BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 743
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BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 743
Del
16 de diciembre del 2014
Por
CORREPI especial para Villa Crespo Digital
31
de diciembre del 2014
Sumario:
1. En estas fiestas, "paz" para algunos, represión
para otros.
2. Rotten apples.
3. Represión a jóvenes en Tigre y Córdoba.
4. La muerte nuestra de cada día (el pan sigue faltando).
5. Dos de polinarcoextorsionadores.
En estas fiestas, "paz" para algunos, represión para
otros.
Cada día,
el secretario de Seguridad Sergio Berni nos deja más claro que,
mientras exista cualquier reclamo y algún tipo de organización
para conseguirlo, la respuesta del gobierno será indefectiblemente
la represión. Así lo hizo, esta vez, con sus declaraciones
referidas al reclamo de la organización Barrios de Pie de un
bono de fin de año, para poder pasar las festividades con un
plato de comida en la mesa navideña. Frente a un reclamo para
poner algo sobre la mesa navideña, los calificó como "locos
que intentan generar caos".
El estado,
de la mano del secretario Berni, sabe muy bien qué hay que hacer
para que el pueblo no se organice y tome conciencia: "actuar con
la mayor rigurosidad de la ley", porque "los argentinos tenemos
derecho a tener un diciembre en paz". Sí, lo tendríamos
si todos los pobres pudieran tener acceso a un clima de festividad porque
no están pensando cómo alimentar a sus hijos, y si no
los van a reprimir cuando protesten para poder tener acceso a lo que
parece ser un beneficio de unos pocos y no un derecho básico.
Para garantizar,
no sólo "un diciembre en paz" sino durante todo el
año próximo el cuidado de sus intereses, también
necesitan que sus perros guardianes estén bien alimentados y
satisfechos. Por eso el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck,
encabezó los actos protocolares y el desfile por el "Día
de la Policía en Cinco Saltos" anunciando un aumento del
30% para el personal policial y del Servicio Penitenciario Policial
a las puertas de 2015. Sólo un ejemplo de los aumentos que se
darán en todas las provincias, al tiempo que son encomiadas las
"acciones heroicas en la labor policial". Por supuesto, labor
que consiste en reprimir, torturar y matar.
Del mismo
modo, exigen "mayor celeridad en los procesos" para condenar
más rápido a los de siempre, y promueven, como en Córdioba,
reformas aún más represivas de los códigos de faltas,
su mejor herramienta, junto con la Doble A, a la hora de disciplinar
con las detenciones arbitrarias.
Todo esto
justificado con el discurso de la "inseguridad", y los pobres
"bárbaros", inadaptados, para poder seguir legitimando
a sus verdugos, que matan un pibe por día en los barrios, manejan
el crimen organizado y explotan el del chiquitaje. Como si la inseguridad
no fuese, también, subir al transporte público en condiciones
paupérrimas y viajar como ganado; o ver salir a tu hijo de tu
casa y no saber si va a volver porque es blanco fácil para la
cana, porque es joven, morocho y de gorrita; como si inseguridad no
fuese no saber si te va a alcanzar el sueldo para alimentar a tus hijos,
o para pasar las fiestas en familia.
Rotten apples.
Hace unos
días, el Senado de EEUU empezó a difundir un informe sobre
las prácticas y técnicas de los agentes de la CIA, que
reconoce –de nuevo- el uso de la tortura sistemática. El
informe, de unas 6.000 páginas (aunque se publicaron sólo
alrededor de 500), habla del programa secreto puesto en marcha por el
gobierno de G. W. Bush (2001-2009) para la extracción de información
a unos 190 detenidos, con relación a los hechos ocurridos durante
septiembre de 2001, mediante la utilización de "técnicas
de interrogación reforzada" (suena mucho mejor que lisa
y llana tortura, ¿no?). De hecho, la palabra "tortura"
no aparece en el informe ni una sola vez.
Previsiblemente,
el presidente Obama se mostró preocupado y manifestó que
estas prácticas, en su momento, apartaron al país de sus
"valores morales" (!), y John Brennan, jefe de la CIA, salió
a dar una conferencia de prensa adjudicando la responsabilidad, como
no podía ser de otra manera, a oficiales puntuales que serían
una minoría dentro de la organización, además de
admitir que los métodos utilizados son "repugnantes",
poniendo como excusa que "la CIA no estaba preparada para detener
e interrogar a miembros sospechosos de Al Qaeda".
A pesar
del adjetivo aparentemente fuerte, Brennan defendió el método,
diciendo que no hay forma de saber si cierta información obtenida
bajo tormentos pudo haber sido obtenida de otra forma, y cerrando con
la histórica justificación de que los oficiales involucrados
"hicieron lo que tenían que hacer en servicio a nuestra
nación".
