NOTA
RECOMENDADA
Ante
la lucha originaria, Insfrán acude a la misma solución:
represión
El
gobierno kirchnerista de Gildo Insfrán remarca constantemente
en su accionar que el velo de impunidad de sus fuerzas represoras
es lo que mantiene y contiene los negociados del agro, y ahora
del petróleo, a costa de la sangre originaria. Sea wichi
o sea qom, la represión en el monte formoseño
es sin tapujos, brutal y cruenta.
|
|
NOTA
ESPECIAL
LEAR:
los gendarmes saltarines y los servilletas ponen la mesa
De los hechos
sucedidos durante la última semana brota el espejo de la
coyuntura nacional y la necesidad de una reflexión colectiva.
|
|
CORREPI
en el aire:
El tercer sábado de mes, cada dos meses, a las
16:00, escuchá el espacio de CORREPI en el programa Rebeldes
Stereotipos, por FM La Tribu , FM 88.7, o en www.fmlatribu.com.
Jueves por medio, entre 10:00 y 11:00, escuchá el espacio
de CORREPI en el programa En Otras Palabras, por FM En Tránsito,
FM 93.9, o en
www.fmentransito.org.ar.
Los jueves, alrededor de las 19:00, escuchá
la columna de María del Carmen Verdú en el programa
Aguantando de Pie que conduce, de 18:00 a 20:00, el periodista
Herman Schiller en Radio La Caterva. Seguilo en vivo en fmlacaterva.blogspot.com
o escuchá los programas anteriores enwww.ivoox.com. Teléfono
para mensajes: 4302-1203. Mail: fmlacaterva@gmail.com. |
Página
principal
Mapa
del sitio
|
|
2014
(En
el ENA - Encuentro Nacional Antirrepresivo)
BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 725
|
BOLETÍN
INFORMATIVO Nº 725
Del
4 de agosto del 2014
Por
CORREPI especial para Villa Crespo Digital
23
de agosto del 2014
Sumario:
1.
Cuando el héroe es el villano.
2.
Ante la lucha originaria, Insfrán acude a la misma solución:
represión.
3.
LEAR: los gendarmes saltarines y los servilletas ponen la mesa.
4.
Se viene el juicio al asesino de Jon Camafreitas.
5.
Polichorrosecuestradores.
Cuando
el héroe es el villano
David
Quijano se convirtió, en un paso brevísimo al estrellato,
en el #PolicíaHéroe. Después de que los medios
saturaran todos sus canales con el admirable rescate de tres nenas
de 13, 12 y 4 años que escaparon de una casa en Monte Chingolo
en la que estaban secuestradas, este policía de la bonaerense
sirvió para reforzar la maldita fábula de la vocación
de servicio social de la fuerza. Pero más allá de
los enérgicos aplausos de los espectadores ese buen vecino
que todos conocemos-, una voz se atrevió a romper con el
cerco y gritó lo que nadie quiere oír.
Alejandro
Bordón escribió a través de su red social:
Queridos amigos este ‘héroe’, para que lo conozcan,
es el hijo de mil puta que arruinó mi vida y la de mi familia,
por culpa de este trasnochado pasamos los peores momentos con
todo lo que eso significa (...), por culpa de esta basura estuve
dieciocho meses privado de mi libertad (gran parte en Sierra Chica),
por una causa armada impunemente por él y sus colegas policías,
con complicidad del poder judicial por supuesto, que incluyó
entre otras cosas un ‘plantado’ de arma (...) Éste
es el incapaz que no reconoce a su ¿detenido? en una rueda
de reconocimiento, éste es el idiota que cuando declaró
en el juicio hasta los jueces se rieron y lo peor de todo es que,
por culpa de este ridículo policía bonaerense, un
asesinato quedó impune. Para finalizar les comento que
este ‘héroe’, al igual que los supuestos secuestradores
de las nenas que rescató, practican el Umbanda?.
En
Monte Chingolo, en 2010, habían asesinado -sin robarle
nada- al chofer de la línea 524 Juan Alberto Núñez
mientras iba caminando a buscar el colectivo. El policía
Quijano escuchó el disparo y salió a la calle. Escuchó
que alguien dijo ‘fue uno con buzo blanco’. Alejandro
Bordón llegaba tarde a su trabajo, y corrió para
sacar el boleto para viajar. Tenía puesto un buzo blanco.
El policía le apuntó por atrás con orden
de no moverse. Bordón pensó que era un robo, porque
Quijano nunca se identificó. Lo hizo arrodillar, le pateó
la cabeza y la cara, le sacó los dientes y lo desvaneció.
Pidió refuerzos y se lo llevaron detenido.
