NOTA
RECOMENDADA
Gambetas
y balas: De penales no cobrados y represión
El
mundial Brasil 2014 tuvo una previa de protestas y represión.
Con el 20% de sus más de 200 millones de habitantes en
la pobreza, hacinados en favelas militarizadas, el pueblo brasileño
se cansó de escuchar que no había plata para la
salud, la educación y demás derechos básicos
cuando vio que el gobierno del PT estaba construyendo otro mundo,
un mundo donde los explotados de Brasil no eran bienvenidos:
el mundo para el Mundial.
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NOTA
ESPECIAL
Berni:
El gobierno por la bala y la boca muere
El
7 y 8 de julio pasado, sin disimulos ni mascaradas, el gobierno
nacional descargó buena parte de su potencial represivo
sobre los trabajadores de Enfer-Tatsa, Lear y todos los que acompañaron
sus reclamos contra despidos, suspensiones y persecución
gremial.
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CORREPI
en el aire:
El tercer sábado de mes, cada dos meses, a las
16:00, escuchá el espacio de CORREPI en el programa Rebeldes
Stereotipos, por FM La Tribu , FM 88.7, o en www.fmlatribu.com.
Jueves por medio, entre 10:00 y 11:00, escuchá el espacio
de CORREPI en el programa En Otras Palabras, por FM En Tránsito,
FM 93.9, o en
www.fmentransito.org.ar.
Los jueves, alrededor de las 19:00, escuchá
la columna de María del Carmen Verdú en el programa
Aguantando de Pie que conduce, de 18:00 a 20:00, el periodista
Herman Schiller en Radio La Caterva. Seguilo en vivo en fmlacaterva.blogspot.com
o escuchá los programas anteriores enwww.ivoox.com. Teléfono
para mensajes: 4302-1203. Mail: fmlacaterva@gmail.com. |
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2014
(En
el ENA - Encuentro Nacional Antirrepresivo)
BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 722
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BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 722
Del
15 de julio 2014
Por
CORREPI especial para Villa Crespo Digital
15
de julio del 2014
Sumario:
1.
Gambetas y balas: De penales no cobrados y represión.
2.
Berni: El gobierno por la bala y la boca muere.
3.
Solidaridad con el pueblo y los presos políticos peruanos.
4.
Córdoba: Gatillo fácil con mala puntería.
5.
Polichorro santiagueño: nada insólito.
6.
Próximas actividades.
Gambetas
y balas: De penales no cobrados y represión
El
mundial Brasil 2014 tuvo una previa de protestas y represión.
Con el 20% de sus más de 200 millones de habitantes en
la pobreza, hacinados en favelas militarizadas, el pueblo brasileño
se cansó de escuchar que no había plata para la
salud, la educación y demás derechos básicos
cuando vio que el gobierno del PT estaba construyendo otro mundo,
un mundo donde los explotados de Brasil no eran bienvenidos: el
mundo para el Mundial.
Con
un gasto total de U$S13.600 millones de dólares, la previa
mundial fue un espacio donde el pueblo de Brasil salió
a organizarse para reclamar sus justas reivindicaciones y denunciar
el negociado del gobierno brasileño con la FIFA. La respuesta
del gobierno de Rousseff fue la represión. Cuando parecía
que en las favelas no entraba un sólo policía más,
el gobierno demostró que siempre hay plata y lugar para
más policía con tal de seguir reprimiendo. No sólo
recrudeció la militarización de las fuerzas de seguridad
en las barriadas populares, sino que cada una de las protestas
fue reprimida, sin excepción.