La difusión
del informe causó sorpresa a muchos, como si la aplicación
de tormentos y los conocidos métodos de tortura de la agencia
yanqui fueran una novedad. Es sabido, desde mucho ante de que los Manuales
de Tortura fueran desclasificados en 1996, que son conductas históricas
y sistémicas, aun cuando la frutilla del informe le robe a los
políticos de estas latitudes una también histórica
justificación, la de las "manzanas podridas". Es que,
nos dice el Senado yanqui, no se trató de una política
de estado, sino que "El programa era dirigido por dos psicólogos
inexpertos". ¿Era?
Represión a jóvenes en Tigre y Córdoba.
Durante
el último fin de semana de noviembre, unos pibes del barrio Las
Tunas del partido de Tigre, dos de ellos estudiantes del Bachillerato
Raíces, fueron brutalmente reprimidos por la bonaerense a la
salida del boliche Tropitango de El Talar. Los golpes y las balas de
goma que descargaron toda su fuerza sobre los jóvenes, les produjeron
heridas graves, desde fracturas en el rostro y dientes rotos, rostros
desfigurados, hasta impactos de balas de goma.
El otro
hecho ocurrió el 7 de diciembre, en la provincia de Córdoba.
Hace apenas algunos días, le dieron de alta a Lucas Cuello, de
17 años, que se encontraba internado en terapia intensiva con
traumatismo de cráneo, luego de la salvaje golpiza por parte
de cinco policías de la provincia cuando salía de un boliche
junto a sus otros amigos.
Las reiteradas represiones a jóvenes de los barrios más
humildes no son hechos aislados. Esta modalidad de represión
de baja intensidad o "preventiva" se caracteriza por estar
dirigida a los sectores más pobres de la sociedad y, entre ellos,
a los jóvenes, que son su mayoría. El poder político,
la policía, los patovicas (cuya amplia mayoría son policías
haciendo adicionales o son dirigidos por miembros activos o retirados
de fuerzas de seguridad) cortan con la misma tijera, siempre pegando
a los que menos tienen.
Pero hay
algo que no tienen en cuenta, y es que, cuando la conciencia dentro
de la clase trabajadora emprende su camino, los que sufren día
a día la represión sólo conocen una única
salida, la solidaridad, la organización y la lucha.
La muerte nuestra de cada día (el pan sigue faltando).
Todos
los años, hacia el cierre del último trimestre y a la
hora de realizar el análisis de la situación represiva
anual del último período, se nos presenta el mismo dilema:
¿dónde poner el corte de tiempo? -y este no es un dilema
de días u horarios, sino uno que parte de la amargura de los
hechos-. Entendemos que es prioritario visibilizar y luchar contra la
represión de todos los días, por eso elaboramos el Archivo
de personas asesinadas por el estado, por eso actualizamos el registro
de casos del último período. El problema del corte, es
que la represión no se corta.
El 5 de
diciembre, cayó muerto un muchacho de 25 años en la localidad
de Rafael Castillo, zona oeste del Gran Buenos Aires, tras haber recibido
los disparos de un subteniente de la Policía Bonaerense a quien
le habrían robado la moto.
Al día
siguiente, Michel Alberto Suárez "Noa", de 20 años,
moría en el hospital municipal de la ciudad de Quequén,
luego de haber sido trasladado desde la dependencia de la Subcomisaría
2ª de esa misma ciudad. Horas antes había sido detenido,
acusado de haber participado en la rotura de una ventana de la Unidad
Básica del Partido FE, cuyos referentes nacionales son el gobernador
de Córdoba José Manuel De la Sota y el dirigente del gremio
gastronómico Gerónimo "Momo" Venegas. La versión
policial afirmó que fue hallado muerto "suicidado por asfixia".
El parte médico describiría después que su cuerpo
tenía marcas de golpes en el rostro, los hombros y la espalda.
El mismo
6 de diciembre, pero en la localidad de González Catán,
partido de La Matanza, caía muerto de dos balazos un muchacho
que habría querido robar al cabo Mariano Acevedo de la Policía
Federal cuando ingresaba a su finca en el cruce de Fajardo y Urdaneta.
El 8 de
diciembre, Damián "Pitu" Fernández de 18 años,
bajaba de su casa a la plaza del barrio en Libertador y 9 de julio,
localidad de San Martín, para compartir con sus amigos un pedazo
de torta por el festejo del cumpleaños de su hermana. Una bala
lo alcanzó en el camino, producto de una persecución policial
que pasaba por una de las laterales de la plaza. Cayó muerto
en el acto. La explicación del policía interviniente fue:
"Ya lo matamos, ¿qué quieren que hagamos ahora?".
El 9 de
diciembre, Pablo "el Rengo" Peralta moría en la Unidad
Carcelaria de la ciudad de La Banda, Santiago del Estero, "por
causas naturales", según diría el informe oficial.
