar la hermosura de la divina gracia, me angus-
tiaba y me hacía sudar y anhelar. Me parecía que ya no
podía el alma detenerse en la cárcel del cuerpo, sino que
se había de romper la prisión y, libre y sola, con más
agilidad se había de ir por el mundo, dando voces:
"¡Oh, si conociesen los mortales qué gran cosa es la
gracia, qué hermosa, qué noble, qué preciosa, cuántas ri-
quezas esconde en sí, cuántos tesoros, cuántos júbilos y
delicias! Sin duda emplearían toda su diligencia, afanes
y desvelos en buscar penas y aflicciones; andarían todos
por el mundo en busca de molestias, enfermedades y
tormentos, en vez de aventuras, por conseguir el tesoro
último de la constancia en el sufrimiento. Nadie se que-
jaría de la cruz ni de los trabajos que le caen en suerte,
si conocieran las balanzas donde se pesan para repartir-
los entre los hombres."

 

 

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"Existen unos que no tienen voz, que son marginados y explotados, y existen otros que tienen privilegios y explotan a los demás. ¿Esto es lo que quiere Dios? No. Y mil veces no".

 

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