El
12 de junio, todo estaba en su lugar. Las cámaras se encendían
para mostrar a millones de personas alrededor del mundo que Brasil,
aquel país sudamericano que emerge como potencial a fuerza
de explotar a su pueblo, no sólo es capaz de mantener bajo
control las villas maiores do mundo, sino que también puede
organizar un mundial. Lo dejó claro ese mismo día,
pero más temprano, cuando la policía reprimió
simultáneamente las protestas en San Pablo, Río
de Janeiro, Belo Horizonte, Brasilia, Fortaleza, Porto Alegre,
Florianópolis y Belem. ¿El saldo? Cientos de detenidos
y heridos como consecuencia de las balas y los gases lacrimógenos
del gobierno progresista. En Argentina, Sergio Berni también
protestaba, pero para pedir que lo dejen reprimir aun más
en nuestro país; comentando la jornada represiva que se
desplegó en todo Brasil, el secretario de Seguridad se
reprochaba “Si pasa algo así acá, yo voy preso”.
El
fixture del mundial incluyó goles y gambetas, balas y represión.
La primera jornada mundialista fue inaugurada con represión
en todo Brasil y un triunfo de la Selección local. Mientras
tanto, en Argentina, las fuerzas de seguridad del estado no quisieron
ser menos que sus colegas brasileros e inauguraron el mundial
fusilando a Walter Darío Arrieta, de 20 años, de
un disparo en la cabeza (ver Boletín Informativo n°719
de CORREPI).
Lo
mismo sucedió mientras transcurría la tercera fecha
del torneo. Mientras Uruguay le peleaba el partido a Costa Rica,
Andrés García era detenido por la Gendarmería
de Cuyo para un “control” vehicular, control que terminó
con el fusilamiento de Andrés.
El
15 de junio, la Selección argentina se metía en
el campo de la selección bosnia para marcar dos goles.
Acá, en Argentina, la policía Federal, junto con
la Infantería y la Gendarmería, se metían
en la fábrica Paty con el objetivo de impedir que los trabajadores
siguieran el paro votado en asamblea y la toma de la fábrica
que tenía como objetivo la reincorporación de compañeros
suspendidos y reivindicaciones salariales.
El
17 de junio, cuando finalizó un lastimoso cero a cero entre
Brasil y México, la policía Federal arremetía
contra la manifestación que se concentraba en la Casa de
Córdoba, con un saldo de 12 compañeros detenidos.
Un
día después, mientras España quedaba afuera
del Mundial, las fuerzas de seguridad del estado argentino seguían
adelante en su tarea represiva, torturando hasta la muerte a Arial
Almeyda, de 18 años, en la Comisaría 1ª de
Viedma y asesinando a un pibe de 15 años en Pablo Nogués.
El
28 de junio, tampoco fue la excepción en este combo de
mundial y represión: Lucio Norberto Betriziano de 30 años,
volvía a su casa en Paso del Rey luego de ver con amigos
el partido entre Brasil y Chile. Cruzó su camino con el
policía Federal Julio César Mogogna, que lo vio
“sospechoso”, le disparó y lo mató.
Ese mismo día, también en la zona oeste del Gran
Buenos Aires, en Merlo, un pibe de apellido Sosa, de 17 años,
fue fusilado por un policía Federal. (Ver boletín
Informativo n°721 de CORREPI).
En
la jornada del 30 de junio, cuando Alemania y Francia ganaban
sus respectivos partidos, los estatales de ATE Río Negro
se manifestaban cuando vieron venir, uno tras otro, los palos
y los gases policiales. La jornada represiva terminó con
varios trabajadores heridos.
El
1º de julio, la Selección argentina pasaba a cuartos
de final y los hinchas argentinos festejaban en San Pablo, pero
para que los argentinos que se fueron a Brasil no se olviden del
accionar de la policía de su país, la policía
militar paulista de Brasil los reprimió durante más
de dos horas con balas y gases.
Luego
de que la Selección llegara a la semifinal del Mundial
después de 24 años, la gendarmería, con Berni
como DT, reprimió el corte de los trabajadores de Tatsa
y Emfer el 7 de julio y continuó, de la mano de la policía
Federal el día siguiente, contra los trabajadores de Lear.