Lo
absolvieron el 4 de junio de 2012 por unanimidad en el juicio
oral. Después denunció al policía por torturarlo.
En el juicio se probó que no había ninguna prueba
valedera contra Alejandro.
En
2010, el caso provocó un paro de colectivos fogoneado por
la Unión de Tranviarios Automotor (UTA), que cuestionó
al gobierno de la provincia. Fue instantáneo: el paro se
levantó cuando la policía bonaerense dijo que tenía
el caso resuelto y al culpable detenido. “Lo mío
se hizo político”, dijo Bordón.
Así
está la historia. Una más de policías en
verdadera acción. “Rompí con todo protocolo
policial y judicial. Me llevé a las nenas a mi casa. Tenían
miedo y esperaban órdenes. No sabían jugar. No conocían
el agua caliente”, dijo el caradura, pero no imaginó
que la realidad siempre descubre a la ficción. Y que las
fuerzas represivas jamás protegen al pueblo, ellas están
para defender al Estado y reventarnos para maquillar su imagen.
El Buen Policía es una película demasiado conocida.
|
Ante
la lucha originaria, Insfrán acude a la misma solución:
represión
El
gobierno kirchnerista de Gildo Insfrán remarca constantemente
en su accionar que el velo de impunidad de sus fuerzas represoras
es lo que mantiene y contiene los negociados del agro, y ahora
del petróleo, a costa de la sangre originaria. Sea wichi
o sea qom, la represión en el monte formoseño es
sin tapujos, brutal y cruenta.
El
lunes 28 de julio, la comunidad El Colorado, de la localidad de
Ramón Lista, fue despertada por once vehículos de
la policía provincial con alrededor de 100 efectivos que
llegaron con una orden de allanamiento. Sin darles tiempo a nada,
comenzaron a disparar balas de goma y plomo e irrumpieron en las
viviendas, rompiendo todo a su paso y agrediendo a quién
se les cruzara, sin importar la edad.
El
jefe del operativo Genes, responsable del destacamento El Potrillo,
dispuso la detención del referente wichi Avelino Tejada
y sus hermanos Esteban, Manuel y Ricardo junto a otros dos comuneros,
procedimiento dictado por el juez de Las Lomitas Franciso Orella,
bajo orden del ministro de Gobierno Jorge González.
El
grado de alevosía del ataque queda enmarcado en el cuerpo
de Ricardo, quien por la proximidad de los disparos (su familia
denunció que fueron dos balas de plomo calibre 12) puede
llegar a perder el brazo.
La
comunidad wichi se encontraba reclamando por la usurpación
de su territorio ancestral llevada a cabo por la familia de Pila
Tedin, quienes levantaron un alambrado y se negaban a dejar las
tierras. El terreno en cuestión está localizado
en la zona del oeste formoseño que posee importantes pozos
petrolíferos y la comunidad posee el título de propiedad,
avalado incluso por la propia gobernación de Formosa. Como
con la soja y el monocultivo forestal, la fiebre del petróleo
encandila al kirchnerismo formoseño, reproduce las usurpaciones
y tiñe de violencia y muerte el monte.
De
la sistemática represión, criminalización
y asedio a los originarios que se ponen en pie de lucha ante los
atropellos del gobierno insfranista, no escapan tampoco quienes
deciden solidarizarse.
Al
finalizar el viernes 1º de agosto, doce hombres movilizados
en dos caballos y un vehículo atacaron a los estudiantes
que participaban del acampe organizado por la Secretaría
de Salud y Medio Ambiente de la Federación Universitaria
de Buenos Aires (FUBA) en Las Lomitas, quienes habían participado
de las movilizaciones por los detenidos en la represión
en la comunidad El Colorado y habían documentado la situación
de abandono y miseria a la que están sometidas las comunidades
originarias en donde reina Insfrán desde 1995. Entre los
heridos por cortes y hematomas, se encuentra uno de los líderes
de la comunidad wichi que estaba junto a los estudiantes, al que
le provocaron fracturas en sus brazos.
La
patota que atacó con cadenas y machetes a los jóvenes,
actuó con el objetivo de arrebatar las filmaciones de las
marchas que demuestran en imágenes la denuncia contra el
kirchnerismo formoseño, aunque no lograron conseguirlas.
|
LEAR:
los gendarmes saltarines y los servilletas ponen la mesa
De los hechos
sucedidos durante la última semana brota el espejo de la
coyuntura nacional y la necesidad de una reflexión colectiva.
