NOTA
RECOMENDADA
Juicio
por Checho Casal: “El policía es el estado y el
estado lo fusiló“
El
3 de junio de 2010, en Moreno, el sargento de la PFA Néstor
Adrián González fusiló a Sergio Checho
Casal, de 16 años. Los dos tiros de su reglamentaria,
provista por el estado, entraron por la espalda de Checho, uno
en la nuca.
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NOTA
ESPECIAL
Patota
de la UOCRA atacó a patota de la UOCRA
El
11 de marzo, en un enfrentamiento entre dos facciones de la UOCRA,
respectivamente lideradas por punteros que disputan entre sí
pero responden ambos a Gerardo Martínez, un hombre de 40
años fue asesinado y otros siete resultaron heridos. A
pesar de los tiros, la policía no intervino, y todos se
fueron tranquilamente del lugar.
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CORREPI
en el aire:
El tercer sábado de mes, cada dos meses, a las
16:00, escuchá el espacio de CORREPI en el programa Rebeldes
Stereotipos, por FM La Tribu , FM 88.7, o en www.fmlatribu.com.
Jueves por medio, entre 10:00 y 11:00, escuchá el espacio
de CORREPI en el programa En Otras Palabras, por FM En Tránsito,
FM 93.9, o en
www.fmentransito.org.ar.
Los jueves, alrededor de las 19:00, escuchá
la columna de María del Carmen Verdú en el programa
Aguantando de Pie que conduce, de 18:00 a 20:00, el periodista
Herman Schiller en Radio La Caterva. Seguilo en vivo en fmlacaterva.blogspot.com
o escuchá los programas anteriores enwww.ivoox.com. Teléfono
para mensajes: 4302-1203. Mail: fmlacaterva@gmail.com. |
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2014
(En
el ENA - Encuentro Nacional Antirrepresivo)
BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 710
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BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 710
Del
25 de marzo del 2014
Por
CORREPI especial para Villa Crespo Digital
14
de mayo del 2014
Sumario:
1. Juicio por Checho Casal: “El policía es el estado
y el estado lo fusiló”.
2.
UCR y kirchnerismo: Lo que hicieron por los DDHH.
3.
El gatillo fácil, represión de todos los días.
4.
Primero disparan.
5.
Patota de la UOCRA atacó a patota de la UOCRA.
Juicio
por Checho Casal: “El policía es el estado y el estado
lo fusiló“
El
3 de junio de 2010, en Moreno, el sargento de la PFA Néstor
Adrián González fusiló a Sergio Checho Casal,
de 16 años. Los dos tiros de su reglamentaria, provista
por el estado, entraron por la espalda de Checho, uno en la nuca.
La
excusa utilizada entonces, fue un intento de robo que se habría
realizado con un arma de juguete. Checho, asustado, salió
corriendo y en esa corrida fue cazado por el policía. De
inmediato, los mecanismos que la legitimación del gatillo
fácil tiene reservados para estos casos se pusieron en
práctica.
La policía habló de “enfrentamiento”,
la fiscalía aprobó esa versión, el asesino
argumentó legítima defensa. Lo cierto es que rápidamente
fue excarcelado y el caso rumbeaba para la consagración
de esa vieja amiga del sistema: la impunidad.
Pero
bastó que familiares de CORREPI se acercaran a la familia
de Checho para que la propuesta de luchar organizadamente contra
el crimen de su hijo, y el de todos los pibes que caen como él,
prendiera.
Se
cortaron calles, se marchó, se volanteó. Se hicieron
charlas, festivales, se ganaron las calles de Cuatro Vientos,
de Las Flores, de Moreno Centro y también se disputó
ante la justicia. Cuatro años después, y solamente
por esa lucha, por esa constancia, llegó el juicio en Mercedes.
Fueron
dos días con la solidaridad de mucha gente que se movilizó
contra la naturalización de estas prácticas sistemáticas
de eliminación de los pobres. Dos días en los que,
en tribunales, se probó el fusilamiento que todos conocíamos.
Dos días que resumen la lucha de cuatro años.
El
miércoles 26, a las 14:00, el Tribunal Oral nº 4 de
de Mercedes dará a conocer la sentencia. La fiscalía
pidió 20 años de prisión, porque no se animó
a convalidar lo que es una lógica indiscutible: si, como
alegó la fiscal, “González es el estado y
autor de un fusilamiento“, ¿qué otra cosa
que perpetua corresponde pedir?. CORREPI sí la pidió.