Las
últimas dos jornadas mundialistas no tuvieron nada que
envidiarle a las anteriores si de represión hablamos: el
9 de julio, en La Plata, miles de personas pasaron de festejar
el pase a la final de la Selección a correr de la balacera
policial. Los festejos fueron reprimidos por la policía,
dejando como saldo diez personas heridas.
Finalmente,
ayer, mientras la mayoría de nosotros nos quedábamos
en silencio cuando veíamos como entraba la pelota empujada
por Götze al arco de Romero, la policía Federal comenzaba
con el operativo preparado para los festejos de ese día.
El debate futbolero sobre el penal no cobrado y los goles errados,
fue quebrado por las balas policiales en distintos puntos del
país: en Capital Federal, La Plata, Bahía Blanca,
Mar del Plata y Córdoba, la policía festejó
el segundo puesto de la Selección cumpliendo su tarea predilecta.
Reprimió en simultaneo a miles de personas, dejando como
resultado, sólo en Capital, más de 60 heridos y
50 detenidos, único lugar del país donde, hasta
ahora, se comprobó la participación activa de barras
bravas, quienes en muchas ocasiones se prestan para ser la mano
de obra tercerizada de la represión estatal.
Los
medios de comunicación, tanto oficiales como del grupo
Clarín, hablan de los violentos de siempre, refiriéndose
a los hinchas que fueron reprimidos en todo el país. Lo
que no dicen, es que los que siempre llevan la violencia estatal
a cada punto del país son las fuerzas represivas del estado,
que utilizan cualquier excusa para aplicar las herramientas que
tienen a mano con el objetivo de disciplinar al pueblo o romper
con la organización de los trabajadores, según sea
el caso. La Selección argentina tiene la posibilidad de
ganar el Mundial cada cuatro años, mientras que la policía
mata un pibe cada 28 horas.
¿La
culpa es del fútbol? No. El deporte más jugado por
el pueblo trabajador, tanto en Brasil como en Argentina, es utilizado
por pocos para hacer de él un negociado y una excusa para
la represión. La alegría del pueblo trabajador es
cooptada por los distintos gobiernos para cubrir sus matanzas,
para que un puñado de empresas se llene los bolsillos,
mientras tantos pibes patean la pelota en un potrero hasta que
un policía o un gendarme aprieten su gatillo.
Miles
de policías brasileños llevaron adelante razzias
masivas en las favelas de Brasil este año, con la excusa
de que se estaba preparando un atentado que tenía como
objetivo el primer partido del Mundial. El aparato represivo fusiló
a un número incierto de personas con el argumento de estar
buscando terroristas. Todo esto bajo la dirección del gobierno
brasileño, que se ocupa de defender los intereses de la
burguesía y a pedido de la FIFA que exigía condiciones
necesarias de “seguridad”. Para garantizar la seguridad
de las empresas y de la FIFA, el gobierno brasileño desplegó
un total de 250.000 efectivos de seguridad de distintas fuerzas
y gastó más de 2.000 millones de reales en materia
represiva. En varias favelas de Brasil se veía la misma
consigna “Terrorista es la FIFA”.
El
saldo del mundial en Brasil, no sólo incluye los diez goles
que su Selección vio entrar en su arco en los últimos
dos partidos, sino que también contó con 696 movilizaciones,
donde las fuerzas de seguridad asesinaron a ocho personas, detuvieron
a 2.608 e hirieron a 837. Brasil no ganó el Mundial, pero
sí obtuvo un record: el mayor despliegue de fuerzas de
seguridad de la historia en un acto deportivo.
No
es casual que los distintos estados quieran hacer de la alegría
de miles de trabajadores un negocio. Sin embargo, hemos visto
cómo, a pesar de los intentos de los gobiernos y las empresas
de implantar una cortina de humo, el pueblo trabajador puede esperar
con ansías el gol del triunfo, pero también, y sobre
todo, organizarse y salir a las calles luchar por lo que le corresponde.