El martes
29 de julio, mientras el ministro de Economía Axel Kiciloff
viajaba de urgencia a Nueva York para negociar el plazo para el
pago de la deuda externa con los fondos buitre, la Policía
Federal y la Gendarmería Nacional , ambas a cargo del coronel
Sergio Berni, reprimían una vez más a los trabajadores
de la autopartista Lear, que vienen llevando adelante, desde hace
meses, la lucha contra los despidos y las suspensiones que sufren,
en el marco de las luchas desarrolladas durante el último
período y sobre todo en los cordones fabriles de la Zona
Norte del Gran Buenos Aires como respuesta a los 5.000 despidos
y las 18.000 suspensiones en diversas industrias a nivel nacional.
Con un saldo
de decenas de heridos y tres detenidos durante la jornada, el
balance del accionar represivo arroja una diferencia comparativa
-aunque no por eso sorprendente, ni mucho menos- respecto de la
represión de la semana anterior, (el mismo día que
se reprimió a los trabajadores de EMFER-TATSA y el corte
posterior en Callao y Corrientes), en la que vale la pena detenerse:
antes de avanzar las fuerzas represivas, la patota designada por
la dirigencia del SMATA haría lo suyo para "abrir
la cancha". No resulta sorprendente que la burocracia sindical
escolte y acompañe el desarrollo de la represión,
cuando apenas unos días antes los trabajadores de Lear
eran obligados a subirse a micros para ser llevados por la fuerza
a una asamblea ilegítima convocada por el SMATA con el
fin de revocar el mandato de la Comisión Interna de Lear,
reconocida unos meses atrás con el 65% de los votos por
los trabajadores de la fábrica. Menos aún nos sorprende
esta práctica si hacemos historia acerca de la función
que cumple la burocracia en el convenio de clase con la patronal
y el estado como alianza antiobrera que busca garantizar los privilegios
de la hegemonía política y económica. Es
la misma trilogía que mató a Mariano Ferreyra y
garantiza la impunidad de sus responsables hasta la actualidad.
Al día
siguiente, la madrugada en las puertas de la fábrica Lear
amanecía con el apoyo de un gran contingente de trabajadores
de diversas comisiones internas y organizaciones políticas
que nos acercamos a llevar nuestra solidaridad. El despliegue
de la Policía Federal, Gendarmería, tropas de elite,
división de canes, celulares y carros hidrantes era inmenso,
tan grande como la certeza de que, para reprimir, siempre hay
presupuesto.
Cuando se
decidió cortar la Panamericana con una caravana de autos,
el comandante de Gendarmería Juan Alberto López
Torales, en una actuación tan increíble como real,
decidió ¿? una vez que uno de los servicios que
mandaron a infiltrarse en la columna de los trabajadores señalara
a un compañero- arrojarse encima del vehículo y
fingir en el extremo del absurdo que había sido atropellado,
para dar pie a la detención del conductor. Este mismo infiltrado
sería identificado tiempo después, continuada su
labor, sacando fotos en primer plano de los presentes en el corte
al buen estilo Proyecto X, cuando un compañero de prensa
logró distinguirlo, y el servicio ?no bastando el colmo
de la infamia- atinó a robarle su herramienta de trabajo
e intentó decomisarla, guareciéndose en sus filas
de pertenencia. Otra demostración, por más cantatas
y gambetas que quieran anteponer para justificarse, de que el
estado sigue infiltrando servicios de inteligencia en las organizaciones
populares.
Hacia el fin
de la tarde, mientras un compañero seguía detenido,
luego de que el estado hubiera hecho gala del 1.046% de aumento
que durante estos diez años de gobierno se habilitó
al presupuesto en materia de seguridad ¿? el mismo que
sale de la inflación y se niega a la educación,
la salud y la vivienda- se declaraba el default técnico,
que pagaremos junto a la deuda externa los trabajadores y el pueblo.
Todo esto
demuestra que, a la hora de poner la mesa, las prioridades de
los poderosos son las que priman a la orden del día.
|
Se
viene el juicio al asesino de Jon Camafreitas
Yo en esos
momentos tenía el arma en la cintura, con la mano apoyada
en la pistolera, en algún momento la saqué, luego
la tomo, empezó el forcejeo, en un momento se me cae la
pistola, cae al piso, yo estaba de costado forcejeando. Este sujeto
se agacha para tomar el arma, yo intento acercarme al arma para
que no la tome. No recuerdo bien si logró tomarla, no recuerdo
si nos levantamos los dos con el arma en la mano, pero sí
que había un forcejeo, cuando me repongo siento un ¿chasquido?
y ahí se quedó todo. No se si cuando se cayó
el arma al piso se montó, no lo se, sinceramente no se
lo que pudo haber pasado. (?) Recuerdo cuando el arma se cayó
al piso, lo que intenté es recuperarla, porque esta persona
se abalanzó sobre el arma, realmente tuve mucho miedo,
luego pasó lo que le comenté.
