ANGEL VICENTE PEÑALOZA
12 DE NOVIEMBRE DE 1863
Por Elena Luz González Bazán especial para Villa Crespo Digital
25
de noviembre del 2015
ANIVERSARIO
DE SU MUERTE
ANGEL
VICENTE PEÑALOZA, más conocido y renombrado
como el CHACHO. Nace en 1796 en una pequeña aldea de
Guaja, cerca de los pagos donde años antes había
nacido Juan Facundo Quiroga.
El
Chacho, era bisnieto de don Francisco Javier Mercado de Peñaloza,
poblador de Los Llanos en el siglo XVII. Recibe una educación
elemental al lado de su tío abuelo que era el presbítero
y doctor Ángel Vicente Peñaloza, y siendo jovencito
pasó al lado de Juan Facundo Quiroga, como soldado de
las milicias riojanas.
En
1817 integra la caballería llanista que va con la expedición
a Copiapó, acción bélica en la que se lucen
los riojanos, quienes se hacen merecedores de la distinción
que San Martín otorgó a los vencedores de Chacabuco.
A
partir de 1820, el Chacho, acompaña a Juan Facundo Quiroga
en todas sus campañas, primero contra Gregorio Aráoz
de la Madrid y después contra José María
Paz.
En
la batalla de El Tala, librada el 27 de Octubre de 1826, el
capitán Peñaloza resultó con una herida
grave producida por una lanza, después de batirse con
bravura, sostienen las crónicas de la época.
En La Tablada, el 22 de Junio de 1829, fue uno de los jefes
de la caballería de Facundo que dieron doce cargas sucesivas
sobre los cuadros de infantería de Paz arrebatándole
las piezas de artillería.
En
1835, después de la muerte de Facundo, en combinación
con el Gobernador sanjuanino Martín Yanzón, se
levanto en armas con el propósito de derrocar al gobernador
de su provincia, seguidor de Juan Manuel de Rosas, Fernando
Villafañe, pero fracasó.
En
1840, cuando el general Tomás Brizuela, su amigo, asume
la jefatura militar de la Liga del Norte contra Rosas, el Chacho
fue de la partida y se distinguió excepcionalmente durante
una campaña que resultó desastrosa para los unitarios,
con los cuales se habían aliado tanto él como
Brizuela. Tuvo que asilarse en Chile, después de Rodeo
del Medio.
En
Abril de 1842 pasó la cordillera y entró en La
Rioja en nueva campaña contra las fuerzas de Rosas. Se
sostuvo a lo largo de un año con las únicas fuerzas
que él remontó, pero debió abandonar nuevamente
el país y buscar refugio en Chile.
A
principios de marzo de 1844 y en febrero de 1845 intentó
nuevamente levantar su provincia contra el poder de Rosas, pero
fracasó en ambos movimientos.
En mayo de 1845 decide volver a su patria, con la ayuda del
gobernador de San Juan, su amigo Nazario Benavidez con quien
había hecho las campañas contra los unitarios,
desde 1826 hasta 1831. Amparado por el jefe sanjuanino pudo
radicarse en los Llanos y, en febrero de 1848 encabeza un movimiento
contra el Gobernador riojano Vicente Mota para encumbrar en
el gobierno a don Manuel Vicente Bustos.
Junto
a Bustos, Peñaloza apoyó la gestión de
Urquiza a partir del Acuerdo de San Nicolás y después
de 1854 se convirtió en firme puntal de la Confederación
Argentina en el noroeste.
El 7 de julio de 1855 fue ascendido a Coronel Mayor del ejército
nacional, grado equivalente al Generalato. Y el 27 de junio
le 1861 el gobierno de la Confederación lo nombró
comandante en jefe de la circunscripción militar del
noroeste, que comprendía La Rioja y Catamarca.
Después
de Pavón resistió en su provincia la ocupación
dispuesta por el gobierno del general Mitre en dos sangrientas
campañas a lo largo de las cuales esperó vanamente
un pronunciamiento de Urquiza, que no se produjo.
Asesinato
de un General Argentino
El 12 de noviembre de 1863 el brigadier general Ángel
Vicente Peñaloza, a sus gallardos 70 años, está
refugiado en la casona de su amigo Felipe Oros, en la pequeña
población riojana de Olta, con media docena de hombres
desarmados, a pocos días de su derrota en Caucete, San
Juan, contra las tropas de línea del gobernador de la
provincia y director de la guerra designado por el presidente
Bartolomé Mitre: Domingo Faustino Sarmiento, que estaba
desesperado entonces por saber dónde se escondía
su peor enemigo.
A
principios de mes el capitán Roberto Vera sorprende a
un par de docenas de seguidores de Peñaloza. "Acto
continuo se les tomó declaración", dice el
escueto parte de su superior, el mayor Pablo Irrazábal:
seis murieron pero el séptimo habló. El chileno
Irrazábal lo manda a Vera con 30 hombres al refugio del
caudillo, donde lo encuentra desayunando con su hijo adoptivo
y su mujer.
El
Chacho, el amable gaucho generoso y valiente defensor a ultranza
de las libertades de los pueblos, sale a recibirlo con un mate
en la mano y, entregando su facón -en cuya hoja rezaba
la leyenda "el que desgraciado nace / entre los remedios
muere"-, le dice al capitán: "estoy rendido".
Vera lo conduce a uno de los cuartos y le pone centinela de
vista. Y le comunica el suceso a Irrazábal. El mayor
no tarda en aparecer. Entra al cuarto y pregunta de un grito:
"¿quién es el bandido del Chacho?".
Una voz calma, desbordante de buena fe, le contesta:"yo
soy el general Peñaloza, pero no soy un bandido".
Inmediatamente,
y sin importarle la presencia del hijastro y de doña
Victoria Romero de Peñaloza, el mayor Pablo Irrazábal
toma una lanza de manos de un soldado y se la clava en el vientre
al general. Después lo hizo acribillar a tiros. Y mandó
cortarle la cabeza y exhibirla clavada en una pica en la plaza
del pueblo de Olta. Sarmiento, que nada deseaba más que
esa muerte, le escribe a Mitre el 18 de noviembre: "...he
aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle
la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación,
las chusmas no se habrían aquietado en seis meses".
FUENTES:
varias, final del Reportaje de Caras y Caretas Nº 607 -
Mayo 1910.
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