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Berni:
El gobierno por la bala y la boca muere
El
7 y 8 de julio pasado, sin disimulos ni mascaradas, el gobierno
nacional descargó buena parte de su potencial represivo
sobre los trabajadores de Enfer-Tatsa, Lear y todos los que acompañaron
sus reclamos contra despidos, suspensiones y persecución
gremial. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, tuvo a su cargo
no sólo la dirección de los operativos de gendarmería
y la policía Federal, sino que dejó bien claro su
objetivo, el de frenar la organizacion y la lucha de los trabajadores:
“Actuamos para no dejarnos avasallar por esta planificación
permanente de violencia de la izquierda”, declaró
orgulloso.
Pero fue en
declaraciones al diario Perfil donde confirmó lo que CORREPI
viene sosteniendo: “No hubo ningún cambio, siempre
trabajamos de la misma manera, con mucha responsabilidad. En todos
los cortes actué de la misma manera”.
Así,
fue el propio encargado de administrar la represión en
el gobierno de Cristina Fernández quien rebatió,
incluso antes que se produjeran, los tristes intentos de otros
sectores del oficialismo de relativizar los acontecimientos del
7 y 8 de julio como si hubieran sido algo novedoso y nunca visto
en la década precedente. Como si 21 asesinados en la represión
a movilizaciones y manifestaciones desde 2003 fueran resultado
de otra cosa que de una sostenida política de represión,
magistralmente disimulada tras el discurso de la “no represión
de la protesta”.
El ministro
de seguridad de hecho se vanagloria de no necesitar que le indiquen
quién es quién en las protestas porque, como dijo
una fuente oficial reservada por Clarín, no consulta con
ningún otro funcionario antes de actuar, porque Berni “ya
conoce a estos grupos de sus ocho años en el Ministerio
de Desarrollo Social, sabe quiénes son duros y con quiénes
se puede negociar”.
La retahíla
de acusaciones contra los trabajadores movilizados, dirigida a
deslegitimar sus reclamos, incluyó expresiones como “inadaptados
de los partidos de izquierda, con una clara intencionalidad de
generar disturbios y caos”; “...venían cargados
con mochilas con piedras, gomeras, rulemanes, tuercas para generar
el mayor daño posible, el mayor disturbio posible”;
“... querían generar un día de caos”;
“los militantes buscaban agredir a la gendarmería".
No dejó, obviamente, de cargar contra la militancia de
los partidos de izquierda que acompañó a los trabajadores,
ni contra los legisladores y diputados, a los que mandó
a “legislar contra los piquetes en lugar de promocionarlos”.
La misma fuente
oficial no citada, aclaró a Clarín cuál es
una de las preocupaciones del gobierno: “imaginate que un
gendarme le pega de más a una mujer o pasa algo parecido,
y la misma gente que nos felicitaba por el desalojo nos acusa
de violentos”.
Eso fue lo
que sucedió con los que, como el diputado Leonardo Grosso
de la JP Evita y el jefe del CELS Horacio Verbitsky, salieron
desde el propio oficialismo a criticar los que el segundo definió
como “desplazamiento preocupante en la política de
no represión de la protesta social”. De nuevo, “preocupados”
señores, ¿cómo, sino con represión
a la protesta, tenemos más de 5.000 compañeros criminalizados,
centenares de heridos y 21 muertos en movilizaciones en los pasados
10 años?
La respuesta
a la propia tropa díscola, que reclama más “delicadeza”
para que la represión no se note, vino de parte de la presidenta,
por boca de su jefe de gabinete, Jorge Capitanich. El respaldo
a Berni fue total. “La actuación de gendarmería
y policía fue de manera prudente y razonable... Si uno
observa la actuación tanto del secretario de Seguridad
como del Ministerio de Seguridad y si uno observa la actuación
de las fuerzas de seguridad, lo hacen en el marco de un ejercicio
de un protocolo que pretende proteger la vida de los ciudadanos
y el derecho a los ciudadanos. Esa es la estrategia que siempre
ha seguido el gobierno", explicó “Coqui”
a los periodistas. Y, por las dudas, agregó: los cortes
y protestas tienen como fin "generar y propiciar un nivel
de desgaste permanente en la gestión de Gobierno".