Así
justificó, el cabo de la policía federal Martín
Alexis Naredo, de la comisaría 8ª, ante el juez de
instrucción, el fusilamiento de Jon Camafreitas, de 18
años de edad.
El 21 de enero
de 2012, a la 1:30 de la madrugada, el cabo Naredo y el ayudante
Juan Carlos Moreyra llegaron con el móvil 108 a la Av.
Independencia y Sánchez de Loria. Habían escuchado
en la radio policial que en la zona había algún
disturbio. Después se supo que un borracho había
hecho un poco de escándalo en una farmacia. Los policías
vieron a dos chicos, Jon y uno pibe de 16, que doblaban por Sánchez
de Loria hacia México. Iban a su casa, a una cuadra y media
de allí. El patrullero dobló de contramano. ¿Alto,
policía?, gritaron. Los muchachos se frenaron, pegaron
la vuelta y salieron corriendo hacia Independencia.
Moreyra alcanzó
enseguida al pibito de 16 y lo redujo. Naredo arrinconó
a Jon frente al local ubicado en Av. Independencia 3275. Naturalmente,
venía arma en mano, sin seguro, amartillada y con bala
en recámara. Jon se agachó y bajó la cabeza
en un inútil intento de protegerse. Cuando sonó
el tiro, la boca de la pistola 9 mm estaba apoyada sobre la cabeza
de Jon. La bala entró por la nuca.
A pesar de
eso, el juez de instrucción concluyó que no había
mérito para procesar al policía, que quedó
en libertad. La organización y la lucha de la familia de
Jon, con su mamá Delia, sus hermanos, su tía Gladys
y su prima Alejandra (ambas, además, madre y hermana de
Marcelo Sepúlveda, asesinado un mes antes por la bonaerense
en Benavídez) frenaron la inminente impunidad.
Los restos
de pólvora en la gorrita que llevaba puesta Jon, la trayectoria
de arriba hacia abajo del disparo, y la bala incrustada en la
parte inferior de la persiana metálica del local alcanzaron
y sobraron para que el policía fuera procesado por homicidio
simple, aunque no fue bastante el fusilamiento a boca de jarro
para que el fiscal y el juez se animaran al homicidio calificado,
como lo hacemos desde la querella en la que interviene CORREPI.
El 25 de agosto,
a las 10:00, va a empezar el juicio oral contra el policía
Naredo, que sigue libre. A partir de ese día, y hasta el
4 de septiembre, los jueces del Tribunal Oral nº 23, con
sede en Comodoro Py 2002, escucharán a los testigos y a
los peritos, y después de los alegatos tendrán que
dictar sentencia.
Veremos entonces
si se animan ellos a llamar las cosas por su nombre, y lo condenan
a prisión perpetua como reclamaremos, o si, como suelen
hacer los jueces, echan mano de retorcidas y absurdas tesis para
no decirle asesino al asesino, pero, sobre todo, para no reconocer
que el que empuñaba la 9 milímetros esa madrugada
en Balvanera, era el estado argentino.
|
Polichorrosecuestradores
Hace
unos días, una chica de 25 años circulaba con su
auto, un Volkswagen Suran, por en el barrio Monterrey de Presidente
Derqui, en la provincia de Buenos Aires. La interceptaron dos
hombres, que la mantuvieron cautiva por dos horas, hasta que la
liberaron en una zona despoblada de El Palomar.
Hasta ahí,
nada más ni menos- que otro robo de auto con secuestro
express de su dueño, de esos que tanto sirven a la hora
de agitar con la ¿inseguridad? y abren el camino a más
policías con más armas y más poder en los
barrios.
A los pocos
días, la chica pasó por una estación de servicio
en Derqui y vio a dos policías en el bar, bien dispuestos
allí para evitar traumáticos robos como el que ella
padeció. Pero, a pesar del uniforme, los reconoció.
Eran sus secuestradores. Un sargento y un subayudante de la comisaría
3ª de Malvinas Argentinas, ubicada en Pablo Nogués.
Hoy los dos
están imputados por los delitos de robo de automotor, calificado
por el uso de arma de fuego, y privación ilegal de la libertad,
aunque uno de ellos ya fue puesto en libertad. Las fuentes judiciales
reservaron el nombre de ambos, y tampoco informaron cuándo
soltarán al otro, para que siga reprimiendo en horario
de trabajo, y robando en su tiempo libre. Y algunos dicen que
exageramos cuando decimos que inseguridad es la policía
en la calle.
|
FUENTE:
CORREPI
Caracteres:
14.382
|
Martes, 1 Noviembre, 2016 17:48
contador
Usuarios Online
|