ANTE LAS AMENAZAS A LOS MILITANTES DE LA CORREPI
NO
ES LA PRIMERA VEZ
Por Juan
Carlos Cena y Elena Luz González Bazán * MONAREFA
2 de octubre
del 2014
No es
la primera vez, en estos años, que escribimos estos comunicados
para los integrantes de CORREPI, para María del Carmen Verdú,
más específicamente, se han duplicado, parecen moneda
corriente.
Indudablemente,
tener una actitud coherente en la lucha por los derechos humanos de
hoy y de siempre parece una mala palabra para estas democracias enclenques…
saturadas de soberbia, falacias y represiones.
Estos
casi 31 años de democracia no han corregido ni un ápice
estas formas aberrantes de amenazar, castigar y golpear, desaparecer
o asesinar… Jorge Julio López, Silvia Suppo, Luciano Arruga,
los miles de jóvenes y adolescentes fusilados por las fuerzas
de seguridad. La represión en las puertas de fábricas
que despiden a granel sin que a estos gobiernos, tanto nacional como
provinciales o municipales se les mueva un músculo de la cara.
No es
grato decir esto, no es lindo tener que salir a manifestar solidaridad
con quienes soportan las amenazas, es una situación también
conocida por nosotros y repudiada en su momento por tantos otros.
La actitud
de amenaza es cobarde, como la represión contra cuerpos inermes
o sin formas de defensa más que sus manos. Como es parte de la
situación cuando se reciben mensajes amenazantes por los teléfonos,
es una forma clara de decir, te estamos observando.
En una
sociedad donde se han perdido valores sustanciales, donde todo vale,
se sigue mirando al costado ante la injusticia, salvo cuando toca la
puerta… es un contexto social que lleva a la denigración
fenomenal y que abreva en la mediocridad supina…
No nos
podemos engañar… tiene más audiencia una nota chabacana
de la farándula degradada que los millones de niños que
sufren hambre… tiene más recepción un partido de
fútbol o un campeonato mundial que los padecimientos del gatillo
fácil, el hambre de los chicos, la educación malograda,
la salud más que deteriorada o medios de transporte como el ferrocarril
que con dos medidas de juguete ya aparecen aplaudidores locuaces que
nada saben pero que mucho condenan; y en tal sentido, los padeceres
que soportan quienes se levantan con dignidad por la defensa de todos
estos valores que son más importantes que la exhibición
perversa de una riqueza no cosechada por el trabajo sino por la corrupción.
A los
compañeros de CORREPI, como tantas veces, solo decirles que acá
estamos, que somos sus compañeros y que bregamos porque esto
no se repita más… sabemos que es simplemente un deseo…
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