Días más tarde se comprobaría que había
estado varios días sometido a condiciones infrahumanas en la
"celda de castigo" N° 10, y que luego de haberse descompensado,
producto del aislamiento, fue hallado sin vida en una celda común.
El 10
de diciembre, en la localidad de Pablo Nogués, partido de Malvinas
Argentinas, Osvaldo Antonio Asua Chilavert, de 17 años, fue fusilado
por el sargento de la Bonaerense Fernando Santiago Gómez, quien
luego diría que había querido asaltarlo.
Al día
siguiente, en la localidad de Los Hornos, un oficial del CPC La Plata
asesinó de un tiro en la cabeza a un muchacho de 16 años
que habría querido robarle la moto. El mismo día, pero
en el Hospital de Urgencias de la ciudad de Córdoba, moría
otro muchacho de 18 años, producto del balazo recibido por un
efectivo de la policía provincial, después de haber sido
identificado como "motochorro" por una vecina que esperaba
el colectivo. Ninguno de ellos fue identificado. Sus nombres se perdieron
en las balas.
Así
es que los hechos nos corren al cotidiano, al gatillo fácil y
a la muerte de todos los días, semana tras semana. Y la lista
sigue...
Dos de polinarcoextorsionadores.
La semana
pasada, la noticia tímidamente contó que, en la comisaría
9ª de Jujuy y en la División Toxicomanía de la capital
provincial, se encontraron vastas pruebas de cómo la policía
está preparada para armar causas cual "procedimiento de
rutina".
La investigación
comenzó en 2013, a raíz de la absolución de un
negociante local, dueño de una farmacia, al que, durante una
razzia, un policía de civil le había plantado droga. Producto
de ese "procedimiento", con el cual habitualmente se manejan
estos guardianes de la "seguridad de la comunidad", varios
jóvenes que se encontraban en la cuadra tras haber jugado un
partido de fútbol fueron detenidos y golpeados, uno de ellos
incluso fue torturado y amenazado en un baño, como muestra ejemplar
para que nadie se atreviera a denunciar el accionar policial.
Con testigos
falsos y apoyados en el "indubitable hallazgo", imputaron
al dueño de la farmacia y a otros dos jóvenes más,
y el juez les dictó la prisión preventiva. Llegado el
juicio, ni siquiera los testigos policiales pudieron sostener su versión
y todos fueron absueltos, después de esperar largamente el resultado
del proceso en la cárcel. Algo, digamos de paso, que casi ningún
policía acusado de gatillo fácil experimenta: la prisión
preventiva.
La investigación
que siguió a la absolución de los "empapelados"
llevó a encontrar, en los casilleros personales de los policías
y en otros lugares de la comisaría y la División Toxicomanía,
documentos truchos, cantidad de drogas para plantar, celulares, motos
robadas por la propia policía, actuaciones sumariales prefabricadas,
en fin, todo un arsenal de elementos útiles para inventar causas
y plantar pruebas falsas, todo avalado debidamente por los habituales
y más truchos aún "testigos de actuación".
Ahora, los nuevos imputados (esta vez, sin causa prefabricada), son
un comisario, dos cabos, tres oficiales ayudantes y un oficial subinspector.
Mientras
tanto, pero en la provincia de Córdoba, está por empezar,
junto con el nuevo año, el juicio oral contra varios efectivos
de la División Antidrogas que, naturalmente, dirigían
una banda de narcopolicías. Se ocupaban de hacer sumarios falsos,
de utilizar "buches" para infiltrar las bandas rivales, de
plantar drogas en los operativos para desviar la atención de
sus propias operaciones, de destruir pruebas contra sus socios, y otras
lindezas.
En un
caso que alcanzó a varios funcionarios políticos que debieron
renunciar o fueron echados, los ex miembros del área de Drogas
Peligrosas, a los que se probó que tenían aceitados vínculos
con vínculos con narcotraficantes, se los acusa por los delitos
de asociación ilícita, violación de los deberes
de funcionario público, falsificación de documentos públicos,
falso testimonio y privación ilegítima de la libertad.
Además, se sospecha que son los responsables de tres homicidios
de policías que no compartían su negocio: el oficial Juan
Alós, encontrado con un balazo en la cabeza en su auto en Alta
Gracia, en septiembre de 2013; la agente Damaris Roldán, que
apareció muerta en un baldío el mismo mes, y el subinspector
Lucas Emiliano Paredes, "suicidado" cerca de Bosque Alegre.
Sólo
dos ejemplos de una realidad que se reproduce constantemente en las
comisarías de todo el país. Dos casos que salieron a la
luz en los medios masivos como algo "inaudito y sorprendente",
cuando las causas armadas son cosa de todos los días, y son el
complemento de su propia e innegable criminalidad.
FUENTE:
CORREPI
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