Claramente,
los trabajadores organizados por sus derechos no son “ciudadanos”
para el gobierno nacional, y su “protocolo de actuación”
no es otra cosa que la defensa irrestricta de los intereses de
las patronales.
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Córdoba:
Gatillo fácil con mala puntería
El
domingo 6 de julio, durante la madrugada, el Barrio San Vicente
de la ciudad de Córdoba fue escenario de un hecho que sólo
por algo de suerte no concluyó con un nuevo asesinado por
el aparato represivo del Estado. Gastón Liendo, de 17 años,
volvía de bailar con dos amigos a bordo de una camioneta
Renault Traffic, cuando se cruzó con la moto del cabo de
la policía cordobesa Pablo Bordonaro, qué volvía
de hacer adicionales.
Una simple
discusión de tránsito, de esas que se resuelven
con un par de bocinazos y alguna palabra gruesa, cambió
de carácter porque uno de los protagonistas era un policía.
Sacando a relucir su chapa de impunidad, el cabo Bordonaro desenfundó
el arma y persiguió a los tiros a la camioneta, que recibió
7 impactos. Cuando la camioneta se detuvo, el policía pasó
al frente y disparó contra el parabrisa.
Gastón
fue herido en la espalda. El balazo, después de atravesar
la chapa y el asiento, le lesionó un pulmón, el
hígado, el intestino y la vesícula. Sus dos acompañantes
fueron bajados del vehículo a los golpes y tendidos en
el piso.
Por ahora,
El cabo Bordonaro está detenido en la Unidad Penal de Bouwer,
imputado por el delito de lesiones graves, mientras Gastón
se recupera lentamente en el Hospital de Urgencias de la Córdoba
Capital.
Con claridad,
la mamá de Gastón señaló que no se
trata de un hecho aislado ni de un loquito suelto: “Nosotros
queremos que la policía no nos ponga droga en la camioneta
ni que termine armando una escena falsa, como suele hacer, para
proteger al responsable. También queremos que otros chicos
no sean víctimas”.
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Polichorro
santiagueño: nada insólito
Una
chica de 15 años volvía a su casa, en un barrio
de la capital de Santiago del Estero, después de jugar
un partido de pelota al cesto. Un motociclista la interceptó,
la amenazó con un cuchillo y le robó el celular
y una cadenita que llevaba al cuello.
Vecinos que
auxiliaron a la piba dieron rápido aviso, con una precisa
descripción del ladrón. Así, a las pocas
cuadras fue detenido, botín en mano. Ya arrestado, resultó
que el “motochorro” era un “polichorro”:
el cabo Daniel Carrizo, de 31 años.
Nada sorprendente,
dada la frecuencia con la que constatamos la participación
y protagonismo criminal del aparato represivo, a pesar que los
medios, de nuevo, titularon “Insólito”, como
hacen a cada rato, para disimular lo que no tiene remedio.
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Próximas
actividades
Jueves
17 de julio, de 10:30 a 14:00, en Viamonte y Libertad, JORNADA
ARTÍSTICO CULTURAL y RADIO ABIERTA para acompañar
la audiencia en la causa por la represión en la Sala Alberdi.
Convocan RNMA - ENECA- CORREPI.
Viernes 18
de julio, 18:00, en Riobamba y Rivadavia, Congreso, acto a 20
años de la Masacre de la AMIA, convoca APEMIA.
Viernes 18
de julio, 18:30, Salón Consular 2 del Hotel Bauen, presentación
del libro Tiempos Violentos de Editorial Herramienta con participación
de CORREPI.
Jueves 24
de julio, 16:30, en Av. de Mayo y 9 de Julio, concentramos para
movilizar contra la criminalización de la protesta. Convoca
EMVyJ.
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FUENTE:
CORREPI
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Martes, 1 Noviembre, 2016 17:40
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