Es
posible que se obtenga una sentencia condenatoria, por supuesto
la exigimos. Pero aún así, nunca será esa
la última palabra.
Cuando Estela Casal dijo en la Plaza de Mercedes que, mirando
las caras de los compañeros, calmaba en parte su dolor
de madre, estaba diciendo que en la lucha organizada confiaba
todas sus fuerzas.
Esa
es la conciencia. Sólo con ella estará todo dicho. |
UCR
y kirchnerismo: Lo que hicieron por los DDHH
Los
diarios de la semana titularon “Guerra de afiches”
para referirse al contrapunto entre radicales y peronistas K que
comenzó con un afiche de los primeros en el que, sobre
una foto de la presidenta, la “juventud radical” pregunta
¿Qué hiciste por los DDHH últimamente?, y
se responde con los 51 muertos de Once, la persecución
a los Qom, la posición del gobierno en el conflicto venezolano
y la designación de Milani. La Cámpora rápidamente
contestó “Algo habremos hecho”, con fotos de
Hebe Pastor de Bonafini, la bajada del cuadro de Videla, los juicios
a los genocidas de la dictadura y el matrimonio igualitario.
Más
importante que lo que dicen, es lo que ambos callan, porque muestra
en qué coinciden. Ni uno ni otro se “tira por la
cabeza” los hechos represivos que lo gobiernos radicales
y kirchneristas dirigieron contra los trabajadores organizados,
ni la común política represiva para controlar y
disciplinar al pueblo, porque en eso, matices muy menores aparte,
andan parejos.
Poco
pueden hablar los radicales de derechos humanos. Sólo en
el gobierno de De La Rúa (sin necesidad de remontarnos
a Yrigoyen y la represión encomendada al teniente coronel
Varela para exterminar obreros en la Patagonia, y salteando también
a Alfonsín, con las Felices Pascuas, el fósforo
blanco, la tortura y la represión en La Tablada y la Masacre
de Ingeniero Budge, etc.), los radicales tienen en sus manos la
sangre de 45 compañeros caídos en la represión
a la protesta, desde la masacre del Puente General Belgrano de
Corrientes el 17 de diciembre de 1999 a las jornadas del 19 y
20 de diciembre de 2001, pasando por los fusilamientos de Aníbal
Verón, Barrios y Santillán en los cortes de la ruta
34, más casi 500 asesinados en los barrios por el gatillo
fácil o la tortura en lugares de detención. Su paradigma
de “gran demócrata”, Arturo Illia, fue quien
impulsó la reforma que incorporó la llamada “prepotencia
ideológica” (art. 213 bis) al código penal,
delito sistemáticamente usado en la persecución
política. Claro que, buen ejemplo de que en materia represiva
los que hoy disputan entre afiches no tienen mucho que envidiarse,
Perón le subió la pena en su tercer gobierno, y
el kirchnerismo lo declaró delito federal en su séptima
ley antiterrorista.
Menos
puede hablar el kirchnerismo, con 21 asesinados en la protesta,
de Luis Cuéllar a Mariano Ferreyra, de Carlos Fuentealba
a Juan Carlos Erazo, de los fusilados en Talar y Bariloche protestando
contra el gatillo fácil al Parque Indoamericano; los 70
desaparecidos de los últimos 10 años, como Jorge
Julio López, los dos Lucianos, Arruga y González,
Daniel Solano, Facundo Rivera, Iván Torres, o los casi
2.500 asesinados por el gatillo fácil y la tortura de la
policía, la gendarmería, la prefectura y los penitenciarios.
Agreguemos al cuadro, para completarlo un poco, las siete leyes
antiterroristas, Las Heras y la condena a perpetua de los petroleros,
Milani, Granados, Berni, los cursos de entrenamiento de las fuerzas
de seguridad dirigidos por EEUU y la reciente convocatoria de
la presidenta, el 1º de marzo, a todos los partidos de la
burguesía para explicitar su acuerdo de común interés
en profundizar la represión frente a las luchas que desata
el ajuste.
El
panorama más completo puede leerse en el informe 10 años
de kirchnerismo: una década ganada ¿para quién?
en http://correpi.lahaine.org/?p=1213.
Radicales y peronistas se han alternado en el gobierno, desde
diciembre de 1983, en distintas versiones y hasta aliados entre
sí. Todos reprimieron al pueblo trabajador. Que no vengan,
ni unos ni otros, a querer lavarse la cara con esas manos manchadas
de sangre. |
El
gatillo fácil, represión de todos los días
Acompañando
estos tiempos de ajuste y devaluación, y de una mayor sinceridad
del gobierno en cuanto a su política represiva sobre los
trabajadores organizados, la represión más silenciosa
y cotidiana, se sigue haciendo sentir como siempre. Hablamos del
constante hostigamiento y represión en los barrios, con
el gatillo fácil y las torturas como moneda corriente para
nuestros pibes. Esta es una política sistemática
que se ejerce en todo el país, debido a que la represión
es necesaria para sostener un sistema desigual e injusto.
En
la provincia de San Luis, localidad de Naschel, el policía
Walter Talquenca entró a los tiros a un boliche bailable.
Mató al camionero Fernando Brizuelas y a un comisario,
e hirió 17 personas más.
En
Rosario, provincia de Santa Fe, Maximiliano Riquelme, de 20 años,
fue asesinado el 3 de marzo cuando iba con sus amigos en auto.
Otro auto los interceptó y persiguió a los tiros.
Lograron perderlos de vista, pero ya era tarde, Maximiliano estaba
herido de muerte. Los asesinos son cuatro policías del
Comando Radioeléctrico de Villa Gobernador Gálvez.
En
Trelew, provincia de Chubut, donde los hermanos Sergio y Denis
Aballay, víctimas de las torturas policiales en 2010, con
cinco policías condenados por el hecho, fueron asesinados
a tiros en plena calle, el 9 de marzo. Los hermanos eran testigos
en la causa por el asesinato de Julián Antillanca, a manos
de la policía chubutense, aquel mismo día en que
sufrieron las torturas en la comisaría. Esta causa aún
sigue abierta.
En
el Gran Buenos Aires, el 17 de enero, Matías Canelo fue
atacado a los tiros por la policía Romina Vanesa Castillo,
quien lo hirió en un pie y el abdomen. Matías y
un amigo iban en moto cuando recibieron los disparos. Su amigo
lo llevó al hospital, donde falleció por las heridas
el 3 de marzo. Cuando su mamá fue a preguntar a la fiscalía
por la causa judicial, le dijeron que estaba cerrada por la muerte
del imputado, ya que solo investigaban un supuesto robo.
La
justicia, como la pata legal del Estado desde la cual se garantiza,
entre otras cosas, la política represiva, se encarga, cada
vez que puede, de sostener la impunidad de los asesinos a sueldo
del estado, como en el caso de Brian Saucedo.
Brian
tenía 18 años, vivía con su mamá y
dos hermanos en la más absoluta pobreza junto a las vías
del ferrocarril Mitre, en el corazón de Barrio Ludueña
de Rosario. Se había criado en la comunidad del padre Montaldo,
comunidad en cuya orquesta Brian tocaba el chelo. El 11 de septiembre
de 2013 fue asesinado por policías de la seccional 12 de
la provincia. Por supuesto, luego de sucedido el fusilamiento,
la policía se encargó de que parezca un “enfrentamiento”,
pero hubo alguien que se animó a contar una historia distinta,
“el chico nunca se tiroteó con la policía,
sino que lo remataron en el piso cuando se había entregado.
Le pegaron un tiro en la nuca y varios en la espalda. Eran dos
policías de la comisaría 12ª y no del Comando.
Uno era Sebastián P. y otro morrudo más petiso,
que fue el que tiró“, dijo Emanuel Cichero, de 25
años, que pasaba con su moto por el lugar. El 7 de noviembre
de 2013, Emanuel fue asesinado de un tiro por la espalda mientras
andaba en moto. La justicia, que no incluyó su testimonio
en la causa de Brian, dictaminó esta semana, que no fue
un caso de gatillo fácil.
En
otros casos, cuando el caso cobra visibilidad por la lucha que
llevan adelante familiares, amigos y organizaciones, aplican alguna
condena que luego será disminuida o revocada. Siempre intentan
ser garantes de esta impunidad, como en el caso de Luciano Arruga,
quien ya lleva 5 años desaparecido por la policía
de Lomas del Mirador porque no quiso salir a robar para ellos.
Ninguno de los responsables ha sido procesado. Esta semana, como
broche de oro de la impunidad, Alejandro Granados, ministro de
Seguridad de la provincia de Buenos Aires, levantó la sanción
que por fuerza de la movilización popular había
impuesto a los subcomisarios Néstor Díaz y Ariel
Herrera, los subtenientes Oscar Fecter y Daniel Alberto Vázquez
y los oficiales Martín Monte, Damián Sotelo, José
Márquez y Hernán Zeliz, quienes, a partir de esta
semana, estarán en las calles nuevamente para seguir cumpliendo
con su función represiva. |
Primero
disparan
La
madrugada del 14 de marzo, Leonardo Paz (22), chofer de la línea
56, murió baleado. Según relataron los medios, dos
muchachos armados subieron al colectivo en el barrio de Villa
Celina, partido de La Matanza, con la intención de robar
a los pasajeros. Entre ellos, al fondo, iba un efectivo de la
PFA vestido de civil. Según se informó, los muchachos,
luego de sacar sus pertenencias a los pasajeros, los hicieron
descender del vehículo. El federal, priorizando sus bienes
a la vida, decidió desenfundar. El resultado fue la muerte
del colectivero.
Como
sea que pasara, hay algo que no cambia: en un colectivo, un bar
o un restaurante, frente a la desgracia de que te asalten, hay
que cruzar los dedos y rogar que no haya un policía entre
el pasaje o la clientela, porque en ese caso, además de
que te roben, podés terminar muerto.
A
raíz del hecho, el titular de la Unión Tranviarios
Automotor (UTA), Roberto Fernández, anunciaría un
paro de servicios por 12 horas. Horas después y en diálogo
con los medios diría: “vamos al paro para ver si
las autoridades se deciden a proteger como corresponde a los trabajadores
en los colectivos”. En otras palabras, el reconocido burócrata
sindical -plegándose al sorteo de la agenda nacional- no
hace otra cosa que pedir mayor militarización de los territorios.
No hay medias tintas para entender la frase: el hombre habla de
“proteger como corresponde” a los trabajadores. Evidentemente,
como describiera tan detalladamente años atrás Rodolfo
Walsh sobre la vieja usanza de los sindicatos pro patronales,
la lógica sigue siendo la misma: la lógica del gatillo
alegre.
La
respuesta del estado al pedido del burócrata no tardaría
en llegar: unos pocos días después del hecho, el
Ministro de Seguridad de la provincia, Alberto Granados, lanzó
una urgente convocatoria para sumar a la fuerza unos 2.500 policías
retirados. “Hoy el déficit número uno es la
falta de policías” diría Granados, confirmando
lo que ya todos sabemos: la prioridad del estado no es la falta
de trabajo, salud, educación y vivienda, sino reforzar
su aparato represivo para poder sostener el ajuste.
“La
convocatoria ya está abierta. Los retirados empezarán
a trabajar inmediatamente, una vez que pasen los exámenes
de rigor“. Queda claro entonces, cuál es la lógica
de entrenamiento, el examen de rigor: ante cualquier situación,
primero disparar. |
Patota
de la UOCRA atacó a patota de la UOCRA
El
11 de marzo, en un enfrentamiento entre dos facciones de la UOCRA,
respectivamente lideradas por punteros que disputan entre sí
pero responden ambos a Gerardo Martínez, un hombre de 40
años fue asesinado y otros siete resultaron heridos. A
pesar de los tiros, la policía no intervino, y todos se
fueron tranquilamente del lugar.
Este
episodio, esta vez entre ellos, echa luz sobre lo que vienen sufriendo
los obreros de la construcción antiburocráticos
en Lomas de Zamora.
Así
como la patota de la Unión Ferroviaria mató a Mariano
Ferreyra por enfrentar a la burocracia y por contribuir a la lucha
de los trabajadores antiburocráticos, los obreros de la
construcción enfrentan a esa misma metodología,
que tiene años de historia de la mano de la burocracia
sindical en nuestro país.
Como
siempre, las patotas y sus métodos, que garantizan los
negocios empresarios, cuentan con la ayuda de la policía
y la impunidad del aparato judicial y el gobierno.
Pero
los trabajadores también tienen su experiencia histórica
sobre cómo dar la pelea y cómo enfrentar a las burocracias
y sus patotas.
Es
importantísimo el apoyo a la lucha antiburocrática
de parte de las organizaciones del campo popular que bregamos
por la unidad de los que luchan. |
FUENTE:
CORREPI
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Martes, 1 Noviembre, 2016 16:56
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